RAN HAITANI | 506
506 - Morat, Juanes
Estas a las siete de la noche en tu habitación, aburrida, tu estación y época del año favoritas están a punto de comenzar, no hace calor pero empieza a hacer frio y te encanta esa temporada, sin en cambio, eso por alguna razón no te emocionaba.
Acostada en tu cama mirando detenidamente al techo comienzas a pensar en lo aburrida que ha sido tu vida últimamente, no has vivido nada interesante que te haga sentir esa alegría o adrenalina en la sangre, no hace dos años, no desde el.
Hace dos años que no sabes de él, pero no te interesa hacerlo tampoco, él te dejo muy en claro que no quería que lo buscaras ni mucho menos que continuaras en su vida, entonces, ¿Por qué estás pensando en el?, ¿Por qué nuevamente Ran Haitani viene a tu mente?
Solo ahí, vienen esos dolorosos recuerdos que tenías guardados en tu memoria y que no habías vuelto a sacar hasta ahora, pero, ¿Por qué?
Flashback
Estabas caminando apresuradamente al reformatorio, la batalla de Tenjiku según lo que te contó Ran, tu novio, había acabado muy mal, dos compañero de la pandilla a la que Ran pertenecía resultaron heridos y una falleció.
Ahí nuevamente recordaste lo peligroso que es el mundo de las pandillas y lo mal que puede resultar unas veces.
Llegas al reformatorio y pasas la correspondiente seguridad que te dejan pasar, anunciando a Ran que tenía visita.
Te dijeron donde debías sentarte a esperar y lo hiciste, fueron cuestión de minutos que parecieron horas para verlo, se sentó frente a ti, con ese característico uniforme horrible color naranja y con sus características trenzas desarmadas, tenía el cabello suelto y un semblante serio que no supiste descifrar.
-Ran, dios estaba muy preocupada- comentaste tocándole el rostro viendo que tenía unos moretones, raspones y vendajes ya curados. -¿Cómo estás?, ¿Cómo esta Rin?, no están tan heridos los dos verdad-
Ran aun con las muñecas esposadas, alejo tus manos de su rostro, cosa que te extraño, pensaste que lo primero que querría serian tus caricias que según él lo curaban de todo dolor.
Alejaste tus manos con confusión, pensando que tal vez no querría que alguien más lo viera a él rindiéndose ante tus pies.
Estabas a punto de hablar cuando él te interrumpió.
-¿Qué haces aquí?- dijo con su voz tan seria que te asusto un poco.
-Pues quería ver como estabas tú y Rin, que más haría aquí-
-Yo no te pedí que vinieras, solo te avise-
-Ran que carajos te pasa, estoy preocupada por ti, ¿Por qué demonios me estás hablando así?-
No entendías la razón del porqué de repente la forma tan grosera en la que te estaba hablando, supusiste que tal vez sería por la muerte de su compañero pero decidiste no tocar el tema ya que podría ser un tema sensible para él.
Suspiras y hablas.
-Mira Ra- no terminas ni de pronunciar su nombre cuando te interrumpe abruptamente.
-Vete-
-¿Qué?-
-¿No me oíste?, que te vayas, no te quiero aquí-
-Ran entiendo que estés dolido y enojado pero no me tienes que tratar así-
-¿Y porque te trataría de una forma especial?- pregunta como si no conociera la respuesta.
-Porque soy tu novia- dices con una seguridad
-Pues ya no, vete carajo, me enferma ver tu cara de falsa preocupación-
Te empezaste a molestar más allá de ponerte triste por lo que te decía, porque sabias que no era verdad, sabias que lo decía porque estaba dolido y porque tal vez te estaba protegiendo, lo conocías tan bien que no dudabas de eso.
-Ran de que mierda estás hablando, como carajos me vas a decir que ya no somos novios así de la nada-
-¿Es que acaso eres sorda?, te estoy diciendo que terminamos-
Tu semblante empezó a flaquear en el instante en que dijo eso.
-Ya no te quiero conmigo, solamente eres un estorbo en mi vida-
-Ran para-
Pero el no cedía, estaba convencido de que solo lastimándote lograría que te alejaras de él, porque el así lo creía mejor, te quería proteger después de ver que a muchos no les importa tomar venganza con personas inocentes que no tienen nada que ver en el mundo de la pandillas.
Le dolía hasta lo más profundo de su ser ver la tristeza reflejada en tu hermoso rostro y más aún saber que es el causante de esta, se odio por lo que diría, pero ya no había marcha atrás, estaba terminando contigo.
-Ya no te quiero conmigo, ni ahora, ni en un futuro- tus lagrimas comenzaron a brotar sin previo aviso, eso hizo que se odiara aún más por decirte todas esas estupideces que no eran ciertas. –Eres tan débil y molesta, entiende ya no quiero estar contigo, no te quiero ver más-
-Ran sé que no es cierto y que no crees todo lo que dices-
-¿Cómo estas tan segura?- dijo con su voz arrogante que tanto odiabas que usara contigo. –Dímelo, porque de otro modo eres más idiota de lo que pens-
Un estruendoso golpe seco se escuchó en la habitación, acto seguido sintió como su cabeza estaba de lado y como su mejilla ardía, lo habías abofeteado.
Te encontrabas parada frente a él con el ceño fruncido pero con las lágrimas corriendo por tus mejillas, lo observaste por unos segundo que para el parecieron eternos, no se esperaba que lo fueras a golpear, sin embargo, se lo merecía.
Ambos viéndose fijamente y ninguno quería perder ese duelo de miradas que tenían, hasta que decidiste hablar.
-No sé por qué mierda me dices todo esto tan repentino, si querías terminar conmigo simplemente lo hubieras hecho, pero si ti intención era lastimarme, déjame decirte que lo lograste-
Comienzas a caminar dirigiéndote a la salida, abrazándote a ti misma sin creer lo que te acaba de decir tu ahora exnovio, actuaste como si no te importara cuando en el fondo comenzaban a carcomerte las inseguridades que el una vez curo en ti.
Antes de salir completamente te detuviste sin voltear atrás, y dijiste.
-No quiero volverte a ver, te cumpliré lo que más deseas y saldré de ti vida, espero y no te arrepientas-
Sin más te fuiste en un mar de lágrimas, lo que no sabías es que dejaste a Ran igual, tus palabras tan decididas lo lastimo pero sabía que era lo que tenía que hacer para protegerte a su manera, aunque esto significara dejarlo con el corazón roto y vacío, aunque le doliera.
No te enteraste de sus lágrimas porque nunca más volteaste atrás, no más.
Ran prefirió dejar su corazón y el tuyo roto a que alguna vez alguien se atreviera a tocarte un solo cabello tuyo.
Fin del flashback
Sientes como una lágrima traicionera corre a lo largo de tu mejilla por los amargos recuerdos que acabas de tener.
-Que estupideces estoy pensando-
Dices en voz alta, no sabías porque tan de repente tenías esos recuerdos y sobre todo porque llego a tu mente él, si hace años no lo hacías.
Decidida a no seguir en ese estado, decides salir a despejar tu mente en las grandes y bastas calles de Shibuya.
Por otro lado estaba Ran, Ran Haitani con el teléfono en mano, listo para marcar al número que se proyectaba en la pantalla.
Jin Haruno
Es lo que decía en su celular, nunca borro tu número, quería marcar, siempre quiso pero la inseguridad y duda surgían, sabia el daño que había causado, sin embargo, en esos dos largos años no pudo sacarte de su cabeza en ningún momento.
..............................................................
Una vez que te cambiaste, sales de tu casa con la intención de despejar tu mente, estas vestida con una blusa negra de cuello de tortuga, una falda color lila ceñida a tus caderas y piernas que es algo corta pero poco te importaba eso, unas medias negras, un saco negro y unos tenis converse, empezaba a hacer frio pero no lo suficiente para que no pudieras usar falda.
Emprendes tu camino a donde sea que tus piernas e instinto te lleven, porque ni tú misma saber a dónde quieres ir.
Caminando por las calles de Shibuya empiezas a notar la numeración de las casas, nuevamente viene a tu mente que no mucho ha cambiado desde que él se fue, o más bien, desde que te alejo de él.
Suspiras y sigues caminando.
..............................................................
Ran sigue con su mirada puesta en el teléfono, en un debate mental de si marcarte o no, esto parece perturbarlo demasiado que incluso su hermano Rindou lo nota, así que este decide hablar.
-Ran ¿Qué tienes?-
-Nada Rindou- contesta aun con la mirada en el aparato, Rindou se acerca a ver qué es lo que tanto mira su hermano y no se sorprende al ver tu nombre en la pantalla.
Rindou sabía lo que hizo su hermano, el cómo te lastimo y le dijo que era un idiota, pero también sabía que en todo ese tiempo nunca te dejo de querer, mucho menos te olvido.
-No lo pienses y hazlo- dice Rindou para por fin su hermano se sacara esa inquietud de marcarte.
-¿A qué te refieres?- el mayor dice confundido
-No te hagas idiota y márcale-
El mayor de los Haitani sonríe de forma amarga y comienza a hablar.
-Aunque la llamara nada me asegura que este sea el mismo número de antes, además lo más seguro es que no responda por ser un número desconocido y si llegara a responder lo primero que me diría es que me odia y que no me quiere ver-
Rindou nunca vio a su hermano inseguro, a menos que fuera por ti, el verlo de esa manera le dolió.
-¿Cómo sabrás lo que dirá si no lo intentas?, no tienes nada que perder-
¿Qué mierda hago?, Pensó Ran.
-Yo me voy, está empezando a hacer frio, ¿Vienes hermano?- pregunto Rin a pesar de que ya sabía la respuesta.
-Me quedare un rato más-
-Bien, no te tardes demasiado-
Rin se va, Ran se queda ahí pensando en marcar, hasta que se decide y lo hace.
..............................................................
Continuaste caminando, hasta que te diste cuenta de que estabas llegando al corazón de Shibuya, te detuviste un momento a observar el tumulto de gente que había en el lugar.
Un sonido te distrae, y lo escuchas en la bolsa de tu saco, es tu celular, lo sacas y ves que es un número desconocido, estabas indecisa entre si contestarlo o no, pero decidiste hacerle caso a tu intuición.
-¿Hola?, ¿Quién habla?-
-....- nadie contesto.
Ran se sorprendió de que contestaras, de que fueras tú, tanto que se le fue el habla por un momento.
-¿Hola?.... voy a colgar- te disponías a hacerlo pero escuchas como alguien habla.
-¿Hola? Jin, soy Ran-
Te detienes y piensas, ¿En verdad es él?, no esperabas que fuera él.
-Ran, ¿eres tú?-
-Si Jin, soy yo-
Las lágrimas se quieren asomar por tus ojos, llevas una mano a tu boca para taparla, no quieres que escuche la emoción en tu voz, de que lo encontraste, o más bien, de que él te busco.
Tu orgullo, enojo, resentimiento y ego vuelve a salir a la luz no dejándote expresar sin una de estos sentimientos.
-¿Qué quieres?- escupes con enojo. -¿Por qué me buscas después de dos años Haitani?-
Ran esperaba tu odio desde antes, aún recuerda vívidamente lo resentida que podías llegar a ser, sin embargo, eso no lo hace dudar de su plan inicial.
-Lo siento, lo lamento de verdad- hace un pause mientras toma aliento. –Entiendo si no quieres escucharme o saber de mí, pero te pido por favor que lo hagas una última vez-
-Bien, habla-
-Lo siento por alejarte cuando solo necesitaba apoyo, fui y soy un idiota por pensar que lastimándote te iba a proteger-
-De verdad me lastimaste-
-Lo sé y lo lamento demasiado, me arrepiento de haberte dicho toda esa mierda, porque nada fue real-
Lo sabía, sabía que no era cierto, pensaste.
-Pero no me voy a perdonar...- notas como traga duro saliva. –No me voy a perdonar si no lo intento otra vez, no voy a dejar que todo sea una causa perdida-
Te sorprendes ante la sinceridad de sus palabras, el mismo Ran Haitani, conocido por ser un sádico sin sentimientos, estaba al otro lado de la llamada desnudando su corazón y alma.
-Si ya no te vuelvo a ver será por mala suerte y no por mi cobardía de no quererte hablar-
Notaste como tomo un suspiro para seguir hablando, mas sin en cambio, de tu boca salieron dos palabras en automático.
-¿Dónde estás?-
-¿He?- tu pregunta repentina lo descoloco un poco.
-¿Dónde estás?- no sabías si querías volver a verlo, pero tal parece que tu boca y corazón hablaron por si solos.
-Estoy en el café al que solíamos ir, el que está a unas cuadras del centro de Shibuya ¿Y tú?-
-Estoy a unas cuadras de llegar al centro de Shibuya-
El instinto los persiguió, empezándose a buscar y caminando apresuradamente para poderse encontrar, no hicieron falta palabras para decir lo que ambos querían, verse.
Mientras caminaban continuo hablando.
-Eres la única persona que me ha logrado enamorar, te metiste de lleno a mi corazón y ahora solo estas tu ahí, y aunque lo trate de negar siempre diría que sí, si es contigo-
Dios eres tan lindo.
Las respiraciones agitadas se escuchaban a través del teléfono, dejando en evidencia su desespero por encontrarse.
No le habías respondido a lo que decía, no porque no quisieras, sino, porque no sabías que decir.
-Llegue / Llegue- mencionaron los dos al mismo tiempo, comenzaron a buscarse con más afán que antes.
-No me voy a perdonar por nunca admitirlo, por nunca decírtelo y que cuando quiera hacerlo tú ya no estés- notas como dice eso con cierto temor, como le recordara algo.
-¿Por qué nunca me dijiste esto antes?-
-Tenía miedo de lo que me fueras a decir y que una de esas cosas fuera que ya no me querías ver-
Ríes mentalmente por su tierno temor de perderte, ese que, ahora sabes que nunca se fue.
-Que tonto eres por creer eso- percibes su risa al otro lado de la llamada.
No dicen nada más, solo se escuchaba la respiración agitada de ambos, tratando de verse.
Hasta que lo hicieron.
Ahí lo viste, parado vestido muy similar a ti, como si se hubieran puesto de acuerdo, con sus características trenzas que tanto te encantan.
Él te vio, con tu inolvidable ondulado y alborotado cabello negro como la noche, tu vestimenta parecida al suyo, como si una vez más el destino les dice que deben de estar juntos.
Corren entre la gente, abriéndose paso, empujándola si es necesario, escuchan varios insultos, sin embargo, poco les importa eso.
Cuando están lo suficientemente cerca decides lanzarte en sus brazos, te atrapa uniéndose en un largo y amoroso abrazo, te eleva del piso, prácticamente vuelas debido a su altura, así que enrollas tus piernas alrededor de su cintura.
Posas tu cabeza en el arco de su cuello, en un intento de contener o esconder tus lágrimas, lágrimas de felicidad.
Te abraza un más suave pero firma, vio como escondiste tu cabeza en su cuello, con una mano busca tu mejilla tratando de que lo voltees a ver, una vez que lo consigue comienza a hablar.
-¿Cómo estás?, no sé por qué pero pensé en los dos, moría de ganas de escuchar tu voz, se siente igual, nada cambió-
Ves sus hermosos ojos violetas, perdiéndote en ellos, viendo el hermoso brillo que tiene cuando está contigo, pensaste que en todo este tiempo solo estuviste engañándote a ti misma, reprimiendo ese recuerdo y sentimiento que te dolía, realizaste que nunca lo dejaste de querer porque de otra manera no estarías así con él.
Ran nota como te perdiste en sus ojos con una sonrisa boba en tu rostro, aun así decide continuar hablando.
-¿Cómo estás?, sigues viviendo en el 506, donde dejamos el primer amor con 16- acaricia delicadamente tu mejilla. -Recuerdo por qué me enamoré, recuerdo lo que te enamoró pero contestaste y ya se me olvidó por qué se acabó-
Las lágrimas salieron sin tu consentimiento, al no creer que, otra vez lo habías visto, que estaban juntos, abrazados, que es real lo que una vez deseaste.
-No llores por favor- ríes y te secas una lagrima.
-Idiota, como no quieres que llore- haces una pausa. –No te veo ni he sabido de ti en dos años, llegas de la nada y me dices todas estas cosas lindas, me pone sentimental-
Te deja despacio en el suelo, volteas a verlo inclinando tu cabeza hacia arriba y el para abajo, recuerdas la abismal diferencia de altura que hay entre ambos.
-¿Así que te digo cosas lindas?- dice con esa sonrisa arrogante en su rostro y quieres borrársela de inmediato.
-Tonto- ríes mientras te limpias los rastros de lágrimas que quedaban en tus mejillas y él te ayuda.
-Lo siento- dice nuevamente.
-Ya me lo dijiste muchas veces-
-Nunca serán suficientes- dice con un semblante de total sinceridad.
-No tienes que disculparte demasiado, te perdono-
-Gracias- te acerca más a él. –Quiero... quiero intentarlo otra vez, si tú estás de acuerdo, entenderé si no- toma tus manos entre las suyas y las entrelaza con gran delicadeza. –Quiero hacer las cosas bien, aun mejor-
Refuerzas su agarre entre sus manos y hablas.
-Ran, yo también quiero, en todo este tiempo no ha habido nadie que quiera, que ame con la misma intensidad que tú, porque contigo diría que si a cualquier cosa si es contigo-
Se acerca peligrosamente a tu rostro, rozando tus labios, se quedan así disfrutando del íntimo momento que tenían los dos a pesar de estar en la calle.
-¿Puedo besarte?- susurra en tu boca.
Como si no conocieras la respuesta.
-Si- y decidiste besarlo.
Un simple si fue el detonante de un más de emociones acumuladas y reprimidas por tanto tiempo, que en algún momento tenían que salir a flote.
Ese beso sello ese pacto de amor que habían hecho nuevamente, uno que nunca se debió romper y que ya habían sellado tiempo atrás.
El cielo nocturno y estrellado, las luces de Shibuya, la gente que iba pasando fueron testigos de la promesa de amor que hicieron y que nunca más romperían.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top