‹ O5 : it's not easy for you.

La música es agradable, el ambiente también y las bebidas son ricas. Jennie fue obligada a beber sus vasitos de soju, bajo la excusa de la pareja:

"Te invitamos, debes hacernos caso".

Están en la barra del bar y aunque la música es fuerte, el piso de arriba retumba con el ruido. Una parte de ellas ya quieren subir, pero quieren hablar primero.

—Sí, es lo que le dije a Rosé ayer. Que el ketchup jamás va a reemplazar la mostaza. —Jennie solo puede reír, siente las mejillas calientes por el alcohol consumido.

Llevan un rato conversando sobre cualquier cosa, pero las risas de las tres cada vez suben de nivel. Lisa es una persona muy graciosa con alcohol encima, pero ninguna está ebria, solo se ha ido la timidez.

Rosé observa como su novia pone la mano sobre la de Jennie mientras se sigue riendo, aparentemente la salsa de tomate es muy graciosa para ambas. La mayor se encuentra en medio de ellas, de nuevo. A su izquierda está Rosé y a la derecha Lisa.

—Tienes una sonrisa muy bonita —apunta Jennie y Lisa se sonroja. Arruga sus ojos y no puede evitar sonreír grande y con todos sus dientes—. ¡Mira, ahí está! —dice Jennie agarrando el brazo de Rosé.

Toma un trago de su agua con gas.

—Eso es lo que veo todos los días, Jendeukie. —dice Rosé y ahora hay un desastre rojo por todos lados. Nadie le había dado un apodo tan bonito a la Coreana.

Lisa llama su atención picando sus costillas y Jennie la mira expectante.

—Yo soy su Lili y tú eres su Jendeukie. —dice y se tapa la boca cuando una risita juguetona sale de ella.

Jennie sonríe, sonríe muy grande y algo dentro de ella se conecta, algo se siente bien en está situación: ella siente que encaja.

—Entonces tú serás Rosie Posie. —Jennie apunta a la mencionada, que no puede evitar emocionarse y aplaudir con los ojos escondidos por su risita.

La menor frunce el ceño.

—¿Y yo? —pregunta con el labio inferior hacía afuera. Rosé suelta un chillido ante su puchero.

Jennie la toma por los hombros y la acerca a ella:

—Tu eres nuestra maknae, así que eres Lili.

La menor se sonroja y siente sus manos calientes. Jennie se relaja y el chico que atiende la barra se acerca a ellas.

—¿Algo más para las bellas damas? —pregunta mientras recoge los vasos sucios.

Jennie voltea a ver a Rosé, en espera de que de una respuesta.

—Es todo por ahora. —la rubia se encarga y Jennie sonríe ante eso.

Ella es una persona un tanto tímida, y el chico ha estado mirando de manera insistente en su dirección. Incluso había ofrecido una bebida gratis, pero Rosé rechazó por ella y Lisa solo dijo algo sobre bebidas abiertas y su peligro.

—Gracias, Rosie. —dice Jennie y la contraria solo asiente—. Ya vuelvo, voy al baño. —se pone de pie y bajó la mirada de la pareja, desaparece por una puerta que indican los sanitarios.

Lisa suspira y se sienta a un lado de Rosé, donde antes estaba Jennie. El asiento está caliente pero a Lisa no le molesta.

¿Crees que se pueda hacer algo hoy? —pregunta en ingles, porque cierto barman ha puesto demasiada atención toda la noche, y Lisa definitivamente no quiere intrusos.

Rosé acaricia el muslo de su novia, con suavidad y maestría. De vez en cuando sube hasta la parte alta de sus piernas y vuelve a bajar con la punta de sus uñas hasta su rodilla. Lisa siente una presión en su pecho cuando esa mano sube por ahí.

—No lo sé, cariño. Hay que disfrutar y no presionar las cosas. Ella se ve cómoda y por ahora es lo que importa. —Rosé se inclina y frunce los labios, en busca de un beso casto y tierno. Tal vez es el alcohol ingerido, o que este lugar es particularmente amigable con los miembros LGBT que hace que Lisa se sienta en confianza.

Tal vez es el hecho de que está ansiosa de que Rosé se la folle, tal vez con Jennie al mismo tiempo, tal vez es el conjunto de todos esos hechos que hace que tome a su novia por el cuello y profundice el beso. Es húmedo, con Rosé siempre es húmedo.

Rosé toma aire en medio del contacto y toma de la cintura a Lisa apretando un poco, cada vez es más difícil detener a Lisa.

***

Jennie lava sus manos y echa un poco de agua a su cuello, el ambiente del lugar hace que se sienta un poco sofocada. No, no son los constantes toques de la pareja, ni tampoco el hecho de que siempre encuentran una manera de dejarla en medio.

Toma aire y se mira al espejo. "Tranquila, Jennie. Tú puedes con ellas". Y es que desde que conoció a la pareja se ha sentido nerviosa a su alrededor, pero se da cuenta que lo hacen a propósito en ocasiones.

El día de hoy fue el colmo, sentir sus pieles directamente fue algo que la dejó con un extraño sentimiento en su pecho. Ella se sintió acogida entre sus brazos, pero la manera en la que Rosé le guiñó el ojo y la manera en la que Lisa no puede mantener los ojos fuera de su abdomen, tiene que ser una señal.

Arregla su pantalón y sube un poco más su camisa, infla el pecho y sus senos destacan más. Perfecto.

Con toda la seguridad que le otorga verse tan bien en el espejo sale del baño, seguridad que se desploma conforme se acerca al lugar donde están sentadas sus compañeras de trabajo. Jennie pasa saliva con dificultad y la respiración se le atranca en la garganta.

Frente a ella Rosé sostiene a Lisa por el cuello y la besa con pasión. Observa como la falda de Lisa se ha subido por los muslos y como el vestido de Rosé está levemente enroscado por las manos inquietas de Lisa.

En el bar hay más personas, entre más tarde el lugar se abarrota más, por lo que no hay mucha atención en las extranjeras. En cuestión de segundos, Jennie siente una corriente de diferentes emociones correr por su cuerpo.

Ella comienza a sentirse fuera de lugar al ver a la pareja tan acaramelada, todas sus esperanzas se van al suelo. Siente tristeza.

Eso no dura mucho. Lisa siente esa mirada y abre los ojos para ver a Jennie de reojo. Se separa un poco de Rosé y va a su oído, sin despegar la vista de ella. Y bajo esa mirada insistente y retadora, Jennie siente otra emoción.

Sus esperanzas suben como burbujas, Lisa le está susurrando cosas a Rosé mientras la mira a los ojos. Y eso que le dice, hace que Rosé apriete la falta de Lisa en sus puños. Jennie no solo siente felicidad, ella comienza a sentir excitación.

Cuando sale de su trance, Rosé ya ha alejado a Lisa de ella y Jennie hace el amago de sentarse al costado de Lisa, pero hacen un espacio y termina de nuevo entre ellas.

—¿Todo bien? —la voz de Rosé es más baja y rasposa.

—Todo bien. Pidamos otra ronda de licor —dice Jennie con el corazón galopando en su pecho—, como somos tres, nos haremos una pregunta antes de tomar el shot.

Rosé aplaude y pide tequila. Lisa recibe los caballitos y los reparte.

—Empieza tú, Jendeukie. —dice la menor, a la espera de su pregunta.

Jennie decide arriesgarse, matará dos pájaros de un tiro.

—Bien —la miran expectante—. ¿Son ruidosas en la cama?

Oh. Rosé empieza a toser escandalosamente y trata de agarrarse de la barra frente a ella. Lisa se pone rápidamente de pie y golpea levemente su espalda en busca de aliviar su atragantamiento. Jennie solo sonríe de lado y disfruta de su reacción.

—¿Perdona? —dice Lisa y la voltea a ver con los ojos muy abiertos.

Jennie toma su tequila y echa su cabeza hacía atrás. Hace un sonido de satisfacción y puede ver como Lisa regresa a su lugar cuando Rosé se controla.

—Sí, es que si me voy a mudar con ustedes, necesito saber que me espera.

—Rosé, encárgate de esto. —dice Lisa sin poder pensar en una respuesta adecuada.

Mmm bien, bueno. Eh... Hay ocasiones en que... Si lo somos. La mayoría de las veces, pero si eso es problema obviamente podemos considerarlo. —la respuesta de Rosé convence a Jennie.

—No lo sería —el corazón de la pareja late rápidamente ¿En qué momento Jennie decidió regresar toda esa energía?—. Como dije, solo es para saber que me espera. —dice encogiéndose de hombros—. Te toca Posie.

Cada que Jennie la llama por su apodo, Rosé siente que el piso se mueve y más con los ojos oscuros de su novia que la ven constantemente, asegurándose que ambas están escuchando lo mismo

Rosé toma la bebida antes de preguntar.

—¿Por qué dijiste que tu sándwich era de jamón cuando en realidad era de pollo? —Lisa suelta una risa, más alta que cualquiera que haya soltado en presencia de Jennie.

—¿Cómo? —pregunta Jennie un tanto confundida.

—Sí, el día que nos conocimos te pregunté sobre tu sándwich y me mentiste, yo vi que era de pollo.

Mmm, realmente no recuerdo. Creo que estaba nerviosa por conocerlas —Jennie voltea a ver a Lisa y le hace una confesión—. Tú me intimidabas mucho.

—¿Yo?

—Sí, pensé que te podrías poner celosa si hablaba mucho con Rosé. —Jennie dice pasando su dedo índice por el caballito que antes contenía tequila, pensando en cómo ha avanzado con las chicas.

Las cosas cambian de humor con esta confesión, no están incómodas pero con esto pueden aclarar las ideas que hay en el entorno.

—No, solo soy muy tímida y me causa mucha intriga. —dice Lisa mientras toma la mano de Jennie y le da un apretón—. Yo confío en Rosé y ella en mí. Tú no te preocupes por nada.

Rosé asiente y alienta a que su novia prosiga con la última pregunta.

—¿Te gustan las mujeres? —en cuanto la pregunta sale, Lisa se empina el licor en la boca.

—Sí.

Un escalofrío corre por la espalda de Jennie al ver como Lisa sonríe.

—Vamos a bailar. —Rosé dice y pagan la cuenta, se dirigen al piso más animado del lugar.

En cuanto llegan, la música retumba en sus oídos y está oscuro, a excepción de las luces parpadeantes que decoran el lugar. Al fondo se ve un DJ muy animado y de su lado derecho se extiende una barra muy grande donde varias personas preparan tragos.

Jennie se da cuenta que la música es variada. Rosé jala a las chicas al centro de la pista, y mientras avanzan puede notar a un pareja apretujada en un rincón, besándose.

—Concéntrate en nosotras —dice Rosé acercándose a su oído para que sea capaz de escucharla—. Toma la mano de Lili, ya vengo.

—Según nos platicaste, te encanta bailar. —Lisa comienza a moverse al ritmo de la música—. Baila conmigo, Rosé vendrá en un momento.

Jennie acepta y sigue el ritmo que marca Lisa, aunque no lo quieran se encuentran cerca debido a la cantidad de gente que hay en la animada pista. La menor observa cómo su abdomen se contrae con cada movimiento y se da cuenta que Jennie fluye como agua al ritmo de la música.

Lisa sigue sus movimientos y la mira a los ojos. Poco a poco saca relucir su mejor sonrisa, con los ojos entrecerrados y la mirada fija en los orbes cafés de Jennie.

—¿Cómo lo haces? —le pregunta a Jennie mientras se acerca un poco a ella.

—¿El qué?

—Ser tan sexy. —la mas baja se queda sin aliento. Lisa se ha acercado mucho a ella y bailan en sincronía a un beat sensual.

—Dímelo tú...

—¿Comenzando sin mí? —pregunta Rosé muy cerca de ellas. La miran y ven vasos largos en sus manos, sosteniéndose con un poco de dificultad. Jennie toma el suyo y Lisa también—. Un mojito.

Explica Rosé y pronto se inserta en medio de ambas mujeres, bailando también. Jennie trata de respirar, no es fácil para ella mantenerse calmada cuando la pareja es tan sugerente. Lo que dice Lisa ronda en su mente y no puede sacarlo.

El vuelo del vestido de Rosé capta ojos curiosos para el par de pelinegras, y ella sabe que la están observando.

—¿Cómo haces para mantener tu cuerpo en forma, Jendeukie? —las preguntas sugerentes son cada vez más directas y Jennie intenta mantener la calma.

Las tres se encuentran de frente, en un pequeño círculo.

—Mira, Rosé —dice Jennie tomando la mano de la mencionada—. Aquí. —posa la mano ajena en su abdomen levemente marcado—. Es una rutina de cardio cada dos días. —Rosé traga fuerte al sentir el firme estómago de la mayor. Suelta su mano y toma la de Lisa—. Y en estás... —la mano de Lisa va a las piernas de Jennie—. Es salir a correr con Kuma por las mañanas—. ¿Y ustedes?

El silencio abunda entre ellas, aún con toda la música y bullicio del lugar, el silencio es abrumador.

—Ejercicio en pareja. —guiña el ojo Lisa y Rosé se ríe audiblemente. Esto se está poniendo bueno.

Antes de que cualquiera pueda seguir con su coqueteo, el chico de la barra aparece bailando raro.

—Hola, chicas. Mi turno terminó pero decidí quedarme a ver si tengo suerte con la belleza de aquí. —dice con una confianza que desborda, Rosé rueda los ojos con disgusto al ver cómo se dirige a Jennie—. ¿Se las puedo robar un rato? —Lisa está casi gruñendo en su lugar, toma a la mayor por la cintura.

—No, gracias. Vengo acompañada. —la respuesta de Jennie viene acompañada de una sonrisa radiante mientras toma la mano que sostiene su cintura.

—Pero...

—Mira, mocoso. Ya te dijo que no —Rosé lo enfrenta cara a cara, su lenguaje corporal es relajado pero su voz es intimidante—. Ve a buscar a otra. —dice con desdén y se dirige a sus chicas—. Ash, por eso no salgo con hombres. —alza la voz y se acerca a ellas.

Pasan de las doce y media de la madrugada y el lugar comienza a abarrotarse cada vez más.

—Y porque me tienes a mi, cariño. —dice Lisa, sin soltar la cintura de Jennie.

Los mojitos son pronto consumidos y sus manos quedan libres para cualquier cosa. Las tres chicas se sienten relajadas y en confianza, cada vez desenvolviéndose más. Jennie adapta su cuerpo a la nueva canción, sus caderas se mueven bajo las manos de Lisa, y su espalda se pega al pecho de Rosé.

La pareja se encuentra con los movimientos embriagadores de Jennie, fluyen como una corriente de agua, en una misma dirección; juntas. Jennie estira las manos hacia arriba y cierra los ojos, los cuerpos la estrujan cada vez más, fusionándose en un movimiento único. Rosé posa las manos en sus costillas y comienza a hacer círculos en la piel descubierta.

Una de las manos de Jennie se flexiona hacía atrás y sostiene el cuello delgado de Rosé, lo sintió por la tarde. Todo el cuerpo de Rosé es esbelto, delgado pero no huesudo. Es perfecta. Con su mano libre toma la cintura de Lisa y una vez más está entre ellas.

Las manos van por aquí, por allá y se entregan al compás que la pieza les brinda.

—Jennie —la llama Lisa en un susurro—. No puedo respirar. —susurra cerca de su mentón. Y a través de su lenta y pesada respiración, Jennie lo siente.

—Jennie —el aliento de Rosé da directo en su oreja, siente el roce de sus piernas en su trasero, aún con la tela del pantalón—. Eres como una poción muy dulce. —Jennie se siente engatusada, presa de ambos cuerpos.

Solo existen ellas en esa pista de baile, Rosé está a la altura de la oreja de Jennie y cada vez se acerca más a ella. Su aliento agitado y desbocado solo le demuestran a Jennie que no es la única con la piel erizada.

Lisa por su parte está tan cerca de sus labios, son solo milímetros de separación. Nadie en ese lugar las mira, todos son demasiado ajenos a la tensión que se vive en el ambiente. Lisa puede oler el aliento de Jennie, una combinación de alcohol y frescura por la hierbabuena que contenía su mojito.

La canción termina y en el cambio, el ambiente se aligera. Jennie abre los ojos y puede sentir el corazón entre sus piernas.

—Y-Yo, esperen. —saca del trance a sus compatriotas, quienes parecen recuperar el piso un poco, pero sin quitarse de encima de ella.

—No digas nada, Jendeukie.

—Pero Rosie...

—Escucha a mi novia, Jendeukie. —Lisa le pone el dedo índice en los labios.

—No tengas miedo.

Lisa observa como Jennie frunce las cejas y respira profundo, la nueva canción retumba y las luces neón hacen que su cabeza de vueltas y su corazón se acelere a una velocidad preocupante.

La menor se inclina y con el asentimiento de Rosé, rosa los labios de Jennie como si estuviera acariciando algo precioso y único, por que Jennie lo es. Es un movimiento simple, pero Jennie deja que suceda. Los labios de Lisa se sienten suaves y son carnosos, con cuidado y sin dejar de moverse al ritmo enloquecedor, presionan sus labios juntos.

Rosé suelta un suspiro al ver a su novia besando a alguien más. Honestamente nunca se imaginó que en su relación hubiera curiosidades de este tipo, fue algo que conversó con Rosé en aquel almuerzo.

Es algo que no creí que fuera capaz de pasar por mi mente. —Rosé dice con las manos de Lisa entre las suyas—. Sé que hemos sido solo nosotras por mucho tiempo, pero, pero creo que quisiera intentarlo.

Lisa la ve a los ojos, en un momento íntimo y de confianza.

Yo también, realmente creo que no podemos ignorar esto. —a Lisa se le enrojecen los ojos y siente ganas de llorar—. No quiero que esto acabe con nosotras. Tengo miedo, Rosie.

Rosé entiende lo que dice, es algo normal. La monogamia es lo común, nadie te enseña que hay otros tipos de amor o de relaciones. Es entendible que su novia sienta temor de que esto termine con lo que han construido por largos años.

Podemos intentar primero en el aspecto sexual, cariño —sugiere Rosé y aprieta un poco más las manos de Lisa, limpia una lágrima que rueda por su mejilla y después continúa:—. Después veremos qué pasa.

Lisa termina de limpiar sus lágrimas por sí misma.

Hay que llevarla a Rivero. —ante la mención del famoso lugar, Rosé sabe que ha aceptado intentar llevarla a la cama.

Estaremos bien, cariño. —Rosé deposita un beso en una de las manos de Lisa.

Rosé sale de su trance cuando Jennie pierde el equilibrio y recarga la espalda en su torso, Lisa le está comiendo la boca con fervor y maestría. Decide entrar en escena guiando el cuerpo de Jennie y apegándose a ella, su pelvis presionando con fuerza su culo.

—¿No es una excelente besadora? —pregunta directamente en su oído, con voz muy baja y lo dice muy lentamente.

Jennie solo puede gemir cuando la rubia chupa el lóbulo de la oreja.

—Vamos a nuestro departamento. —sugiere Lisa una vez que suelta los labios ajenos. Están hinchados y entreabiertos por el maltrato recibido anteriormente.

Jennie quiere, Jennie necesita ir.

—N-No puedo, tengo que llegar con, con —diablos está tartamudeando—. Con Kuma. —logra decir con claridad.

—Es tarde, pasa la noche en nuestro lugar. —Rosé se ha puesto en frente y la vista es espectacular. Tanto su novia como Jennie lucen desaliñadas y completamente encendidas—. No dejaré que regreses sola en taxi o uber. —sentencia Rosé con una mirada dura, directamente en sus labios muriendo por probarlos.

—Vamos. —Lisa toma ambas manos y las dirige hasta la parte baja, sin perder detalle de cómo aquel barman presenció el espectáculo. Tal vez más de alguno sí las vio.

Rosé llama a un uber, y en lo que llega saca un cigarrillo del pequeño bolso con el que carga.

—¿Fuman? —la voz de Jennie tiene un tono de sorpresa.

—Solo Rosé, pero de vez en cuando. A mi no me gusta. —dice Lisa mientras se acurruca en el brazo de su novia y jala a Jennie por los hombros para unirla al medio abrazo—. Pero si me gusta el humo que suelta.

Rosé da una calada al cigarro recién encendido, es de menta y pinta el cielo con tonos grises.

—Sí, mira. —llama la atención de la mayor y se inclina hacía Lisa—. Así.

Le da una muestra de lo que le gusta a Lisa, pasa el humo por sus labios y da directamente en los ajenos. Su novia suspira profundamente y se embriaga del olor mentolado.

—Inténtalo.

Jennie asiente y cierra los ojos, de pronto siente una corriente de aire caliente con olor a tabaco, pero es fresco. Acompañado del humo, hay un tacto lento y sofisticado en sus labios. Tan rápido como llega, termina.

Jennie muere por probar también a Rosé.

Y se pregunta quién será la ruidosa, quien es la que no puede dejar de retorcerse en la cama mientras la chupan. Tal vez piensa en cómo sería que cada una le chupe un pezón al mismo tiempo. Muy probablemente Lisa sería brusca, por lo que acaba de vivir y Rosé sería sensual y tortuosa.

Jennie cierra los ojos cuando Rosé se separa y por un momento recuerda que sus pieles ya se conocen, pero Jennie necesita explorarlas y tocarlas como se debe.

—Han llegado por nosotras.

Lisa entra primero en la parte de atrás, seguida por Jennie y del otro lado está Rosé. Jennie empieza a creer que a la pareja le fascinan los sandwiches humanos, pero no se queja cuando recargan sus cabezas en cada uno de sus hombros.

Mucho menos cuando posan sus manos en las rodillas de Jennie y Rosé le susurra.

—Te haremos sentir como una obra de arte.

Jennie solo puede sonreír y sin importar que el conductor escuche, le responde:

—Nosotras somos una obra de arte.

Cuando bajan del carro, dan las gracias y se dirigen al departamento, en el camino Lisa no puede evitar apreciar los dos cuerpos caminando frente a ella con delicadeza. Rosé y sus piernas delgadas, con su figura femenina denotando sensualidad y Jennie con su camisa apretada y pantalones anchos, demostrando poder y fuerza.

Al llegar a la puerta, Lisa le dice algo a Jennie:

—Una vez que aprendas lo que hacemos, serás cautivada. —Jennie es jalada directamente al sofá de la sala.

¡Gracias por leer!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top