10. Despedir a los empleados
Se podría honestamente decir de Martínez que era un buen empleado. Sin malicia, sin roces con los compañeros, sin ambiciones más allá de las justas y necesarias. Así que cuando lo ascendieron, todos lo vieron bien y natural. Y una vez ascendido, él seguía siendo el joven bonachón y sencillo que era.
Su jefa, Luisa Cebolla, lo llamó a su despacho y le asignó su primera tarea como supervisor:
-Martínez, quiero que despida a todas las personas que considere incompetentes en su equipo y contrate a nuevos empleados. Por favor no haga nada más hasta que no haya hecho esto, hace tiempo que la empresa tiene este problema y necesitamos renovar la plantilla. Hay mucho parásito viviendo de Sincaset.
-¿Quiere que los despida...? ¿A mis antiguos compañeros?
-A los que no rinden bien, y usted sabe que los hay en su unidad. Ha trabajado a su nivel durante años y sabe perfectamente quién cumple y quién no. Nadie mejor que usted para hacerlo.
Martínez se quedó pensativo.
-No se sienta mal, Martínez. Todos los jefes del mundo acaban pasando por situaciones como ésta.
-De acuerdo.
A Martínez le pesaba mucho ejecutar aquello. Así que pasó toda la tarde encerrado en su flamante nuevo despacho, cavilando sobre la manera de encararlo. Escribió a mano una lista de sus empleados, los que hasta el día anterior habían trabajado con él codo con codo, y con los que había compartido tantos momentos, tanto en la empresa como fuera de ella. Miró la lista de arriba a abajo y de abajo a arriba cientos de veces, como si fuera un niño de la posguerra aprendiendo los reyes godos. Al llegar a casa esa noche, continuó reflexionando sobre el tema, e incluso lo consultó con la almohada. Al final, cuando ya estaba a punto de conciliar el sueño, tomó una decisión.
Al día siguiente, ignoró el asunto durante toda la jornada. En la práctica trabajó como si todavía fuera un empleado raso, excepto por algunos momentos en que realizó algunas tareas de responsabilidad, como recibir la queja de algún cliente u organizar el turno. Su jefa le lanzó miradas significativas las cuatro o cinco veces que se cruzaron, pero Martínez también ignoró aquello. En la última de esas ocasiones, no obstante, ella lo abordó:
-Martínez, ¿está en marcha lo que le comenté ayer?
-Sí, doña Cebolla, no se preocupe.
-De acuerdo, confiaré en usted.
El día tocó a su fin y los empleados se prepararon para marcharse a casa. Martínez se colocó en la entrada de Sincaset, y les estrechó la mano uno a uno, deseándoles buen viaje de vuelta a casa, o que durmieran bien, o que saludaran a sus parientes, o que tuvieran cuidado al volante. Luisa Cebolla se acercó a él después de que realizara este peculiar ritual, que no le había visto hacer nunca antes, y le dijo:
-Martínez, no he visto resultados. Le dije que no hiciera nada hasta que no resolviera este asunto.
-Mire, doña Cebolla, he seguido sus órdenes al pie de la letra. He despedido a mis empleados.
Martínez acabó saliéndose con la suya. No despidió, contractualmente hablando, a ninguno de sus empleados, y de hecho incorporó a dos más. Luisa Cebolla se llevó las manos a la cabeza pero le dio la oportunidad a Martínez, jugándose su propia credibilidad frente a los directivos, para demostrar que había sido la elección adecuada. Tras el primer mes, la productividad de su unidad se incrementó, y Cebolla calló.
-Martínez, dígame cómo ha hecho para aumentar las ventas.
-En realidad no es tan difícil, doña Cebolla. Usted me invitó a que tratara a mis empleados como números, pero en cambio los traté como personas. También me dijo que precisamente porque había trabajado con ellos a su nivel sabía quiénes eran los que fallaban. Por contra, y por esa misma razón, conozco en qué es bueno cada uno. Porque todos son buenos en algo. Sabido esto, lo único que he hecho es colocar a cada uno en el lugar adecuado.
-¿Y los que fallaban?
-Fallaban en algo concreto. Recolocación, como le digo.
-Mmm... recolocación. Espero que esta estrategia suya no llegue a oídos de la directiva, no sea que le recoloquen a usted por encima de mí.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top