Reina Malvada
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Eras hija de sirvientes del reino del rey George. Tus padres se enamoraron de jóvenes sirviendo para el rey y a los años de tener su relación en secreto te concebieron; cuando se enteraron de ello el rey tuvo un momento de piedad y los dejo tenerte con la condición de que te dedicarías el resto de tu vida al igual que tus padres a servirles.
Y desde pequeña sirves a la familia real, siempre esforzandote después de saber lo que han sacrificado tus padres para tenerte. No era la mejor vida pero al menos tenían un hogar y a tus seres queridos contigo.
En las labores del día te encargabas de ir a comprar varios alimentos a pueblos cercanos al reino, pues éste no se encontraba en el mejor de sus momentos. Al vivir en el castillo los rumores llegaban a tus oídos más fácilmente, y habías escuchado que el rey y el príncipe harían un trato con otro reino para reconstruir su economía.
En eso mismo pensabas de camino de regreso al reino después de comprar lo que te habían ordenado. Notaste que todos en ese pueblo, o al menos eso es lo que percibiste, estaban nerviosos. No sabías cuál era la razón pero esperabas que nada le sucediera a esas personas, eran muy amables.
El escandaloso ruido de unos caballos cerca del camino en el que te encontrabas te asustó, te apartaste y giraste a la dirección del ruido.
« ¿Esos son... caballos reales? » Pensaste mirando como iban frenando el paso mientras se aproximaban a donde estabas.
Quedaste paralizada sin saber qué hacer, sabías a quién le pertenecían esos caballos y no significaba nada bueno.
Te sobresaltaste cuando la puerta del carruaje fue abierto abrultamente, saliendo de allí la Reina Malvada.
Lo que sabías de ella era lo que contaban en el reino de donde venías, osea lo básico; Es viuda y busca a la ladrona Blanca Nieves para asesinarla.
De inmediato te inclinaste ante ella.
— Majestad.
Si algo habías aprendido sirviendo para la realeza fue tenerles el mayor respeto, no importaba si eran los mayores monstruos que pudieses conocer.
— Una sirvienta con modales, eso ya no se ve mucho últimamente. Me gusta. —comento deduciendo que eras tal cosa por tu vestimenta. — Levántate, querida.
Obedeciste a lo que dijo.
— Dime cuál es tu nombre y a quién sirves.
— _____ y sirvo la familia real del Rey George, su majestad. —contestaste inmediatamente.
— Debe ser cierto que su reino está en la quiebra para mandar a sus sirvientes a comprar comida a pueblos pobres de mi reino. —dijo examinandote con la mirada y una sonrisa, cosa que te puso nerviosa pero mantuviste una expresión neutral. — ¿Qué me dirías si te propusiera una vida mejor que la de una inmunda sirvienta?
Te quedaste callada al no saber qué responder, su pregunta te había tomado por sorpresa.
— Responde. —ordenó rígidamente.
— No entiendo de que habla, majestad... —respondiste nerviosa.
— Necesito que alguien con tus características busque un objeto mágico para mi, es muy sencillo y si lo consigues te pagaré muy bien... he incluso, te permitiré quedarte en mi castillo. ¿Qué dices?
Tu mente se quedó en blanco. Esa propuesta era demasiado buena para ser verdad. Tragaste saliva sabiendo que no podías aceptarla, y no solo porque la misma Reina Malvada te lo propusiera con la posibilidad de que no cumpla su parte.
— Ahm, dejar esta vida es el sueño de cualquiera que este en mi posición, pero no puedo aceptarlo, su majestad...
— ¿Ah si? ¿y porqué?
— Mis padres y yo debemos servirles a la familia real el resto de nuestras vidas, porque si no lo hacemos nos asesinaran. —explicaste. — Estamos en deuda con ellos.
— Por supuesto, y si no cumplen esa deuda los asesinaran. Puras tonterías de ese imbécil de George, ¿porqué no me sorprende? —rodeó los ojos. — Ahora mismo podrías dejar todo eso con la propuesta que te hice. —dijo con una sonrisa.
— Lo lamento pero no podré aceptarla mi reina, no puedo abandonar a mi familia. —sentenciaste sin quitar esa expresión neutral. Sabías que probablemente terminarías muerta por negarte hacer algo que la Reina Malvada quería.
La reina te observó con molestia; ¿cómo una simple sirvienta se atrevía a rechazar su propuesta? Sus palabras eran ciertas; cualquiera en su posición la aceptaría, pero ella no lo hizo por su familia.
Te entendía un poco en ese aspecto; pese a lo mala que fue su madre con ella, tenía a su padre y por él haría lo que sea.
— Ya veo que solo bajé para perder el tiempo con una tonta sirvienta. —espetó mirándote molesta. — En ese caso que tu familia y tú sigan disfrutando de esa sucia vida.
Fue lo último que te dijo antes de regresar a su carruaje y ordenarle a los guardias seguir su camino.
Suspiraste aliviada cuando se fueron de tu vista.
Sobreviviste, lo que no te esperabas ni un poco, y al menos seguirías viviendo un poco más para llevarle comida a tus padres.
[...]
No pasó mucho tiempo desde entonces pero tú ya habías olvidado ese percance que tuviste la Reina Malvada. Mientras que tú continuabas tu vida como sirvienta.
El reino del Rey George había pasado por muchas cosas; Gracias al príncipe fue que su economía se restauró, pero no todo era color de rosa pues éste se negaba a casarse con la princesa del reino del Rey Midas ya que se había enamorado de la fugitiva Blanca Nieves, y el rey no estaba muy feliz con eso.
— Espero que el príncipe encuentre su felicidad. —le hablaste a tu madre, las dos se encontraban en el patio quitando la ropa que pasaron horas lavando de los tendederos ahora que estaban secos. — Él siempre fue grosero pero este último tiempo ha sido muy amable con nosotros, ¿porqué será?
— El amor cambia a las personas. —contestó tu madre con una sonrisa, la cual se te contagió.
Por otro lado, el príncipe "James" no la estaba pasando bien. Estaba a punto de ser ejecutado pero antes de que eso pasará llegó alguien a su rescate.
— Siento no haberme anunciado. —camino con una sonrisa hacía el rey.
— Regina...—habló con sorpresa. — ¿Qué deseas?
— Lo que quiero es al hombre que simula ser tu hijo. Y estoy dispuesta a pagar las riquezas que Midas te haya propuesto a cambio.
— ¿Y qué vas hacerle? —preguntó mientras unos guardias se llevaban al príncipe.
— Oh, te prometo que sufrirá, mucho más que en esta simple y veloz guillotina.
— ¿Cómo? —cuestionó al mismo tiempo en el que los guardián traían al príncipe con ellos.
— Pensaba usarlo en la destrucción de su única amada... Pensaba usarlo para matar a Blanca Nieves. —contestó con una sonrisa.
Los gritos del joven príncipe no fueron de esperar mientras se lo llevaban. Regina estaba por irse pero se detuvo y se giró a ver al rey nuevamente.
— También... me llevaré a otras personas.
El rey la observó con confusión.
— ¿A quienes?
La reina no respondió y solo sonrió.
(...)
Tu madre, tú y otras muchachas que eran sirvientas también, ayudaban a meter la ropa para guardarla en las alcobas reales.
Guardaste la ropa que te indicó tu madre en la alcoba del principe, cuando terminaste volviste a la cocina donde estaba ella. Escuchaste gritos así que corriste de inmediato allí sin saber que ocurría.
— ¡_____, huye! —tu madre te gritó al ser apresada por los guardias reales.
Retrocediste asustada, y fue peor cuando un guardia te tomó de los hombros y te sacó de allí junto a tu madre. Las llevó hasta la entrada del castillo, donde esperaba tu padre.
— ¿Estás bien, padre? —preguntaste preocupada.
— Sí, tranquila hija. —respondió abrazándote a ti y a tu madre.
Tenías miedo, ¿acaso el Rey George los iba asesinar? Nunca incumplieron sus reglas, siempre fueron fieles a la familia real.
— Debo decir que ha sido un placer tener a unos empleados tan eficientes como ustedes. —escucharon al rey hablar al acercarse a ellos. — Espero que les sean de tanta utilidad a la reina como lo fueron conmigo.
— ¿A la reina? —cuestionaste confundida.
— Así es, querida. —ella hizo acto de presencia y se acercó a ustedes. A ti te miró con una sonrisa. — ¿Lista para dejar la vida de una inmunda sirvienta?
— ¿Q-Qué? ¿de qué habla...?
— Ahora que tú y tu familia son de mi propiedad no puedes negarte hacer lo que te ordené, pero eso ya lo hablaremos en mi castillo. —te observó observó por última vez antes de indicarle a sus guardias que se los llevarán al carruaje junto al príncipe.
No pusieron resistencia y acataron sus órdenes mientras tus padres te llenaban de preguntas sobre a qué se refería.
Tenía razón; Ya no habría manera de negarse a lo que quería, así que lo que sea que quisiese debías conseguirlo...
Con suerte su vida mejoraría si lo lograbas.
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aaa
Por si no quedó claro: La reina quería a rayis para conseguir algo mágico que solo alguien como ella (ejem, sirvienta, ejem) podría.
Algo así como lo que hizo con Hansel y Gretel en la temporada 1¿? xd
Creo que solo había que aclarar así que voi.
Grasias por leer, baaai ❤️❤️❤️
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