Aquel frío día Natsuki se permitió descansar de más. Ese día su madre estaría en casa y no tendría que preocuparse por su hermanito, al menos no por hoy...

No sabía cuando tiempo durmió, y es que su sueño era tan hermoso como para ser verdad que se permitió dormí de más, así que cuando sus ojos se abrieron cansadamente lo único que pudo vislumbrar es la claridad de la noche.

No Se sintió extrañado en lo absoluto, su madre solía dejarlo dormir todo el día con la condición de que al día contrario despertara temprano e hiciera sus deberes.

Natsuki amaba a su madre, pues este jamás le trataba como si fuera nada.

—Por favor, Giyuu-San, Me habías prometido que jamás lo volverías a hacer.

Natsuki voltea su cuerpo, Somnoliento ante los pasos en el pasillo.

—¡No te metas!, ¡Está sigue siendo mí vida!

Un suave manotazo hizo que el azabache finalmente abriera sus ojos, solamente apta escuchar silencio seguido de unos suaves pasos, Más amables.

—Giyuu-San, ¿Estás así porque debemos ir al casamiento de tu padre?

El pequeño Natsuki desvío su mirada entonces a su pequeño hermanito, Quien dormía sobre los pies de su cama. No era algo de extrañar cuando sus padres discutían, Así que podía deducir que es lo que sus padres estaban haciendo.

—¡Mí padre me matara!, ¿Tu que sabes al respecto?, ¡Yo nunca quise tener hijos!

El aire se detuvo de repente, algo melancólico.

—Giyuu-San, Vayamos a la habitación, Porfavor. Apenas puedes mantenerte de pie...

De repente unos quejidos se escucharon...

—¡No me digas que hacer!, ¡Si no fuera por ti yo hubiera tenido una mejor vida!, ¡Si no fuera por ti yo...!

....entonces le fue seguido un suave llanto, Casi imperceptible.

—Shhh...Shhhh...Vamos a dormir, Giyuu-San hoy hizo un buen trabajo.

Entonces los pasos siguieron hasta perderse en la nada.

Dejando al pequeño Natsuki pensativo mientras se acomodaba a lado de su hermanito y lo abrazaba suavemente.

El no entendía, los problemas de los adultos.

Continuará