12┃recuerdos
acto dos, capítulo doce
recuerdos
El viaje fue tranquilo, cada uno en su posición mientras vigilaban la camilla donde Charlotte dormía. Van fue la encargada de llevarla adentro, adentrándose en la agencia.
── Preparen la habitación con el suero para administrarlo ── pidió.
El resto de los agentes quedaron fuera, mirando por el cristal como Van se movía con agilidad por todo el espacio. El suero de Charlotte estaba preparado en la intravenosa y soltó un gruñido cuando la aguja rompió su piel por segunda ocasión.
── Introduciendo ── habló la mujer, observando la pantalla.
Louise retuvo la respiración, tomando las manos de Morgan cuando las venas de Charlotte se tiñeron mientras el líquido pasaba. Su espalda se arqueó dolorosamente, incluso sus dedos apretaron la sabana.
Su cuerpo se estremeció por el inesperado visitante pero a la vez le devolvió la vida. La palidez fue cambiada por su color natural, las ojeras desaparecieron como si fueran borradas, incluso sus signos vitales empezaron a acercarse al parámetro normal.
Un temblor empezó a sentirse bajo los pies de los agentes, asustándolos repentinamente. A pesar del movimiento, ningún objeto se movió o cayó.
── Es normal ── Van calmó ── Solo es Charlotte.
Como si oyó su nombre, la chica parpadeó varias veces, fijando su mirada en el techo mientras su boca se abrió, tomando una fuerte respiración. Solo fueron unos segundos cuando cerró sus ojos y todo se calmó.
── El suero fue administrado ── habló, abrió los ojos de Charlotte, iluminándolos ── Está inconsciente.
── Bien. Nos iremos a nuestro dormitorio ── Kay avisó, tomando los hombros delgados de Morgan ── Avísenos si hay cambios.
Derek asintió, mirando como la pareja se dirigió al ascensor tranquilamente. Louise se quedó con los brazos cruzados, enfrentando al hombre.
── ¿Cómo puedes seguir con Lían?
── ¿Qué? ── replicó, aclarándose la garganta ── No tengo nada con Lían.
── Claro ── murmuró sarcástica ── Eso dicen solo las mujeres. ¿Por qué estás perdiendo la oportunidad de estar con Lotte?
── Louise, creo que imaginas más de lo que sucede. No hay nada con Charlotte ── determinó con dureza.
Ella negó ── He visto cómo interactúan, sacaste tu maldita cabeza del caparazón que te enterraste desde que saliste de KORB. Ni siquiera Lían pudo hacerlo.
── No compares a Lían con Charlotte.
── Solo digo ── Louise levantó sus manos inocentemente ── Deja a Lían de una vez por toda y ve con la que sí vale la pena.
Charlotte volvió a sentir todo su cuerpo después de tanto tiempo, pudiendo respirar y retener los pensamientos de las personas que pasaron por su casa.
Estando sumida en levantarse, no se dio cuenta de la presencia de Morgan.
── Debo de agradecerte por no morir ── dijo la mujer, cruzando sus piernas en la silla ── No quiero tener que hacer un funeral en tan poco tiempo.
── Sí que sabes animar a una persona, Jacobs ── se quejó Van, negando ── ¿Cómo te sientes, Charlotte?
── Me siento bien ── respondió.
── Eso es bueno. Con todo el terror que nos hiciste pasar ── comentó.
── Entonces, ¿puede salir? ── Morgan preguntó, sopló aburrida un mechón de cabello ── Tengo hambre.
── Todo está estable ── Van asintió ── Puedes irte, si lo deseas.
── Claro que lo quiere ── respondió la agente.
Ayudó a Charlotte a ponerse de pie, tirando las desordenadas trenzas en un moño encima de su cabeza. En silencio, se dirigieron a la cocina donde Morgan sacó dos platos poniéndolos sobre la mesa.
Con rapidez, frio un par de huevos, tocinos y tostadas como si fuera lo más normal. Los sirvió, dejándolos junto a dos tazas de café.
── Come ── demandó, señalándola con su tenedor ── Lo necesitas.
Hizo lo pedido, masticando en silencio por lo extraña que se sentía al estar tan cerca de Morgan y comer lo que ella preparo.
── ¿Y los otros agentes? ── Charlotte preguntó.
Ella subió la mirada, sus curiosos ojos claros escaneando sobre su rostro.
── Kay tuvo una misión individual, tercer bombardeo o mejor dicho, Mara. Tu hermana es un dolor de trasero, tan grande ── rodó los ojos ── Louise está con H.H averiguando y haciendo sus cosas. Roth sigue con Lían, no la soporto así que prefiero estar contigo.
── ¿Estuviste esperándome? ── interrogó con curiosidad.
── Más o menos. Despertaste a buena hora ── sonrió ── Fuiste la elegida del día.
── Pero que alegría ── susurró con sarcasmo.
── Tienes un tiempo conmigo, ¿qué más quieres? ── cuestionó. Tomó un trago de su taza, alzando las cejas ── Puedes preguntar lo que quieras.
── Estoy en blanco ── se encogió de hombros ── No lo sé.
── Pero que aburrida eres ── arrugó su nariz ── Supongo que iniciare desde el principio. Soy latina, como puedes ver, aunque mi padre, si es que se puede llamar así a ese idiota, es americano.
── Entonces, ¿cómo llegaste a Golden?
── Caminando ── se burló. Charlotte rodó los ojos ── En serio, entre a la frontera caminando hasta que un hombre, un presentador de circo, me tomo bajo su ala y me hizo famosa por mi poder.
── ¿Él sabía que eres mutante?
── Sí, la mayoría éramos mutantes. Sacados de sus casas, huyendo de la policía por ser diferentes. Somos fenómenos y a las personas aman pagar para ver y sentir esa emoción.
── Lo siento ── susurró.
── No hay por qué ── negó, dando una sonrisa ── Ellos me pusieron bajos reflectores desde el primer día. Hermosos vestidos, maquillaje incluso tuve entrenadores para que aprendiera como moverme en un escenario. Tienes que saber algo, Charlotte, cuando te elogian, gritan tu nombre después de ser abusada por tu país, es difícil dejarlo ir. Sentí que alguien me podía ver e iba a pelear por ese puesto.
── Pero no te veían como realmente eres ── concluyó, frunciendo sus cejas.
── De la manera que esperaba, no. Un día, el circo fue quemado por unas personas molestas por el espectáculo de "brujerías". Quede atrapada en mi camerino, nadie se acordó de Morgan ── murmuró, sus labios cayendo en una sonrisa triste ── Todos me dejaron hasta que Kay me salvo. Claro que pude congelar todo el lugar pero ese sentimiento... nunca se fue.
── Él te salvo, de todo ese desastre.
── E hizo muchas cosas más. Supo amarme de la forma correcta.
── Ahora tienes a un buen hombre contigo ── sonrió.
── Y es solo mío ── determinó, entrecerrando sus feroces ojos.
Charlotte rio por la posesión de Morgan hacía el agente
── Lo sé, está claro ── asintió ── Tengo una duda. ¿Cómo pudieron traerme de vuelta? Necesitarían de mi suero para hacerlo.
── Roth se lo dio a Van para ayudarte, veías que estabas muy mal. Charlotte, él te salvo la vida.
Ella la miró fijamente, sintiendo la molestia de la chica Hoffman. Solo metió un pedazo de tocino a su boca, tratando de quitar el enojo que crecía en su cuerpo. Le confio a Derek el suero, sabía lo importante que era para su cuerpo y en esos momentos necesitaba una dosis con urgencia pero ahora no sabe si se lo devolverán.
── Vamos a entrenar. Tener a alguien con habilidades es mejor ── indicó Morgan, retiró los platos dejándolos en el lavadero ── Kay se queja cuando congelo su trasero.
Los sentimientos de Derek Roth eran abrumadores para Charlotte. Llevaba casi una hora fuera de su puerta, regañándose a sí mismo sobre tener dudas como un adolescente. Alzó su mano y después la baja, negando.
Ella rodó los ojos molesta, tomó un libro de Louise y lo abrió, justo donde Sahily, la protagonista, se dio cuenta de quién verdaderamente estaba enamorada.
Después de unos minutos, Derek se decidió abrir la puerta sin preguntar, tomó aire y la fuerza para hablar.
── Lo siento por explotar en un momento inapropiado. Mi mente hizo su desastre como siempre, recordando el momento que estuve con KORB y simplemente... exploté ── explicó, rascando su mejilla ── También quería decirte que no te vuelvas a meter en mi cabeza, eres una chica y sentiste la necesidad de utilizar tu habilidad pero la próxima no terminara muy bien.
── ¿Por qué? ── cuestionó.
── Mi reacción no será muy buena. No puedo dejar que invadan mi mente otra vez.
Charlotte alzó su mirada ── Tu mente no es lo más desagradable que tienes.
── ¿Qué quieres decir? ── replicó, frunciendo sus cejas.
── Les dijiste a todos donde escondí mi suero cuando prometiste no hacerlo y sin contar que creíste en la basura que Lían dijo sobre mi hermana. ¿Crees que seré capaz de manipularlos? Por favor ── bufó.
── ¡Entregue la dosis por tí! ── escupió con enojo ── Deberías de agradecérmelo.
── Oh, gracias por darles el suero el cuál no quieren devolverme ── gruñó con molestia.
── Eres tan molesta ── murmuró. Colocó sus dedos en la nariz, reteniendo las oleadas de enojo ── Para la próxima, dejaré que te pierdas a tí misma.
── Sí, deberías de hacerlo ── asintió, arrojando el libro en la cama ── Te hare lo mismo y por cierto, de nada por salvarte.
Louise Wilde entró justo a tiempo, una perfecta sincronía para detener a Charlotte y Derek. La chica solo cruzó los brazos, reteniendo el impulso de querer golpearlo.
── Oh, ¿qué sucede? ── preguntó suavemente.
El soldado la ignoró, manteniendo su mirada enfocada en Charlotte.
── Tú no sabes nada de lo que me sucedió.
── Solo eres un hombre asustado, Derek. Tantos músculos y entrenamientos no te protegen de tu debilidad, tan frágil.
── ¡Bien! ── Louise detuvo, interponiéndose ── Roth, H.H quiere hablar contigo. Necesita los reportes sobre la misión.
Charlotte mantuvo su gesto, subiendo el mentón en una amenaza silenciosa. Él solo agitó la cabeza y salió, azotando la puerta con fuerza. En todo el camino, sus pensamientos fueron en dirección a Charlotte y como seguía metiéndose bajo su piel.
── ¿Qué sucedió? ── interrogó Louise. Se tiró a la cama, rebotando ── Nunca lo vi tan... descontrolado. Por fin veo a alguien que no le da miedo confrontarlo.
── No me haría daño ── murmuró.
── A tí no. A nosotros, probablemente ── asintió, arrugó sus labios pensando unos segundos ── Charlotte, estoy preparada para que entres a mi mente.
Louise jugó nerviosa con sus manos, evitando la mirada directa de Charlotte. Ella se sentó detrás, posando sus manos en los hombros desnudos de la agente.
── Ve contando lo que observas ── pidió, introduciéndose en su mente con cuidado ── Ayudara en abrir los que cerraste.
── De pequeña no presente habilidades, era una niña normal haciendo sus cosas normales. La escuela, amistades, incluso deportes donde era pésima ── contó, riendo con el recuerdo que no sabía que tenía ── En ese entonces tenía cabello rojizo y cientos de pecas. Mamá las adoraba, su mayor aprecio.
── Sigue ── instó.
── Te dije que mi primer poder lo descubrí cuando era adolescente, quise escapar a una fiesta e hice clones de mi misma. Intente hacer otro más pero mi cabello empezó a ponerse rubio y mi madre lo vio, grito que tenía un demonio dentro.
Soltó un pequeño suspiro, cerrando los ojos con el nuevo recuerdo y el dolor en su pecho.
── Tranquila ── Charlotte murmuró. Louise apoyó su cabeza en el hombro de la chica, tomando aire ── Podemos detenernos, apenas inicio.
── Puedo hacerlo. Mi madre intento atacarme pero uno de los clones le detuvo, grito y las ondas golpearon directo a su pecho, alzándola en el aire. H.H la detuvo antes que hiciera algo más.
── ¿El director lo sabía?
── No lo creo, soy la primera que tiene el gen mutante ── respondió en voz baja ── A los dos días, mamá murió. La presión fue demasiada y enloquecía cada vez que me miraba, decía que mate a su hija cuando no era así, sigo siendo la misma.
── Lo eres, Louise. Siempre lo serás ── susurró.
── Mamá se suicidó, tuvo una sobredosis y dejo una carta dirigida a su esposo. Decía que iba a reencontrarse con su hija, la verdadera y no la falsa que tenían en la tierra. Ella me dejo, H.H utilizo todo ese dolor y de alguna forma hizo que olvidara los recuerdos acerca de lo sucedido.
── Ya no más ── Charlotte negó, acariciando su brazo ── Estás haciéndolo bien, sigue adelante.
── Sé que hay recuerdos mejores que esos. Buenos donde ella sí me ama.
── ¿Estás segura de sanar si los abro?
── Si, quiero a mi madre antes que se volviera loca y para eso necesito que entres aquí ── señaló su cabeza ── Hazlo, Lotte. Tráela de nuevo, quiero verla por última vez.
Charlotte asintió, puso su mano en su frente, adentrándose en los recuerdos adormecidos. Una niña con un radiante cabello rojizo la observó, tenía los mismos ojos castaños que ha visto muchas veces y creó una enorme sonrisa, mostrando sus dientes torcidos.
── ¡Mamá, atrápame! ── gritó.
La niña empezó a correr directo a la persona detrás de Charlotte. Tomó un fuerte impulso, brincando en los brazos de una mujer, solo se miró su largo cabello oscuro, de espalda.
── ¡Louise, te dije que no hicieras eso! ── la regañó.
Ella se movió, enseñando su suave perfil. La nariz, igual de fina que la pequeña Louise y los labios simétricos rompieron en una sonrisa.
── Es divertido.
── ¿Qué pasa si un día no te atrapo? ── cuestionó, alzando sus cejas.
Louise rio, frunciendo sus cejas ── Tú siempre estarás conmigo, mamá.
Salieron del recuerdo, Louise mantuvo sus ojos cerrados, disfrutando del pequeño vistazo a su madre.
── H.H me odia ── confesó en un hilo de voz ── Me echa la culpa de lo sucedido.
── ¿Cómo lo sabes?
── Nunca se ha referido a mí como hija, solo agente Wilde. Su castigo es mantenerme encerrada en esta agencia, cuando tenga la oportunidad de irme, lo hare.
── La libertad no trata de irse, Louise, si no de sanar.
Charlotte pasó sus brazos, tratándole de darle tranquilidad por medio de un abrazo. Siguió abriendo los recuerdos, cada uno más cargado de sentimiento que el otro. La relación de Louise con su madre era tan íntima, una mejor amiga y aliada.
Las sonrisas que ambas se dieron, los abrazos e incluso su modo de hablar hicieron que Charlotte se cuestionara la relación que tenía con sus padres. Ellos la amaban y ella lo hacía pero nunca lo dijeron en voz alta. En ocasiones, su trabajo tomaba demasiado tiempo y era difícil de salir.
Ahora se arrepiente de no haberles dicho que los amaba, agradecerles por la vida que le dieron y a pesar de tener un final que no merecían, entiende que lucharon por ella.
Su padre dio la vida tratando de detenerlos, su madre estuvo en la agencia, administrando los sueros para mantenerlas vivas y Jenell, ella solo fue una niña tratando de sobrevivir.
De una forma u otra, sabe que debe de salvar a Mara, puede hacer que vuelva a ella.
Los llantos de Louise eran fuertes y descontrolados con cada recuerdo, sin poder hablarlo tal como Charlotte lo pidió. Al abrir sus ojos enrojecidos, los tenía cubierta por la característica niebla oscura.
Esa vez decidió que se quedaría ahí, haciendo el trabajo de mantener los recuerdos y una protección a la mente débil.
── Gracias ── Louise susurró ── Por traerla.
Una pequeña sonrisa se extendió en el rostro de Charlotte, orgullosa de ayudarla. Las dos cayeron en la cama, agotadas de diferentes formas y tratando de recuperarse.
── Nunca me sentí tan a gusto con una persona ── confesó la agente con una sonrisa tímida.
── Nunca tuve a alguien en quien confiar ── Charlotte murmuró ── ¿Quieres saber algo genial?
── Claro.
── Puedo crear memorias e introducir a otras personas, conectar las mentes para estar en un mismo lugar.
── ¿Ir donde queramos sin movernos? ── cuestionó asombrada.
── Si, nuestros cuerpos quedan descansando. ¿Quieres intentarlo?
── Obvio ── con emoción.
Charlotte cerró los ojos, recreando su playa favorita de Müller. Las aguas cristalinas, la arena sedosa y la puesta del sol más maravillosa que pudo observar.
Louise abrió la boca, impresionada de lo que vio cuando su mirada se enfocó. Miró su cuerpo, cubierto por un traje de baño oscuro que define sus curvas.
── ¡No te lo creo! ── gritó ── Este traje siempre lo quise pero cuesta el doble de lo que me pagan.
── Ahora lo tienes y gratis ── comentó.
Charlotte se acercó al agua, introduciendo sus pies. La felicidad que empezó a crecer por volver era bastante y más al enseñarle una parte de su vida a Louise quien estaba siempre a su lado.
De reojo, pudo ver como la mujer se metía, mojándose por completo mientras cambio su vestimenta. Dentro de su memoria, podían hacer lo que deseen.
── Gracias por traerme ── Louise comentó, tirándose a la arena ── Prometo que siempre estaré para tí.
Las amistades de Charlotte nunca fueron tan cercanas como era Louise. En el poco tiempo pudo confiar en ella y más que estuvo en su mente, exponiéndose como nunca lo hizo.
Así que tenerla, era bastante refrescante y le dio el consuelo después que perdió a su familia. Aunque se sentía atraída a Derek, no había forma de que él pudiera llenar ese vacío que solo una amiga podía ofrecer.
── Deberías de traer a Morgan. ¿Puedes hacer eso? ── pidió, agitando sus pestañas.
Ella buscó entre las mentes adormecidas de los agentes en el edificio a la mujer que tenía a Kay Renner como su hombre principal dentro de su sueño. Cuando la encontró, forzó a que entrara en su memoria.
Morgan apareció en el cielo, cayendo al agua cristalina en medio de un grito
── ¡Demonios! ── chilló, nadando a la orilla ── ¿Qué sucede?
Louise se levantó, corriendo a su encuentro. Se tiró a sus brazos, riendo con fuerza.
── ¡Charlotte nos trajo a la playa!
── Mejor explica antes que me vuelva loca ── siseó.
Para Charlotte, sus memorias no tienen tiempo o un lugar determinado así que después de lo que fueron horas en la playa, el sol empezó a caer. Las tres mujeres se quedaron paradas, observando como el sol fue bajando lentamente.
Otro día había pasado y ella siente como están despertando. Era hora de dejar las comodidas para enfocarse en lo principal, lo más importante.
Quiere a su familia de nuevo, la necesita.
En la mañana, todo el cansancio se posó en los hombros de Charlotte por estar utilizando su habilidad la noche. Se acercó a las dos mujeres alrededor de la mesa, preparando el desayuno.
Morgan hablo sobre la playa, realmente fue agradable el agua y un vistazo de la vida en Müller. Charlotte creó una enorme sonrisa al ver como se dirigía directo a ella sin interferencia, supone que la relación empezaba a cambiar.
── Quiero ir de nuevo a Müller ── Louise suspiró ── Además, mire otro vestido que quiero probarme.
── ¿Alemania? ── Derek replicó, mirando con extrañeza ── ¿Cuándo fueron?
La chica Hoffman quitó su mirada, enfocándose en Morgan que sostenía la mantequilla. Louise subió sus cejas con picardía, recordando la discusión que tuvieron en el dormitorio. Metió un par de uvas, divertida con la incomodidad.
── Charlotte nos llevó ── informó Morgan sin titubeos ── Fue agradable. Quito todo el estrés de KORB y los bombeos.
── Si ── Louise confirmó ── Un don exquisito. Pronto volveremos, ¿verdad?
── Solo si quieren ── murmuró con una sonrisa.
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