19.
Bielorrusia y Tayikistán solían espiarlo en las mañanas, pero fingía no darse cuenta y seguía aseándose sin apuro.
Era muy ingenuo al creer que las pequeñas se aburrirían y se irían.
—Te falta peinarte —Bielorrusia sonrió y le dio un peine rosado— te presto el mío.
—Gracias... supongo —USA fingió peinarse—. Ahora debes peinarte tú.
—Yo no puedo... Papá lo hace, pero hoy está ocupado y no me peinó, y tampoco a Tayikistán.
USA pudo haber ignorado eso, fingir que estaba ocupado, correr lejos, pero su corazón derretido por la sinceridad de esas niñas le ganó.
—Yo podría... —sonrió nervioso— hacerlo.
—¿Puedes mami?
Suspiró y se frotó el entrecejo.
—Ya qué. Vamos, las voy a peinar.
—¡Sí! —festejaron las dos pequeñas.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top