019
—¿Qué te pasa últimamente?
—Estoy bien.
—Yoongi...
—Jin, preocúpate por Jungkook, él se te escapa de las manos.
—Ya lo se. —suspiré— Pero últimamente va a sus prácticas y de a poco vuelve a sus actividades diarias, eso es bueno.
—Seokjin, —el semblante en su mirada era de absoluta seriedad, preocupado en verdad— es un adicto.
Me fue inevitable no bajar la mirada en completo silencio. Reconozco el motivo detrás de su timbre aprensivo.
—No quiero volver a pasar por esto, pero... se que lo arreglaremos, él volverá en si.
—¿Y si no? —el ceño comenzó a fruncirse— Esta bien ser positivo, pero intenta no volar sobre la realidad presente.
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—Hyung, ire a la casa de Yuna.
—¿Yuna? —voltee para verlo— ¿la pequeña Choi Yuna? —asintió— Woah, no sabía que había regresado. —reconoci con una pizca de asombrado.
—Si, ya pasaron tres semanas.
—Entonces inició el ciclo con ustedes... —volvió a asentir con su cabeza, para recargar sobre su hombro la mochila.
Realmente me asombra que mi pequeño hermano no me haya dicho nada al respecto.
—Tae. —volvió hacia mi dirección su mirda— ¿Estás bien?
Tardó unos cuantos segundos en responder y no fue una clara señal, aunque se niegue a aceptarlo.
—Eso creo. —declaró con una leve sonrisa para voltear sobre sus pies y salir alejandose del comedor.
Taehyung... mi pequeño hermanito.
—¿Por qué se fue? —sus lágrimas caían sin remordimiento alguno— Yu-Yuna... ¿por qué lo hizo? —no pude hacer más que abrazarlo con todas mis fuerzas.
Ring~ —mi teléfono se hizo oir sobre la alacena del desayunador. Lo tomé entre las manos para sonreír.
So Tall 😍
Ya estoy lista oppa.
Sonreí— Espero te alegres un poco al oírlo.
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—¿La notaste rara?
—Si, ¿crees qué algo pudo haberle pasado?
—Mhm... no lo sé, de hecho no pude hablar con ella estos días. —reconoci algo apenada al respecto.
—Entiendo. —suspiró frustrada para dejarse caer sobre la firme mesa de la cafetería— Falto un par de dias seguidos a clase y... no se que pensar. No responde sinceramente a mis mensajes.
—Sinb, dime algo... —no miento si digo que me siento una total entrometida, pero era mi mejor amiga, mi pequeña y dulce niña, a la cual debia de proteger— ¿conoces a Jimin?
—¿Park? —elevó su rostro con clara confusión. Asentí casi en un susurro, puesto que no me encuentro para nada segura de si debería de preguntar o no.
Puedo considerar que mi intervención en el asunto privado que Yuna no quiso compartir conmigo, ¿esta mal?, ¿es inapropiado?
Y como si fuera poco, al parecer, Eunbi podia leer mis pensamientos.
—¿Ocurre algo con él? —la duda me consume—unnie... —pero su voz fue interrumpida por la gravedad de él.
—Umjie. —levanté la mirada por encima de ella, para poder verlo de pie en medio del pasillo de nuestro local, sonreír.
—Changsub...
—¿Estás libre ahora? —fruncí levemente el ceño para guardar silencio.
—Lo siento mucho unnie. —volví la mirada sobre la rubia sentada frente a mí. "Sinb"— No quiero interrumpir más.
—N-no, espera no es así. —intenté arreglar el mal entendido pero obviamente no pude. Aprecie a la menor ponerse de pie, mientras tomaba sus pertenecias.
—Solo sal y diviértete. —sentí la simpatía en su tono, y la bella sonrisa en sus labios en un tierno gesto de apaciguar mis nervios.
—Oye...
—Adiós. —se despidio de ambos con una leve reverencia que el mayor imitó agradecido.
Suspiré para ponerme en pie y limpiar dicha mesa compartida. Levanté la mirada para con él, quien sonreía dulcemente, como en los viejos tiempos.
—Umjie bonita.
Pero tristemente, nada es como en los viejos tiempos.
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—Gracias señora Choi. —negó con una bella sonrisa.
—Gracias a ti por venir Tae. —se notaba cansada, las bolsas debajo de sus ojos le delatan, y eso me incómodo un poco— Hace tiempo no veíamos un rostro familiar por esta casa. Yunie necesita mucho más a sus amigos.
—Su hija es una gran chica. —sonrió entristecida al respecto.
—Gracias pequeño... —dubitativa continuó— Taehyung, —sus ojos me encontraron— ¿puedo pedirte un favor?
—Si, dígame.
—Acompaña a mi hija. Por favor, en el fondo, ella es muy frágil. —negó— Y hay muchas cosas que no logra superar y que no quiere enfrentar. —esbozó una triste sonrisa— Por favor Tae, ayudala a reencontrarse consigo misma.
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—Lo lamentó, pero es la política.
—Lo entiendo, gracias por permitirme sacar las cosas hyung.
Negó— ¿Una semana es suficiente para ti? —asentí cabizbajo— Jimin, realmente lo siento, pero yo... —aprecie la desilusión en su rostro intacto— es la política.
—Descuida. Se que lo intentaste, todo lo que pudiste Minhyuk, gracias por cuidar de la casa. —su celular comenzó a vibrar, al revisarlo continuo.
—Debo irme Jimin, ¿seguro qué estarás bien? —asentí sin más— ¿Estas seguro? Si quieres puedo cancelar y... —era irónico, el mejor amigo de papá podría preocuparse más por mi que el mismo.
Negué— Estoy bien, ve con calma. —asintió inseguro para palmear mi hombro, voltear y salir de la casa.
Volví mi vista hacia el comedor frente a mi, es inevitable sentir el escalofrío recorrer mi cuerpo y es que realmente pasó tiempo desde que no resido aqui.
—Jimin perdóname pero tu padre fue quien lo autorizó. Vendió la casa y no puedo seguir custodiandola, es su palabra contra la mía, su firma... lo siento mucho pero... el telegrama me exije desalojó y pronto.
Las duras palabras de Min Hyuk resuenan en mi cabeza, tal cual un muy mal presagio, en cuanto pise el piso de nuestro departamento, el teléfono sonó y la mala noticia llegó.
Lágrimas volvieron a querer brotar.
—Papá... —este era el último lugar que creí podria llegar a perder— hijo de perra... —mordi mis labios.
Cuando ella partió, él cambio y su cambio radicó sobre mi. Cuando su luz nos dejó, el calor de la casa se torno en frío y la luz en repentina y pronta oscuridad. Por lo que él decidió abandonar nuestro hogar y mudarnos para rentar sin más.
Entonces ahora, lo único... el único recuerdo que poseía de ella, lo perderé para siempre por su maldito egoísmo.
Gracias a ti... imbécil.
—Mamá... —solloce para dejar caer la caja de madera que sostenia entre mis manos.
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—¡Sinb! —me tomó por sorpresa encontrarle de camino al parque.
—Hobi. —sonreí— ¿Y esa estúpida sonrisa? —indago una vez de pie e inmóvil frente a mi.
—Porque es realmente cute mi nuevo apodo. —acaricié su cabello con confianza.
—Tsk, mejor te diré Jung. —reí tontamente debido a su ternura.
—Tan tierna.
—Soy cool, es muy distinto. —negué divertido con una sonrisa en mis labios— Hoseok, dime, —de pronto su timbre bajó y su semblante decayó— ¿sabes algo sobre Yuju? —se notaba realmente preocupada.
Negué— Tae nos contó que hace una semana que no asiste a sus clases, ¿estará enferma?
Suspiró— Lo dudo, pero... unos días atrás la senti algo extraña.
—¿Extraña?
—No lo sé... —cabizbaja meditaba en ello— Yerin también.
—¿Yerin actuando extraño? —no pude evitar sonreír— Creo que ella nació asi. Me la imaginó riendo en vez de llorar como cualquier otro niño. —comenté divertido.
Negó— Esto es distinto... —la seriedad se apoderó repentinamente de mi.
—¿Crees qué...?
—No lo sé, —suspiró— quizás y me preocupo de más.
Sonreí— Eres una gran amiga.
—Irónico, tu primo dice lo contrario.
—¿Mi primo? —indague con sorpresa.
—Últimamente habla de más, creó que me tomó cierta confianza. Tsk, es un idiota. —sonreí cabizbajo.
Y es que hay algo, muy adentro de mi que duele al escucharla comentar respecto a él... al recordar la mirada en los ojos de Jungkook para con ella durante el transcurso de dicha discusión repentina.
—EunBi. —llame a lo que no tardo en elevar su mirada seriamente.
—¿Qué ocurre? Sólo me llamas por mi nombre de pila cuando se trata de algo muy serio. —una sonrisa entristecida se apodero de mi semblante.
Valla que en pocas semanas y nos conocíamos a la perfección.
—Has pasado más tiempo últimamente con Jungkook...
—No, no tanto. —negó— Si asi fuera, creo que lo hubiera dejado sin nariz.
—Pero más que las primeras semanas de cursada. —frunció levemente su ceño.
—¿Y eso viene a...? —ladeo su mirada para cuestionarme.
—Acercate a él. —implore— Quiero que seas su amiga, que lo escuches, que lo apoyes.
—¿Tu quieres qué... —entre cerro sus ojos aturdida— pase más tiempo con él?
Asentí— Por favor. —suplique con una sonrisa forzada, fatigada.
No lo entendia, ¿por qué me dolia tanto pedirlo?, ¿por qué comenzaba a costarme apreciar su rostro?, ¿por qué la mirada de Kookie sigue apareciendo una y otra vez en mi mente? Pero por sobre todas las anteriores, ¿por qué me incómoda?
—Me pides que pasé... más tiempo con él.
•••••••••••••••
Mi mente se encuentra extraviada.
‹TOC TOC›
Devastada en compañía de las memorias.
—Mamá, estoy bien. —comenté a la espera de que su puño dejara de golpear contra la madera de la puerta.
‹TOC TOC›
No fue el caso, y dolió el reconocer a fin de cuentas... que estoy actuando como una carga.
—Ve a trabajar, descuida.
‹TOC TOC›
Sorbiendo mi nariz, me destape de las colchas para ponerme de pie y alejandome de la cama, abrir la puerta intranquila.
—Mamá te digo que... —pero nuestros ojos chocaron entre si— Tae... —susurre.
—¿Por qué tus ojos están inchados?
—indago con calma y el ceño fruncido.
Intente fregar estos al instante, obstante, sentí el peso de sus manos sobre las mías, alejandolas de mis párpados
—Taehyung...
—Mirame, ¿por qué estas llorando?
—Yo no estoy...
—¿¡Por qué me mientes!? —admito que el timbre alto de su voz me paralizó— ¿Qué es lo que, —pero de inmediato el temple regresó y la mirada en sus ojos denotan la aflicción de la que soy responsable— tanto te aflije?
Mis ojos comienzan a titilar, nuevamente a cristalizar sin posible retorno.
—T-Tae...
—Idiota. —susurro para rodearme entre sus brazos, en un verdadero y sincero abrazó.
No pude lograr borrar las cicatrices, cada una de las grietas que comienzan a forjar un camino sutil de fuertes heridas...
Me cuestionó el porqué sigo aquí, escribiéndote, pensándote... odiandome.
Y tú alma sigue en la lejanía, tu esencia borrandose en la distancia, tu aroma perdiéndose en el olvido... en medio de una tumba fría y solitaria.
EunBi... —eleve los brazos— te extraño... —me aferre a su pecho— y me odio por ello, porque... —llore como una niña tonta, lloré tanto como lo deseé— no lo merezco. No te merezco, perdón...
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