capitulo 81

Padre e hijo se miran sin decir absolutamente nada, Damasón creía que asustaría a Mateo con solo mirarle ya que, en aquel tiempo solo bastaba eso para que el Omega temblara de miedo porque sabía tan bien lo que significaba eso, una mirada de su padre sin decir nada era una golpiza asegurada.

Es por eso que Mateo intentaba tanto como pudiese el no ver a los ojos a su padre, no quería descifrar lo que había en la mirada de su padre, de esa manera no importaría si le golpeaba era sopesar así daba manos miedo que saberlo.

‹Ese es el monstruo que aparecía en mis pesadillas cada vez que cerraba los ojos, él culpable de mis traumas que tanto me costó superar. El causante que tuviera tanto estrés por miedo a que me encontrará luego de haberme abandonado casi muerto en aquel lugar.

Era tanta mi ansiedad de encontrarlo y mi llevará con él que estuve a punto de tener un aborto espontáneo, casi perdía a mi pequeño Alan en aquel entonces.› Las manos de Mateo se convirtien en un puño.

Su semblante podría ser inexpresivo en Mateo, sin embargo sigue siendo imposible el no recordar todo aquel sufrimiento. Esos días nunca se le van olvidar así lo haya superado ese dolor sigue arraigado en su alma.

¿Cómo puede olvidar que fue sometido a experimentos desde que tuvo memoria? No se podía olvidar porque para lograr eso tienen que eliminar ese mal desde la raíz. Incinerar el cuerpo inservible de Damasón. Solo ha sí tal vez Mateo por fin pueda respirar sin miedo a volver ser llevado a ese lugar donde vivio su niñez y la adolescencia.

‹Creí que al verlo no sentiría absolutamente nada pero me equivoqué, quisiera poder meterme en mi mente y eliminar todos esos horribles recuerdos...respiro disimuladamente para calmar el caos en mi mente, el temblor en mis manos y la sudoración en mi espalda.›

Mateo pellizco sus piernas evitando así dejarse dominar por la ansiedad, no tenía la intención de mostrarse débil y mucho menos caer al suelo mientras trata de no entrar en una hiperventilacion.

—Haz encontró el lugar perfecto donde siempre debiste estar, padre.—La última palabra fue masticar vidrios para Mateo.

—Mateo.—Ese era un cállate.

‹Debí de haber comprado en ese entonces que de verdad estaba muerto, aunque es mejor así porque logró darme un nieto y bisnieto con sangre especial e incluso quizás mejor que su abuela.› Damasón no parecía estar asustado, él sigue con confianza que saldrá de ese lugar y se llevará consigo lo que quiere.

—Digno para un monstruo como tú.—Sonríe, no piensa quedarse callado.—¿Qué se siente el estar dentro de una jaula como como un animal?—Pregunta mientras se acerca un poco pero manteniendo siempre debida distancia.

‹Ya no debo de temerle a este hombre él ya no puede hacerme nada, tampoco debo de permitir que se meta a mi mente y juegue con ella como en aquel entonces. Ahora ya no estoy solo, tengo un esposo que me ama, suegros que me quieren como su hijo, cuñados y sobrinos que me hacen sentir la persona mas afortunada del mundo, pero principalmente mi hijo y nieto. Ellos dos son mi razón de existir.

No voy a permitir que la felicidad de mi amado Alan y Jackson sea afectada todo por la ambición, egoísmo, y maldad de este hombre. Si es verdad que mi pequeño Alan, recibió la maldicion acausa de los crimines de este hombre, le haré pagar con crece, le haré arrepentirse de estar existiendo.› Alan le había contado un poco a sus padres de lo que está pasando.

Que Damasón fue maldecido y por ello solo podía pegar hijos Omegas, estuviera con quién estuviera solo tendría Omega y que uno de esos hijos al tener un hijo ese niño llevaría la maldicion de no tener un destino y si llegaba a enamorarse terminaría con el corazón roto cuántas veces se enamorara porque ese sería el castigo, no ser feliz.

De todo los hijos de Damasón Reyes, Mateo fue el único que logró casarse y tener un hijo sobre todo alfa, (eso no lo sabía Damasón, que ya los hijos de sus hijos si podían procrear alfas y dominates porque a ellos ya no les afectaba la maldicion, la riña es principalmente con los hijos de Mateo ya que él, es hijo de uno de los principales agentes del destino se podría que una diosa) entonces fue así como la maldicion recayó en Alan y a estado sufriendo, de como terminó en desgracia su primera vida.

—¿Qué te hace creer que estoy enjaulado?—Cruza sus piernas, actuando como si estuviera en su casa.—Solo estoy descansando nada más eso.

Ignorado el hecho que su apariencia es un desastre y de su pecho no deja de salir sangre porque esa herida no a sanado por completo.

—Sí, muy pronto de ti.—Sigue mirándole.—Pero está bien sigue con esa confianza, padre.—Se acerca un poco mas a Damasón.—Romperla de a poco será más divertido, ¿verdad?—Sonríe ampliamente.—Es lo que siempre decías, ¿no? Que es más divertido ver el rostro de las personas cuando se dan cuenta que todo acabo, ver en su mirada el miedo, desesperación, ansiedad de que nadie vendrá a salvarle.

—Sí, lo dije.—Una sonrisa perversa adorno sus labios.—Es así como tú te veías en ese entonces, mirándome con súplicas para que me detuviera. "Padre, por favor"

Mateo se tensó al escuchar a su padre emitirle de esa forma, eso fue como ser llevado a esa mesa de investigación, cuando suplicaba entrelagrimas para que Damasón dejará de hacerle tanto daño con sus investigaciones.

—"Ya no más, duele." "¡Papá, detente por favor, ¿por qué me haces esto? ¿No soy tu hijo?"—Emito tan bien a Mateo que Alejandro por poco y entrá a ese lugar, creyendo que su esposa estaba en peligro.

Alejandro se había quedado afuera por pedido de Mateo, el Omega quería enfrentar su mayor pesadilla por si solo. No quería seguir escondiéndose de ese monstruo que tanto daño le ha causado.

—¿Cómo olvidarlo?—Da medía vuelta dejando caer su mirada sobre la mesa con objetos de tortura.—Fuiste lo suficiente despiadado como para grabar tal cosa en mi alma.—Ahora es mi turnó, ¿verdad?—Sostiene una barilla de hierro de un metro.—¿Es lo justo, verdad?

—Deja de hacerte el duro, Mateo.—Bosteza.—O, debería decir...¡¿Ugh?!—Sus ojos se abrieron ampliamente al sentir como esa barrilla, caliente, se va adentrado en pierna.

—¡Oh, lo siento!—Lleva la mano a su boca.—Mentira no lo siento para nada.—En segundos cambio su expresión de apenado a una de desagradó.—Falle, estaba a puntando tu entrepierna, padre.

—¡Mateo!

—Sí.—Vuelve a clavar esa barrilla en la otra pierna de Damasón.—Vamos sigue gritando más fuerte que sigue sin ser divertido...

—¡Espera!—Albie agarró con fuerza los barrotes de la jaula, sacudiendo con fuerza.—¿Qué quieres decir con que mi papá es tu padre?—Ya no podía seguir escuchando en silencio.

‹Mi padre nunca dijo que tuviera otro hijo y mis hermanos mayores tampoco hablaron sobre ello, ¿cómo es eso que tengo otro hermano? ¿De que demonios están hablando? ¿Tortura, escape y huída? ¿Qué rayos ha estado haciendo mi padre? Sabía que tenía un laboratorio de investigación, según recuerdo me saco sangre varías veces pero nunca me lastimó.

Siempre que sacaba sangre o me hacía diferentes estudios él me sonreía en todo momento, me explicaba un poco en lo que estába trabajando y cuando terminaba me regalaba dulces, en ocasiones la tarjeta de crédito para que comprará cualquier cosa que quisiera. En ese momento no entendía porque mis hermanos mayores, se asustaban por un poco de sangre siendo retirada de sus cuerpos.

Pero quizás ahora lo puedo entender del porque tenían esas caras, era porque mi padre no les daba el mismo trato que me daba a mí. ¿Entonces que les hacía para tener esas expresiones?›

Cuando Damasón ya no pudo experimentar con Mateo, él se fue encima de sus otros hijos, desde entonces ha querido mejorar acada uno para después extraer eso bueno y llevarlo a su cuerpo. Está obscecionado con obtener la inmortalidad y gobernar sobre todo los alfas. Eliminar a los Omegas.

Odia el hecho de que ellos sean los culpables de que los alfas tenga ese estuvo destino que los amarra de una manera ridícula. Odia el destino tanto como odia a los Omegas.

Damasón llevá mucho tiempo buscado la manera en convertir a Albie, en un alfa. Su hijo favorito no puede estar viendo en un mundo donde su casta se encuentra bajo de los alfas.

—¿Acaso tu querido padre no te lo contó?—Mira Albie.—¿No te dijo que me tiro luego de pensar que estaba muerto?—Camina hacia Albie.

—¡Mateo!—Exclamó Damasón.

—¿No te dijo que mató a mi madre?—Mateo no se callo y siguió hablando.—¿No te contó que experimento con mi cuerpo como si fuera un conejito de indias hasta dejarme entre la vida y la muerte?

—¿Q-Qué?—Con rigidez giro su rostro en busca de la mirada de su padre.—¿E-Entonces la muerte de mi madre...tampoco fue un accidente?—Por poco y se ahoga con las palabras que a duras penas logró verbalizar.

Albie amaba a su madre y ella siempre procuro para que su hijo estuviera a salvo, es por eso que un día ella le dio pastillas para dormir a su pequeño, tenía pensado escapar de las garras de Damasón. No quería que el alfa le hiciera algo al omega pero esa huida no se llevó a cabo.

Damasón luego de desatar su furia con ella hasta el punto de dejar sin respirar, la puso en el coche. Haciendo ver su muerte como un accidente mientras le envenenó el alma a Albie. De que ella quería escapar sola por eso le dió pastillas para dormir, pero no era así. Lo puso a dormir para que Albie no preguntará a donde iban y de porque solo iban nada mas ellos dos.

—¡Por que no respondes!—Sus ojos se cristalizaron.

—Albie, deja de gritar.—Para este momento Damasón ya no se veía relajado.—¿Vas a creerle a alguien que ni siquiera conoces que a mí tú padre...?

—¿Alguna vez te he conocido como es debido, padre?—Habia tanto dolor en su mirada.—¡Todo lo me dijiste sobre ella fue una mentira, ¿verdad?!

—Hijo...

—Con que después de todo hasta alguien como tú, tiene un favorito, padre.—Eso no significaba nada para Mateo.—Es muy posiblemente, no. Es un hecho que él elimino a tu madre.

—No..eso no puede...mi mamá.—Una tormenta había en sus ojos, recordando como la maldecía por haber huido. Pensado que estaba bueno que haya muerto por verlo querido dejar.—¡Aaahg!—Gritó adolorido.—¿Por qué....por qué?—Le reclama a su padre.

—Porque ella quería alejarte de él, ella tal vez quería huir contigo para que este sujeto no te hiciera nada de lo que nos hizo a nosotros tus hermanos mayores...

—¡Mateo, cállate!

—¿No es la verdad, padre?—Sonríe—Sí, esa es la expresión que querría ver, ¿qué se siente sentirse temeroso?—Dejo salir una carcajada.—Este solo es el comienzo de tu sufrimiento, padre.

—Albie, no lo escuché él solo quiere ponerte contra mi.

—Jajajajaj.—Mateo soltó otra carcajada.—Es tan malditamente repugnante y divertido verte actuar de esa forma...

—Mateo no creas que estás a salvo solo porque estoy en este posición, ¿se te olvidó quien soy?—Sus ojos se oscurecen.—Tengo a tu hermanos e inclusive a tu madre.—Ahora es su turno de sonreír.—¿Acaso no quieres ver a tu madre...? ¿De que te ríes?—Sintió un horrible presentimiento.

—Mi Alan tenía razón cuando dijo que dirías algo como eso.—Mira sin ninguna emoción a su padre.—Podrás tener quizás el cuerpo pero eso ya no es ella, sobre mi hermanos, ¿por qué debería de importarme su bienestar?

—¿Q-Qué?—Eso si flaqueo a Damasón.—¡¿Es tu madre?!

—¿Y qué?—Aquea su ceja.—También estoy resentida con ella por verse enamorado de ti aun cuando se lo advirtieron.—Camina hacia la puerta.—Si ese era tu moviendo ganador, pues déjame decirte que haz perdido.—Gira la manija de la puerta.—Ah, se me olvidaba darte un regalo.

—Que disfrute su estancia en este lugar, suegro.—Expresó Alejando arrojando ese regalo.—Esto me recuerda los viejos tiempos, cuando también te entregué aquello como regalo.—Entrelaza su mano con la de Mateo, saliendo de ese lugar.

—¡Aaaahh!

Se escucharon los gritos de Albie mientras Damasón cayó de golpe a ver la cabeza de su fiel mayordomo, en esa persona es que el había puesto todas sus esperanzas de salir de ahí.

—¡Alejandro maldito!

Ver esa cabeza rodando en el piso le hizo recordar a Damasón Reyes, algo que había querido olvidar para siempre. Olvidar que Alejandro le hizo eso mismo a su fiel y guardaespaldas que había crecido con él, la única persona por la cuál tenía un afecto genuino.

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