Fallen angel
En un parpadeo, la luz a su alrededor se apagó.
Su mundo entero se sacudió quebrandose a sus pies y siente que es tragada por un abismo negro de miseria. La oscuridad la abrazó dándole una fría bienvenida en esa estrepitosa caída.
Se lamentó en su interior.
"¿Que fue lo que hice para que me trataras así?"
El blanco puro fue chamuscado hasta las cenizas, dejando un carbón azabache, tan áspero. Sangre se escurrío lentamente por su espalda, ardiendo en rojo vivo y por primera vez conoce el dolor.
Tan real, tan vivo.
"¿Que fue lo que hice tan mal para que me quitarás la gracia?"
Mira al cielo solo para recibir el consuelo de la luz de la luna llena en su rostro, como una caricia vacia, reflejando las marcas de sus lagrimas.
Y así, en medio del bosque, la luna había sido testigo de un grito desgarrador.
Un grito no escuchado.
Un grito ignorado.
~🌕~
Un tenue suspiro escapó de sus labios, mientras que sus ojos solo reflejaban decepción.
- ¡Bruja!, ¡Niña bruja!- corearon al unísono con sonrisas perversas.
El ser humano era tan repugnante, la hacían dudar constantemente de que fueran una creación de Dios.
- ¡Bruja!, ¡Niña bruja!
Las inocentes lágrimas bajaban como la lluvia, rogando que su sufrimiento acabara. Pobre alma inocente.
- Basta... por favor, basta- sollozo.
No dispuesta a seguir mirando, soltó un suspiro cansado antes de ponerse en marcha. Sin ser notada por el trío de bravucones, busco la forma de ahuyentarlos sin que pareciera que la pequeña albina lo había hecho. Oh, ahí está.
-¡Serpientes!, ¡Serpientes!
Tal y como esperaba, su cobardía era más grande que sus ganas de molestar, y sin perder tiempo, corrieron despavoridos gritando el nombre de sus madres entre lloriqueos asustados. Patético.
Satisfecha con su pequeña travesura rió en voz baja mientras los veía alejarse. Pero al girarse se sorprendió al ver a la pequeña e inusual albina jugando muy alegre con los reptiles, sin ningún rastro de temor en su rostro. Fascinante.
- Muchas gracias- sonrió dulcemente, asintiendo hacia los venenosos animales.
Como si la entendieran le devolvieron el gesto cortésmente, antes de irse entre siseos. Reflexionó con curiosidad, como cada día conocía algo nuevo de esa pequeña niña. Pero su extraña conexión con ella seguía siendo un misterio para su persona.
¿Era una especie de castigo?
¿O una especie de misión?
A pesar de que, cuando la vio por primera vez, era solo un bebé de algunos meses. Actualmente ya era una niña tierna de 8 años. Y hasta ahora, no había obtenido respuesta alguna de esa incógnita.
Notó como la pequeña miraba en su dirección de forma pensativa, más no se acercó, ¿Podía verla? Era prácticamente imposible que un mortal pudiera hacerlo, pero dado los extraños dones que la infante poseía, entro en duda esa imposibilidad.
Suspiro aliviada cuando desvío la mirada empezando a recoger las frutas que había recolectado, (y que ahora estaban regadas en el suelo por culpa de esos malechores), antes de dar media vuelta e irse, dedicándole una última mirada al bosque.
Emprendió vuelo siguiéndola de cerca hasta llegar a una pequeña aldea. Camino y saltó sobre los tejados sin perderla de vista. Iba cabizbaja, caminando en línea recta a paso firme, haciendo oídos sordos de los comentarios mal intencionados y miradas asqueadas poco disimuladas. Nunca entendería aquel comportamiento humano, su temor a lo desconocido era tan indignante de ver, que sentía una inmensa pena por la albina.
Era solo una niña.
¿Que mal podría hacer?
Después de asegurarse de que la pequeña había entrado a su humilde hogar sana y salva, extendió sus alas emprendiendo vuelo lejos de ese horrible lugar. Observó el cielo con una mueca de disgusto, un sentimiento amargo se instaló en su pecho al pensar una vez más en la cruel situación de la menor. Inevitablemente también vino el recuerdo de su descenso y la agonía que azotó su cuerpo al haber perdido sus alas, sus verdaderas alas.
Todos esos sentimientos se mezclaron una vez más en su interior dejándole un mal sabor de boca.
Mierda, era tan frustrante.
(...)
Un crujido llamo su atención, abrió los ojos mirando su alrededor. Debían ser aproximadamente las 2 am, ¿Quien se adentraria al bosque en medio de la madrugada?
-Te encontré- dijo suavemente detrás de ella.
Abrió los ojos como platos al ver a la pequeña mirarle fijamente, aunque la oscuridad no la dejaba completamente al descubierto, ya de por si era sorprendente que pudiera verle su sombra.
- Imposible.
- Sal a la luz, no te haré daño- pidió con inocencia
Quizo reírse secamente ante eso. Con firmeza, camino al frente hasta que la luz de la luna la expuso completamente. Sus alas negras, sus horribles cuernos torcidos y sus ojos brillantes no parecieron asustarle en adsoluto a pesar de que la miraba directamente sin ninguna expresión. La pequeña le sostuvo la mirada sin titubear ni temblar, se agachó a su altura y coloco su mano en el albino cabello de la menor para posteriormente acariciarlo.
- Eres real...- susurro fascinada.
-¿Como llegaste hasta aquí pequeña? Ya es muy tarde- retiro su mano suavemente, levantándose.
-...Mi hermana me dijo- contesto juntando sus dedos nerviosa.
- ¿Tu hermana?- ladeó la cabeza sin cambiar de expresión.
- Sip, todos dicen que murió ¡Pero yo aún puedo verla!- dijo felizmente con los ojos brillosos. Tan inocente.
-...Ya veo.
Definitivamente nunca dejaría de sorprenderla.
- Y-Yo quería co-conocerte, por eso le pedí ayuda.
Inmediatamente volvía a sorprenderla. ¿Entonces conocía su existencia desde antes? ¡Que humana tan interesante!
-¿Porque?- pregunto neutral. Aunque por dentro estaba fascinada.
- Al principio no me di cuenta- comenzó bajando la mirada, avergonzada- pero después supe que siempre me has estado cuidando, a donde sea que iba tu sombra siempre me seguía y me protegía de lejos- alzó la vista mientras decía orgullosamente- por eso vine hasta aquí ¡Queria darle las gracias a usted!- hace una reverencia- De verdad ¡Muchas gracias por todo señorita angel!
Angel...
- je je je...- sus labios comenzaron a curvarse de manera extraña.
Acaba de llamarme angel...
- jajajajaja...- bajo la cabeza con una sonrisa de oreja a oreja.
¡Me llamó ANGEL!
-HAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA ¡EN SERIO!- grito al cielo como si fuera una mala broma y siguió riendo descontrolada.
Extrañada, la pequeña retrocedió tratando de adivinar cual era el motivo de las risas de su salvadora.
¿Acaso había dicho algo gracioso?
-¿Que es tan gracioso?- soltó confusa inmediatamente dejo de reír y tomo aire antes de formar una línea recta con sus labios.
- Oh pequeña- se agachó a su altura- yo no soy un ángel.
-...Entonces ¿Que eres?- ladeó la cabeza confundida.
Sonrió mostrando unos afilados dientes mientras acariciaba la mejilla de la menor con su pulgar, sorpresivamente no se asustó ante eso.
-Soy... algo mucho mejor.- respondió neutra sin borrar esa perturbadora sonrisa.
La albina asintió no muy convencida pero de igual forma le resto importancia, para después corresponderle el gesto con una inocente sonrisa. De nuevo, volvió a colocar su semblante imperturbable para después alejarse hacia la oscuridad.
-¿Volveré a verte?- escucho a sus espalda, volteó a verla sin girarse y respondió.
- Por supuesto que sí, Marionette.
Y desapareció. Dejando a la pequeña albina un poco aturdida.
- ¿Como lo supo?
Miro el bosque una vez más antes de regresar a casa. Más feliz que de costumbre, pues pensaba que al fin había hecho una amiga.
Pero la felicidad siempre dura poco.
Continuará XD
QUEDENSE EN CASA LOS AMO
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