🍒Capítulo 10🍒 [Editado]

Jazmín
-Inside mind-

Bajo el tenue sol, mis pasos bajaron por la empinada acera, con los auriculares rebotando música en mis oídos, intentando silenciar mí cabeza por un rato.

La serenidad en mi rostro se hacía presente mientras no podía dejar de pensar en lo que había acontecido, aquello rebotaba por mi cabeza acompañado con el sonido del chocar del balón contra el suelo, agobiandome sin parar.

Una mezcla de emociones se rejuntaba en mí cabeza cada vez que pensaba en ello, emociones que no podía describir con certeza pero que me hacían suspirar de resignación.

Estúpido Tobio, aveces es mejor callarse y no decir nada a decir algo tonto y arruinarlo todo.

Levantando la vista hacia arriba al llegar a mi lugar de trabajo, me quité los audífonos antes de entrar. Para mí sorpresa, Ukai se encontraba hablando nuevamente con el profesor Takeda, aunque no parecían llegar a nada.

Sin intención de inmiscuirme en la conversación, intenté pasar desapercibida.

- Con su permiso~ - Murmuré pasando por su lado y Ukai me saludó con la mano alzada silenciosamente.

Observando de reojo a ambos para luego pasar al fondo de la tienda sin más, sentí pena por el joven maestro. Ya había perdido la cuenta de cuentas veces había ido y venido siendo escarmentado por Ukai en todas y cada una de esas ocasiones.

Dejé mi mochila en el perchero y me coloqué el delantal, había mucho que hacer.

Luego de tomar las cosas de limpieza, eché un vistazo por sobre el mostrador y vi que Ukai venía corriendo apresuradamente.

- ¿Qué sucede?

- Voy a salir, cuida de la tienda mientras no estoy, por favor - Dijo algo agitado mientras se quitaba el delantal y lo dejaba caer sobre el mostrador.

- ¿P-pasó algo malo? - pregunté aún confundida y este sacó su teléfono, alejándose para hablar.

¿Qué diablos era tan urgente?, ¿Acaso había sucedido algo con su familia?

Me asomé por la estantería espiándolo mientras hablaba por su celular, parecía estar apresurado pero feliz, al menos no es nada malo, ya me había asustado.

Una vez colgó se dió la vuelta y me escondí rápidamente.

- Ya te vi - dijo soltando un suspiro y caminando hasta mi posición - Te dejo a cargo un rato, iré al Karasuno.

- ¡¿A-al Karasuno?! - pregunté sorprendida. ¿Qué iba a hacer a mí escuela?

- Así es, mi equipo vecinal de Vóley tendrá un partido de práctica contra tus compañeros - Explicó cruzándose de brazos orgullosamente - E iré a observarlos, ya que estoy...

Alcé mis cejas para luego sonreír, pese a su orgullo que no lo dejaba admitirlo, al fin les había dado la oportunidad que merecían.

- ¡Era hora!, ¡Estoy segura que te impresionarán!

Este pareció querer replicar pero se arrepintió y se limitó a sonreír y acariciar mi cabeza despeinándome.

- No te emociones tanto, pequeña, solo será un partido , no se si los entrenaré aún - Suspiró para luego caminar hasta la puerta - ¡Nos vemos después, si no vuelvo a tiempo cierra la tienda por mi!

Y sin más lo vi alejarse de allí junto con Takeda sensei, se veía muy contento, no pude evitar alegrarme por él, estaba seguro que los chicos lo impresionarian.

° ° °

Una vez empezó el horario de actividades de los clubes, me dirigí allí acompañada por mis nuevas compañeras, Akane y Matsurika.

- ¿Qué bailaremos hoy, Sempai?

- Bueno..- llevé mi mano a mi mentón - Hasta ahora solo hemos estado practicando partes de coreografías que hice en la secundaria baja para que se vayan acostumbrando, pero creo que ya podríamos empezar con una coreografía completa, ¿Hay alguna en especial que quisieran hacer?

Ambas parecieron sentir escalofríos cuando les pedí un opinión, raramente se expresaban, lo cual me hizo reír, se veían tan tiernas mirándose entre ellas buscando respuestas. Pero debía entrenar su seguridad pronto, eran tan tímidas que si sentían una mirada, ya fuera mía que soy quien las entrena, o un fantasma, confundían los pasos.

Y eso había que arreglarlo o no llegaríamos lejos.

- Chicas, quiero proponerles algo - dije llamando su atención - Como sabrán, mí deber es observarlas para poder señalarles sus equivocaciones  y que podamos corregirlas a medida que ensayamos, y debo decir que si bien han mejorado bastante, cada día noto más su timidez, se retraen por vergüenza o se confunden pensando en si alguien las mira, y eso puede generarnos problemas.

Ambas desviaron la mirada, estaba claro que eran conscientes de ello sin que yo se los dijera.

- ¿Es por qué me caí, no es así? - preguntó Akane jugando con sus dedos mirando al suelo - F-fue solo un resbalón, lo lamento.

- ¡No es por eso, cielo! - alcé la voz deteniendo mis pasos en seco y girándome hacia ellas con las manos en la cintura - Escuchen , ustedes son dos hermosas chicas con talento, pero su timidez hace que se equivoquen, se lo que siente y quiero ayudarlas poco a poco, necesitan afirmar su confianza para poder pisar un escenario, habrá mucha gente mirándonos y debemos estar preparadas para mantenernos firmes a pasar de ello,¿entienden?

Se miraron entre sí para luego inclinarse en forma de reverencia frente a mi, haciendo que me sobresalte. No me acostumbraba a tanta formalidad.

- H-haremos lo mejor posible, sempai - Dijeron al unísono y reí, revolviendo su cabello con mis manos.

- Eso me gusta escuchar, ahora vamos, tengo una idea de algo que podemos hacer, ¡Pero igual no se olviden de buscar algo para bailar que les guste a ustedes, debemos juntar nuestras ideas para estar más cómodas y tener variedad!

Ambas caminamos varios metros hacia la puerta del gimnasio Karasuno para luego entrar, topándonos con Ukai y Kiyoko hablando tranquilamente. Al notar nuestra presencia, ambos se acercaron con una sonrisa.

- Buenos días - Dije a ambos con una sonrisa alegre para luego dirigirme a mis amigas detrás de mi- Vayan a cambiarse, chicas, que yo enseguida las alcanzo.

Ambas asintieron y luego de saludar cordialmente a ambos se retiraron rápidamente, ya se habían empezado a memorizar su rutina sin que yo se los dijera, lo cual me aliviaba mucho.

- Veo que ya tienen una líder - Rió cruzándose de brazos - Espero no estés siendo dura con ellas.

- Claro que no - Golpeé su brazo divertida- Todas colaboramos como una, y ambas son muy buenas.

- ¿Ya han completado alguna coreografía? - preguntó amablemente Kiyoko, quien era nuestro apoyo silencioso cada vez que entrenábamos. Era una muchacha muy dulce.

- Eso quisiera - suspiré pesadamente - pero tenemos un pequeño inconveniente de autoestima que está en proceso de resolverse.

Ambos arquearon la ceja algo confundidos y llevé mi mano detrás de mí nuca, algo cansada.

- Son muy vergonzosas, y yo se muy bien que para bailar se necesita actitud en cada paso, como si pusieras tu personalidad y chispa cada vez que mueves tu cadera, o tus manos..ya saben- expliqué haciendo ademanes con las manos y ambos rieron - ¿Q-qué es lo gracioso?

- Eres bastante espástica, ¿sabías? - Comento Kiyoko cubriéndose los labios mientras reía.

- ¡Oye! - chillé sintiendo como me ruborizaba y abrazaba mis brazos avergonzada - N-no lo hago queriendo, nisiquiera se por que soy así, probablemente es la ansiedad, pero muevo mucho las manos cuando explico algo.

Era la verdad, desde que tengo memoria siempre había sido así de "espástica" como ellos dicen, involuntariamente muevo demasiado mis brazos o manos al hablar, gesticulo demasiado y suelo hablar demasiado alto. He logrado suprimirlo a un 60% con el pasar de los años, pero suele escaparse de mis manos cuando estoy nerviosa o muy agotada.

Es involuntario, y habían dicho que era normal, pero gracias a eso he sacado más de una risa  que no quería a las personas.

- Créeme que si - Agregó Ukai - Desde la primera vez que vino ha roto varias cosas por su hiperactividad, aunque ya me acostumbré a ella, mejoró con los años.

En aquel momento deseaba que me trague la tierra, me daba mucha vergüenza que la gente notara eso, no era fácil explicar algunas cosas sobre las personas ansiosas, por eso había trabajado tanto para suprimirlo.

Intentando ignorarlo, mi vista fue hacia los chicos que se encontraban practicando sin descanso.

- A propósito, ¿Qué tal van tus nuevos pupilos, entrenador? - este pareció avergonzarse y reí, estaba segura de que aceptaría cuando salió corriendo ayer.

- Tienen mucho que mejorar, y debo hacer algo urgentemente con la formación - Comentó con aires de fastidio - Tendremos un partido de práctica histórico dentro de tres días, tendré que aplicar mano dura si quiero que las cosas funcionen.

Sabia que había oído algo así hace un tiempo, Ukai me había contado varias cosas sobre el deporte, entre ellas la rivalidad con un equipo llamado Nekoma, o algo así en unas de nuestras charlas hace un largo tiempo.

- Así que las batallas en el basurero han vuelto - reí cruzándome de brazos - Pues si tienes mucho que hacer, espero les vaya bien y puedan derrotar a esos gatitos.

Vi como ambas chicas salieron de los vestidores con su ropa de deporte ya puesta y me ajusté la mochila al hombro.

Hora de trabajar.

- Ya debo irme con mis muchachas, ¡Suerte a ambos!

Mientras caminaba alegremente por la zona libre, vi que Shoyo me saludaba y le devolví el saludo, iba a acercarme pero mi cuerpo se detuvo en seco al ver a Kageyama junto a él.

Era extraño, jamás me había sentido incómoda junto a los muchachos, pero ahora, era como si Tobio me hiciera sentir algo que había olvidado y enterrado bajo muchos metros en mí ser, inseguridad.

No se si era el hecho de que su mirada fría sobre mi hacia que sienta que me juzgaba aún más que Tsukishima cada vez que me observaba, pero realmente, mi cuerpo no me respondía a la orden de caminar hasta allí, solo sentía como se me congelaba la espina dorsal mientras el recuerdo de sus palabras tan certeras se me clavaban en el pecho.

Simplemente sentía que un sentimiento de debilidad cubría mi cuerpo cuando estaba junto a él, me hacía sentir vulnerable.

Y no estaba dispuesta a aceptar esa debilidad, no yo, no mientras mi orgullo fuera tan fuerte como para poder resolverlo. No quería sentirme así de nuevo bajo ninguna circunstancia.

¡Me rehúso!

N.
- Omnisciente -

Su mirada se tornó inesperadamente fría al observar al ojiazul, para luego sentirse hasta triste, y con una expresión dura se retiró de allí con las manos a los costados.

El más bajo la observó algo confundido, no tenía idea que había sucedido, o por qué su amiga parecía tan..conflictuada.

- ¿Soy yo, o Jazmín miró hacia acá como si quisiera golpear algo?.. - dijo con un escalofrío, sin recibir respuesta, alzó la mirada hacia el más alto que para su sorpresa, tenía la mirada en el suelo - ¿Kageyama?

No respondía, sabía perfectamente que él tenia la culpa de lo que sucedía, su nerviosismo le había jugado en contra y parecía que su mala elección de palabras habia terminado por herir a su compañera.

Un golpe seco en su espalda de parte del más bajo lo devolvió a la realidad con un enfado feroz.

- ¡Hinata, Idiota! ¡¿Por qué diablos me golpeas?! - gritó tomándolo de la camiseta.

- ¡P-perdón! Pero es que estabas en la luna y no sabía como hacer que despertaras - Se excusó tembloroso y este chasqueó la lengua con enfado, bajándolo bruscamente - Estás raro, ¿Te sucede algo?

Si tuviera que ser sincero, sabía que debía contestar que si, y dar testimonio para que alguna voz ajena a la suya lo ayudara a resolver la situación, pero eso no estaba en sus planes.

- Claro que no, estoy igual que siempre - Replicó caminando hacia la zona de descanso siendo seguido por el pelinaranja.

- Yo no lo creo - insistió - Además, ¿Tú sabes algo de por qué Jazmín ha mirado hacia nosotros de esa manera?

Este se detuvo en seco sintiendo como su cuerpo tiritaba de nervios, seguramente, lo más sabio hubiera sido contarle al pequeño sus pesares, pues sabiendo que la involucrada era su mejor amiga, quizás hubiera podido ayudarlo.

Pero se negaba a decir algo, era demasiado orgulloso y estaba muy asustado como para hacerlo.

Sus dedos se apretaron alrededor de la botella plástica sin voltear a ver a su pequeño amigo.

- N-no se de que hablas.

Tras la insistente negativa esquiva de su compañero, el pequeño se comenzaba a molestar.

Haciendo memoria de todo aquello, intentó analizar todo cuidadosamente; no recordaba haberle hecho nada a su amiga. Rememoró la última vez que la había visto, se había despedido de ella en el patio..

Derrepente, como si el aire le faltara al caer la última pieza sobre el tablero, alzó su dedo índice hacia su compañero con gesto de molestia.

- ¡Tú! ¡¿qué fue lo que le dijiste cuando los dejé solos?! - gritó llamando la atención de todos y el rostro de Kageyama se puso azul ahogándose con lo que bebía y comenzando a toser- ¡Así que eso es! ¡Dijiste algo ofensivo! - chilló con gesto de enfado hacia su pelinegro compañero - ¡Ya debí de saber yo!

- ¡DEJA DE DECIR ESTUPIDECES! ¡HINATA IMBÉCIL!

- ¡Ustedes dos! ¡Ya cálmense! - Daichi se acerco a ellos antes de que comenzaran a pelear como habitualmente lo hacían, y alguien saliera lastimado.

- ¡Seguro que le dijiste algo horrible como haces siempre!

Harto, este comenzó a forcejear con el pelinaranja y en un arrebato de furia, la botella de agua voló por los aires producto de un manotazo y todos observaron como esta chocó de lleno contra el rostro de la pelirroja que acababa de salir del vestidor, golpeando fuertemente su cara, empapando su sweater color crema, su cabello rizado y salpicando el suelo al caer junto con sus anteojos.

Todos ahogaron un suspiro y la escena se paralizó por un segundo, ambos chicos detuvieron su pelea observando a la joven que ahora parecía tener llamas detrás de ella, como si todo a su paso fuera un blanco móvil.

Un sutil y poco agradable goteo rompió el ambiente y de su nariz, unas finas gotas coloradas resbalaron por sobre su labio, impactando con el suelo.

El golpe que la botella le había dado directo en el tabique, le había hecho sangrar la nariz al impactar de lleno contra el metal de sus lentes que aprisionaba el puente de su nariz.

Luego de unos segundos de pleno silencio, esta levantó la vista, sus ojos cafés se opacaron en una mueca conocida por todos, sabían que esa misma furia que ahora veían en el rostro de la chica, rodeada por una aura de peligro, era idéntica a la que Kageyama presentaba.

Un escalofrío recorrió la espalda de todos, incluso de Ukai quien intentaba acercarse lentamente hacia ella cuando arrojó su cabello hacia atrás despejando su rostro mojado y reanudó una caminata que con cada paso alertaba a los presentes como si el abismo estuviera frente a ellos.

El pelinegro tragó en seco al verla acercarse y antes de poder decir algo su mano se estrelló contra su mejilla en una cachetada más suave de lo que esperaba, pero con un sonido que rebotó por todo el gimnasio e hizo que la piel del más alto se fuera coloreando en una marca con la forma de la mano de la joven.

Todos los presentes hicieron una mueca de dolor al presenciar el impacto, y aún a pesar de ello, presintieron que ella se había contenido mucho al último segundo.

- Son un par de idiotas.. - Murmuró fríamente, observándolos a ambos - ¡Dejen de pelear por un puto segundo, que ya me tienen harta!, ¿Acaso no pueden resolver sus problemas de manera normal?

Su voz resonó en el pleno silencio del gimnasio y todos observaron la situación sin terminar de entender, ambos chicos se quedaron mudos, como si les hubieran robado las palabras de un tirón.

El ojiazul vio en aquella mirada café una furia que no podía entender, como si estuviera molesta por algo más.

Sintiéndose pequeño por primera vez en su vida, retrocedió y bajó la mirada sin emitir ni un sonido.

Esta se dio la vuelta, aún con la mano en el rostro, intentando limpiarse la sangre con la manga de su sweater.

Inclinándose para tomar sus lentes y la dichosa botella, salió de allí rápidamente, evitando a todo el mundo a su paso, y dando un fuerte portazo que no pudo evitar.

- Que carácter...- soltó Ukai con gesto de dolor acercándose a ambos chicos en expresión de regaño - Eso les pasa por andar peleando como dos niños, Daichi ya les había dicho que debían comportarse si querían estar en el equipo.

Una risita se escuchó de parte de Tsukishima y Yamaguchi, quien no les causaba ni una pizca de compasión el golpe que le habían dado a su compañero.

- Parece que no soy el único que provoca la furia descontrolada de esa mocosa - Dijo el rubio, riendo tranquilamente.

- Eso sonó muy doloroso...- Asahi tembló con su rostro de expresión abrumada.

- ¡Basta de charla! - Interrumpió Ukai dando un aplauso certero - ¡Terminen de limpiar todo!

Todos asintieron reanudando lo que hacían, pero sin embargo, Kageyama parecía seguir en shock, ahora sabía muy bien que tenía que ir a disculparse.

Bajando la mirada, tomó sus cosas metiéndolas rápidamente en su mochila y, aún con su ropa de deporte, se encaminó hacia la puerta.

- Ten cuidado con lo que haces, Kageyama - Dijo Ukai cuando este pasó por su lado, dedicándole una mirada severa- Hablo muy en serio.

Este siguió su camino sin dar una respuesta, yendo en contra de su fuerte orgullo, salió de allí con una sola intención.

Era hora de disculparse.

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