‹ O6 : funny valentine.

Cuando una pareja hermosa te invita a ser su roomie, tu piensas que solo compartirán casa. Las áreas comunes como mucho. Desde que Jennie recibió la oferta, considero que sería buena idea, pero cuando la pareja se insinúa contigo, después te lleva a un bar, bailando contigo de una manera sumamente provocadora y una de ellas te besa mientras estás en los brazos de la otra; te cuestionas qué debes hacer.

Sin mencionar el hecho que ya se han visto desnudas dos veces, incluso antes de llegar al sofá en el que están apretujadas. Jennie respira agitadamente, no sabe en donde poner sus manos cuando ellas la miran fijamente, sin ir más allá aún.

Es extrañamente cómodo, y Rosé y Lisa no hacen nada por apresurar las cosas aunque se mueren por hacerlo.

El apartamento es cálido y las respiraciones que salen de sus cuerpos también lo son.

—¿Qué quieren de mí? —Jennie pregunta, echando su cabello hacía atrás. Ella tiene una idea de lo que quieren.

Sexo.

Pero ¿Sólo eso? ¿Incluirla? ¿Sobornar para que se vaya a vivir con ellas? Ella no tiene idea que va a seguir de esto y si Jennie ha aprendido algo en su vida ha sido a protegerse.

Lisa hace brincar su pierna derecha de arriba abajo, demasiado ansiosa por continuar. Están sentadas con el cuerpo hacía Jennie, quien poco a poco se relaja.

—Por ahora, solo queremos besarte.

La respuesta de Rosé no convence a Jennie, la rubia se inclina dispuesta a tomar esos labios de una vez por todas, pero un dedo índice en su boca le impide seguir.

—Lo estoy preguntando en serio. ¿Cómo sé que no están jugando conmigo? Yo no mentí cuando dije que no suelo hacer estás cosas.

Lisa rueda los ojos y pone toda su fuerza de voluntad para expandir su paciencia.

—Jennie, no tienes de qué preocuparte. Nosotras hemos hablado de esto —dice señalando a las tres con su dedo índice—. ¿Tú quieres?

Jennie se agita cuando Rosé pasa el dedo índice por su mandíbula, la mayor siente escalofríos cuando el dedo llega a su lóbulo y acaricia ahí.

—Sí.

—¿Entonces? —pregunta Rosé, inclinándose al oído de Jennie—. Hemos pensado en ti.

Jennie comienza a jadear con la confesión, cierra los ojos y proyecta a ambas mujeres pensando en ella.

—Y-Yo —carraspea su garganta antes de continuar—. No quiero arrepentirme de esto.

Lisa abraza su costado, dejando de lado por un momento la urgencia de arrancar la ropa de las mujeres en el sillón.

—No te haremos daño, pero si en realidad no quieres esto podemos ir a dormir.

Rosé también ha parado sus acciones, asegurándose de que tendrá total consentimiento de Jennie para no hacerla sentir incómoda. Ante todo, esto debe de ser un ambiente de confianza y comodidad.

Jennie cierra los ojos, después pueden hablar de esto. Cuando abre los ojos, los contrarios la miran intensamente y con deseo, pero a pesar de eso hay algo conocido en ellos; cariño.

Voltea hacía Rosé y la toma del cuello, se acerca y presiona sus labios juntos. En cuanto eso sucede, la rubia la toma de la cintura y la acerca más a ella. Abre un poco los labios y Jennie lo hace también, Rosé chupa el inferior y Lisa ve todo en primera fila.

Tiene sentido, ahora que ve a Rosé besando profundamente a Jennie. Ahora tiene sentido lo que sentía cuando descubría a su novia buscando la mirada de la Coreana. Ahora tiene sentido esa presión cuando Jennie le dio de comer en la boca en el restaurante.

Tiene todo el sentido del mundo cuando Rosé introduce su lengua en la cavidad bucal de Jennie y la chupa sensualmente. Jennie frunce las cejas al sentir el músculo caliente indagando en su boca, suelta un jadeo y Lisa sabe lo que se siente ser besada por Rosé.

Es una avalancha de sensaciones placenteras, Rosé es una excelente besadora. Poniendo la sensualidad del acto ante todo y Jennie lo puede sentir cuando la incita a usar su lengua también. Rosé la toma entre sus labios y baja lentamente y aprieta un poco sus mejillas.

—Madre mía. —Lisa jadea, adicta a observar como Rosé se come a Jennie.

Rosé se separa una vez que siente a Jennie temblar bajo sus manos, su mirada se dirige a su novia. Suspira y pasa por encima de la mayor —que se encuentra medio ida aún— y la besa también. Están atravesadas encima de Jennie, compartiendo un beso conocido y excitante.

Jennie sale del trance en el que Rosé la dejo y toma conciencia de los cuerpos literalmente sobre ella. Baja la mirada y observa la falda de Lisa que apenas y logra cubrir más allá de la parte alta de sus piernas. Después mira el vestido de Rosé, que es empujado hacía arriba por las manos impacientes y delicadas de la menor.

Observa el cuello rojo de Rosé cuando su vista va al frente, como el pecho se agita con cada mordida que Lisa deja en sus labios. Puede admirar la manera en la que la rubia despeina el largo cabello de Lisa en un intento por seguir sosteniéndose en sus rodillas.

Con cuidado y estando atenta a cualquier reacción, pone cada una de sus manos en los muslos trabajados de la pareja. Lisa tiembla al sentir una mano cálida recorrer su femoral y Rosé abre la boca cuando Jennie acaricia casi hasta su trasero.

Se separan de una vez y Lisa no puede evitar sentarse sobre uno de los muslos de Jennie, quien tiene las piernas levemente abiertas. Rosé se sienta en el otro y aunque el peso de ambas chicas es un poco incómodo, el calor que sus entrepiernas le transmiten a través del pantalón, deja que hagan lo que quieran con ella.

Lisa toma a Jennie y la besa, con una desesperación latente en todos sus movimientos, Jennie se adapta rápidamente al ritmo que le impone la menor.

Oh, Rosé no deja que se adapte: quita el cabello de su cuello y con sus labios besa castamente la extensión de piel que ha revelado. Es delicado y caliente a la misma vez. Le siguen una serie de besos igual de tranquilos, y hay una diferencia abismal en el trato que recibe.

Es su primera vez estando con dos mujeres a la vez, pero no se siente intimidada. A pesar de que los besos de Rosé no son profundos, son suficientes para enviar corrientes a su clítoris, haciéndolo palpitar a un ritmo desbocado y necesitado.

Jennie no sabía que se le podía hinchar tanto, a tal grado que el roce del pantalón era suficiente para sentirlo.

Lisa no la deja respirar, es ambiciosa y cree que lo está manejando bien. Toma sus caderas y pasa su mano por la espalda, la introduce debajo de su blusa y aunque es apretado, se las arregla para trazar figuras en la extensión. Jennie percibe que su espalda no solo se ve tonificada, sino que se siente.

Jennie piensa que lo está haciendo bien, hasta que la lengua de Rosé pasa por su garganta dejando de lado los juegos. Están encima de ella como nunca nadie lo había estado, el sofá se siente malditamente pequeño y Jennie solo puede gemir en la boca de Lisa.

La rubia siente su corazón en todas las partes palpitantes de su cuerpo, le excita voltear hacía arriba y mirar a Lisa robarle el alma a través de ese beso. Rosé no quiere apresurarse, pero maldita sea, ella ha sido la mente racional todo este tiempo y ella quiere comenzar a externar sus verdaderos deseos.

Así que comienza a hacerlo cuando se despega del cuello y echa sus caderas hacía atrás, respirando temblorosamente al sentir el roce del pantalón de Jennie contra sus bragas mojadas. La mayor rápidamente percibe el movimiento y toma la cadera de Rosé, mientras Lisa lleva sus besos al lóbulo derecho.

Rosé mueve sus caderas hacía adelante, lentamente.

—Cariño ¿Quieres saber qué pensamos sobre ti? —pregunta mientras Lisa se pone de pie y comienza a quitar los nudos de la parte de atrás de su blusa, bajo la atenta mirada de ambas.

Jennie asiente efusivamente, sin dejar de ver a Lisa. Y Rosé no se siente excluida al ver como la mayor saborea a su novia con la mirada, porque ella también la observa fijamente.

—Pensamos en cómo sería tocar tu piel —comienza a narrar, sin despegar los ojos de Lisa quien ya ha terminado con los nudos. Toma la blusa y la comienza a subir—, en como tu piel se siente tan suave.

Lisa por fin se quita la prenda y sus pequeños senos enfrentan los ojos oscuros de las otras dos.

—Lisa me dijo lo mucho que quería chupar entre tus piernas.

La mencionada se sienta a un lado de Jennie, la mira fijamente y se inclina con el torso descubierto a su oído.

—Mientras estabas en el baño, le dije que sentía que hoy sería el día donde abrirías las piernas para mi.

Oh, Jennie ya no puede soportarlo. Lisa se ve pecaminosa con la falda puesta y sus senos al aire.

Oh, Jennie no puede respirar cuando Rosé comienza a deslizar su vestido hacía arriba, revelando una tanga roja abrazando su entrepierna.

En cierta manera, la pareja quiere que Jennie no se sienta vulnerable.

—Mientras Rosé me follaba, me dijo que gimiera tu nombre y ella lo haría. —Jennie aprieta las piernas, sintiendo como Lisa toma el borde de su camisa y a la vez Rosé tira el vestido por ahí.

Jennie sube los brazos y deja que se deshaga de su camisa. Sonríe cuando la menor pasa su dedo índice por el borde del sostén negro que lleva. Es casi transparente, sus pezones erectos se asoman por la tela delgada.

—Vamos a la cama. —dice Rosé y toma las manos de ambas chicas. Dejan las prendas en la sala y cuando llegan a la habitación de la pareja, Jennie se da cuenta de que todo huele a ellas.

Rosé pega su cuerpo semidesnudo a la espalda de Jennie y Lisa se pega al torso.

—Jennie, esto va a ser divertido. —susurra Lisa y la abraza, a través de su cuerpo siente también el de Rosé y ahora el sándwich humano se siente sucio, con otras intenciones.

Jennie toma el cierre de la falda de Lisa y la prenda cae al suelo, la pelinegra empuja la tela a otro lado. Rosé pasa sus manos por el torso de Jennie y toma esos pechos por sobre el sostén, aprieta y Jennie echa la cabeza hacía atrás.

Se quedan ahí, sin querer tocar la cama aún. Tal vez porque Jennie sabe que ese es un lugar solo de Rosé y Lisa. O tal vez por el hecho de que prefieren tocarla sin pudor por todo el cuerpo. Jennie siente las manos de Lisa acariciando su abdomen, embelesada con la manera en que se marca.

Jennie gime cuando Rosé pasa su mano desde sus clavículas e introduce su mano caliente para tomar el pecho, le sigue el ritmo y toma uno de Lisa en sus manos. Rosé busca el botón rígido y cuando lo encuentra, frota gentilmente. Jennie no lo hace así con Lisa, queriendo devolver una energía más dominante.

—Jennie. —jadea Lisa y echa su cabeza en el hombro de Jennie, están muy cerca y hay roces por todos lados. La pareja se siente sumamente excitada al tocar a la chica con la que se han imaginado haciendo de todo.

Rosé comienza a caminar y tumba a Jennie sobre la cama, ella quiere levantarse y demostrar todo lo que tiene para darles, pero Lisa es más rápida y desabrocha el pantalón con maestría.

—Basta de juegos, Jennie. —dice y toma las presillas con los dedos pulgar y con los índice toma la ropa interior de Jennie.

En un solo movimiento deja desnuda a Jennie, de pies a cabeza.

—Hermosa. —dice Rosé, mirando desde arriba el cuerpo que está sobre la cama. Pechos medianos y con pezones regordetes, su abdomen es plano y da paso a su monte de venus, con pequeños vellos naciendo desde la parte baja de su estómago. Las piernas se cierran con timidez al sentir ambos ojos en ella.

Con rapidez y para que no se sienta fuera de lugar, Lisa es la segunda en desnudarse. La piel lechosa se ve pintada en tonos rojizos por la excitación y el espectáculo de su cuerpo desnudo es igual de estimulante que el de Jennie.

Jennie se sienta en la cama y espera a que Rosé les siga el paso, cuando ve que no tiene intenciones de hacerlo se pone de pie, pero un empuje autoritario la hace caer de nuevo a la cama.

—Ustedes no me conocen —dice Jennie intentando ponerse de pie pero está vez Lisa la detiene—. ¿Están seguras de que van a poder manejarme?

Rosé se ríe audiblemente.

—Por hoy tú tendrás que manejarnos a nosotras. —Rosé se ve caliente en ese conjunto rojo.

Lisa se pone de costado en la cama y recuesta a Jennie junto con ella. Besa sus mejillas y baja con besos húmedos por el cuello ajeno. Desafortunadamente, se pueden cuándo Rosé también se desnuda. Se inserta en la cama a un lado de Lisa, esta vez la menor siendo la de en medio.

Y mientras Lisa comienza a chupar un pezón de Jennie, Rosé toca entre las piernas de su novia. Lisa gime con desesperación al sentir la húmedad que desprende, se siente desesperada.

—¿Te gusta como gime en tus pechos, Jendeukie? —pregunta Rosé con lujuria, paseando sus dedos de arriba abajo sobre la vulva empapada de Lisa.

—S-Sí, ustedes son aghh —un gemido la interrumpe, Lisa succiona con desesperación su botón rígido y siente que se puede venir solo con eso y el hecho de Rosé se está tocando a su novia—. Calientes. —completa Jennie una vez que toma una bocanada de aire.

Lisa no puede soportar eso, sabe que quiere venirse pero ella de verdad quiere devorarse a Jennie así que quita la mano de Rosé y baja directamente a las piernas de la mayor. Las abre con lentitud y siente movimientos en la cama.

Rosé se ha colocado sobre Jennie a seguir con el trabajo de Lisa sobre el otro pezón. Lisa siente que su boca se vuelve agua al ver los fluidos de Jennie mojando todo a su paso, con cautela saca su lengua y pasa la punta directamente sobre el clítoris visiblemente palpitante.

Jennie gime alto cuando por fin siente esa lengua y Rosé no ayuda con su boca y su otra mano masajeando. Jennie realmente quiere hacer algo, pero la están estimulando y todo en ella deja de funcionar durante los siguientes minutos.

—¡Lisa! —su voz se vuelve alta cuando la Tailandesa envuelve su clítoris entre sus labios. No le da tregua y succiona como lo hacía con sus labios.

—¿Qué pasa, Jennie? —pregunta Rosé viendo directamente a los ojos de la mayor, ella no ve lo que Lisa está haciendo, pero conoce como da sexo oral y definitivamente es difícil durar más de cinco minutos con ella entre sus piernas—. ¿Es buena?

—¡Sí! ¡Ah, mierda!

—Follale la boca, Jendeukie.

—Hazlo, Jendeukie. Cógeme. —dice Lisa desde abajo y tomando aire. Aprovecha para saborear el sabor de Jennie, pero no puede hacerlo por mucho tiempo pues la mano de Rosé la guía a la vagina de Jennie una vez más.

Las caderas cobran vida, primero tímidamente pero después toman velocidad. Rosé se sienta sobre el abdomen y comienza a frotarse ahí, su humedad mancha la humedad y con una mano en el pezón de Jennie, lleva la otra al propio. Pellizca al mismo tiempo y las embestidas de sus caderas, la ayudan a sentirse más estimulada.

Lisa está tocándose por sí sola, con la imagen de Rosé sobre Jennie, utiliza su lubricante natural y empapa bien sus dedos, sin dejar de chupar a Jennie, acaricia la entrada aterciopelada de la mayor quien se sacude ante las sensaciones.

Introduce un dedo y siente que no es suficiente, cuando entra el segundo las paredes se aprietan automáticamente.

—Se siente rico. —jadea Jennie con la voz ronca, ha tomado las caderas de Rosé y la incita a frotarse aún más—. Masturbame, Rosie.

—Que exigente. —dice Rosé sin parar sus movimientos, de adelante hacía atrás con sus pechos bailando en cada oscilación.

Lisa despega su boca y da permiso a los dedos de Rosé. Mientras ella la penetra a un ritmo cada vez más rápido y fuerte, Rosé frota el clítoris con tres dedos. De arriba a abajo y ella sí que va rápido.

Siguen en la misma posición y Lisa está casi colgando de la cama, pero no le importa cuando Jennie aprieta sus paredes y sus caderas empiezan a agitarse.

—Vamos, Jendeukie. Quiero que te derritas en nuestras manos.

—Rosie, Lili, por favor más.

Es el colmo, Jennie comienza a gemir seguidamente y siente como sus piernas se cierran contra las manos que la tocan. Todo el tiempo Lisa supo llegar al lugar que la vuelve loca, todo el tiempo Rosé mantuvo el ritmo sobre su clítoris y todo el tiempo gimió sus nombres.

Cuando Rosé se quita encima de Jennie y Lisa de entre sus piernas, la pareja se siente en llamas. Necesitan un orgasmo rápido.

Rosé toma una de las manos de Jennie y sin decir nada, se monta sobre ella. Jennie apenas registra los movimientos que las Neozelandesa están haciendo, pero cuando las paredes mojadas envuelven dos de los dedos de la mano derecha, sabe que la van a usar para su propio placer.

Rosé se mueve con maestría, Jennie se pone al día y su muñeca se coloca en el ángulo perfecto. Todo ahí está mojado.

—Lo haces tan bien. —jadea Rosé, gime, salta y se aprieta.

Jennie no puede responder por que Lisa es una traviesa, y una necesitada. Ella no puede creer que es la que más tenía ganas, y es dejada al último. No lo permitirá.

—Me sentaré en tu cara, Unnie —no es un apodo común entre ellas, pero Jennie se siente en combustión al escuchar la voz de Lisa—. Seré tu menú.

Lisa se coloca con las piernas entre la cabeza de Jennie, está de frente para poder besar a Rosé, quien se encuentra al borde del orgasmo. El primer toque de Jennie en su entrepierna es el inicio del fin.

Sus cuerpos se encuentran perlados por el sudor y parte de ellos pegajosos por la cantidad de humedad y fluidos que están soltando. Rosé es una experta con el movimiento de caderas, haciendo que Jennie lleve sus dedos hasta lo más profundo de sus paredes.

—Y-Yo soñé con esto, mierda.

—Rosé, tienes que intentar esto. —dice en un susurro, sosteniendo todo su peso en sus pantorrillas. Jennie succiona con fuerza su clítoris y todo se vuelve mojado, ruidoso y lujurioso.

El ritmo que se marca es embriagador y así es como se debe sentir una relación sexual. Placentero, abrazador y excitante.

Rosé se viene primero.

—¡Lisa! ¡Jennie! —echa su cabeza hacía atrás y toma sus pezones entre sus dedos, tratando de alargar aún más su orgasmo.

Lisa gime también y Jennie casi no puede respirar, pero da un último esfuerzo y sacude su cabeza con el clítoris de Lisa entre sus labios.

¡Ah! ¡Más, Jendeukie! —la mencionada puede sentir como Lisa se sacude y segundos después, cae sobre ella.

Oh mierda —dice Rosé recuperando un poco el aliento. Su cabeza sobre el estómago de Jennie, aún tiene rastros de su propia humedad—. Eso fue caliente.

—Sí. —Lisa casi no puede hablar y vuelve a las monosílabas, pero no importa porque una sonrisa se extiende por toda su cara.

—Estoy agotada. —susurra Jennie y con delicadeza, hace que Lisa se acueste a un lado de ella.

—También yo, pero no quiero que amanezca. —dice Rosé y se arrastra hasta Jennie, pasa su mano por el estómago y toma la de Lisa. Se unen en un abrazo.

—No mires el reloj, cariño. —dice Lisa, sabiendo que Rosé comienza a preocuparse por la hora que debe ser en este momento.

Jennie siente sus ojos pesados y se acurruca entre los cuerpos. Rosé aprieta la mano de Lisa con amor y cariño. Lisa bosteza y comienza a rendirse ante morfeo.

—Esta escena es lo que JooHyun quería mostrar con lujuria y vulnerabilidad. —susurra Rosé, más dormida que despierta y se da cuenta de que le gustaría inmortalizar este momento.

A las pocas horas, la alarma de Lisa suena en el cuarto. Despiertan poco a poco ante el molesto sonido y pronto la realización de que es jueves llega a ellas, tienen que ir a la universidad. Rosé sale de la cama primero y prende la luz, escucha quejidos de ambas chicas y con voz ronca les dice que es hora de prepararse.

Cuando son las siete de la mañana, JooHyun observa a sus modelos con ojeras bajo sus ojos fallando en el intento de cubrirlas con maquillaje. Su cabello está mojado y parece que las atropelló un camión antes de venir aquí.

—¿Y estás condiciones? —pregunta JooHyun queriendo aguantar la risa.

—Noche ocupada. —responde Jennie.

La pareja se sonroja profundamente y Jennie no puede evitar reír.

AMO LA VERSATILIDAD CONSTANTE DE ESTE FIC DIOMIO.

¡Gracias por leer!

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