5.

Los momentos con Bonnie se volvieron especiales y más intimos, tanto que algunas veces, en vez de simplemente jugar, Bonnie había logrado acercarse, más, más allá de solo ser amigos de juegos.

-Bonnie, ¿Crees que pueda ser tan bueno como tú?-

Ambos estaban sentados en el suelo de algun pasillo de staff del pizzaplex, Monty volvía a sentirse inútil, pero esta vez ya no estaba solo, Bonnie estaba allí, para él, siendo su hombro usado como almohada para Monty.

-Oh, Monty... Tu no debes querer ser como yo, tú debes ser tú. El maravilloso tú, mi superestrella.-

Era increible la magia que tenia Bonnie, el lagarto no supo cuando el conejo logró traspasar los muros en los que se mantuvo refugiado él mismo.

Pero, Monty no se arrepentía, se sentía feliz, muy feliz, esa tristeza que en ocasiones le atacaba, se volvía nada cuando Bonnie decia unas cuantas palabras.

No era la primera vez que se acurrucaban y Bonnie le daba palabras de aliento, era costumbre, ser consolado por este, palmadas, y unas palabras que lograban calmarlo, cada noche con Bonnie era especial.

Aquella noche de tantas, el conejo acompañó al lagarto a su cuarto, ahora tenía esa costumbre, ya tenian tal confianza, aunque tampoco es como si hubiese privacidad en las habitaciones.

-Gracias por acompañarme.-Dijo Monty, ya estaba por despedirse.

-¡Oh! ¿Eso no es nuevo?-

Bonnie trató de ver por detras de Monty, ya que el lagarto bloqueaba la puerta con su cuerpo, pero no lo lgoró, pues Monty se acomodó para evitar que pasara.

-Eh... No sé de que hablas, vaya que es tarde, ¿No crees?-

-¿Es un poster mio?-

-¿Tuyo? Noooo, debe ser de cualquiera.-

Bonnie logró burlarlo y pasar por un espacio que dejó libre, entonces fue a ver aquel poster que tenía, vaya, quien diría que tendria algo así.

-Vaya, me pregunto como llegó eso allí...- Dijo Monty, se sentía tan avergonzado.

-¿No quieres que te lo firme?-

¿Acaso no se burlaría? Eso fue una sorpresa, vaya, pero sería medio humillante, ¿No?

-Bueno, igual lo haré. Porque eres mi fan especial.- Bonnie le guiñó un ojo, agarró un bolífrafo de la mesa que tenía allí y luego firmó el poster, devolviendo el objeto.

-...Supongo que... Gracias.-

Bonnie solo dio una risita y le dio una palmada en el hombro, sonriendole.

Dios, amaba verlo sonreir. Tan feliz, tan vivo.

-Nos vemos la próxima noche, Monty. Descansa. Oh y... ¡Que tierno poster!- Tras decir eso último aceleró su paso, tal vez por si Monty decidía seguirlo y darle un golpe por ese ataque humillante, pero no fue así.

Monty miró el poster y sonrió.

Bonnie se veía increible, no importa que, él era increible.












-¿No pasas mucho rato con él?-Preguntó Freddy. -¿Seguro que todo está bien?-

Había pasado por la habitación de Freddy, este se encontraba afuera, como si hubiese querido preguntarle eso hace mucho. Así que el conejo se detuvo a hablar.

-Es divertido, Monty es grandioso.-Dijo Bonnie.

-Bueno... Nunca pudímos acercarnos.-

-Así que me considero privilegiado.- Bromeó el conejo. -Pero... Enserio, todo está bien, Freddy, él es increible, honesto, agradable... Todo lo contrario a esos tontos rumores.-

-...Bien, te creo.-

-¡Le compartiré un dia que te mueres de ganas por ser su amigo también!-

Aunque, aquello nunca pasó. Quizás porque Bonnie se sentía igual de feliz que Monty... No deseaba compartir.

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