Killian Jones

*•.───── ❣ ─────.•*

Abriste los ojos con dificultad, permaneciste inmóvil unos segundos hasta que hiciste una mueca cuando sentiste un dolor en tu espalda, debido a eso te levantaste con lentitud y lo único que miraste a tu alrededor era bosque.

Tocaste tu cabeza cuando sentiste un dolor intenso, diste unos pasos hacía atrás y te asustaste cuando sentiste una presión por todo tu cuerpo. Cuando diste la vuelta observaste que un pueblo, cerca de ti había un letrero que decía "Bienvenidos a Storybrooke".

No recordabas qué era ese lugar, y de hecho no recordabas nada: Ni como habías llegado ahí, ni tu propio nombre...

No tenías otra opción así que te dirigiste a esa ciudad en busca de ayuda, al ser un lugar desconocido para ti sentiste miedo de lo que te fueras a encontrar.

Estando ahí notaste que era un pueblo pequeño, lleno de comercios en su centro, tampoco había mucha gente afuera y eso te ponía nerviosa, pero se veía como un suburbio normal.

Llegaste hasta una tienda de un tal "Mr Gold", de ahí salió un hombre alto que se te quedó viendo.

— ¿______?—preguntó sorprendido.

Tú volteaste pensando que le hablaba a alguien más pero solo estabas tú.

— ¡______, todos te hemos estado buscando!—se aproximó a ti y te dio un abrazo, lo que te hizo quedar inmóvil. — ¿Qué te pasó? ¿dónde estabas? ¿te hizo algo-.

— No sé quién eres, perdón. —te disculpaste nerviosa alejandote de él. — ¿Quién es ______?

— ¿Qué? ¿de qué hablas? Tú eres ______ y yo soy, Neal. —contestó confundido. Pero cuando pensó en que podría estar pensando su expresión cambió a una de preocupación. — ______, ¿qué es lo último que recuerdas?

— N-No recuerdo nada, aparecí a las afueras del pueblo y no sé que me pasó... Ah, ¿dices que me llamó ______? ¿entonces nos conocemos?

Lo que temía se había hecho realidad, habías pasado el límite del pueblo y perdiste la memoria.

O más bien alguien te hizo cruzar.

— Sí, somos amigos. Todos están preocupados desde que desapareciste esa mañana, alguien te debió secuestrar y hacer que perdieras la memoria. —trato de explicar con delicadeza. No podía darte detalles como que quién hizo eso tenía magia, y básicamente la verdad de lo que era Storybrooke.

— ¿¡Q-Qué!? ¿¡P-Porqué alguien haría eso!?—cuestionaste asustada.

Okey, tal vez debió evitar esa parte también.

— ______, confía en mí y déjame llevarte con los demás, estarán aliviados de que estés bien. —lo observaste dudosa. — Por favor, jamás te haría daño porque eres importante para mí, tú me has... ayudado mucho.

— No lo recuerdo, pero está bien, no tengo a donde ir así que te creeré...—respondiste dudosa.

Neal te guió hasta una cafetería, antes de entrar te pidió que esperaras un momento afuera para explicarles a todos lo que te había pasado.

Te sentías tensa y con miedo. Alguien se había tomado la molestia de secuestrarte para que perdieras la memoria, no debías agradarle ni un poco a esa persona, y lo que menos querías ahora era un enemigo.

No pasaron ni dos minutos cuando te asustó como alguien abrió la puerta del establecimiento con fuerza. Salió un hombre con apariencia de pirata y un gancho remplazando una de sus manos.

Su vista viajó hacía ti, pudiste ver como sus ojos brillaron mientras sonreía.

Fue abrazarte con tal fuerza que te hizo levantar del suelo. Evidentemente ese contacto te puso incómoda y nerviosa, pero empeoró cuando éste te susurró un "Mi amor".

— ¡Súelteme!—gritaste, con tus manos lo alejaste de ti he hiciste que te bajará. — No se me acerque por favor. —pediste dando unos pasos hacía atrás.

— ______, ¿qué sucede...?—preguntó con la voz rota. Tus palabras le habían roto el corazón.

Neal volvió con él y le dijo algo mientras veías que más personas salían del lugar y te observaban preocupados.

— ______, ¿no me recuerdas?—se te acercó a ti, ésta vez siendo más cuidadoso.

— No, lo lamento...

Ese brillo y esa sonrisa con la que te observó cuando te vio se había ido, ahora solo había tristeza pues su amada estaba a salvo como tanto deseó, pero sin recordar nada, ni siquiera a él.

(...)

Dentro de la cafetería de la abuela los héroes hablaban sobre qué harían al respecto, mientras que tú estabas en una mesa alejada de ellos comiendo algo.

Un niño se te había acercado con un libro diciéndote que te contaría tu historial, pero una mujer de cabello negro que parecía ser su madre se lo llevó de ahí para no abrumarte.

Neal, Killian junto a los demás acordaron que sería mejor no decirte por el momento en lo que buscaban la manera de recuperar tu memoria. Cuando pensaron en cómo ayudarte a la mente de todos llegó Gold y Bella, que ésta última había perdido la memoria a causa de la misma razón que tú y había sido capaz de recuperarla, ellos tenían la solución.

— Escucha Garfio, lo mejor será que no seas tan efusivo con ella, sobre todo después de lo que pasó cuando se vieron. —aconsejó Regina al ver que éste no había dejado de verla.

— Quiero hablar con ella, pero sé que no podrá recordarme y me mirará de la misma forma en la que lo hizo cuando me rechazó...—confesó dolido.

— Hay que ir hablar con papá y Bella, así encontraremos una solución rápido mientras ustedes se encargan del asunto de quién hizo esto. —dijo en voz baja cuidando de que no escucharás.

— No, por lo que dijiste ella te tuvo confianza, así que mejor quédate en lo que yo voy con tu padre. —propuso viéndote por última vez, antes de que aceptarán su idea y éste saliera de la cafetería.

Una vez afuera comenzó a caminar sacando de su chaqueta una pequeña cajita que tenía un anillo, el cual planeaba darte desde hace mucho.

Y lo haría, recuperarías la memoria y de eso estaba seguro porque él mismo se encargaría de que eso sucediera.

(...)

Killian entró a la tienda de antigüedades cerrando la puerta con fuerza, causando que todas las cosas ahí se movieran.

— Tú siempre tan cuidadoso y elegante. —escuchó una voz salir de la parte de atrás. — Dime, ¿qué honor tenemos mi tienda y yo de recibirte?—cuestionó Gold con sarcasmo al llegar al mostrador.

— ______ ya apareció. —comenzó a hablar acercándose a él.

— Asumo que algo malo pasó, sino no tendrías esa cara de muerto y vendrías aquí para pedirme algo.

— Perdió la memoria, él la debió secuestrar y llevar al límite del pueblo para que perdiera la memoria. —explicó cuidando de no perder los estribos.

— ¿Qué no se les ocurrió que eso podría pasar cuando se dieron cuenta que desapareció?

— No creímos que él sabía que si cruzabamos el límite perdíamos la memoria, ¿de acuerdo?—suspiró y se preparó para lo que diría. — Escucha, sé que le sucedió lo mismo a Bella, por eso quiero saber como conseguiste que recuperará su memoria para que ______ lo haga también.

Una vez dijo aquello hubo un momento de silencio entre ambos hombres, después de unos segundos incómodos Gold lo rompió soltando una carcajada.

— Nunca he creído en esa estupidez del karma, pero ahora mismo... es tan hermosa. —continúo riendo. — Si de verdad crees que te ayudaré después de que debido a ti Bella perdió la memoria, y no solo eso, si no también la heriste... Creo que eres más imbécil de lo que creí. Así que largo porque yo no te hago favores, pirata. —espetó entre dientes.

— ¡Eres un maldito infeliz!—exclamó con furia mientras lo sujetaba con fuerza de su traje. — ¡No estás dispuesto ayudar a quién salvó la vida de tu hijo! ¡De no ser por ______ Baelfire hubiese muerto!

— Es una heroína, ¿no? Es lo que ellos hacen, no le debo ningún favor. —contestó sin ningún remordimiento.

El pirata cegado por su furia le dio un puñetazo en el rostro sabiendo que no le causaría ningún daño, pero sacaría sus ansias de querer golpearlo.

— Te dejaré pasar por alto esto, pero si quieres volver a ver a tu amada te recomiendo irte de una vez. —amenazó tocando la parte golpeada.

Killian sabía que no conseguiría nada más de él así que se fue de ahí más que furioso que antes. Siempre le sorprendía lo egoísta y malnacido que podía llegar a ser el cocodrilo.

Con Bella en el bosque encantado sin poder comunicarse con ella, era imposible saber como ______ podría recuperar su memoria.

[...]

Una mujer rubia llamada Emma te preguntó si querías ir a descansar, tú te negaste puesto a que agradecias que fuesen tan amables contigo, en ese momento tenías un montón de preocupaciones como para dormir.

— Deberías descansar, no es bueno que te estreses de más. —aconsejó Neal sentándose frente a ti.

— Me piden algo imposible...—murmuraste bebiendo del café que la abuelita te preparó. — No quiero ser un problema para ustedes, pero quiero saber qué pasa y cómo ayudar...

— No eres un problema, ______. Como te dije, todos estamos felices de que estés bien, a pesar de no recordarnos. Y es normal que quieras saber, pero... por el momento es mejor que no lo hagas, hasta que puedas recordar todo.

— Es por la persona que me secuestro, ¿no?—Neal asintió. Suspiraste decidiendo dejar las cosas así por ese momento. — Dijiste que te ayude mucho, ¿a qué te refieras con eso?—cambiaste de tema.

— Bueno, tú... Tú me salvaste la vida. —contestó con una sonrisa.

— ¿Cómo? ¿eras drogadicto y yo te ayude a dejarlo? ¿o eras alcohólico?—interrogaste confusa, logrando sacarle una carcajada.

— No, no, yo hablo más en el sentido literal. —aclaró. — Sin ti no hubiese podido estar con ellos. —volteó a ver a la rubia y al niño de antes, abriste la boca sorprendida. — Pero es una historia muy complicada, solo tienes que saber que por eso estoy agradecido, también lo están los demás del pueblo por lo mucho que los has ayudado.

Observaste a quienes estaban en el establecimiento y bajaste la mirada.

« ¿Podré ayudarlos estando en esta condición también? »

— Ese tipo, el que antes me abrazo...

— Son pareja, sí. —contestó pensando que eso preguntarías.

— Iba a decir que me da miedo. —soltaste una risa, él se unió a las risas. — Neal...—lo llamaste, éste te miró expectante esperando a que hablarás. — Creo que... Creo que si necesito descansar. —sonreíste como pudiste.

El mayor le pidió ayuda a Ruby para que te llevará a los departamentos de la abuelita a descansar, ya que en tu estado no querrías ir a la casa donde vivías con Killian.

Un rato después el mencionado volvería a la cafetería.

— ¿Qué pasó?—preguntaron en cuanto llegó.

— ¿Ustedes qué creen? No quiso ayudar. —contestó con enojo.

— No puede ser, iré hablar con él. —dijo Neal pero fue detenido por el pelinegro.

— No servirá de nada, dijo no importarle que ______ haya perdido la memoria. Es un idiota. —espetó con rabia. — ¿Dónde está?—preguntó al no verla por ningún lado.

— Ruby la llevó a descansar. —respondió Emma. — Escuchen, Neal y yo volveremos con Gold he intentaremos que nos ayude, si no tendremos que usar otras tácticas.

— ¿Robo?—interrogó Regina.

— Es nuestra especialidad. —contestó bajo para que su hijo no escuchará. — Ustedes encarguense del otro asunto, no creo que hacer que ______ perdiera la memoria sea lo único que tenía planeado él para ella.

Todos se pusieron de acuerdo para ello, y antes de que la pareja de esposos se fuera del lugar el pirata le preguntó algo a Neal.

— ¿Hablaste con ella? ¿cómo está? ¿te... dijo algo de mí?

— Está bien, solo sigue aturdida y asustada. Y sí, me habló de ti. —Killian sonrió un poco. — Dijo que le dabas miedo.

Esa sonrisa se borró.

— ¿Eso dijo...?

— Sí, exactamente igual a como se conocieron, ¿no?—soltó una risa. Se despidió y se fue de ahí junto a Emma.

Volvió a sonreír.

Debía hablar contigo lo antes posible.

[...]

Saliste del baño después de secar tu cabello, te bañaste luego de tener una pequeña siesta. Te había sentado bien descansar un poco, ya estabas más calmada y hablarías con Neal y los demás para que te contarán la verdad.

Sabías que no querían abrumarte pero merecías saberlo, y ya no podías con la duda y el temor de no saber qué te sucedió.

« Me pregunto dónde estará mi familia... o si tendré una »

Muchas preguntas sin respuestas.

— ______, ¿podemos hablar?—escuchaste una voz detrás tuya una vez saliste para ir a la cafetería.

Volteaste y era el tipo que te abrazo efusivamente.

— Ah, claro...—respondiste insegura.

— No lo recuerdas, pero mi nombre es Killian Jones y somos...

— Pareja, lo sé. —completaste lo que diría. — Eh, estuve pensando y quiero disculparte por como reaccioné cuando nos vimos, tú solo estabas feliz de verme y lo que dije te debió hacer sentir mal. —dijo apenada.

El más alto se sentía impresionado, incluso sin memoria seguían siendo una persona maravillosa que se preocupaba por los sentimientos de los demás.

De la que se enamoró.

— Estoy feliz de que estés bien. —sonrió. — Pero para no incomodarte, me alejare de ti hasta que recuperes la memoria.

— ¿Qué? No quiero que te alejes, mis recuerdos y mis sentimientos no son los mismos, pero no quisiera que te alejaras siendo importante para ti. Además, no me incómodas... aunque me das algo de miedo. —reíste.

— Si tú me lo pides lo haré. —sonrió divertido. A su mente llegó la cajita con el anillo que tenía en su chaqueta, quería dártelo pero si lo hacía solo conseguiría asustarte.

— Si no es molestia, ¿podrías hablarme sobre mí y cómo nos conocimos? Quiero saber si tengo familia y más aspectos de mi vida.

Lo medito por unos segundos pero acabó aceptando, obviamente ibas a tener curiosidad por tu vida y su relación.

Te lo contaría, omitiendo varios detalles por supuesto.

Días después seguirías manteniendo una cercanía con Killian, él te ayudaba a sobrepasar todo y te contaba cosas acerca de tu vida, al menos lo esencial.

Él era un auténtico caballero contigo, también adorable y sensible. Y por lo que te contó sobre cómo se habían conocido y enamorado suponías que te enamoraste de él por esas razones.

También te diste cuenta que Killian era alguien celoso porque sentía celos de que pasarás tanto tiempo con Neal, se supone que es tu mejor amigo así que no sabías si sentía celos desde antes. Ahora los sentía por temor a perderte, porque eras libre de dejarlo al no sentir lo mismo que él.

A pesar de todo seguían siendo pareja después de todo, idea que ahora no te molestaba para nada.

Los dos salían de la cafetería de la abuelita para tomar aire y dar un paseo. Ya afuera sentiste una brisa de viento que te hizo temblar y abrazarte a ti misma en busca de calor.

En cuanto Killian vio esto se quitó su chaqueta y te la puso, un pequeño rubor apareció en tus mejillas por tal detalle.

— N-No es necesario, te dará frío a ti. —dijiste tímidamente.

— Estoy bien, prefiero que tú no pases frío. —te sonrió seguro.

Sonreíste nerviosa y susurraste un agradecimiento mientras te acomodabas la chaqueta, al hacerlo sentirte algo guardado en un bolsillo interno, lo tomaste y era una pequeña cajita.

— ¿Eh? ¿qué es esto?

— Es... algo que te iba a dar. —contestó apenado y a la vez triste. La agarró y la abrió, adentro tenía un hermoso anillo.

— ¿Tú ibas...?—balbuceaste avergonzada. — Lo siento tanto, Killian... Estoy segura que hubiese dicho que si, como ahora mismo lo haría.

Cuando te miró con una sonrisa coqueta te diste cuenta de lo que dijiste haciéndote sonrojar.

Bueno, también te sonrojo lo guapo que se veía, eso ni como negarlo.

— ¿Ya no te doy miedo?—preguntó coqueto.

— Solo a veces. —respondiste riendo, pero aún apenada. — Me gustaría poder recordar...—soltaste con nostalgia.

Él te observó con tristeza, sabía como te sentías porque quería exactamente lo mismo. Se agachó a tu altura y te abrazo.

— Nada hará que deje de amarte, aún si no me recuerdas yo seguiré amándote por siempre. —expresó sin dejar de abrazarte.

Abriste los ojos mientras tu rostro se tornaba más rojo.

Y tú con o sin memoria caerías por él.

Pero tú recuperarías tu memoria, ya no te importaba nada más que hacerlo para recordar tu vida y al que estabas segura que era amor de tu vida.

(...)

Ese día habías recibido una carta a tu departamento que decía que quería verte en el puente de Storybooke.

Te emocionaste porque pensaste que era de Killian, que quería verte para pedirte algo importante, por eso mismo planeabas ir antes para ver al señor Gold.

Te habías enterado por a Henry que a su esposa le pasó lo mismo que a ti y consiguió recuperar la memoria gracias a su ayuda, Killian le pidió por eso mismo que lo ayudara pero se negó y también se negó a su propio hijo.

Así que dependería de ti.

Cuando entraste a la tienda sentiste una rara sensación, ya te había pasado antes, pero esta era como un mal presentimiento.

— Oh. —pronunció el dueño de la tienda acercándose al mostrador al ver que habías entrado. — Que sorpresa verte por aquí.

— Usted ya me conoce. —dijiste acercándote, pero más que una afirmación sonó a una pregunta.

— Por supuesto, pero tú a mí no me conoces. Así que dime, ¿a qué se debe su visita?

— Creo que es bastante obvio, ¿no?—levantaste una ceja.

El mayor te observó con una sonrisa y rió.

— Perdiste la memoria, pero sigues siendo tú. Es una lástima lo que te pasó, pero te entiendo porque también mi propia familia me ha traicionado y es-.

— Sé que Killian y Neal intentaron convencerlo de que me ayudará porque usted puede ayudarme a recuperar la memoria pero se negó. —hablaste directa al no entender lo que había dicho. — ¿Usted fue el que hizo que la perdiera en primer lugar...?—te atreviste a preguntar.

— ¿Por qué piensas eso?—interrogó divertido.

— Porque parece que me odia...

— Odio a muchas personas, pero tú no eres una de ellas, querida. Así que lo lamento, pero no fui yo quién te hizo eso, fue alguien peor.

Tragaste saliva.

— ¿Entonces porqué no me quiso ayudar...?

— Mi ayuda solo es para quienes me importan, o en este caso, para quienes les debo un favor. —lo miraste confundida. — ¿Quieres mi ayuda?—asentiste dudosa de su repentina pregunta. — Entonces toma, agrégalo a algo y bebelo. —apareció una botella con un líquido y fingió sacarlo de su saco para no asustarte por su magia.

— ¿Qué...? No entiendo. —balbuceaste aceptandola.

— Salvaste la vida de mi hijo, y desde entonces estoy en deuda contigo. —a su mente llegó el recuerdo de él volviendo a ver a su hijo eufórico y agradeciéndote por salvarle la vida. — De la única forma en la que iba ayudarte era si tú me lo pedías, así funcionan mis favores. Aunque no ayudar a ese pirata fue a propósito porque lo odio. —sonrió. — Mientras que mi hijo no tuvo mucho éxito intentando robarme...

— Okey, tengo varios conflictos y dudas con todo lo que dijo, pero me quejare después. Por ahora, ¡muchas gracias!—agradeciste emocionada. Miraste tu reloj y te percataste que era tarde para verte con Killian. — ¡Ya me tengo que ir! Yo... ¿no tendrá una botella de agua?—preguntaste al no tener donde beber lo que te dio.

Gold rodeó los ojos.

Sí, seguías siendo la misma.

(...)

Te apresuraste a llegar al puente a la hora exacta, querías beber el líquido cuando te encontrarás con Killian para sorprenderla, pero no viste a nadie en el lugar.

« Se le debió hacer tarde »

Eso debía ser.

Miraste la botella de agua.

Sería una mejor sorpresa ya recordar todo, ¡por supuesto! Y sería divertido hacerle una broma al respecto.

Bebiste del agua.

Mientras lo hacías observaste que del otro lado del puente había aparecido una niebla de color negro que reveló a un hombre con una sonrisa siniestra.

Escupiste lo último que quedaba de agua.

« ¿¡Qué me dio el anciano!? »

Tiraste la botella y te diste vuelta para huir, pero sentiste como una fuerza te impedía moverte, esta misma te levantó del suelo y te acercó hacía aquél hombre.

— ¿¡Qué sucede!? ¿¡q-quién eres!?

— ¿No puedes recordarme? Oh cierto, perdiste la memoria. —dijo con burla, lo observaste sin entender. — Mala suerte, hermanita.

Abriste los ojos en grande.

"Es una lástima lo que te pasó, pero te entiendo porque también mi propia familia me ha traicionado"

Ya lo entendías.

—¿H-Hermano? ¿¡eres mi hermano!?—éste rió burlándose de ti. — ¿¡Porqué me haces esto!? ¿¡qué te hice!?

Dejo de reír para mirarte con furia.

« No debí preguntar »

— ¿Qué me hiciste? Fácil hermana, robarme todo: ¡La vida, a nuestra familia y a la magia que por derecho me correspondía a mí!—gritó furioso lanzadote lejos de ahí.

Cubriste con tus brazos tu cabeza para que no le pasara nada por la dura caída que tendrías, solamente tu espalda resultó dañada, ya entendías como había hecho que pasaras el límite de la ciudad.

No te podías levantar por el dolor.

Había mucho que procesar: Tenías un hermano que tenía magia, fue gracias a él lo que te pasó y para rematar quería asesinarte.

Tú solamente querías ver a Killian con la memoria recuperada.

Que hablando de ella: Te comenzó a doler la cabeza, mirabas todo borroso así que cerraste los ojos, fue cuando tus recuerdos comenzaban a volver.

— Quería que sufrieras pero no importa lo que haga todos siempre amarán a la "perfecta ______", si tan solo vieran que no eres más que una maldita bastarda. Pero eso acabó, porque te mataré ahora mismo. Espero que te hayas divertido embobandote de nuevo con tu enamorado. —monólogo acercándose a ti, pero a ver que no respondías y parecías ignorarlo se irritó. — ¿¡Qué estás haciendo!?—se agachó a la altura que estabas en el suelo.

Volteaste a verlo, te giraste para darle una patada con ambos pies en el rostro.

— ¡AGHHH! ¿¡QUÉ DEMONIOS!?—se quejó dando unos pasos hacía atrás, te observó furioso.

Te levántaste luego de guardar algo en tu bolsillo, y sin sentir dolor alguno. Tus recuerdos y magia habían vuelto.

— Alexander. —lo llamaste y éste hizo una mueca porque recuperaste la memoria. — ¿Qué te ofreció Hades para hacer esto?

— No sé de que hablas...—murmuró.

— Borrar mi memoria una y otra vez no te servirá de nada, ¿sabes? No funcionaba cuando éramos niños y menos ahora, por eso nuestros padres siempre te castigaban.

— ¡Cállate, cállate! ¡Todo es tu culpa! ¡El trono pudo ser mío de no ser por ti!

— ¡Eso sucedió hace más de treinta años, por favor! Yo ni siquiera lo quería, solo pasó porque tú no eras digno cuando empezaste hacer tratos con Hades. Todo fue culpa de las decisiones que tomaste, y ahora la magia oscura te corrompe, hermano...

El odio en su mirada crecía cada vez más.

— ¿Dices que borrar tu memoria no servirá de nada? ¿¡Qué tal si lo hago una última vez antes de matarte!?

No te opusiste a que te llevará ahí porque sabías que lo volvería hacer.

Los celos y envidia que tenía tu hermano fueron algo con lo que siempre tuviste que vivir desde que de pequeños solías destacar más que él llevándote a ser la preferida para el trono en el reino donde vivían. Y claro, a ser él el mayor y de sentirse humillado de que seas mejor no tomaba muy bien aquello.

Por eso cuando encontró un hechizo para borrar la memoria lo uso varias veces en ti, siempre terminaba siendo descubierto por sus padres. Eso te pudo causar un daño a largo plazo, pero al ser un personaje de cuento de hadas estabas protegida.

Eso lo llevo hacer pactos con el rey del inframundo, Hades, para ser poderoso hasta unirse a él y aceptar su magia oscura cuando fuiste elegida para gobernar, porque se te concedió una magia poderosa con la que cuidarías tu reino.

Después llegaría el hechizo de la Reina Malvada que pondría en pausa por muchos años su rivalidad, hasta que regresó cuando el tiempo dejo de estar congelado. Tiempo después tu reino se deshilo permitiéndote venir a Storybooke cuando Regina y los demás volvieron al Bosque Encantado a causa del hechizo de Peter Pan, donde conociste a Killian.

Ahora debías luchar para volver a verlo con tu memoria recuperada y casarte con él.

Para eso tenías un plan.

Una vez ahí intentó volver a empujarte fuera del límite, pero no contaba con que utilizarás de nuevo tu magia. Con ella apareciste una daga y se la lanzaste sin mucho éxito porque logró esquivarla, llevándose una pequeña cortada en su mejilla derecha.

Te acercaste a él y lo amenazaste con una espada en su cuello para que no se moviera.

— Con eso no me detendrás... Te mataré y tu magia será mía, hermanita.

— Lo harás, pero eso no hará que dejes de sentirte mi sombra, hermano. —contestaste con tristeza. — No tenemos que seguir con eso.

— Sí, sí tenemos. Es tan fácil para ti decirlo teniendo una gran vida, pero ya no hay nada para mí. —mascullo entre dientes.

— No, no la tengo, porque siempre estaré preocupada por lo único que queda de mi familia. Tú siempre fuiste alguien importante para mí, así que por favor, Alexander...—le extendiste la mano.

— Sigues fingiendo ser buena y perfecta incluso conmigo, pero no funciona. —quemó la espalda con un ademán. — Nunca funcionó.

— Y yo nunca fingí. —lo tomaste de la mano.

Abriste los brazos y lo atrajiste a ti para abrazarlo, o más bien atraparlo. Y te acercaste para empujarlo.

— Grave error. —murmuró al saber lo que querías hacer.

Hizo que lo soltaras y uso tu plan en tu contra para empujarte a ti, pero no se dio cuenta que al tomarlo de la mano apareciste una soga y amarraste ambos manos. Así que cuando te empujó él fue contigo, saliendo ambos del límite.

Cayeron al suelo bruscamente mientras sentían un presión se apoderó de sus cuerpos: Habían perdido la memoria.

Pasaron unos segundos para que los dos reaccionaran y se levantarán un poco para ver en dónde estaban.

— ¿Quién eres tú?—preguntó éste viéndote, después se miró a si mismo. — ¿Y qué estoy usando?—estaba usando una capucha.

— No lo sé...—respondiste confusa.

Te levantaste del suelo y observaste a tu alrededor, te asustó no ver más que bosque y no recordar nada.

— ¿Tienes un teléfono?—preguntaste buscando en tus bolsillos.

— ¿Un qué?—se levantó también.

Sacaste de tu bolsillo una hoja doblada, la abriste y adentro había instrucciones escritas por ti.

— ¿Qué dice?

— No lo sé, dice que vaya a un lugar en el pueblo pero no hay nada. Solo son tonterías. —arrugaste la hoja y la aventaste hacía la derecha, pero desapareció.

— ¿Qué... demonios?—frunció el ceño.

— Eso mismo me pregunto...

Ambos caminaron hacía esa dirección y pasaron el límite, sintieron la misma presión y vieron como aparecía un pueblo de la nada, literalmente.

— No puede ser... ¡Qué genial ilusión!—exclamó emocionado.

Tú quedaste anonada, si esto era real significaba que...

Levantaste la hoja y la volviste abrir.

Debías ir con un tal Señor Gold, y pedirle ayuda con tu memoria, pero que el otro tipo con quien estabas no debía acompañarte.

No sabías porqué, pero el que lo del pueblo fuese real te decía que esa nota escrita por ti misma también lo era.

(...)

Killian te buscaba por todos lados, no te había visto en todo el día y temió lo peor no te encontró en tu habitación. Pensó que tu hermano te había vuelto a secuestrar y por eso fue al límite de la ciudad pero no te encontró.

¿Él no habrá...?

No, no podía ser.

— ¡Killian!

Una voz lo llamó, una preciosa voz.

Tu voz.

— ¿______?—giró a tu dirección y al verte sonrió sintiendo sus ojos cristalizarse. Corrió hacía ti para abrazarte como la primera vez. — Tú...—miró detrás de ti a tu hermano y de inmediato se puso en alerta, te cargó detrás de él para protegerte. — ¿Qué haces aquí?

— ¿También tienes novio? ¿solo yo perdí el tiempo o qué?—preguntó confuso.

— Ah, Alexander, ¿podrías dejarnos un momento a solas?—sonreíste poniendo tus manos en los hombros de tu novio para calmarlo.

Éste te obedeció sintiéndose incómodo por como Killian le habló.

— Está bien, perdió la memoria. —le dijiste haciendo que te soltara. — Tuvimos un enfrentamiento y me llevó a las afueras cuando me lo encontré.

— ¿Recuperaste la memoria...?—preguntó sorprendido.

— Sí, la recuperé cuando me lo encontré. Después la volví perder porque los dos cruzamos, pero tenía un plan de respaldo; Me escribí una carta para ir con Gold para recuperarla. —explicaste.

— ¿Pero cómo? Él no quiso-.

— Ayudarme, lo sé. Solo iba hacerlo si yo misma se lo pedía, ridículo, ¿no?—reíste.

— Yo solo estoy feliz de que estés bien y de vuelta, mi amor. —colocó tus manos en tus mejillas y te besó, para profundizarlo imitaste su acción. — Te extrañé tanto, cariño. —expresó cuando se se pararon, sin alejarse en uno al otro.

— No te vas a deshacer tan fácil de mí. —volviste a reír.

— Lamento no haberte cuidado, si no recuperabas la memoria y tu magia no quiero ni imaginar que te hubiese pasado.

— Todo está bien ahora. Solo fui porque me mandó una carta que decía que me viera con él allí, yo fui pensando que eras tú, y fue cuando pasó todo.

— ¿Y por qué creíste eso?

— Porque pensé que me pedirías algo así como ser pareja, aunque ya lo fueramos, pero ésta vez conmigo sin memoria. Me empecé a enamorar de ti y cuando vi el anillo... me emocioné.

— Nunca te has podido resistir a mi encanto. —te guiñó el ojo. — Y hablando del anillo...—sacó la cajita y la abrió. — ¿Es necesario que haga la pregunta?

— Sólo ponme ese anillo de una vez. —contestaste resistiendo las lágrimas.

Cuando lo hizo no aguantaste y lo volviste a besar mientras lo abrazabas. Tu hermano que había salido de su escondite para escuchar todo no pudo evitar aplaudir.

— Creo que quién no perdió el tiempo fuiste tú, ______. —comentó divertido.

Killian te observó con una ceja alzada.

— Ya veremos que hacer por él, por ahora disfrutemos el momento, mi amor.

— Como tú digas, señorita Jones. —te sonrió.

*•.───── ❣ ─────.•*

Holaaa!

Ya les debía un os de Killian desde hace mucho, justo apenas se me ocurrió la idea hace más de un mes, y por fin pude hacerlo!

No sé porque no pensé antes en esta idea, es similar a la de Jefferson pero con otros detalles obvios y no tanto como rayita teniendo su propia historia.

Perdón si es muy cliché o tonta pero a mí si me gustó jaja, y como veía que querían quise agregarla aquí uwu

Rayita salvandole la vida Neal se me hizo un bonito detalle, también el que él estuviera vivo jsjs. Además, ella siendo re poderosa aparte de una reina fueron cosas que decidí añadir para su historia original y que algún día haría con rayita, osi

Espero que les haya gustado y gracias por leer 💖

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top