Capítulo 65: Vida destruida

Gray Fullbuster 

No quería abrir los ojos, sabía lo que me esperaba y no me gustaba. Estaría encerrado en esta casa, todos los días era exactamente lo mismo, no había escapatoria de ninguna clase para mí. Abrí los ojos finalmente para ver frente a mí el rostro de Kabuto, estaba relajado y su brazo lo había pasado por encima de mi cintura. Lo miré con detenimiento, me habría gustado estrangularle allí mismo pero no serviría de nada excepto para sentirme peor conmigo mismo. Es posible que él no tuviera cargo de conciencia de ninguna clase, yo la tenía, yo no quería ser como él, quería ser una persona diferente y por ese motivo, debía ser mejor que toda la gente con la que me había cruzado en mi vida, esa sin ética ni moral, precisamente la asignatura que Natsu impartía en el instituto.

Aún recordaba mi primera vez, había sido con Kabuto precisamente, un poco antes de que me acogiera aquella espantosa familia que luego nos devolvió. Era una familia muy importante y Orochimaru no podía negar el dinero que podría ganar conmigo, me iba a marchar y perdería la oportunidad, así que me vendió al mejor postor, ese fue Kabuto. Supongo que el dinero venía de su padre, era un importante empresario de la automovilística, es todo lo que sabía sobre él.

La primera vez que entré en aquel cuarto ni siquiera sabía lo que ocurría dentro, no volví a ver ese cuarto de la misma forma. Con el tiempo me acostumbré, decían que era mi trabajo, yo me negaba a verlo así, sólo me explotaban, abusaban de mí y me utilizaban en contra de mi voluntad para ganar dinero a mi costa, ese orfanato no valía la pena.

Dentro de lo malo... Kabuto aún tuvo bastante cuidado conmigo. Había hablado alguna vez con Sai sobre su primera vez y él no tuvo mi suerte, su primera vez fue más dura que la mía, más dolorosa. Supongo que Kabuto tenía su parte mala, le odiaba por lo que me había hecho, me trataba como un objeto, como su animal de compañía, pero a la vez... muy en el fondo, sabía que en parte me apreciaba a su sádica manera.

No conocía mucho de Kabuto, supongo que tampoco fue alguien que tuvo una buena infancia, nunca le había visto con su familia y mucho menos me hablaba de ella, sin embargo y aunque a veces sus celos le hacía golpearme o ser más rudo, sentía que me apreciaba. Eso no justificaba que me pegase, de hecho yo le habría dejado al primer contacto físico violento, pero no podía, él no me dejaba. Su amor era un poco enfermizo, no me gustaba, pero reconocía que aunque tuviera distorsionada la visión de lo que era amar a alguien, en el fondo sentía algo profundo por mí.

Una intensa arcada me hizo incorporarme y entonces, cuando iba a irme corriendo al baño, vi el teléfono móvil de Kabuto en la mesilla de noche. Él nunca lo dejaba ahí, siempre lo escondía en la caja fuerte para evitar que yo pudiera llamar pero debía de haberse olvidado anoche por el cansancio. Esta era mi única oportunidad y si fallaba, sabía que estaba perdido, no volvería a darme otra oportunidad.

Me levanté con mucho cuidado de no despertarle. Caminé un poco hasta el lado de Kabuto y estiré el brazo rozando el teléfono. Él se giró de golpe al no sentirme en la cama y me asusté, al menos no se había despertado aún así continué hasta que cogí el móvil y me marché con cuidado a encerrarme en el baño encerrándome allí.

Habría sido genial si me supiera algún número de teléfono que pudiera ayudarme, como el de Natsu, el de Laxus... incluso el de Sasuke me serviría, pero nunca me había dado por apuntarme los números, no creí que los necesitase ni que hubiera estado aquí atrapado. Pensé que tenía tiempo para memorizarlos.

Podía llamar a varios números, tenía en mente a la policía pero si Kabuto se despertaba y me pillaba llamando a la policía, sabía que se enfadaría tanto que ni el amor que decía sentir por mí me salvaría de su ira. Era agresivo por naturaleza y eso me asustaba. ¿A quién llamar que si me pillase no levantase sospechas? Tuve un número en mente... a la ambulancia.

Marqué el número mientras me sentaba en el suelo y contestaron al otro lado preguntándome por la emergencia.

- Lexington park número 29 – le dije – necesito a la policía.

- Señor, está llamando a la ambulancia – me dijo.

- Lo sé. Estoy retenido contra mi voluntad, no puedo llamar a la policía, por favor, tenéis que ayudarme – le contesté llorando.

- Cálmese, llamaremos ahora mismo. ¿Está usted bien?

Grité cuando unos atronadores golpes en la puerta se escucharon. Podía sentir a Kabuto gritando que abriera la puerta y estaba muy enfadado, sabía que le había cogido el móvil. Creo que el de la ambulancia también lo estaba escuchando y yo lloré con más intensidad cuando escuché como golpeaba la puerta intentando derribarla.

- Vamos en camino.

- Estoy embarazado – le dije al de la ambulancia mientras buscaba una silla o algo para atrancar la puerta.

Funcionó por el momento en cuando coloqué la silla apoyada contra el pomo y el ruido cesó. Sólo tenía que esperar a que viniera la ambulancia.

- ¿De cuánto está? – me preguntó el de la ambulancia.

- No... no lo sé – le dije – llevo encerrado casi un mes, he tenido síntomas de embarazo pero no estoy seguro.

- De acuerdo. Quédate conmigo, la ambulancia está en camino y hemos llamado a la policía, enseguida llegaremos.

Estaba hablando con el enfermero cuando grité del susto al ver un hacha clavarse en la puerta. Me pegué hacia el cristal. ¿De verdad era capaz de romper la puerta para llegar hasta mí?

- Dame ese maldito teléfono, Gray – me gritó y le vi a través de las maderas rotas – cuélgale a la policía.

- No es la policía - le dije cuando la puerta se rompió entera y él entregó cogiéndome del cabello con fuerza y quitándome el teléfono me golpeó con fuerza tirándome al suelo.

Me hice daño al caer contra el lavamanos y me cogí el vientre cuando llegué al suelo asustado de que pudiera pasarle algo al niño por la furia de Kabuto. Él contestó al teléfono justo cuando me daba otro bofetón con el que casi me dejó inconsciente. Preguntó Kabuto por el teléfono y debieron de contestarle que era enfermero comunicándole que yo estaba embarazado y había llamado pidiendo ayuda. Creo que intentaban aminorar el daño que pudiera hacerme sin contarles la verdad de mi llamada.

- ¿Embarazado? – preguntó atónito – Ey, Gray – me llamó pero sinceramente... me estaba quedando inconsciente después del último golpe.

Quizá estaba preocupado por el golpe, porque pudiera perder al niño, se creería que era suyo pero sinceramente... no tenía ni idea de quien era si es que realmente estaba embarazado, no había podido asegurarlo. Escuché un fuerte ruido, creo que habían tirado la puerta principal abajo porque escuché como gritaba la policía y Kabuto se rendía diciéndoles que me llevasen a un hospital. Ahora parecía preocuparse por el niño cuando antes no había dudado en pegarme creyendo que le traicionaba, realmente le traicionaba, pero no pensaba quedarme aquí sin hacer nada esperando a que él me amargase lo que me quedaba de vida.

Escuché la voz del chico con el que había hablado por teléfono diciéndome que estaría bien, era el de la ambulancia pero yo no podía moverme, todo me dolía y me sacaron de allí en la camilla para revisarme en el hospital. Me comentó que le dijera alguien a quien avisar y yo sólo pronuncié un nombre "Natsu".

Me metieron al quirófano mientras trataban de localizar a Natsu, yo ni siquiera sabía cómo darían con él pero al final uno me lo aclaró, tenían mi ficha médica de las otras veces que había estado en el hospital y Natsu había dado su número de contacto para que le avisaran si ocurría algo. Cuando entré en la camilla con el oxígeno por el pasillo, me encontré a Natsu que venía corriendo llorando. Me centré en sus lágrimas, seguro que lo había pasado mal todo este tiempo y enseguida agarró mi mano alegre de haberme encontrado y preocupado por mi estado.

- Tenemos que llevarle rápidamente al quirófano. Haremos todo lo posible por salvarles la vida pero...

- ¿Pero? – preguntó Natsu.

- Sus constantes están bajando y el niño...

- ¿Qué niño? – preguntó preocupado.

- Está embarazado – le dijo un médico.

- Tienen que salvarle.

- Haremos lo posible, pero no sé si podremos salvar a ambos – comentaron y quise hablar, pero no podía.

Supongo que por preferencia, antes me salvarían a mí que al niño si tenían que elegir. Yo podía tener más hijos en el futuro, así que intentarían salvar a la madre ante todo, en este caso a mí. Aún así insistieron en que tratarían de hacer todo lo posible por ambos.

- Te quiero Gray – escuché que decía Natsu juntando su frente a la mía antes de que me metiesen hacia el quirófano.


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