Capítulo 6
Los días habían pasado, muy difíciles. Hiccup notaba muy extraña a su esposa, muy indiferente hacia él. Incontables veces le preguntó si todo estaba en orden, pero ella seguía respondiendo lo mismo: "todo en orden".
Astrid seguía con esos dolores extraños, pero no era momento de preocupar a nadie si lo que estaba haciendo era inhumano. La única enterada de esto era Gothi, pero Astrid le suplicó que no mencionase nada. Desde luego, la anciana no estaba de acuerdo, pero era la voluntad de ella y no podía competir contra eso.
El día transcurrió de ese modo, como había sido usualmente. Hiccup estaba cansado de intentarlo, pensó que podían ser reacciones del embarazo lo que la ponían así.
Todos se fueron a dormir. La rubia estaba completamente centrada en su sueño, pero una sensación extraña y líquida en su pierna la hizo despertar.
Levantó las cobijas para observar y comenzó a temblar de miedo, asustándose y moviendo con impaciencia a su compañero.
Las sábanas estaban manchadas de sangre. Astrid sabía que esto era una señal peligrosa, y que si se alteraba, podía serlo aún más, pero no podía dejar de sentir tanta presión.
El castaño notó prontamente que Astrid estaba en shock, no le quedaba de otra que ayudarla a tranquilizarse, ya que si no cooperaba, podía tornarse difícil el asunto.
—Astrid, calma. Nada malo va a pasar —intentó ayudarla a parar, pero no reaccionaba. Seguía asustada.
Tragó saliva y tomó su rostro, mirándola a los ojos con la esperanza de que reaccionara, pero no fue así. Pasó el brazo de Astrid por sus hombros y la cargó hasta con Gothi.
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La anciana no tenía buenas noticias. El parto se había adelantado, pero no pudieron mantenerlo. Lucharon todo lo que pudieron, pero Astrid nunca tuvo cuidado en todo el embarazo.
Hiccup no tenía cara para decirle. Astrid en todo este tiempo, aguantó lo más que pudo, todo por su bebé. Intentó ser fuerte, pero todo indicaba que no funcionó. Ya había recibido mucho daño.
Ella estaba despierta, esperando noticias. Hiccup se asomó a la cama y la observó. Ésta esperaba una palabra de parte de él, pero su silencio era tan obvio, que volteó su vista y comenzó a sollozar. Era su culpa. No había margen de error, lo era.
—Soy una estúpida —se dijo, tomando su flequillo, estirándolo con frustración —. Todos me lo dijeron, todos me dijeron que debía evitar las emociones fuertes, pero no lo hice.
—Gothi dijo que estaba en peligro desde antes, pero lo que pudo rematarlo, fue alguna caída o golpe en la zona, puesto que parecía delicado, pero iba marchando bien con las precauciones que has tenido —la observó. Astrid tomó una postura diferente, llena de coraje.
—Fue cuando Daven me dejó caer —susurró, sin darse cuenta que sus ideas las había dicho en voz alta. Aunque la rubia lo dijo en un tono casi inaudible, fue completamente escuchado por Hiccup.
— ¡¿Qué Daven qué?! —abrió los ojos grandemente. Astrid salió del transe y notó el grave error que cometió.
—No, no... —quiso retractarse, pero el miedo en su mirada, en su voz, en su cuerpo que temblaba, eso lo dijo todo.
Estaba hecho furia. No podía creer que ese tipo fuese capaz de llegar tan bajo. La lastimó, los lastimó. Le hizo daño a su hijo, pero sobre todas las cosas, le hizo mucho daño emocional a ella que no lo soportó.
Astrid exigió que la escuchara y que no buscara problemas, pero estaba muerto del coraje. No escuchaba más allá de su mente, quien exigía poner en su lugar a Daven, hacerle ver todo el año que provocó.
No lo pensó ni dos veces y se apresuró a donde Daven estaba instalado. A estas alturas, no le importaba si el resultaba herido. Desde hace tiempo tenía ganas de esto. No tocó, simplemente pateo la puerta las suficientes veces para que abriera, y al entrar, Daven estaba sentado, tan tranquilo, sin una pizca de culpa visible.
Hiccup, apretando los labios, con el ceño fruncido y mucha fuerza, lo tomó por sus prendas y lo obligó a pararse de su asiento.
— ¡¿Quién te crees para lastimarla?! —lo agitó.
— ¿Te fue con el chisme? —expresó, molesto. Hiccup no toleró este comentario, que soltó el primer golpe en el estómago de él.
— ¿Qué le hiciste? ¡¿Qué le dijiste?! —obligó a que hablara, pero el golpe había sido tan duro que no tenía el aire suficiente para hablar —. Quiero que te vayas —afirmó, con la voz entrecortada. Es cierto que estaba enojado con Daven, pero pensar en lo que le habrá dicho y hecho a Astrid, lo llenó aún más de coraje e impotencia por no haberla protegido lo suficiente. Lo que más deseaba, es que se fuera de una vez.
—Ya le dije a Astrid que no me pienso ir sin ella. Y si tú te interpones, no sabes de lo que... —el castaño interrumpió.
— ¡Perdió al bebé! ¡Es tu culpa! ¡Tú hiciste que se presionara mucho! ¡La lastimaste física como mentalmente! —acusó.
—No, si ella lo perdió no fue por mi culpa. Fue tu maldita culpa, pues desde hace tiempo, ella ya sentía esas emociones negativas, que por cierto, eso también le hacía daño, ¿no? —recriminó, satisfecho de la reacción de Hiccup.
—Lárgate —fue lo único que pudo decir.
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Al final, resultó que correr a Daven de Berk no fue tan difícil, pues hubo apoyo del pueblo para ayudar al jefe a que esos pies no tocaran ni un sólo pedazo de suelo de Berk.
Daven se fue, y aunque eso sonase muy positivo, dejaba inmensos huecos en el corazón, inmensas decepciones. Valka no podía creer que haya sido capaz de tanto, de haber lastimado a la mujer que con tanto esfuerzo ayudó para que su hijo naciera sano y salvo.
Claramente, Astrid no tomó precauciones desde que comenzó el embarazo, pero si seguía al ritmo que tomó, había muchas esperanzas para que el bebé viviera. No obstante, el temor y la poca sutileza de Daven con ella, la dejó marcada.
La depresión que se aspiraba en el ambiente de la pareja era sumamente notoria. La rubia, culpándose de todo lo sucedido, con mucha vergüenza hacia Hiccup, pues por su irresponsabilidad, perdió algo tan valioso que no sólo era de ella, era de ambos. Era una prueba de todo el amor que sentían, y ella no supo protegerla.
Hiccup, por su parte, se sumergía también en aquel laberinto sin fin, pensando una y otra vez en las palabras del que ahora, ya no estaba. Fue un mal padre, un mal esposo, un mal hijo, un mal jefe. Dio la peor de las imágenes a su pueblo, pero más importante, a sus seres queridos. No podía culpar a Astrid de sentir tanta desesperación, pues incluso él, la hubiese sentido.
Sin embargo, ninguno de ellos se puso a pensar, que tal vez la cura de todos sus males, es estar juntos. Que así como lucharon para llegar hasta acá, debían hacer lo mismo y salir adelante, por la memoria de su hijo, por salvar el matrimonio, por el amor que aún se tienen.
Ni Astrid ni Hiccup tenían idea que ambos estaban sumergidos en el mismo hoyo, culpándose a sí mismos sin tener idea de esto, sin tener idea que las cosas pasan por algo y que, quizás, ninguno era culpable de la muerte de su primogénito.
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Después de unos días, prosiguieron con rendir tributo a los valientes viviendo en el Valhalla, donde Hiccup y Astrid querían que recibieran a su hijo y lo protegieran.
Hiccup seguía sintiendo culpa, pero sabía que Astrid no la estaba pasando bien. Incluso, pensó que tal vez ella la estaría pasando peor.
Hiccup está resignado a que cometió muchos errores, pero Astrid sigue pensando en el hubiera, cosa que no existe. Lo único que quedaba por hacer, es que entre en razón, apoyarla, cuidarla, subir su ánimo, hacer que recupere la fortaleza vikinga que lo enamoró.
Astrid seguía callada en su habitación, sin haber comido nada. Llevaba así varios días y todo era reflejado en su aspecto; su piel estaba sin color, reseca; sus ojos eran acompañados de ojeras, sin olvidar que estos estaban vacíos, no había brillo en ellos. Su delgado cuerpo, que parecía que con un mínimo tacto, se rompería. Su estado estaba crítico. No toleraba verla así, pero a diferencia, es que ahora sí estaría para acompañarla.
Preparó un poco de comida. Algo delicioso que fuese fácil de tragar, pero en proporciones pequeñas para que no tuviese una reacción después de días sin comer. El castaño borró todo rastro de negatividad en él, y entró con una enorme sonrisa.
— ¿Cómo está la chica más hermosa? —pero Astrid no contestó. Hiccup sabía que no sería misión fácil, pero no se rendiría —. Te traje algo de comer —se acercó a la cama, pero Astrid seguía sin prestar atención.
Suspiró. Paciencia es lo que necesitaba. Dejó a un lado la comida, y se sentó al lado de ella. Ésta se encontraba de lado, con la vista a la pared. Hiccup removió su rubio cabello y descubrió su rostro.
Astrid sentía pena, pena de que la mirara en ese estado.
—Perdóname, perdóname por no ser la madre que tú y mi hijo esperaban —emitió, aún con la mirada perdida.
—No, no eres tú la que debe pedir perdón —suspiró —. Ambos nos equivocamos, en muchas cosas. Bien dicen que todo sucede por algo, y esto me da a pensar que, ninguno estaba preparado para esa responsabilidad —Astrid se levantó lentamente, prestando atención a Hiccup —. Astrid, no podemos cambiar los hechos. No podemos estancarnos en este dolor por toda la eternidad. Debemos continuar con nuestras vidas. No sufrimos esta pérdida sin haber aprendido algo —la miró a los ojos —. Y la única forma de superar esto, de avanzar, es juntos.
—Pero... ¿cómo dejo de sentirlo? —cuestionó, con los ojos cristalinos, levantando su rostro.
—No se deja de sentir, vives con él —Hiccup se levantó y le estiró su mano, esperando que la rubia la tomara.
Astrid sentía no estar preparada. Sentía tanto dolor y decepción que creía que jamás pasaría. Deseaba seguir acostada en la cama, pero sabía que eso no la ayudaría a salir de nada. También debía pensar en su esposo y en que ambos se necesitaban. Entonces, fue cuando decidió tomar su mano.
Estaba cansada, ya no quería seguir pasándola mal. Fueron nueve meses difíciles que, al final, no terminó en algo bueno. Cometió errores, pero era hora de enfrentarlos y buscar estar bien.
Abrazó al castaño. Estar con él era lo que la hacía feliz, por él sería fuerte, porque lo amaba y no le importaba nada que haya ocurrido en el pasado, ya era el presente.
Hiccup tomó malas decisiones en un principio, como descuidar su hogar e incluso, descuidarse a él. Pudo haber perdido algo por lo que tantos años luchó, pero la mejor opción fue, nunca estar dispuesto a dejar su felicidad cuando ésta está a tu alcance. Jamás estuvo dispuesto. Y aunque hubo resultados negativos, dejar a Astrid hubiese sido un error, pues ella todo lo que necesitaba, era a él.
Al final, no se debe reemplazar o tirar algo que está roto; se debe pegar, reparar, pulir, hacer lo que sea para que vuelva a su forma. Todo depende el lado de la moneda, a veces puede funcionar, otras, sin embargo, no. Pero siempre es mejor intentar que perder sin haberlo hecho. Ellos lo hicieron, su relación estuvo rota mucho tiempo, pero lograron encontrar la abertura que no la hacía funcionar como debía.
Todo estará bien, no hoy, pero sí con el tiempo.
Fin
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¿Cómo están, chamas?
La verdad que la gran parte del capítulo estaba ya casi terminado, pero me pasaron muchas cosas en este tiempo que me hizo caer en alta depresión y bai con todo mi trabajo. No quería continuar.
Pero ya estoy aquí, más arrecha que nunca y feliz porque la historia fue nominada para un concurso del cual no les informé por la misma mula suelta, pero bueno, no sé qué tan bien nos vaya. Los votos están bajos y hay empate, pero considero que mi historia es original y pues tiene mucho amor y esfuerzo. Fue actualizada a buenas fechas (excepto por el final xd) y con mucha preparación. Igual, gramaticalmente, fue revisada mínimo unas cincuenta veces xd.
Claro, no he leído la competencia y me gustaría hacerlo para ya hacerme a la idea de que vamos a perder ahr.
Una disculpa por la tardanza, como seres humanos sensibles que son, sé que me entenderán ;'3
Me encantaría contarles lo que sucedió y las razones, pero siento que son cosas a las que no le debes dar la vuelta, debes dejarlas allá donde se quedaron.
Igual, como siempre, con inseguridad de lo que escribo, simplemente paciencia a las incoherencias plz :'v
Pero si les soy sincera, me gustó mucho la frase con la que cerré el final, creo que quedó a la perfección.
Espero que mínimo les haya hecho pasar un buen rato leyendo esto y esperemos ganar en las votaciones, que lo veo un poquito difícil.
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