17. ✨Celos | pt. 2 ~ Luxie✨

Dedicado a :

Lusuzu

Pixie :

¿En serio no se cansa?

Tomo entre mis manos el ramo de rosas que acabo de encontrar afuera de mi casa, son rosas hechas de papel, como aquella que me entrego hace mucho tiempo.

Que recuerdos.

Increíblemente, estás rosas tienen su aroma, lo siento a pocos centímetros de mi nariz, ese perfume está presente en ellas. Sin embargo, no puedo volver atrás, no puedo perdonar...

Aún me duele. Duele demasiado.

Hago lo mismo de siempre, botar ese ramo al basurero. Será lo mejor.

En eso un mensaje llega a mi celular, lo abro y de inmediato sé quién es.

<<Pixie, ya estoy de camino a tu casa, ¿Estás ahí?>> Informa Jandino adicionando un emoji de carita feliz.

<<Si, puedes venir en cualquier momento, no voy a salir en toda la tarde>> escribo y luego me adentro a la casa.

<<Excelente, te veo luego>>

[...]

—Muchas gracias por venderme tu consola de videojuegos— dice el ecuatoriano en cuanto salimos a la acera.

—De nada— coloco mi mano en su hombro —esa consola me trae malos recuerdos....

Mis ojos se nublan de tan solo recordar los bellos momentos que pase al lado de esta consola y de Luan, solíamos jugar casi todas las tardes después de mi trabajo, comíamos palomitas y a veces nos quedabamos dormidos en el sofá.

Cómo extraño tenerlo conmigo.

Me duele recordar cómo todo terminó, no lo niego, aún lo quiero, pero sin dudas mi corazón herido tarda en sanar y no quiere verlo, mucho menos con ella.

—Lo sé muy bien— dice Jandino y abraza la caja del aparato electrónico. Se ve que quiere mucho a esa consola y le dará un mejor uso.

Estoy por despedirme de él cuando un sonido extraño llama nuestra atención, el contenedor gigante de basura suena sin más motivo, como si alguien le hubiese propinado un golpe. Parpadeo varias veces al ver un mechón de cabello castaño sobresalir al costado del contenedor; hay alguien escondiéndose atrás.

—¿Tú también lo escuchaste?— cuestiono arrugando las cejas.

—Si, probablemente sea algún gato indefenso— Jandino le quita importancia a lo que digo.

Asiento y decido pasta por alto aquellla imagen. Sin embargo, al cabo de unos segundos veo de nuevo ese mechón castaño.

Mis sospechas están por demás. Es él.

Luan está espiándonos desde atrás contenedor de basura.

—Bueno...— balbuceo sin dejar de observar hacia el contenedor.

Sé que Luan está ahí, viéndome desde la distancia.

¿Por qué hace eso?

Y es ahí cuando menos lo presiento, el castaño muestra sus tristes ojos conectando conmigo. No pierde el tiempo y se levanta apoyándose a la pared mientras cruza sus brazos con mucha dureza.

—Al parecer Luan sigue insistiendo— murmura el ecuatoriano mirándome —debería dejarlos solos, quizás aún puedan solucionar sus problemas.

—¡No!— grito colocando mis manos para frenar sus palabras.

Sigo sintiendo la mirada de Luan sobre mi, está atento viendo cada movimiento que hago, no sé si la maldita idea que tengo en mi cabeza sea la correcta, pero es la más rápida en este momento, necesito sacar a Luan de mi mente y también de mi corazón.

—¿Prometes perdonarme luego?—

Jandino me mira confundido, sus manos sostienen la caja y se aferra a ella, tal vez piensa que quiero quitarle la consola.

No es así, lo que voy a hacer es mucho peor.

—¿Por qué...

Ya es muy tarde para su reacción, mis labios opacan sus palabras silenciando cualquier tipo de monólogo. Me mantengo quieta con la manos en su rostro mientras el ecuatoriano no responde a mi beso.

Observo por el rabillo de mi ojo como Luan nos mira turbado, sus ojos se ven llorosos y hasta aquí puedo sentir la tensión que emana de su cuerpo.

Sé que me arrepentiré de esto.

—¿Me estás usando?— reclama un Jandino bastante indignado, al alejarse completamente de mis labios —eres mi amiga y esto no está bien, no me gusta ser usado por nadie—

—Lo siento— susurro procurando que el castaño no nos escuche —solo sígueme la corriente por unos segundos más.

Tomo una de sus manos entre la mía y la aprieto, me acerco más y le doy un beso en la mejilla. Tengo que hacer todo esto para que Luan finalmente entienda que no debo volver con él, que me hace daño tan solo verlo.

—Él ya se fue— susurra y se aparta de mi —espero no lo vuelvas a hacer— me advierte y luego se marcha.

Jandino es un amigo muy comprensivo.

Cuando finalmente desaparece se mi vista decido volver a mi casa, sin embargo siento como una mano me sujeta del brazo obligandome a girar hacia él.

—¡¿Qué-qué haces?!— balbuceo sorprendida.

Luan me mira con la mandíbula tensa, sus ojos se instauran en mi como si quisiera decime mil cosas con tan solos una mirada fría.

—La verdadera pregunta es ¡¿Qué demonios hiciste?!— grita dolido.

—No puedes reclamarme nada, soy una mujer libre— susurro mientras trato de librarme de su agarre, es imposible.

—No te mientas a ti misma— siento su respiración cerca mío, está alterado —Sabias que te estaba mirando por eso lo hiciste.

Lo empujo con todas mis fuerzas. No puede ser que estemos discutiendo en plena vía pública.

—No importa cuál haya sido el motivo— suspiro —no puedes opinar nada, no soy de tu propiedad—

Giro y me dirijo a la puerta, abro con rapidez y me adentro, el castaño se impone entre la puerta y no me deja cerrarla.

—¡Vete!—

—¡No me voy a ir hasta que hablemos!—

Y empuja con más fuerza la puerta, finalmente entra y la cierra.

Sus ojos de tono marrón me toman desprevenida, mirándome fijamente como si lo demás no importara. Me voy alejando lentamente debido a su acercamiento, sus pasos son cada vez más rápidos y me obligan a retroceder con más velocidad hasta quedar atrapada entre la pared y su cuerpo.

Coloca ambos brazos a mis costados.

—No voy a caer Luan, es inútil— farfullo intentando empujarlo con mis manos en su pecho.

—Y yo tampoco me voy a rendir, duende 160— susurra bajando sus labios a mi oído.

Aquello estremece mi cuerpo.

—Alejate, no quiero volver contigo ¿Acaso no lo entiendes?— digo con desesperación, el aliento me falta.

—Lo único que entiendo es que tú corazón no quiere soltarme— bajo las manos al escuchar eso.

Luan comienza un recorrido con su mano desde la punta de mis dedos hasta mi pecho, tocando la parte en dónde se encuentra mi corazón.

—Tu eres el que no me suelta, entiéndelo, me haces daño— digo casi en un hilo de voz.

El rostro del brasileño cambia, su expresión grotesca se transforma en una llena de culpa, está llorando.

—¿Sabes qué también me hiciste daño hoy?— relame sus labios —ver como te besabas con otra persona no fue nada agradable, y ahora entiendo lo horrible que se siente.

Mi pecho se estruja y los latidos son constantes, siento unas ganas inmensas de llorar pero no puedo mostrarme vulnerable.

No de nuevo.

—El karma duele, pero te lo mereces— busco la forma de alejarme, Luan me tiene acorralada.

—Jussara se fue hace unos días.

Me paralizo al oír eso, trato de fingir que no me importa en lo más mínimo aunque no es así, me importa demasiado la vida de esa brasileña con aires de grandeza.

Ella arruinó mi relación.

—¿Y eso a mi qué me importa?— lo agarro desprevenido y aparto de mi corriendo hacia mi habitación.

Escucho los gritos de Luan mientras me sigue a toda prisa, alcanzó el pomo de la puerta y entro. Sin embargo, él consigue entrar con fuerza.

¿Ahora qué hago?

—Pixie...

Me subo a la cama y alzo un par de almohadas a modo de defensa. Luan me mira extrañado y hasta algo burlesco ante mi acción, debo confesarlo, infantil.

—¡No te me acerques! ¡O voy a gritar!— amenazo y me tapo con las almohadas de color blanco.

Con mis ojos casi ocultos puedo ver desde una pequeña abertura como él suspira exasperado, frota las manos en su sien y en movimiento rápido se sube a la cama.

—¡Ayu...

—¡¿Puedes escucharme por un segundo?!— grita.

Sus manos me sujetan los hombros firmemente, con las almohadas en medio de nosotros, siento su mirada dura sobre mi y está vez no puedo objetar nada.

Me quedo muda.

—¿Por qué no me crees?— parpadea entre un largo suspiro —¿Alguna vez te he dado motivos para que desconfíes de mi? ¿Acaso te engañe con alguien antes?

—Jussara.

—Jussara es mi ex, estaba obsesionada conmigo pero le dejé muy en claro mis sentimientos hacia vos— sus pupilas se humedecen.

—¿Y el beso?— aún dudo la veracidad de sus palabras.

—El beso fue un mal impulso por parte de ella, vos solo viste una parte de la historia— suelta sus manos de mis hombros y los posiciona en mi cintura acercandome.

Quita las almohadas que nos separan y sonríe con ternura.

—¿Me crees?— dice al notar mi profundo silencio.

—Yo...

—Esta vez, prometo dejarte libre si dices que no quieres volver a verme— su semblante se vuelve serio —me iré lejos, y no te molestaré más.

Mi corazón salta ante esa eminente posibilidad, el solo pensamiento me aterra y deja una sensación de vacío enorme en mi ser.

Reclamo mis labios, no hay dudas ni tampoco quiero tenerlas, sigo estúpidamente enamorada de Luan. Él despierta todo en mi, desde lo más dulce hasta lo más amargo.

—Yo te quiero a mi lado.

El brasileño abre los ojos y sonríe con alegría, no tarda en abrazarme y unir su cuerpo al mío, hundiendo su rostro en mi cuello.

—¡Te amo, te amo, te amo, te amo con todas mis fuerzas!— dice con rapidez, sus ojos están llenos de emoción.

—Yo tambien te amo— me acerco y beso sus labios.

—¿No crees que deberíamos bajar de la cama?— dice él entre mis labios.

—¿Qué insinuas?— alzo una ceja, divertida.

—Malpensada.

Eso no me importa y sigo besándolo, ahora sé que pase lo que pase, no podré alejarme de él.

Porque lo amo demasiado.

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Holis!!! Bueno aquí la segunda parte Luxie que pidieron, les agradeceria mucho si me dan su voto y comentan que les pareció.☺️👌

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