Ya había pasado un mes desde que te fuiste a Suecia y no me habías llamado ni una sola vez.

Estaba preocupadísimo y sólo obtenía información de ti gracias a Yugyeom y Jaebum, quienes me respondían las llamadas incluso al primer tono; no como tú que hasta las desviabas, porque sí, me daba cuenta.

Sentía que había hecho algo malo como para que hubieses comenzado a ignorarme de esa manera. Incluso había llegado a pensar que te habías enterado de mi asqueroso enamoramiento hacia ti.

Y ese pensamiento se instaló en mi cabeza como un tatuaje.

Ni siquiera tenía ganas de comer; el sólo hecho de pensar que sabías que te amaba me enfermaba, porque por eso me ignorabas, ¿verdad? Porque ya lo sabías...

Ya no salía de casa, ni siquiera iba a estudiar por miedo a que los demás también lo supieran. Mis amigos me llamaban preocupados a ver si estaba enfermo.

¿Y sabes qué es lo peor?

Que sí, había comenzado a enfermarme.