Capítulo 13

Diosa: ¿¡Desde cuándo existe esa Jolteon!? - pregunto al humano.

Estaban fuera de la casa, a escasos metros de la entrada.

Julio: Hace un año nació de un huevo, un huevo con manchas verdes, tenía una temperatura de 17°C cuando era un huevo y su primer movimiento fue...

Diosa: Tampoco te pedí tanta información, estúpido humano. - se cruzó de brazos.

Camino en círculos pensando en quien sabe que ante los ojos del asustadizo Julio que tenía frente a ella.

Julio: Lo siento, sé que no es de mi incumbencia pero ¿Por qué de tan mal humor? - intentaba calmar los ánimos de la Diosa.

Se detuvo a mirar al humano. En su rostro se apreciaba lo furiosa  que estaba, arrepentida de haber venido al lugar. Todo el enojo era hacia ella misma.

Diosa: Siempre que Umbreon viene aquí, nos llevamos otra hermana a su casa. Empiezo a creer que no fue buena idea venir. Debí pensar en otro plan. . .

Julio: ¿Plan? ¿De qué hablas Diosa? - sus palabras alertaron al humano.

La deidad se mantuvo en silencio un momento.

Diosa: Las cosas no están bien, Julio. Umbreon y Vaporeon discuten todos los días y eso provoca quejas con los vecinos. No puedo hacer oído sordo a ello, algo debía inventar. - explico y volvió a dar vueltas.

Julio: ¿Qué? ¿Discuten todos los días? ¿Por qué?

Diosa: Si yo supiera porque. . . - cerró con fuerza su puño.

Julio:¿Y por qué tu plan trata de traer a Umbreon hasta aquí? No estarás planeando dejar a Umbreon con Tera ¿O sí? - intentaba adivinar el plan de la Diosa.

Diosa: No se me había ocurrido hasta que lo mencionaste, pero no. Solo lo traje por una semana, o menos. No sé. Ya veré qué hago.

Dejo de caminar en círculos y se dirigió en dirección contraria de la casa, alejándose cada vez más de la misma. Caminaba sin rumbo. Su plan era dejar a solas a Umbreon con su madre, no quería intervenir en lo más mínimo. El humano le siguió el paso, advirtiéndole del peligro que se vive en la zona, poca importancia le dió la Deidad que se reía de la advertencia de Julio.

Mientras tanto en la mansión...

Flareon: ¡Vaporeon! ¡Eevee se comió mi cereal! - gritaba enfadada.

Las chicas almorzaban en calma hasta el percance entre Flareon y Eevee que ahora debía solucionar Vaporeon, sin ayuda de Umbreon.

Solucionar el conflicto para la pez era muy fácil, sin Umbreon consintiendo a Eevee podría hacer cumplir sus órdenes.

Vaporeon: Eevee, te dije que no te comas el cereal de Flareon. Estás castigada.

Eevee: ¿¡Castigada!? Pe-pe...

Vaporeon: Sin peros - interrumpió - te vas al cuarto y sin televisión.

La Pokémon de tipo normal busco a Umbreon con su mirada y recordó que se había ido. Se fue corriendo al cuarto llorando. Misión cumplida para Vaporeon.

Flareon: ¡Ja! - se reía de Eevee.

Vaporeon: ¿Te pareció gracioso? - clavo su mirada amenazante en los ojos de la Flareon.

La Pokémon se aterró y quedó en silencio mientras Vaporeon le servía más cereal.

Leafeon: - susurraba en el oído de Espeon - Espero que no se le suba a la cabeza esto de ser la hermana mayor.

Espeon: Creo que es algo tarde. ¡Ey! - Glaceon se puso en el medio de las 2.

Glaceon: ¿Salimos a pasear? - pregunto sonriendo a sus hermanas.

La psíquica y Leafeon se miraron pensando en la respuesta. Un paseo no les vendría nada mal, el encierro era demasiado estresante. Aceptaron la oferta de Glaceon y avisaron a Vaporeon del paseo. La mayor de todas ellas no puso ninguna objeción y las 3 salieron a pasear por la mansión.

Como era costumbre, caminaban por los pasillos charlando cosas de hembras que Glaceon poco entendía. Marchaban hacia el parque con intención de merendar en él pero se les olvido traer una canasta con comida, por ende solo estarían un rato para charlar.

Llegando al parque notaron la presencia de varios Pokémon enfadados. Parecían reclamarles algo a los jefes de patrulla de la mansión. Las Pokémon, guiadas por la curiosidad, se acercaron a la multitud para escuchar a detalle.

Una Magmortar era la vocera de las quejas de todos los Pokémon, era quien enfrentaba a Electivire constantemente por su vago accionar y sus malos tratos con los habitantes. 

Magmortar: ¿Están diciendo que la Diosa se fue por una semana solo para solucionar la vida de un Pokémon? - gritaba estando enfrente de Electivire y Garchomp.

Garchomp: Solucionar no, no creo que tenga solución...

Electivire: No ayudas mucho, Garchomp - murmuró entre dientes.

Magmortar: Si no tiene solución debería echarlo junto a toda su familia. ¿No se han dado cuenta que la Diosa no está bien? Ha perdido el contacto con la mayoría de nosotros, y no me quejo de los Pius, desde un principio se nos dijo que eran prioridad. Pero esa familia de huérfanos no tiene peso en esta mansión, son uno más de nosotros. - los Pokémon aplaudían sus palabras.

Electivire: ¡¡Silencio!! - la multitud se había callado por completo - Entiendo que estén enfadados pero ustedes entiendan que nosotros no tenemos nada que ver con las decisiones de la Diosa. Sabemos que todos tenemos los mismos privilegios que esa familia. De momento la Diosa está ocupada ayudándolos con sus problemas, una vez acabe con ellos podrá ir con todos los demás.

Magmortar: Los problemas de ellos nunca terminan. ¿Verdad Garchomp? Tú eres vecino de ellos.

Garchomp: Tienes toda la razón. Siempre tienen un problema nuevo. - se cruzó de brazos.

Electivire: ¡No ayudas Garchomp! - grito furioso.

Magmortar: ¿Vieron? Esa familia debe irse de aquí, todos debemos hablar con la Diosa para que los echen. - la multitud apoyaba sus palabras.

Espeon: Que familia insoportable. No puedo imaginar lo ocupada que debe estar la Diosa con esos bastardos.

Leafeon: ¿No estarán hablando de nosotras? - estaba aterrada por lo violenta que se veía la muchedumbre.

Glaceon: Eso mismo pensé. . . Somos la familia más desastrosa que conocí. Sin ofender, claro. - sonrió.

Las 3 se miraron aterradas y decidieron huir de ahí. Corrieron hasta alejarse lo suficiente del parque. Escondidas en el pasillo que daba a la escalera, se abrazaron intentando calmar el terror que les dió las palabras de esa Pokémon. No podían creer que el conflicto haya escalado tan alto. Todos los habitantes parecían odiarlas, colocaban a todos en la misma bolsa sin saber que solo Umbreon y Vaporeon eran los causantes de los problemas.

Espeon: No me imagino una vida fuera de la mansión. - se aferró a Leafeon.

Leafeon: Ni yo. No quiero ser expulsada por culpa de esos 2 tontos que ¡Agh! ¿Por qué no pueden llevarse bien? Ellos fueron los primeros en llegar, según Umbreon nunca tuvieron problemas entre los 2 hasta la llegada de. . . ¿Nosotras?

Glaceon: Yo me imagino la vida fuera de la mansión. Seguro nuestro futuro sería terminar como mamá. - sonrió cambiando de tema, intentando calmar a sus hermanas mayores.

"¡Glaceon!" Gritaron las hermanas incrédulas de lo que decía la más pequeña de las 3. Un futuro como ese no querían para ellas, en absoluto.

Glaceon: Tampoco es tan malo. - bajo sus orejas. Inocente, no entendía cual era el problema.

Las 3 se quedaron en silencio por unos largos minutos hasta escuchar una puerta abrirse. Un Kadabra salía de su cuarto y encontraba a las 3 Pokémon en el medio de aquel olvidado pasillo. Espeon reconoció al Pokémon y fue de inmediato a saludarlo, siendo recibida por un abrazo de su parte.

Kadabra: Que raro verte por aquí Espeon ¿Cómo estás? - se separaron del abrazo.

Las otras 2 se acercaron al extraño Pokémon con cautela.

Espeon: Eh, no sabría decirlo. Estamos asustadas. Todos los Pokémon parecen querernos fuera de la mansión, Kadabra.

Kadabra: Oh, entonces esa Magmortar iba en serio cuando charlo conmigo.

Leafeon: - interrumpió - ¿La conoces?

Kadabra: No. Nunca he hablado con ella hasta ayer. Parecía estar reclutando a los Pokémon de todo este pasillo, quería que la acompañemos a quejarse con Electivire de los problemas que trajo tu familia al llegar aquí. - miro al suelo al terminar de hablar.

Otro silencio y miradas en el suelo aparecían en el lugar.

Espeon: Vaya, y todo esto es culpa de Umbreon y Vaporeon. . .

Glaceon: Y nuestro por no detenerlos. - agrego y abrazo a su hermana - Vamos, seguro que mañana se les pasa todo esto y nos verán con buena cara otra vez. Quizás hasta nos den una disculpa.

Espeon: - sonrió ante las inocentes palabras de la Pokémon - Tienes razón Glaceon. Tienes razón. - acariciaba con su pata la mejilla de su hermana.

Tomaron la decisión de irse a la habitación rápido, no querían toparse con ningún Pokémon. Se despidieron del Pokémon psíquico y caminaron hacia allí.

Se detuvieron a mitad de camino cuando Leafeon se quedó quieta, mostraba espanto en su rostro. No parecía reaccionar a los llamados de Glaceon y Espeon.

Leafeon: ¿Y si Skiddo se dejó llevar por esa Magmortar? - lágrimas escapaban de sus ojos.

Espeon: Es imposible, no es tan tonto. Debe sentirse enfermo y prefiere estar en su cuarto recuperándose. - intento despejar esas ideas de su cabeza.

Leafeon: Iré a hablar con él. Ustedes vayan a la habitación. No me tardo. - se dió la vuelta y se puso en marcha.

Espeon: ¡Ten cuidado! - le advirtió desde la distancia. Ella volvió a la habitación junto a Glaceon.

La Pokémon tipo planta se detuvo en la puerta de Skiddo y apoyo su oreja izquierda en ella escuchando si había alguien dentro, y en efecto, lo había. Tocó la puerta con fuerza llamando a Skiddo desesperada.

Dentro de la habitación se encontraba la cabra herbácea escuchando su llamado. Seguía enfadado por lo que escucho en la fiesta, no podía creer que nunca le contó de ese supuesto novio. No tenía intenciones de atender, pero se veía en la obligación de hacerlo. Se levantó de su sillón y camino hasta la puerta, dando un pesado suspiro antes de abrir y recibir a la Pokémon.

La alegría con que fue recibido no tenía igual, la Leafeon le dió un abrazo muy fuerte y varias lamidas en la mejilla, estaba muy feliz de verlo de vuelta.

Skiddo, por otra parte, estaba furioso con ella por lo que había oído en aquella fiesta. No quería verla pero su insistencia lo obligó a ello. Aunque estaba enojado, le costaba demostrárselo a la Pokémon ante tal muestra de afecto de la hembra. No pudo evitar sonreír.

Skiddo: Leafy, detente. - suplico intentando evadir el afecto de la Pokémon.

Leafeon: Perdón, es que estoy muy feliz de verte de nuevo. No te imaginas lo mucho que te extrañe. - le dió su espacio al Pokémon.

Skiddo: Gracias - dijo sin más y dió un corto suspiro.

A Leafeon le parecía extraño que la cabra no demostrase alegría por verla de nuevo, algo dentro de ella le alarmaba y creía que guardaba relación con lo sucedido en el parque.

Leafeon: ¿Te encuentras bien? Estas algo raro. . . ¿Paso algo? - bajo las orejas y con un rostro preocupado aguardo su respuesta.

Skiddo: No, nada. Todo bien por aquí. ¿Y tú? - respondió nuevamente sonando distante.

Leafeon: Yo estoy bien. - bajo la mirada, se sentía triste por la actitud de su mejor amigo. - ¿Quieres salir a pasear?

Skiddo: Lo lamento, quedé con Spheal más temprano. Otro día quizá. - fingió una sonrisa.

Eso último término de herir a la Pokémon, de manera sentimental. "Está bien" respondió y se marchó a la habitación con sus hermanas. Se fue corriendo a toda prisa, no quería llorar frente a él, aunque fue muy evidente que se encontraba a punto de llorar.

Skiddo solo se quedó en la puerta de su habitación viéndola correr. Se sintió un poco mal por verla así, estaba tan concentrado en estar ofendido que no pensó ni por un minuto lo que sentía su mejor amiga, o ex mejor amiga. La cabra volvió a su habitación y se sentó a mirar TV sin ánimos. La culpa lo carcomía por dentro, habia hecho llorar a su amiga. Quería remediarlo pero antes debía investigar una cosa, quien era ese novio que dijo Umbreon.

La curiosidad por saberlo no lo dejaba en paz. ¿Por qué ella no se lo diría? Tal vez era un Pokémon malo y por temor a ser cuestionada por su amigo prefirió guardar silencio, o tal vez la Pokémon sabía lo que Skiddo sentía por ella y no le contó de ello para seguir jugando con sus sentimientos. Por supuesto que Skiddo creía lo 2do, era los más probable; en su mente, claro está.

La cabra tomo una bolsa de cuero y la cargo en su cuello, dentro llevaba un bloc de notas y una lapicera. Era hora de ponerse en marcha a encontrarse con Riolu y Spheal.

Continuará...

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