Cap 14. "Noticias desagradables".
20 de agosto, 2009:
Todo comenzó esa mañana, cuando Wagner estaba sentado en el inodoro leyendo el periódico. «Al buen estilo anciano estándar". Estaba en su momento favorito del día, donde se centraba en deshacer sus males internos. De abrupto, Jessica ingresó al baño largando un cuajo de vómito en su ser frontal.
—¡Mierda, Jessica! ¡¿Qué te pasa?!— gritó exaltado, tirando el periódico a un costado.
—Lo siento, Wag, es que Alex se puso su colonia y me dió mucho asco.
—Okey, entiendo lo que sucede aquí— habló más sereno y apacible.
Wagner, así como estaba; con los pantalones abajo; el cuerpo absolutamente vomitado: caminó medio encuclillado hasta el gabinete del cuarto de baño.
—Aquí está...
Sacó un envoltorio rosa y se lo extendió.
—Tómalo. Yo me bañaré y tú te haces el test.
Cuando escuché la palabra "test" corrí hasta donde ellos se encontraban para corroborar lo que pasaba por mi mente.
—¿Un test de embarazo? ¿Estás loco, Wagner?— expresé desconcertado.
—¡Ni se hagan, conejos! Nunca te ví comprar un forro desde que estamos aquí, ni pedirme ninguno.
—¡Alex! ¡Tu colonia!— advirtió, Jessica, y, antes de poder reaccionar, ya había sido bañado por sus escatológicos vómitos.
Esa misma tarde:
—¡No puedo estar embarazada! ¡Estoy en la universidad! ¡Debo de terminar mis estudios!
Jessica nos estaba pasando los nervios a Wagner y a mí.
—¡Tranquilízate, mujer!— Mi hermano se acercó a su cuñada y la abrazó levantándola del suelo.— ¿Qué mejor que decirles a tu padres que estás con el pendejo de mi hermano, sino anunciándoles que encima estás embarazada?
—Eso no me hace sentir mejor, Wag.
—Lo sé, querida cuñada... Lo sé.— La bajó despacio apoyándola en el sofá—. Escúchame, esto no es el fin del mundo. Ambos son jóvenes; se quieren; no nos va mal económicamente; y además estoy seguro de que Tommy lo concentiría.
Yo no hablaba, estaba absorto por la noticia. No era algo que esperara, y sin embargo, así como con Tommy, a medida que pasaba el tiempo lo fui aceptando. Mis nervios comenzaban con ella, y su estado de ansiedad que propagaba era negativo.
—¿Alex?— Jess llamó mi atención mientras me encontraba en otro universo mental.— Por favor, dime algo.
—¿Qué es lo que deseas, bebé?
Pareció pensar durante horas lo que iba a decir, cuando en realidad fueron segundos.
—Quiero tenerlo, pero antes, vamos a decírselo a mis padres y a Tom luego de la primera ecografía.
—Estoy de acuerdo.— Observé sus facciones cansadas pero aún así hermosas—. Vamos a tener un bebé.— Me alegré incontinente—. Bueno... Yo ya tengo uno, pero ahora nosotros tendremos uno en común.
—Tommy es como un hijo para mí— explicó ella con risueño mirar.
«Realmente me hacía feliz esta chica.»
Sellamos nuestra conexión con un beso; largo, anhelado, dulce... Lo que sentía en ese momento podía ocasionar que realizara hasta las locuras más insólitas solo por ella, así como por Tomás. Estábamos en la cúpide de nuestros sentidos emocionales.
—¡Desprendan sus sopapas, conejos!— habló Wagner, asqueado.
29 de octubre, 2009:
Luego de unas pequeñas complicaciones en el embarazo, acordamos que en la cena de este día haríamos aviso del estado de Jessica, así como el de oficializar nuestra relación en frente de Tom, Mandy y Eddie.
En su casa, la cena nos estaba esperando ya pronta; Amanda había hecho de las suyas. Un banquete digno de una festividad.
Al ingresar, la que nos recibe es mi suegra, «¡Es muy extraño llamarla así!». Olga y Wagner aguardan en la mesa junto con Eds y Tomás. Mi hermano les había dicho que tenía un asunto importante que transmitirles, y por tanto ellos habrían correspondido de esta manera.
—¡Hija mía!— Amanda abraza a su hija afectuosamente—. ¡Estás hermosa! Aunque un poco rellenita.— Pellizcó sus mejillas—. ¡Y sin duda te crecieron los pechos!— Yo reí por lo bajo.
«Si supiera que esos pechos me los como a diario».
—¡Alex! ¡Qué alegría tenerte aquí hijo mío!— Edward me abraza fuertemente. «A éste sí que no me dá para llamarlo suegro»—. Hijita, estás bellísima— rodea a Jessica con sus brazos más delicadamente.
—Muchas gracias, papis.— El estómago de Jessica resonó por el hambre.
—¡Pero qué conveniente, Jessy!— se alegró su madre al escuchar a su hija—. Será mejor que nos unamos con los demás para comer.
Antes de sentarnos, Tommy saltó a nuestros brazos, habría pasado el día entero con Amanda debido a que ingresó mercadería al local, y tanto Wagner como yo estuvimos hasta tarde trabajando.
Tuvimos una cena hermosa, con risas que van y que vienen. El alimento apaciguaba mis nervios; «no podía dejar de pensar en cómo encarar la situación. Temía que Edward cambiara su perspectiva afectiva y me dejara de lado, tal y como lo hizo papá».
—Muy bien, Wagner. ¿Cuál es la noticia que nos traes?— soltó, de repente, Amanda, curiosa.
Me sentía menos incómodo si Wagner comenzaba diciendo unas palabras para amortiguar la situación.
—Bueno, en realidad, ésta noticia no es algo que me pertenezca. Es acerca de mi...— Antes de que pudiese terminar Jessica lo interrumpió para proseguir.
—Soy yo la que tengo que dar una noticia.— Todos la observaron extrañados.
—Muy bien hija, procede— dio lugar Eds a su hija.
«Tengo las bolas encogidas de los nervios».
—Antes que nada, quiero agradecer por todo lo que hicieron por mí como padres...
—Jessica... Habla cariño— cortó Amanda para que no le diera más rodeos al asunto.
—Estoy embarazada.
«¡No, pendeja! ¡Tenías que decirle lo nuestro y luego que estás embarazada!»
Ambos padres quedaron boquiabiertos. Wagner esta vez no rió, sino que más bien quedó expectante ante la reacción adyacente al asunto.
—¡Qué bien, Jessy!— exclamó Tommy cortando con la tensión que se había generado en el ambiente.— ¿Qué será? ¿Niño o niña?
—Aún no lo sé Tom, es muy pequeño.
—¿Es de Luciel?— preguntó su padre. Casi podía jurar que detrás de esa calma fingida quería bajar a madrazos al tipo.
—¡No, papi! Yo estoy en una relació...
—¡¿Con quién?!— interrumpió Mandy sacada de quicio.
—Mamá, déjame terminar— repuso Jess.
—Está bien, hija. La ansiedad nos carcome si nos das una noticia de esa magnitud.
A los presentes les faltaban las palomitas; por sobretodo a mi hermano y a Olga, que miraban expectantes y cínicos. Con una sonrisita que solo al Grinch se le podía comparar.
—El bebé es de Alexander. Queríamos darles la noticia cuando estuviésemos seguros que el bebé está adherido a la placenta.
Silencio intermitente.
—Hija... ¡Felicidades!— expresó Edward entre sollozos, lucía emocionado— Y a tí, Alex... Cuídala, mis hijas y mi mujer son lo más valioso que tengo.
—Más que a nada en el mundo, Eddie.— Fundimos nuestros cuerpos en un abrazo que me hizo recordar al parental, con Héctor, cuando éramos pequeños—. La amo demasiado, Edward.
—Lo sé, Alex... Siempre lo supe.
No respondí, pero sí me emocioné, al punto de querer llorar a borbotones.
—Esto es hermoso— lloraba Amanda.
—¡Esperen un segundo!— interrumpió Tom, confundido— ¿Esto quiere decir que tendré un hermano o hermana?
—Así es Tomás Orín De La Fuente— afirmó Wagner, acariciando el cabello de su sobrino.
—¡No me digas así, tío!— Lució dubitativo un momento.
—¿Qué piensas, hijito?— pregunté—. ¿No quieres un hermanito o hermanita?
—No lo sé, papá, es mucho para procesar. Pero tengo una pregunta que hacerles.— Todos lo observamos atentos—. ¿Yo le cambiaré los pañales?
La tierna y tonta pregunta solo me hizo afirmar que aún tenía un bebé del que hacerme cargo todavía. Reímos y lo abrazamos. No dejaría de lado a Tom por nada en el mundo. Todos mis hijos son mis amores por igual. Así como Jessica ahora ocupaba una parte muy importante en nuestras vidas; mucho más que antes.
7 de noviembre, 2009:
Wagner ingresó a la tienda, exaltado, en el momento que hacíamos el balance con Eddie.
—¿Qué sucede, hijo?— preguntó Edward auxiliándolo.
Parecía que iba a volver a tener un ataque de asma, tal y como cuando era pequeño.
—P-Papá...
—¿Qué hay con él?— pregunté tratando de sonar indiferente.
—Está muriendo, Alex.— Era la segunda vez que veía llorar a mi hermano.
La única vez que lo ví así fue cuando casi muero el día que Eds me rescató. «Historia que contaré más adelante».
»—Por favor, Alex. Tenemos que ir a verlo.
Si bien no dije nada, procedimos a acompañar a mi hermano al hospital donde se alojaba mi padre.
Hacía años que no lo veía, y sentía que ésta no era la manera en la que tendría que hacerlo, puesto que no nos preocupamos el uno por el otro en todo este tiempo.
Estando en el lugar las cosas no mejoraron. Podía sentir el olor a desinfectantes y medicamentos. Enfermeros corrían de un lado para otro; esta situación me recordaba a la madre de Tommy, aquel día...
—¡Alex! ¿Me estás escuchando?— Edward me observaba preocupado—. Luces ido, hijo.
—Sí, es que...
—¡Alex!— Mi hermano salió de la habitación—. Papá quiere hablar contigo.
Suspiré pesadamente, esperando a que todo fuese una jodida broma. No quería enfrentarlo, sabía cómo era su carácter y podría hacer que me sacara de mí. Temía no responder ante mis actos.
Ingresé a la habitación esperando verlo de la forma más deteriorada posible; pero para mi sorpresa no fue así. Lucía más bien risueño cuando me vió. Pareció volverle el color de un segundo al otro. Me observó por unos segundos antes de hablar.
—Hijo...
—Padre.— No deseaba discutir con un moribundo, así que me resigné a complacerlo llamándolo "papá".
—Estás... Eres un hombre, hijo.— De un momento al otro lágrimas muy cargadas de agua salina cayeron de sus ojos; su boca estaba llena de saliva; y su nariz excretaba mucosa—. Eres un hombre, hijo. ¿Cuándo pasó? ¿Por qué me lo perdí?
No respondí para no terminar discutiendo.
»—Estuve mal, muy mal... Cuando conocí a Tommy, no podía creer que fuese tu viva imagen. Lloré a mares. Era tal cual tú cuando eras pequeño... Tan inteligente...
«¿Qué dijo? ¿Conoció a Tommy? Creo que tendré una charla con Wagner cuando todo esto acabe»
»—Fui un mal padre, Alex, y espero que sepas perdonar. Que tu corazón no guarde rencor. Fue mi culpa que tu madre se suicidara. Yo la llevé a eso. Toda esta situación... No se la merecían, eran unos niños tan buenos...
—Gracias por lo de eran.
—No me malinterpretes, Alex. Quise hacer lo mejor posible y todo me salió mal. Jamás debí comenzar a beber. Pero todo tiene sus consecuencias y aquí estoy.
—No quiero seguir hablando de lo que fuiste. Ya no hay remedio para ello— respondí con sequedad.
—Lo sé. Pero jamás me imaginé que terminarías siendo un hombre hecho y derecho. Con trabajo y familia. Con esa edad...
—¿Algo más que quieras decirme? Yo sé que Wagner querrá tener estos últimos momentos contigo más de lo que yo lo tendré jamás.— No podía dejar de escupir mierda por mi boca, sentía que quería devolverle todo el dolor emocional que él me produjo.
—No, hijo, ¿Eddie se encuentra con ustedes?
—Sí, ¿quieres que lo llame?
—No aún. Me enteré que estás con Jessica. ¿Cómo lo tomó él?
—Pues... Bastante bien, la verdad. ¿Por qué lo preguntas?
—Bueno, además de que él solía decir que el que se metiera con sus hijas lo mataba, hay algo que debes saber sobre mi Eddie.— Traté de no lucir alterado, sabía que había algo gordo detrás de todo esto. Mi padre, cuando me advertía de algo, era porque tenía que ser muy groso el tema. De otra manera no me hablaba.
—Al grano, papá.
—Nosotros... Nosotros éramos asesinos a sueldo.
«¿Pero qué verga?»
»—Edward era el que hacía el trabajo pesado, tú sabes a lo que me refiero, en cambio yo estaba destinado a lavar todo tipo de evidencias. En una de nuestras misiones conocimos a Amanda y a tu madre. Eran primas, pasaban todo el tiempo juntas. La cuestión es que Eds mató al padre de tu madre y yo limpié la evidencia. Una vez te tuvo a tí, en una de nuestras discusiones, yo solté, (sin querer), que nosotros habríamos asesinado a tu abuelo. Ese fue el comienzo de su depresión y posterior... Tú sabes...
«¡Esperen un puto segundo! Que mamá y Amanda son ¡¿qué?! ¡Vergación!».
»—Es por eso que me resultó extraño que Eddie consintiera lo suyo.
—De igual manera, no es que seamos familiares directos— traté de justificarme y no pensar en lo perverso de la situación.
—No, por supuesto. Pero debías de saber cuál era el secreto que acarrea tu suegro, y que, además, es una advertencia para que no juegues con el corazón de Jessica.
—No te preocupes, padre. No soy esa clase de hombre.
—Lo sé, y tengo bien sabido que has cuidado de Tommy como yo jamás lo hice contigo.
—No seré igual a tí, padre.
—Lo sé. Y eso me deja tranquilo. Pero, hay otra cosa que debes saber.
—¿Qué?
Pareció analizar mi semblante irritado.
—Nada. Creo que eso le corresponde a Eddie decirte.
Lo miré extrañado y él cerro los ojos para descansar.
Esa fue la última vez que lo vi.
8 de diciembre, 2009:
Último examen de Jessica. Si lograba aprobar ingresaría al próximo año de la carra que cursaba.
En conjunto a Wagner y Olga esperamos fuera del instituto. Ansiosos y con una pancarta hecha por Amanda, con la leyenda: ¡Felicidades, Jessy! ¡Te lo mereces!
Tres horas habíamos esperado y Olga ya se estaba impacientando.
—Esta chiquilla... Es extraño que duren tanto en un exámen.
—No lo es, Olguita. Extraño es que tengas ese culo, que uses minifalda y que no se te vea nada— expresó Wagner con matiz burlona.
—¡Eres un idiota, Wag! Hablo en serio, ni siquiera me ha mandado ningún mensaje.
—Iré a preguntar por ella— hablé decidido.
Al ingresar al instituto, pregunté a una recepcionista por Jessica y ésta consultó en el ordenador.
—No tengo registro de que haya ingresado al exámen, señor.
—¿Qué? Por favor, verifique nuevamente. Nosotros la dejamos en la puerta de la universidad.
—No, señor, aquí no hay nada. Pero si desea puedo consultar en los salones.
—Sí, por favor.
Demoró como media hora hasta que apareció nuevamente.
—Señor, ella ni siquiera se registró para el examen. Los profesores dicen que es una alumna destacada y les pareció extraño que no la hayan visto.
Tomé mi celular para llamar a mi hermano. Sentía que algo no andaba bien. Ella estaba embarazada, y si le sucedía algo la hospitalizarían, pero nadie parece saber nada de ella.
—Wagner, necesito que vengas. Jessica no se registró para el exámen. No entró al salón. Nadie sabe nada de ella.
—¿Qué verga, Alex? ¿Me estás tomando el pelo?
—¡No, infeliz! ¡No entiendo qué está pasando pero debemos averiguarlo!
Horas pasaron y nadie en la universidad parecía haberla visto; ningún conserje; ningún profesor; el portero; ni siquiera la guardia de la universidad.
—Alex, no desesperes, de seguro hay alguna explicación para esto.— Olga trataba de consolarme, pero la desesperación me estaba ganando.
—Necesitamos avisarle a tus padres— expresé temblando.
—Está bien, pero cálmate. Me da la sensación se que te va a dar un ataque.
Llamó una; dos; tres veces y nada.
—Qué extraño. Por lo general papá contesta. Voy a probar con mamá.
De nuevo, lo mismo y nada.
—Okey, ya me estoy empezando a preocupar— dijo Olga, con tensión en su rostro.
Wagner venía corriendo desde la otra esquina del campus, agitado, con el celular en la mano.
—Vamos al hospital.
—¿Por qué? ¿Qué pasó?— pregunté con inquietud.
—Encontraron a Jessica, está en muy mal estado.
«No entendía que mierda estaba pasando, pero la angustia me dominaba».
★★★★★
¿Qué pedo?
Se preguntarán, ¿qué está pasando?
Yo también, :v.
La verdad es que viene a hacer un par de preguntas a mis lectores.
¿Qué personaje les gusta más?
¿Qué piensan de Alex?
¿Qué personajes les gustaría que participaran más?
¿Cómo llegaron aquí?
¿Cómo te describirías en 3 palabras?
Todo esto viene con un par de extras sobre curiosidades sobre la historia, pero que omito por no ser esenciales a la hora de constituirla:
★ Jessica no siempre estuvo enamorada de Alex; antes de los 13 le gustaba Wagner, por ser más carismático. Éste siempre le brindaba la atención que Alex no le daba.
★ Edward no es lo que parece: Más allá de que Eddie, parece un hombre bastante pacífico, tiene un secreto muy bien guardado que iremos descurbriendo a medida que avanza el siguiente capítulo.
★ Alexander tocaba el violín de pequeño: Su madre era compositora antes de desposarse con Héctor. Su sueño era ver a su pequeño hijo convertirse en un gran violinista cuando creciera.
★ El amigo de Alex, Luca, envidiaba a Wagner: Éste solía decir que el hermano de Alex sólo obtenía las chicas por el tamaño de su miembro, pero que no sabía cómo utilizarla.
★ Wagner era un niño con sobrepeso: Esto le atribuyó problemas de autoestima en la niñez, que prodominó hasta su preadolescencia, cuando el Mariscal de Campo del instituto Mid, le ofertó que utilizara una de las tácticas del Street Fighter (videojuego que solía jugar en su infancia) en el Campo de juego.
★ Wagner no puede vivir sin Alex: El sentimiento de culpa por no haber encontrado el cuerpo de su madre antes que Alex le provoca sentimientos encontrados que trata de resolver a lo largo de la historia ayudado a Alex en cualquier problema que se meta.
★ Olga estuvo embarazada de Wagner pero tuvo un aborto espontáneo; si bien ambos no lo esperaban se iban a hacer responsables de sus actos, cuando, un día, Olga tuvo un accidente de auto yendo al cumpleaños de su mejor amiga. Wagner no pudo con ello y nunca volvió a formalizar su relación con Olga.
★ Alexander estuvo con 34 mujeres antes que Jessica: Decíase de sí mismo que era un mujeriego sin compromisos.
★ Amanda era prostituta: No es un tema del que le guste hablar, pero Eddie la ha sacado de más de un embrollo.
★ Alexandra, la madre de Wag y Alex, originalmente estaba enamorada de Edward: Héctor le parecía demasiado tímido y cobarde.
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