Capítulo 1. Debut


---- ABIGAIL ----

Casi era nuestro turno de subir a cantar al escenario. Mi cuerpo temblaba, mis manos sudaban. Mis compañeras estaban muy emocionadas por presentar nuestro debut en vivo como el girl group de pop: Diamonds, excepto yo. Nos encontrábamos detrás del escenario.

—Chicas, ¿ya están listas? Seguimos nosotras después del grupo que subió. —sonrió Carolina, nuestra compañera de grupo. Es la vocalista principal y la que lleva las partes más difíciles de las canciones.

—¡Yo sí lo estoy! Éste ha sido mi sueño desde siempre. No puedo creer que subiremos al escenario. —respondió muy alegre Astrid, otra compañera. Posee una voz bellísima, y hace unos falsetes increíbles.

—Escuché que vendrá el actor y compositor Matteo Fainello. Tan guapo, que me emociona conocerlo en persona. —habló Carolina. —Amo su papel de "Jason" en la serie Fight for our love, de las nueve de la noche.

—¡Yo igual! Además, también vendrá la pareja del momento... el guapísimo Neal Harrison y la hermosísima Farah Benson.

—¿Qué?¿Neal Harrison estará aquí? —pregunté sorprendida.

—Sí, él y Farah. Envidio tanto a Farah. Ella es tan hermosa, una diosa, y tiene una voz tan única. Creo que nadie le llega ni a los talones. —habló Astrid, muy emocionada al respecto.

—Así es, ya quisiera tener el cuerpazo que ella tiene, y su voz. Mis notas jamás se igualarán a las de ella. —dijo Carolina. —Definitivamente me emocioné mucho cuando Neal anunció oficialmente su noviazgo con Farah. Siempre supe que esos dos traían algo, sabía que terminarían juntos.

—¿Pero has visto cómo se miran ambos? Él la mira con mucho amor... —habló Astrid.

—¿Podrían guardar silencio? —pregunté molesta.

—Amanda, cálmate. No dijimos nada malo, ¿Estás enojada? —preguntó Astrid, tomándome del hombro.

—Oye, Astrid tiene razón. Siempre que mencionamos a Farah o a Neal te pones así. ¿Te molesta que hablemos de ellos? —preguntó Carolina.

Nara me miró, era la única que sabía la verdad sobre mí. Sobre todo porque era mi mejor amiga desde secundaria.

—Lo siento. No volveré a actuar así. Estoy muy nerviosa porque es la primera vez que subiré a cantar frente a un público muy amplio. —me disculpé.

—No hay problema, Mandy. Todas tenemos algo de nervios. —mencionó Astrid.

—Miren, ¡Ya llegó Matteo...! —interrumpió Carolina, quedando casi estupefacta al verlo. —Se ve mucho más guapo en persona que en la serie de las nueve de la noche.

Todas miramos a donde ella señalaba. Efectivamente, el gran Matteo Fainello estaba aquí. Actor juvenil y compositor de origen Italiano/americano, de familia adinerada. Un joven de mi edad, alto, de buen cuerpo, guapo, cabello castaño oscuro, ojos marrones claros, labios atractivos y una piel tan blanca, que pareciera que nunca se había expuesto a la luz del sol en toda su corta vida. Sí, era el chico perfecto para cualquiera de nosotras, excepto para mí.

—¡Hola, chicas! —saludó Matteo al acercarse a nosotras, sin mostrar alguna expresión en su rostro. Pareciera como si no pudiera expresar algún tipo de sentimiento.

—¡Matteo Fainello! —Astrid pronunció su nombre, a punto de desmayarse.

—El mismo. —respondió él, de manera indiferente —Supongo que ustedes son las Diamonds, y van a debutar hoy en el escenario, ¿cierto?

—Así es. Déjame decirte que somos muy fanáticas tuyas, y te admiramos demasiado. —habló Carolina.

—Entonces... ¿También me admiras... Amanda? —preguntó él directamente. Las chicas posaron su mirada en mí, al ver que el mismísimo Matteo me hablaba.

—Bueno, mis compañeras hablan por ellas mismas. No todas pensamos igual. —respondí algo nerviosa.

Matteo se alejó con una apenas perceptible sonrisa sarcástica que dibujó en su rostro.

—¿Qué fue eso? —me preguntó Astrid. —¿Conoces a Matteo?

—No. No lo había visto nunca. —respondí.

—Es que se dirigió a ti como si te conociera.

—De seguro le parecí familiar y me confundió.

—Pero dijo tu nombre...

—Chicas, ¡ya es nuestro turno! —gritó Nara.

—¡Ya vamos! — respondió Carolina.

Mientras caminaba al escenario, podía escuchar a la gente gritar el nombre del grupo. Esperaban con ansias que empezáramos la canción debut, que habían escuchado por la radio hace una semana.

—Apúrate...nos esperan. —dijo Nara.

Comenzamos a cantar la canción, primero Nara, después Carolina y le seguía Astrid. Llegó mi turno, pero me quedé callada en la primera línea de la estrofa. La música seguía, las chicas me miraban confundidas porque no estaba cantando mi parte. Nara continuó la estrofa para disimular lo que sucedía.  Afortunadamente la gente aplaudía, y fuimos bien recibidas por el público.

—¿Qué sucedió allá arriba? —me preguntó el mánager. Se notaba molesto.

—Lo siento, olvidé la canción. —respondí.

—Ojalá no vuelva a suceder. Debes ensayar más. Esto no debe pasar en un concierto exclusivo de ustedes. ¿Sabes cuánto pagarán las personas por escucharlas cantar en vivo? Perderemos miles de dólares si no interpretas bien la canción. El resto lo hizo muy bien. Pueden irse a descansar. —habló el mánager y se fue.

—Pero ayer te sabías perfectamente la letra. La ensayamos veinte veces entre ayer y hoy. —Astrid se dirigió hacia mí. Quedé completamente en silencio.

Me habían hecho sentir mal, como si fuera la peor compañera de todas, y en realidad, lo era. Salí del camerino donde nos encontrábamos. Necesitaba respirar. La vida de cantante me agotaba, me asfixiaba.

Mi nombre no es Amanda, en realidad soy Abigail. Pero de ahora en adelante me he convertido en "Amanda", mi nombre artístico, o como algunos me llaman de cariño: Mandy. Incluso he cambiado de imagen. Sé que un cambio de look no cambiará mi pasado, pero, de algún modo, me hace sentir segura de mí misma. 

Al regresar al camerino, las chicas se encontraban viendo las redes sociales en sus celulares. Yo hice lo mismo, hasta que revisé unas fotos que subió Neal Harrison, donde estaba con Farah, ambos sonrientes, y en el encabezado de las imágenes, habían emoticones de corazones y de enamorados.

Azoté mi celular con fuerza en la mesita de vidrio. Esto hizo mucho ruido, lo que provocó que todos voltearan a verme, hasta los maquillistas.

—¿Qué pasó?¿Se cayó tu cel? —preguntó Nara, sentada lejos de donde yo estaba.

—Se me resbaló. —respondí con una sonrisa fingida.

Hay una persona que no tolero, aunque no la conozco bien, que me hace enojar con tan sólo verla en las imágenes de los anuncios publicitarios de moda y belleza, en internet, en la televisión. No soporto ver cómo toda la gente la idolatra, incluso muchas desean ser como ella. ¿Qué es lo que le ven? Hay cantantes que son mejores que ella. Sí, no estoy hablando de nadie más que de... Farah Benson. Quizá piensen que le tengo envidia. Pero hay otro motivo por el cual la detesto.

Farah, una chica un año mayor que yo, cantante, compositora, modelo y próximamente actriz. Caucásica, ojos con párpado caído, color miel. Cabello castaño claro hasta la cintura. Un cuerpo mejor formado que el mío. En fin, no me molesta que ella sea más famosa o hermosa que yo, pero no tolero que se haya metido en mi vida, y todo lo que me hizo... pronto lo pagará.

Al salir del evento, me separé de las chicas. Me dirigí al estacionamiento. Me esperaba un auto elegante estacionado ahí. Toqué la puerta de éste para que me abrieran. El conductor bajó el vidrio de la ventanilla para mirarme...

—Sube... te estaba esperando desde hace quince minutos. —dijo seriamente una voz conocida.

—Lo siento, demoré un poco. —subí en el lado del copiloto.

—No importa ¿Alguien vio que te dirigiste a mi auto?

—No, nadie me vio.

—Muy bien, vamos a casa.

Mientras tanto, él encendió la radio, donde transmitían I'll kiss you, una canción de pop muy sonada, interpretada por Quinn Miranda, una hermosa y joven cantante.

—Esa canción la compuse yo. Sabía que le quedaría bien a ella. —mencionó él.

—Suena bien la letra y tiene buen ritmo. La voz de Quinn es muy bonita. —respondí.

Ambos guardamos silencio durante todo el camino, hasta que por fin llegamos a... la mansión de los Fainello.

—Abigail, te espero en el pasillo de las habitaciones. —habló Matteo, cuando bajamos de su auto y entramos a la mansión. Él se adelantó para subir las escaleras hacia aquel pasillo.

Sí, terminé viviendo en la mansión de los Fainello. Aunque todo había sido pura casualidad en un principio, descubrí que Matteo y yo teníamos algo en común.

Sabía que Matteo seguramente estaba enojado conmigo por lo que pasó en el escenario, y no era para menos. Después de todo, él fue quien convenció a su padre, Ryan Fainello, productor musical y exvocalista de la banda famosa de los noventas Rain, para que me diera la oportunidad de integrarme a Diamonds.

—Me disculpo porque olvidé la letra de la canción. —dije nerviosa.

—Sí, lo noté, pero no es de eso que quiero hablarte. —respondió Matteo.

—¿Entonces?

—De nuestro plan. Tú y yo, saldremos en público, ¿Recuerdas?

—¿Estás seguro de que quieres hacerlo? Es decir, eres muy famoso, y tus fans se molestarán por verte salir con alguien.

—Dijiste que me ayudarías cuando te propuse mi plan. No quiero estar con Farah. Mi padre querrá unirme a ella a como dé lugar, ya sea en una colaboración o en una película. Tú y yo debemos iniciar una relación falsa, donde todos nuestros conocidos sepan de nosotros. Ese es el primer paso del plan. Además me lo debes, después de que te he ayudado.

—Lo sé. Está bien. Hagámoslo.

—Bien, mañana quiero que te pongas algo lindo de ropa. Contraté a un fotógrafo profesional para seguirnos. Nos verá en el parque. De ahí saldrán las sospechas de nosotros. Pero vamos a negarlo ante los medios, y sólo nuestras familias y conocidos cercanos lo sabrán.

—De acuerdo.

—Bien. —él se iba a retirar a su habitación.

—Espera...dijiste que me dirías por qué odias a Farah igual que yo. —le comenté.

—Lo sabrás después. Ahora ve a dormir. Mañana tienes ensayo después de nuestra "cita".

Matteo podrá ser insoportable, pero no podía enojarme con él. Es el único que me ha apoyado, después de todo lo que me sucedió por culpa de Farah.


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Nota: Espero les haya gustado el primer capítulo de muchos que faltan. ¡Gracias por leer! Actualizaré continuamente. 

-Lau De Nu'est

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