------ MATTEO ------

Por años traté de olvidarme de mi sueño de ser cantante. Incluso tuve que irme al extranjero, para olvidarme de lo sucedido. Cuando estudié en Italia, entré a una obra de teatro de la escuela. Es ahí donde me contactaron para hacer un casting y convertirme en actor juvenil. Al principio lo tomé muy a la ligera, pero fue en ese entonces que la idea de venganza contra Farah entró a mi cabeza.

Me convertí en actor juvenil secundario, en una serie corta, pero les gustó tanto mi actuación y mi físico, que me eligieron como protagonista en dos películas, que fueron éxito mundial. Todo eso y más realicé. Me volví compositor de canciones. Alternaba mi vida escolar con mi trabajo. Trabajé arduamente cada día. Y todo, para regresar a Los Ángeles, y hacer pagar a Farah lo que había hecho.

Durante las grabaciones de la última película que grabé, por casualidad conocí a la famosa joven cantante de pop, Quinn Miranda. Nos dimos cuenta que nuestras madres eran amigas desde la juventud. Le compuse algunas canciones para su nuevo álbum, y ella quedó fascinada. A cambio de esas canciones, ella me ayudaría a desenmascarar a Farah. También Quinn me contó su historia. Iba a realizar mi perfecto plan junto a ella, hasta que, una noche regresé a la mansión y vi a Abigail en la cocina de mi casa, llorando.

Abigail, la hija de la señora Lila, nuestra sirvienta de muchos años en la mansión. Ya la había conocido años antes, sin embargo, nunca le había hablado como tal. Sólo recuerdo que íbamos en la misma secundaria y solía venir algunas veces a la mansión, para ayudar a su madre con las labores. Ella estaba en la cocina, hablando por celular. No pude evitar escuchar lo que decía en su conversación...

—Farah me amenazó, dijo que me iría peor si me acercaba a Neal. No puedo creer que nos dejara sin casa a mi madre y a mí. Y lo peor es que Neal no me cree. —sollozó Abigail.

Ella notó mi presencia y colgó nerviosa el celular. Me acerqué a ella.

—¿Joven Matteo? ¿Ya regresó? —me miró sorprendida. —Disculpe, joven Matteo. No volveré a hablar por celular durante mi trabajo en esta casa. Ahora mismo limpiaré la cocina. — se limpiaba las lágrimas con las mangas de su suéter.

—Olvida la limpieza, ¿Qué fue lo que Farah te hizo? —pregunté seriamente, saqué un pañuelo y se lo ofrecí. —Quiero saberlo todo. De ahora en adelante, me ayudarás con algo que tengo planeado. Y no me llames de "usted", dime Matteo, somos de la misma edad. Seremos compañeros.

Por casualidad acudí a una tienda de música. Compraría el nuevo álbum de Quinn. En ese entonces, se escuchaba un escándalo en el primer piso del centro comercial. Eran los gritos de Abigail, y los chicos y chicas alrededor de ella. Todos se le fueron encima, para agredirla.

—¿Qué está pasando? —me acerqué a preguntar a uno de los espectadores del escándalo.

—El club de fans de Farah Benson vino y está atacando a la chica. No sabemos por qué. —me respondió.

Fue ahí donde me di cuenta del peor problema que tenía Abigail, por culpa de Farah. Tuve que entrar entre la pequeña multitud de fans que había, y ayudarla. Les advertí a todos los agresores que ya había llamado a la policía y que todos se irían a prisión. Todos me reconocieron, e inmediatamente se alejaron del lugar.

Ahora todo tenía sentido para mí. Abigail y yo teníamos un problema en común... y era Farah.

El plan iba a la perfección. Abigail me había ayudado como quedamos. Hicimos quedar mal a Farah como coach vocal. Pero eso no era todo el plan. Todavía quedaba más por hacer.

—Tengo que ir al baño. —le dije a Abigail.

En realidad no fui al baño. Caminé el pasillo hasta el fondo, donde estaba Farah sentada. Ella se levantó inmediatamente al ver que yo me acercaba a ella.

—¡Tanto tiempo...! —dije sarcástico.

—¿Por qué viniste? —preguntó ella, muy nerviosa.

—Yo también te extrañé, Farah. —respondí sarcástico. —¿Qué sucede? ¿Creíste que nunca nos íbamos a encontrar? 

—Matteo, ya te pedí perdón. Escucha, tenía que ganar el concurso. Realmente quería ser famosa.

—Lo habrías ganado o perdido limpiamente. No había necesidad de hacer lo que hiciste. Pero eso no fue lo que más me dolió. Te entregué mi amor y mi confianza. De verdad creí que me amabas. —dije serio.

—Te amaba... —tocó mi pecho con una mano.

—Me amabas tanto que me destruiste. —respondí quitando su mano. —Hubiera preferido que me odiaras desde un principio.

—No le dirás a nadie lo que hice, ¿Verdad? —dijo nerviosa.

—No te preocupes. Afortunadamente no soy como tú. Espero que disfrutes la fama que gozas ahora. La fama que me robaste.

Di media vuelta para irme, pero ella me tomó del brazo.

—Matteo, no te vayas. Perdóname... Tú también eres famoso ahora. —dijo ella detrás de mí, luego, se acercó a mi rostro plantando un beso pequeño en mis labios. La retiré inmediatamente.

—¡No te me acerques! Ya te perdoné desde antes. Pero yo nunca olvido. —me solté de su agarre. Intenté limpiarme su beso, con la manga de mi suéter.

Seguí caminando todo el pasillo hacia donde estaba Abigail. Al mirarla de lejos, noté que ella hablaba con Neal Harrison, su exnovio. Él le extendió su brazo y ella estaba como estatua.

Sabía que ella estaba confundida al respecto. Noté que Farah me siguió y estaba parada detrás de mí, a unos cuantos pasos. Me acerqué a Abigail y le planté un beso en la mejilla, para después, abrazarla totalmente. Tanto Neal como Farah quedaron impresionados con lo que había hecho. Abigail me miró extrañada por lo que hice. Ni yo mismo sabía por qué actué así. Eso no estaba en el plan que acordamos ayer.

Al final nos fuimos del lugar. Subimos al auto. Recordé el beso de Farah, por lo que tomé un pañuelo y traté de quitármelo. Noté que Abigail me miraba. Me sentí algo nervioso cuando lo hizo.

—Me cepillé los dientes después de los panecillos, y me quedó la pasta dental pegada en la boca. —le expliqué. Ella me miró raro, para luego desviar su vista a la ventanilla.

Durante todo el camino, no dejé de pensar en Farah y ese beso que me dio.

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Nota: Creo que alguien no ha olvidado a su ex :(  Pero bueno. ¡Gracias por leer!

-Lau De Nu'est