Me encontraba en el cuarto en el que estaba secuestrada hace dos días creo.

-          ¿mierda?

Farfulle para mí misma, solo me sorprendió algo…no estaba amordazada  y no estaba en la silla.

Volví mi rostro hacia donde recordaba que estaba la silla donde me hallaba secuestrada y me vi a mí con unas agujas insertadas en mis venas.

-          Con este líquido, ella aumentara notablemente sus habilidades

-          Y si le damos el suficiente liquido puede llegar a la inmortalidad

-          Y así estaremos seguros de poder  beberlo nosotros

No pude divisar sus rostros, pero pude escuchar la voz del secuestrador al cual maté.

Un sudor recorrió mi nuca y mi espalda, luego todo se volvió oscuro y me desperté en los brazos de Sebastian.

-          Y-yo- murmure y abrace a Sebastian fuertemente – creí que estaba secuestrada y que el rescate había sido un sueño.- llore en el pecho de Sebastian.

-          Tranquila hermosa aquí estoy, no te preocupes

-          Sebastian, experimentaron conmigo

-          ¿a qué te refieres?

-          A que mientras estaba en cautiverio – respire profundamente – me inyectaron una sustancia extraña en mi cuerpo y no se cuanta fue – las lágrimas rodaron por mis mejillas

-           ¿ de qué color era la sustancia?- pregunto Ash

-          Azul índigo – respondí mientras me sentaba en la cama con ayuda de Sebastian

-          No puede ser…- dijo Ash con expresión preocupada

-          ¿Qué es m-me puedo morir?

-          En realidad…no

-          ¿ a qué te refieres – dijo mi amado Sebastian

-           Me refiero a  que ella es inmortal… si bebió todas las dosis

-          Y como sabemos eso – un destello surgió de los ojos de Sebastian y creo saber que es ya que si soy inmortal puedo llegar a vivir para siempre a su lado, sin temer a morir por ser solo una humana.

-          Tenemos que hacer unos exámenes de sangre, orina y salival ya que necesitamos cerciorarnos de todo antes de sacar conclusiones precipitadas.

-          No lo entiendo – exclame preocupada

-          Tranquila hermosa no sucede nada, estarás bien- me consoló Sebastian

Fuimos a la sala donde Ash trajo sus implementos para hacerme los exámenes.

Primero era el examen de sangre, Sebastian se sentó a mi lado y me dio apoyo moral.

-          Te compensare esta noche hermosa

-          Mas te vale…porque me duele todo el cuerpo

Beso suavemente mis labios y me abrazó.

La sangre pasaba por la jeringa, era la tercera vez que me sacaban sangre, mi vista se empezaba a volver borrosa.

Luego me acosté en las piernas de Sebastian y lo vi con mis ojitos entrecerrados y me dormí, debía descansar.