Espectro
Escenario »
Hacer un trato con él
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Rumple aprovechaba la vulnerabilidad de las personas para hacer tratos con ellos, pues en su momento más bajo estaban dispuestos arriesgarlo todo con tal de resolver su problema.
Eso te sucedió a ti; estabas desesperada por recuperar a tu hermano, él cual había sido secuestrado por una bruja en media de una caminata suya al pueblo.
Intentaste seguirles el rastro, pero sin magia era inútil. Y otra cosa inútil eran los oficiales de los pueblos a los que socorriste por ayuda, que no quisieron ayudarte por miedo a las brujas.
Tu desesperación alcanzó otros límites al darte cuenta que no tenías cómo salvarlo y que no contabas con nadie para hacerlo, pues sin la ayuda de oficiales ni otros familiares estaba perdidos.
Fue ahí cuando El Espectro paso por tu cabeza, conocías sobre sus tratos, así como que era peligroso hacerlos, pero en este momento solo él podría ayudarte.
« Hermano, resiste... »
— Espectro... quiero hacer un trato. —hablaste en voz alta, sabiendo que se aparecería en cualquier momento.
Miraste a tu alrededor, no había rastro de él, suspiraste pensando que obviamente no querrá hacer tratos con cualquiera, solo los que son escogidos por...
— Pero que bella criatura. —escuchaste detrás tuyo, volteaste y te lo encontraste con una gran sonrisa.
— ¿Me lo... dice a mí?—fue lo primero que te atreviste a preguntar.
— Por supuesto que no, si no a ella. —señaló la ardilla que estaba a unos pasos de él, se agachó y la acarició. — ¿Vas a háblame sobre el trato que quieres o harás más preguntas tontas?
— Solo fue una...—murmuraste. Él se levantó sin dejar de observarte con una sonrisa. — Mi hermano y yo íbamos hacía el pueblo del rey Midas cuando una bruja sin ojos apareció de la nada y lo secuestró, intenté seguirlos y pedir ayuda pero no funcionó, y ya no sé que hacer para-.
Dejaste de hablar cuando escuchaste que soltó un sonoro bostezo, a lo que frunciste el ceño.
— ¿Aún no terminas? No esperaba venir solo para quedarme dormido.
— ¡Usted me pidió que le explicara!—reclamaste molesta.
— Dije que me hablaras del trato que quieres, no que explicaras algo que no me importa en lo más mínimo. —corrigió con burla al ver que te enojaste.
— ¡Quiero que me ayude a salvar a mi hermano de esa bruja!—dijiste de una vez y te evitaste seguir enojandote. — Y sé que querrá a cambio algo por hacerlo...
— Sí, así es como funcionan mis tratos...
De su chaqueta sacó una pequeña bolsa magenta amarrada a un listón, con algo mágico seguramente, pero no le pusiste atención porque al hacerlo dejo al descubierto algo más a lo que te le quedaste mirando.
Una daga.
— ¿Me estás escuchando?—preguntó sacandote de tu trance. Con el ceño fruncido observó lo que mirabas. — ¿Nunca has visto un hombre que te le quedas mirando su pecho o qué?
— ¿¡Qué!? ¡Claro que no! S-Solo me distraje, es todo. —negaste inmediatamente totalmente avergonzada. No se había dado cuenta que en realidad mirabas la daga, pero no podías decírselo. — ¿Para qué será eso?—preguntaste tratando de evadir el tema.
—... Te enviaré a donde están, y con esto conseguirás asesinar a la bruja. —explicó y se lo lanzó.
— ¿A-Asesinar? ¿usted no lo rescatará?
— Así de fácil no funcionan mis tratos. —sonrió. — Una vez haya terminado te diré lo que quiero a cambio. Por ahora, no mueras.
Lo observaste confundida, y lo estuviste más cuando apareciste frente lo que parecía ser una casa de... ¿dulce?
« Debe ser aquí donde están... »
Te acercaste a la primera ventana que miraste, abriste los ojos en grande al ver a tu hermano encerrado en una gran jaula, la bruja ciega estaba gritándole que comiera los dulces que le daba.
El temor nuevamente se apoderó de ti, pero estabas aliviada de que siguiera con vida y que podrías salvarlo. Apretaste fuerte la bolsa y te decidiste a entrar para salvarlo.
Y mientras tú hacías eso, Rumple estaba al pendiente de lo que sucedía y a la vez no tanto, se distrajo más mirando su pecho preguntándose por qué lo observabas.
Ni así llegó a la conclusión de que era por otro cosa, si no por el hecho de ser un hombre con el pecho descubierto y tú una joven.
¿Acaso él te pareció atractivo?
Bueno, tú también le pareciste...
¡NO! ¿¡Qué estaba pensando!?
Negó con la cabeza y se concentró en lo que sucedía, que para su sorpresa era que habías derrotado a la bruja.
— ¡MALDITA NIÑA! ¡Te hubiese llevado conmigo de no ser porque ya eres una adulta y estás rancia!—gritó aquella bruja quemándose en el gran caldero.
Por tu parte no hacías caso, estabas liberando a tu hermano de esa jaula. En cuanto lo hiciste se dieron un abrazo, eran la única familia que tenían y ambos tuvieron miedo de perderse el uno al otro.
— Sabía que me salvarías, hermana...—te dijo sin dejar de abrazarte, escuchaste como había empezado a llorar.
— No llores, todo está bien. —le limpiaste las lágrimas y le sonreíste. — Vamos a casa...—lo ayudaste a salir de ahí.
— Te falta hacer algo antes de eso, querida. —habló el Espectro apareciendo en la casa.
— ¡EL ESPECTRO! ¡corre, yo me encargo de él!—exclamó poniéndote detrás de él a pesar de que lo superabas en altura.
— ¡No, él no...!
Tu hermano como el niño pequeño que era creyó que podía defenderte y corrió hacía el El Espectro y le dio un cabezazo en el estómago.
— ¡Basta, él me ayudo a salvarte!—gritaste deteniéndolo antes de que volviera hacerlo, y para protegerlo porque seguramente el espectro estaría molesto.
— ¡Pero es malvado! —lo señaló.
Ahora tú lo colocaste detrás de ti, haciéndole una seña para que ya no hablará.
— Lo lamento mucho, por favor no se enojé con él...—te disculpaste apenada.
Ese golpe no le hizo nada, evidentemente, pero si lo hizo perder un poco el equilibrio, causando que su daga cayera al suelo. Nuevamente la observaste con curiosidad, te acercaste para levantarla y dársela.
— ¡NO LA TOQUES!—te gritó en cuanto vio que la tomarías, pero ya lo habías hecho.
— ¿Eh? —mascullaste confundida.
Observaste la daga, tenía un nombre en ella.
Después miraste al Espectro, que se encontraba callado, pero su mirada delataba furia.
— ¿Quién es... Rumpelstiltskin?—preguntaste viendo la daga.
— Soy yo. —contestó inmediatamente.
— Oh, con que así se llama, no tenía idea.
— Que feo nombre. —se burló tu hermano.
— ¡No digas esas cosas! —lo regañaste.
Rumple observaba la daga con intensidad. Ahora que la tenías podías obligarlo hacer lo que quisieras, pero era algo que por suerte no sabías. Tenía que asegurarse que eso continuará así para que se la dieses.
— Como sea, quería agradecerle por ayudarme a encontrar mi hermano. Sé que me pedirá algo a cambio, pero igualmente siempre le estaré agradecida. —expresaste con una sonrisa.
— Ya te lo dije, así funcionan mis trato. Que por cierto, ya es hora de pagar tu parte. —contestó tratando de que notarás lo que miraba.
Y lo hiciste, miraste hacía donde creías que miraba, pero no fue con la daga, si no con...
— ¡Pervertido! —ofendida, le diste una cachetada.
Éste te observó con el ceño fruncido. ¿¡De qué creíste que hablaba!? ¡él obviamente se refería a la daga pero no podía decírtelo!
Deja vú.
— ¡Oye, cuando tú miraste mi pecho no hice lo mismo!—se quejó.
— ¡Estaba mirando otra cosa!—te justificaste rápidamente, sin dejar de estar molesta.
— ¡Pues yo también!
— ¡No parecía!
— ¡Ya basta, parecen esposos!—exclamó tu hermano callandolos. — ¡Ya me quiero ir de aquí así que dejen de discutir!
— Tranquilo, en un momento. —le devolviste la daga a Rumple, quién la tomó con anhelo y alivio. — ¿Qué era lo que quería entonces?—te cruzaste de brazos.
Éste te observó molesto cuando guardo la daga, asegurándose de que algo así no volviera a pasar.
— Primero, que tu molesto e irritante hermano no vuelva hacer eso, y después...—contestó mirando al pequeño con enojo, él en cambio le sacó la lengua.
Luego meditó lo que te pediría, no sabía porqué pero ya no le interesaba pedirte lo que anteriormente tenía planeado para ti.
— Tu nombre...—dijo lo primero que se le vino a la mente.
— ¿Mmm...? Claro, me llamo ______.
Éste sonrió, tal vez luego le podrías ser útil, pero por ahora...
— Un gusto ______, ya sabes mi nombre. Y a pesar de los malentendidos, estoy seguro que nos llevaremos bien...—sonrió.
— Lo dudo, señor mirón...
Borró su sonrisa y frunció el ceño.
— ¡Que no estaba mirando nada! ¡y no puedes decir nada tampoco!
— ¿¡Ah no!?
Tu hermano rodeó lo ojos y salió de la casa sabiendo que esto iría para largo.
El Espectro no pareció tan temible después de todo, ja.
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En cuanto me enteré que era el cumpleaños de Robert Carlyle dije "TENGO Q ESCRIBIR ALGO POR SU CUMPLE SÍ O SÍ"
Y ayer que actualicé hubiese sido la excusa perfecta, pero nimodo jsjs, igual esto es mejor porque está enfocado solo en su personaje B)
No sabía que su cumpleaños era el 14 de abril x'd, y justo yo cumplo el 18 así q debe ser una señal de los cosmos obvio 🧐
Enfin, hice esto rápido para celebrarlo y desearle desde mi casita un feliz cumpleañOs
Y para que aprecien su belleza aquí les dejo estas imágenes suyAs
Me lo imagino divirtiéndose mucho en el set con todos, sobre todo con Lana que debieron ser mejores amigos xd ❤️
TE AMO ROBERT CARLYLE, GRACIAS POR EXISTIR 😭💖🙏
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