Capitulo 7: Rompiendo la distancia

Leslie comenzó a contar la historia acerca de como empezó todo el dilema que nos trajo hasta aqui. Son más de una década para creer que pasó pero si.

Leslie
(P.O.V)

Ésta historia empieza en Venezuela cuando mi madre tenía veinte años, siempre había sido una muchacha de buen vestir y de una buena familia, cuando esta misma se quiso expandir, fue repartida por todo el mundo. Ella terminó con mi abuela en Mexico donde aprendió el arte de la costura, a los pocos años ella ya sabía coger, hacer vestidos y reparar ropa que los obreros rompían en trabajos fuertes. Pero ansiaba más así que una noche intentó cruzar la frontera. Pero nunca pasó, fue retenida por la migración entonces allí conoció a mi padre, un policía novato puesto allí como principal propósito de entrenamiento en la frontera. Mi padre vio algo en mi esa mujer, la salvó y se enamoraron, para cuatro años más tarde iba a nacer una niña. Esa niña era yo.

Mi madre tenía un pelo hermoso ondulado, su sonrisa era maravillosa, y un extraño brillo en sus ojos pero después de ese día se apagó.

Aún era una niña cuando pasó. Mi padre trabajaba en un caso con un detective. Un día salió pero nunca regresó, en aquel entonces vivíamos en Atlanta y tuvimos que mudarnos a Nueva York. Muchos agentes comenzaron visitarnos desde entonces. En ese momento ocurrieron dos cosas, la situación era tan horrible que decidieron dar por inexistente a mi padre. A mi madre le quitaron su derecho de estar en estados unidos pero seguía estando yo. Así que fui a un instituto y tuve unos tutores legales, ella regresó a Venezuela siendo alejada de mi.

Los años pasaron y la moda comenzó a aparecer a mi vida, primero la costura con mis uniformes, luego pequeños pañuelos, para finalmente empezar con los vestidos. Me gradué al cumplir los 15 años, no tuve fiesta, no tuve baile, no tuve un pastel, sólo una carpeta. Allí estaba el caso de mi padre y la razón por la cual me alejaron de mi madre. El FBI la había enviado de regreso por seguridad del caso. A mi se me había cambiado el apellido a White al igual que mi madre, ademas de eso había un agente vigilando a cada rato si estaba bien.

El archivo permaneció en mi cuidado junto a la foto de mi familia, fui a la universidad, estudié economía y abrí mi empresa de vestidos. En mi fiesta de graduación años después conocí a Astley. Lo usé para tomar prestigio y subir de rango pero dos semanas después me encontraba en su oficina para ir a una cita con él y terminar toda esa estupidez, había un hombre que me podía apoyar mejor y no era tan idiota. Pero me encontré con unos ojos, una extraña timidez y se volvió mi sol. Y junto a ello una extraña vida, donde una vez más alguien salía lastimado y casi siempre era él, incluso liberando mi relación con mi apoyo financiero.

Me quedé con él cuando estuve enamorada, cuando tenía frio, cuando estaba mal, cuando estaba celosa porque alguien más lo veía y cuando el no quería verme, no supe que hacer. Fui chantajeada por mi pasado, Astley sabía todo y buscó la forma de dañarme, y lo hizo a tal punto que destruyó lo único que me quedaba. Mi nombre es Eliana Montoya Mattlock. Llevo el nombre de mis abuela. Ana por mi abuela materna y Elizabeth por mi abuela paterna. Pero todo cambió ese día hace tantos años ahora la única que conozco es a Leslie White. Y el hombre frente a mi que ve mis ojos es mi sol. Patrick Chambler.

Patrick
(P.O.V)

Ante mis ojos ella se desnuda por completo y veo su realidad, su verdadera cara, mantengo el silencio hasta que sin más me levanto.

--¿Tu madre está bien? -Su mirada cambia.

--He hablado muy poco con ella estos días, seguirte el paso no ha sido facíl. -Una punzada de culpa me chocó.

--Lo siento, realmente eres terca, te dije que no quería verte, pero una vez más aquí estamos, en fin, ¿por qué no la traes?.

-- Aquí no hay nada para ella, está cómoda en su tierra, aunque siempre he querido conocer la capital del país.

-- ¿Y porqué no vamos?- Me miró como si estuviera loco.

-- Tienes trabajo, tienes cosas que hacer, no puedo en eso, ademas, no han sido los mejores momentos, es mejor que venga algún día.- Suspiramos y nos vimos a los ojos- Pat, si te hubieras alejado aquel día después del accidente...

--No estaría aquí -Terminé su frase-, no hubiese pasado nada y seguiría en aquel escritorio, pero pasó y ahora estamos aquí, ¿waffles o tostadas?.

--¿No sabes cocinar otra cosa? -Se echó a rie y el animo se me fue al suelo.

--Bueno jodete, me voy a la cama, ya veré que hace la señora que limpia. -Le saco el dedo medio y encamino a la habitación.

--Es una mucama, y ten respeto por ella, por lo menos llama la por su nombre. -Me regaña. Ahora me regañaba la muy tonta.

--Se llama Nancy, le pago bastante dinero para limpiar, cocinar y regar las plantas del jardín, no necesito una gruñona que me regañe por todo lo que digo -Ella abre la boca sorprendida, le saco la lengua y entro a la habitación, vuelvo a acostarme en la cama, percibo un olor extraño cerca mio. Shampoo femenino, gruño molesto. No me gusta. Así empieza, ya se está metiendo en mi vida. Pasos a gran velocidad se acercan. Ay no no. Ella salta a la cama ríe como niña pequeña.

--Tu cama es muy buena, ¿a cuantas mujeres haz metido aquí? -Guardo silencio, es una mala idea responder a semejante estupidez- ¿la cifra pasa del número cincuenta o del número cien?.

--¿Te importa?, ¿te interesa?, dejame responder por ti, no te incumbe. -Resoplo y pongo la almohada en mi cara. ¿Qué hace aquí?.

--Uh, parece que paso los cien, ¿me dejas ser la uno, cero, uno?. -dice provocativamente, la bestia dentro mio rie.

--Son las 7am, ¿quien demonios tiene ganas de coger a ésta hora?.-pregunto con ironía.

--Eres un idiota --Resopla y río.

--Lo siento cariño, llegar a la cama conmigo ya no es tan fácil, como premio de consolación te dejo desayunar y después puedes irte. -El aura cambia dramaticamente, lo siento aire, mierda toqué una fibra sensible.

--Si, eres un maldito idiota -Molesta se levanta y camina a la puerta.

--Bien bien tu ganas, lo siento, no soy de relaciones, fueron estos años, no esperes rosas así de la nada, puedes venir de nuevo y poner mi vida de cabeza Leslie, ésta vida fue hecha para evitarme dramas, no voy a decirte cuantas estuvieron en la cama, tampoco en los hoteles u otro lugar que pienses, Leslie te amo... --¿Qué dije?. La miro y sus ojos se llenan de lagrimas, fue bueno, ¿malo?, ¿qué carajo fue eso?

--¿Me amas?.

Miente

No puedo mente eso sería caer muy bajo de mi parte pero aquí la vemos y vemos una extraña verdad. El poder está en mis manos así que puedo decidirlo, romper su corazón y destruirla. O amarla y quedarme a su lado. No puedo negar que la amo, pero no estoy acostumbrado a esto, a éstas cosas. Necesito tiempo, tiempo que no tengo, tiempo que acabo de echar a la basura por lo idiota que soy. Porque no sé lo que quiero con ella, no sé si amarla, odiarla, sacarla de mi vida, no sé que hacer cuando veo esos ojos en lagrimas cuando dice que me ama, yo no puedo más.

--Si quieres entrar en mi vida Leslie, todo lo que te pertenece es mio, tu empresa, tu dinero, tu ropa...

--Tomalo, tomalo todo pero no te vuelvas a ir -Se arrodilla tomado un collar que lleva puesto, sonrio, me siento victorioso y superior, en un tirón el collar se rompe, de el rueda un pequeño pedazo de metal circular. No puede ser. Mis lagrimas se acumulan en mis ojos y mi mano cubre mi boca, el aire me falta, ¿tan destruido estamos?, ¿estuvo cargando ese anillo desde entonces?, ¿estamos tan rotos para volver?. Intento no gritar pero ambos lloramos, ella llora por desespero a perderme, yo lloro porque estoy haciendo algo malo.

--¡¿Por qué cargabas con esto?! -grito entre lagrimas, siento ira, tristeza, sentimientos y expresarlos se me es dificil.

--¡Por que yo amo a Patrick!, ¡yo te amo! -Asi empieza el clímax de ésta historia. Esta hermosa redención entre dos rotos que no saben cocer intentando hacer una prenda, no es la mejor analogía pero también está la de que siempre hay un roto para un descocido.

El anillo era aquel que le había dado antes de irme, la bestia no hizo otro ruido ese día. Al mes Leslie tuvo que regresar a Nueva York, Astley fue puesto tras las rejas gracias a los agentes del FBI por tener información clasificada de una invesrigación, no sólo eso, se agregaron varios cargos por violencia domestica. Clared me animó en todo el proceso de regresar a ser yo mismo como según decía ella. Así que decidí ir a un psicólogo y una vez más estuve en una silla relatando todo. Las sesiones quedaron latentes pero se me fue asignada una consejera personal. Alexandra.

Leslie y yo nos mantuvimos en contacto y fue difícil hablar con ella porque una parte aun no podía perdonarla y sentir algo de afecto. Pero los meses pasaron y cada vez más nos fuimos uniendo, y seis meses después vivíamos juntos.

--Pat, ¿te comiste de nuevo mi trozo de pastel?. -pregunta mirando la nevera con recelo.

--¿Cual?-Sonrio mientras sigo comiendo trozo pequeños de bizcocho de chocolate- ah este, pues si, obvio, esto es malo para tu figura, pero a mi me queda divino.

--¡Idiota es mio!-Se aproxima a mi me lo quita de la mano, con una sonrisa triunfante me saca la lengua.

--Uy la niña no puede comer sano, bueno, al menos sé que la fresa sigue allí adentro del bizcocho asi que damela -Como esperaba extendió la porción de pastel a mi y luego la acercó a ella.

--No te voy a dar- Suspiro y entonces pasa, muerde el bizcocho, su sonrisa cambia y saca de su boca un anillo de compromiso de oro, tiene una fresa dorada como adorno.

--¡Hey!, encontraste la fresa, Leslie White, ¿quieres casarte conmigo? -Me acerco y tomo su cintura-, no puedo prometer el universo, pero te daré todo el pastel que quieras.

--Acepto -Sus ojos se iluminaron ante mi-, mil y un veces Patrick, acepto.

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