Capítulo 8
Obito miró el baño mixto de la aldea con una expresión solemne.
Había terminado su trabajo mucho antes de lo pensado y tenía el resto del día libre. Pensó en seguir entrenando, pero recordó que Minato-sensei le había dicho que sobre esforzarse tampoco era algo bueno, debía encontrar un equilibrio.
Megumin y Yunyun estaban en la escuela; al parecer, tenían una clase muy importante sobre la mejor presentación. Yunyun parecía avergonzada y Obito no prestó mucha atención a eso.
Había ido a la casa de Megumin para invitar a Komekko a comer, pero ella no estaba. Pensó en buscarla por un momento, pero ella siempre salía a jugar, y por un momento pensó que tenía una oportunidad, una oportunidad de relajarse por un día.
Como nota al margen, Yunyun y Megumin se habían encariñado con el gato, cuyo nombre era Kuro, puesto por Yunyun, aunque Megumin parecía no estar conforme con eso, y era un nombre provisional, actualmente ellas dos cuidaban de Kuro todos los días, y se quedaba en su mayoría en la casa de Yunyun, porque en la de Megumin era probable que sin nadie para detenerla, Komekko se comiera al gato.
Había visitado algunas otras tiendas, pero no encontró nada particularmente interesante, y cuando llegó al edificio que parecía un templo, lo único que vio fue una especie de estatua con una figura femenina, orejas de gato y un atuendo ajustado, con palabras escritas en su pecho. Obito la miró por un tiempo, intentando entender por qué esa cosa era considerada una reliquia sagrada en esta aldea.
Finalmente, cansado y abrumado por el lugar, decidió que intentar hacer turismo fue una mala idea y decidió hacer algo que conociera mejor. Cuando llegó al edificio de los baños mixtos, estaba feliz pero preocupado por el hecho de que fueran baños mixtos.
Una combinación de hombres y mujeres.
En pocas palabras, había una probabilidad del 50 por ciento de encontrar a una mujer en el baño, y Obito quería evitar eso.
Aun así, cuando entró al baño con una expresión seria, rezando a la estatua protectora de la aldea para que no hubiera ninguna mujer, se enteró de que no eran baños mixtos, por lo que se sintió muy aliviado y con una sonrisa en su cara, entró al área reservada para hombres, con solo una toalla envolviendo su cintura.
Cuando entró, vio a otro sujeto disfrutando de los vapores de los baños. El sujeto se giró y lo miró con una sonrisa ligera, levantando una mano para saludarlo.
El Uchiha asintió con una sonrisa vacilante.
Obito lo ignoró por el momento y se sumergió en el agua caliente. Según escuchó, el propietario de ese lugar creaba los baños con magia de agua y fuego para calentarla. En realidad, sentía que la gente de ese lugar usaba la magia para cosas un poco absurdas, pero al final, cada uno decide cómo usar su poder.
Obito se quedó un rato y cuando sintió que ya había pasado demasiado tiempo, se levantó. El rubio ya no estaba por ningún lado, seguramente se había ido, pensó él.
Cuando salió de los baños, se sintió extremadamente renovado.
Luego de eso, fue a comprar un poco de comida para llevar y dejarla en la casa de Megumin.
Actualmente, tenía 500.000 eris(chale, a cada rato confundía los eris y los valis XD), lo cual era una buena cantidad, pero no exactamente una fortuna. Había usado una parte para alimentar a Megumin y Komekko, y otra parte para pagar el alquiler al padre de Yunyun. Además, había invertido en ropa.
― Mmm, supongo que podría ir a recogerla ahora ― pensó Obito mientras colocaba sus manos detrás de su cabeza y comenzaba a caminar. Pudo ver que había un flujo mayor de aventureros en esta ocasión, lo cual le resultaba un poco extraño.
Después de unos minutos, llegó al lugar: la sastrería.
Empujó la puerta de madera y cuando entró, inmediatamente alguien gritó.
― ¡Bienvenido a la sastrería número 1 de la aldea de magos carmesí!
Aunque era la única en la aldea.
Obito sonrió.
― Oh, eres tú, chico ― el dueño dijo con una sonrisa. Obito asintió mientras caminaba hacia el mostrador. ― Viniste por tu encargo.
― Sí, ya está listo.
― Ayer terminé de darle los toques finales.
El hombre dijo mientras buscaba debajo de su mostrador y dejaba caer cuatro prendas sobre la mesa.
Obito sonrió y tomó una de ellas. Cuando la extendió en el aire, era exactamente lo que había pedido.
Un pantalón de color azul con bolsas a los lados y correas en la parte de los tobillos para ajustarlos. Luego miró las demás prendas: dos playeras, una blanca y otra azul, y por último, un pantalón negro.
Obito sonrió satisfecho y guardó las cosas en un pergamino.
― Esa magia que usas es muy extraña, chico.
― No es magia, es Fuinjutsu, aunque tampoco soy muy bueno. Hasta ahora no he logrado crear ninguno.
Obito dijo un poco desanimado.
Había tomado el tiempo para intentar crear sus propios pergaminos, tanto explosivos como de sellado, pero el control de chakra y la habilidad con el pincel y la tinta eran difíciles para él.
Su Sharingan le permitía copiar los movimientos de alguien, pero si no había nadie a quien copiar, no era muy útil. Además, esa habilidad estaba estrechamente relacionada con las propias capacidades del portador.
Así que no había hecho grandes avances en ese campo y por ahora se había limitado a usar los pergaminos que venían entre las muchas cosas que Eris le había dado.
Ahora que lo pensaba, Eris era una diosa en este mundo, la diosa de la suerte. Aunque en la aldea de los magos carmesí no había ningún templo dedicado a ella, cuando encontrara uno, seguramente tendría que ofrecer una ofrenda o algo así. Después de todo, ella fue muy buena con él.
Cuando salió de la tienda, extendió sus manos al aire. Aún era muy temprano, demasiado pronto para ir a holgazanear y demasiado tarde para ir a comer algo. Obito decidió ir a dejar sus cosas en la casa de Yunyun y luego salir a entrenar un poco. De todas maneras, no tenía nada más interesante que hacer.
Caminó con las manos en los bolsillos.
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Cuando entro al bosque, noto, una vez más ,que el lugar estaba diferente a lo que recordaba. En primer lugar, los monstruos más débiles del lugar se estaban acercando a la aldea, lo cual no era una buena señal. De todas maneras, moviendo sus manos, comenzó a estirarse.
Los estiramientos se mantuvieron por unos 5 minutos, y cuando terminó, activó su Sharingan.
Pisó el suelo debajo de sus pies y, usando chakra en la planta de estos, se disparó hacia adelante. Su velocidad fue explosiva y solo le tomó unos segundos recorrer unos 100 metros. Giró en el aire cuando notó que había algunos sonidos de batalla en algún lugar.
"Qué extraño", pensó Obito mientras aterrizaba en una rama. La mayoría de la gente de la aldea no se acercaba a estas áreas, los únicos que lo hacían eran el grupo de neets. Como Megumin le había explicado, un neet es alguien que no trabaja y se la pasa jugando.
El grupo de basuroli no frecuentaba esta área, y ellos habían estado cerca del santuario donde fue sellado el dios maligno.
Al parecer, el sello había tenido algunos problemas, y la mayoría de la gente del pueblo pensaba que ese era el motivo del extraño comportamiento de los monstruos en los últimos días.
Obito pensó que podría ir a investigar ese lugar y fue a echar un vistazo, pero no encontró nada particularmente interesante. Probablemente, su conocimiento de la magia no era muy profundo. Incluso cuando activó su Sharingan, no pudo ver nada.
Y por eso no había prestado mucha atención al rumor del dios maligno y pensó que solo era la gente de esta aldea siendo ellos mismos.
Cuando subió hasta la copa de un árbol, notó que efectivamente no era nadie de la aldea, sino un grupo de aventureros. Estaban atravesando el bosque, presumiblemente dirigiéndose hacia la aldea. Obito frunció el ceño por un momento.
Luego de eso, decidió acercarse un poco solo por si acaso.
Acompañado de un salto, se movió entre las copas de los árboles, acercándose lentamente.
Cuando se acercó lo suficiente como para distinguir detalles de los aventureros, notó que eran tres: dos chicas y un chico.
Obito los miró fijamente durante unos 5 segundos.
La primera chica tiene el cabello de color granate atado en dos trenzas y ojos morados. Lleva un top de tubo naranja con un cuello en V marrón, junto con una falda del mismo color con volantes blancos debajo. También lleva un abrigo corto blanco con capucha con dos alfileres azules en forma de diamante.
La otra chica parece una niña pequeña con ojos morados y cabello verde atado en una cola de caballo. Lleva un top de tubo negro y púrpura junto con una larga bufanda azul alrededor de su cuello, así como medias de color marrón oscuro con marcas de diamantes verdes en ambos lados y botas de color marrón claro.
El chico, por otro lado, tiene cabello castaño claro, ojos azules y un físico en forma. Lleva sobre una malla negra un conjunto completo de armadura de placas con un color azul más delgado y bordes dorados, así como un motivo de ala en el área del pecho.
Obito notó que el único que realmente estaba lidiando con los monstruos era el chico. A pesar de su pesada armadura, se movía con agilidad. Activó su Sharingan por un momento y notó de inmediato que la espada del chico no era normal. Podía ver una gran cantidad de mana en ella.
Obito suspiró y notó que no sería necesario que él interviniera. Desactivó su Sharingan y se dio la vuelta, pero se detuvo en seco cuando notó algo.
Un monstruo, más específicamente un duende, se estaba moviendo sigilosamente detrás de ambas chicas, que estaban animando al chico mientras peleaba contra los monstruos más fuertes.
Obito los miró por un momento y luego deslizó su mano hacia su bolso ninja, tomando tres shurikens. El duende saltó hacia las chicas, y como estas no estaban preparadas, fueron tomadas por sorpresa y no alcanzarían a tomar sus armas a tiempo. Obito lanzó los tres shurikens.
El viento fue cortado, y los tres shurikens se incrustaron en el cuerpo del duende, y un sonido sordo se escuchó cuando el cuerpo de este chocó con el suelo. (primera vez que un shiriken golpea en su objetivo :V)
Obito tomó cuatro kunais y les ató un hilo ninja. Saltó en el aire mientras estiraba sus brazos, disparando los cuatro kunais. Cada uno de ellos golpeó a los monstruos en un punto donde no era una herida mortal, pero debido a la localización, no sería fácil que ellos quitaran el arma enterrada.
Obito juntó todos los hilos en sus dedos e hizo unos cuantos sellos manuales, mientras aún estaba en el aire.
Katon: Ryuga no Jutsu (Elemento fuego: Jutsu Flama de Dragón).
El fuego viajó a través de los hilos y golpeó los cuerpos de los monstruos, incendiándolos.
Obito cayó al suelo mientras una sonrisa se extendía en su cara.
― ¡Hola! ¿Están bien?
Las dos chicas lo miraron por un momento, y el chico que había terminado de pelear también lo miró.
Un duende se acercó a él. Obito deslizó un kunai en su mano y lo apuñaló en el cuello, manchando su cara con la sangre del monstruo.
Cuando se giró para mirarlos, una de las chicas estaba desmayada.
― ¿Eh?
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― Siento haberlos sorprendido. ― Obito se disculpó mientras se rascaba la cabeza y sonreía torpemente.
― No te preocupes, en realidad debo agradecerte por ayudar a mis camaradas. ― el chico castaño casi rubio de ojos azules y armadura brillante, dijo con una sonrisa.
― ¡Como se esperaba de Kyouya-sama!
― Tan caballeroso.
Las dos chicas dijeron, mirando al chico rubio como si él las hubiera salvado, aunque en realidad fue Obito.
A él no le importaba eso, así que solo sonrió incómodamente.
― ¿Van a la aldea de los amigos carmesí?
― Sí, voy a realizar el mantenimiento de mi armadura y conseguir algunos ítems y pociones.
― Ya veo, es la primera vez que vienes.
― No, de hecho es la segunda vez. Aunque los monstruos están actuando un poco extraño, la última vez no recordaba que hubiera tantos en esta área del camino.
― Oh, sí, parece que el dios maligno que fue sellado está interfiriendo y alterando el comportamiento de los monstruos.
― ¿Qué?
― Oh, no te preocupes, es normal por aquí. ― Obito dijo con un movimiento de su mano.
― Y-ya veo. ― El rubio dijo con una gota de sudor bajando por su cabeza. ― ¿Oh, entonces tú eres de la aldea de los magos carmesí?
― Sí, si te refieres a que vivo en la aldea, entonces sí, pero si intentas decir que soy parte del clan de magos, entonces no.
― Oh, ahora que lo dices, ¿tus ojos eran rojos antes?
― Es una habilidad que uso para mejorar mi visión. ― Obito dijo mientras arrancaba sus shurikens del duende muerto. Los limpió un poco y los metió en su contenedor.
― Suena como una habilidad muy interesante. ― dijo una de las chicas.
― Por cierto, ¿cuál es tu ocupación?― dijo otra de las chicas.
― Mmm, soy recolector de materiales en la tienda de pociones.
― ¿Eh?, no me refiero a cuál es tu clase. ― La chica llamada Fio preguntó.
― Oh, soy ninja.
― Oh, nunca había escuchado de esa clase. ¿Cuáles son las características de esa clase? ― La chica parecía sinceramente interesada en eso, Obito meditó un momento.
― El sigilo y el combate físico.
― Mm, tal vez sea una subclase de ladrón. ― La chica murmuró, luego miró a Obito. ― Por cierto, yo soy ladrona.
Obito entrecerró sus ojos y colocó una mano protectora sobre sus cosas.
― NO TE VOY A ROBAR. ― La chica gritó con lágrimas en los ojos.
Obito sonrió.
― Solo estaba jugando, no pareces una mala persona.
― B-bueno.
― Por cierto, ¿ustedes de dónde vienen?
― Oh, en realidad venimos de la ciudad de principiantes Axel.
― Creo que escuché un poco de ella.
― Sí, es la ciudad donde todos los que quieren ser aventureros tienen que ir. ― Dijo Fio, mientras que la guerrera del grupo, la chica llamada Cremea, se mantenía en silencio.
Obito la miró por un momento.
― ¿Es así? ― Obito dijo con una sonrisa. En realidad, ya había pensado que tenía que salir del pueblo de los magos carmesí, aunque irónicamente el castillo del rey demonio estaba prácticamente a la vuelta de la esquina. Para él era claro que actualmente no tenía ni una posibilidad, menos aún con la barrera que rodeaba esa zona. ― ¿Entonces los acompaño hasta la aldea?
― No es mucho pedir. ― Dijo el rubio.
― Nah, de todas maneras ya es tarde.
― Bueno, entonces muchas gracias por tu ayuda.
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Cuando llegaron al pueblo, los dos se separaron en donde está la estatua del grifo. Obito se fue hacia la cafetería, compro un par de cosas para llevar y se dirigio hacia la casa de Megumin, esperando que Komekko ya estuviera ahí, no estaba seguro de que Megumin lo estuviera, pues a veces se distraía junto con Yunyun después de la escuela.
Cuando llego a la casa de Megumin, se acercó a la puerta y toco.
Escucho unos cuantos pasos alrededor, luego la puerta se abrió ligeramente, y Komekko asomo su cabeza.
― yo soy Komekko, y cuidar la casa mi deber es. ―
Ella dijo mientras cerraba la puerta.
― hola Komekko, no están tus padres. ―
― una mujer vino a reclamar por unos artículos y ellos se fueron.
― oh. ― Obito dijo con una expresión pensativa, en realidad al principio no entendía por qué Megumin era pobre cuando sus padres eran magos carmesí, pero cuando el padre de esta lo estafo viéndole un amuleto que. . . prefería olvidar que paso cuando uso esa cosas, lo que importa, es que entendió porque nadie les quería comprar sus productos, él mismo medito por un tiempo si debía de tomar venganza del padre de Megumin, pero se resignó cuando pensó en Komekko. Aunque ella dijo que no le importaría.
― ¿y Megumin?
― onee-chan, no llega de la escuela.
― ya veo, puedo pasar.
― ¿Cuál es la contraseña? ― ella pregunto mientras abría la puerta ligeramente.
― oh, no la recuerdo, supongo que tendré que irme y comer los emparedados yo solo.
― . . . ― hubo un momento de silencio. ― he supongo que no se puede evitar.
Komekko dijo con un tono arrogante, que sonaba igual al de Megumin.
La niña abrió la puerta y lo dejo entrar.
― por cierto, no aceptes comida de extraños tan fácilmente, hay gente muy rara haya afuera. ― Obito dijo mientras dejaba la bolsa en la mesa, y la niña se lanzaba a comer sin decir otra palabras.
― oh, intenta dejar algo para Megumin.
― ok. ― ella dijo, y Obito sabía que ella lo haría.
Cuando se sentó en el suelo, noto una nota de papel en la mesa.
― ¿Qué es esto?
― lo dejo la mujer que vino.
Obito la miro curioso.
estimado señor hyozaburo, sus productos me resultan increíblemente interesante, y aprecio mucho su trabajo como artesano, entonces quiera consultar una compra de algunos de sus inventos mas recientes y novedosos, por favor comuníquese conmigo, estaré en la ciudad por unos días.
Los ojos de Obito se abrieron un poco, miro la parte inferior donde estaba el nombre de la persona que escribió la nota. . . WIZ.
Obito anoto ese nombre en su cabeza, el solo hecho de que ella elogiaría los productos del padre de Megumin hizo que las alertas rojas en su cabeza estallaran, Wiz sonaba como una persona peligrosa.
― mmm. ― Obito llevo un dedo a su mentón,en realidad el nombre se le hacia un poco familiar, busco en sus recuerdos pero no pudo ubicarlos, se encogido de hombros.
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wtf ni siquiera sabia que las tipas del equipo de motoyasu tenían nombre :V
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