VII.
Disclaimer: High School DxD y Percy Jackson no me pertenecen, todos los derechos a sus creadores, yo solo los uso sin fines de lucro.
Para simbología véase el capitulo 1.
Residencia Hyôdô.
3:00 a.m.
Mientras el castaño se reunia en el Olimpo, el silencio persistió en la sala de estar, cada uno veía al contrario. Harto de la situación, Ddraig simplemente se levantó y se ubicó entre ambos sillones; su semblante serio no paso desapercibido para los demonios de la estancia, que simplemente prestaron atención al único dragón presente.
—Bien, ahora que estamos a solas, quiero saber las intenciones que tienen con MI Issei —exigió molesto el dragón.
—Mis intensiones no son de tu interés, rojo —gruñó Vali.
—Lo son, porque Issei es mio, él lo aceptó —sonrió victorioso Ddraig. Tras un silencio algo incómodo, Sirzechs sonrió avergonzado mientras sacaba un control.
—La verdad, tengo las mismas intenciones que tú —confesó el demonio pelirrojo. Le enseño el control— Él es único, no tengo malas intenciones, solo quiero ser feliz junto a Issei, aún si lo tengo que compartir.
—¿Todos están de acuerdo? —preguntó el dragón rojo—
—Si.
Olimpo.
Templo de Apollo.
La belleza del arte no es abstracto, y los que han ido al tempo de Apollo lo saben bien, pues de todo el olimpo, su jardín es el más hermoso, claro que no es conocido, solo 2 dioses saben de su existencia aparte del mismo Apollo. En el jardín, las rosas resplandecían tambaleándose levemente por la brisa al igual que un sin fin de flores identificables como exóticas o extintas para la humanidad. El mero hecho de estar ahí era una burla a la descendencia de Deucalión y Pirra, que sufren duras jornadas para alcanzar los elíseos, y el dios Apollo no goza de su sufrir, y en secreto los admira por su mártir.
En medio del jardín se encuentra una banca de mármol pulido, su brillo era cegador tras la luz del sol, que en ese jardín parecía más intensa, y era gracias al constante contacto con el dios del sol, el cual ocupaba esa banca. Su piel ligeramente morena contrastaba con sus risos rubios que caían como cascadas enmarcando su cara, sus rasgos parecían suaves a comparación se su cuerpo correctamente proporcionado y tonificado, el dios sonreía mostrando sus dientes blancos entre sus finos y regordetes labios.
—Tranquilo pequeño hermanito, tu destino es bueno, aunque tendrás que enfrentar muchas dificultades, el hilo a penas empieza —Su sonrisa se hizo más suave a medida que veía al castaño a través de un espejo de mano.
El viento se comenzó a agitar conforme formaba un pequeño tornado enfrente del dios, de ese tornado emergió otro dios, su piel morena centelleaba ante la luz, su cabello ébano, ojos castaños que brillaban en rebeldía y su eterna sonrisa traviesa denotaban su actitud.
—¿Qué pasa con el hilo entrecruzado, Apolo? —preguntó el dios recién llegado.
—Muchos hilos cuelgan de él, no podrá soportar si sigue así, las destino ya están viendo que hilo puede desprenderse y colgar de otro —miró a través de las flores con una mirada pedida, sin mira— y aun así un hilo inmortal tendrá que ser atado a él como su soporte.
— ¿No basta con el dragón? —preguntó curioso el dios de los ladrones y viajeros.
—No, no basta con él, desconozco que hilo inmortal se unirá a el, solo espero que sea feliz —sonrió levemente Apolo.
Debería estar haciendo el producto de matemáticas... Ya lo termino ;-;
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