Capítulo 18: Sorpresa
Sakura recogió los papeles con tranquilidad y también subió a la habitación de su compañero para darle las noticias a los chicos. Quería preguntarles antes de hacer nada. Cuando estaba llegando, vio a los tres chicos bajar las escaleras, que se despidieron de ella antes de salir del hospital. La pelirrosa abrió la puerta y vio a sus compañeros charlando, hasta que la vieron entrar.
—¡Sakura-chan! ¿Cómo va el entrenamiento con Rin-chan?
—Le cuesta un poco, pero va progresando—sonrió—. ¿Cómo estáis vosotros?
—Fresco como una lechuga, dattebayo—dijo el rubio alegre, haciendo reír a la Haruno, mientras que Sasuke se mantenía callado.
—¿Y tú Sasuke?—preguntó un poco sonrojada al recordar aquella escena. A pesar de los días, no dejaba de pensar en ello cuando lo miraba.
—Mucho mejor. Ya quiero salir de aquí.
—Bien. Te haré una revisión y, si estás en condiciones, te daré el alta. De todas maneras, no hagas muchos esfuerzos hasta dentro de una semana.
Sasuke asintió de acuerdo y la pelirrosa se dispuso a ello mientras se decidía a preguntarles por lo que había venido.
—Investigando las células de Hashirama, he conseguido una forma de crear prótesis para vuestros brazos teniendo en cuenta que no puede haber problemas de chakra como le pasó a Naruto con la última prótesis—habló Sakura llamando la atención de los chicos, pero sobre todo del rubio—. Tomando las muestras de vuestras células de la última vez... he descubierto que sois compatibles y que perfectamente podéis utilizarlas sin que os dañen. Pero antes de hacer nada, quería preguntaros... si queríais que os la pusiera.
—¡Sakura-chan! ¡Eres genial, dattebayo!—dijo Naruto con una sonrisa—. Estoy dispuesto a que lo hagas. ¿Qué piensas, Sasuke?
—Yo... prefiero que no—comentó, pero no sorprendió a ninguno de ellos. Sasuke ya había dado su opinión sobre aquel tema muchas veces, aunque Sakura no perdía nada por preguntarle otra vez.
—Tampoco os estoy obligando a hacerlo, sólo si queréis—se aseguró Sakura.
—Yo sí lo haré, 'ttebayo. Se me hace complicado hacer muchas cosas con un solo brazo.
Sakura asintió de acuerdo y siguió revisando a Sasuke. Las heridas que le había infringido Madara ya estaban cerradas, sólo necesitaba reposo, así que le dio el alta y lo mandó a casa con Naruto mientras ella se marchaba al hospital para seguir con la investigación. Tendría que encontrar la manera de formar un brazo bien hecho, así que tenía mucho por hacer y para ello requería de la ayuda de Tsunade-sama. La rubia había leído las investigaciones de la Haruno y se había sorprendido bastante al descubrir cosas nunca antes vista. Pensaba que aquella chica era bastante inteligente y con un control del chara envidiable, sobre todo, por tener aquel Byakugo que la pelirrosa no se había dado el lujo de explicar de quién lo había aprendido.
Después de terminar su trabajo, Sakura respiró hondo. La pelirrosa se había acordado aquella mañana que aquel era el día de su cumpleaños, pero al parecer sólo había sido ella, porque nadie se había dignado a felicitarla. Aquel 28 de Marzo, cumplía ya los 19 años y no sabía cómo estaban las cosas en su tiempo. ¿Qué habría pasado después de que ellos viajaran en el tiempo? ¿Cómo estarían sus padres después de casi un año y medio sin ellos? Deshaciéndose sus pensamientos, se dirigió por fin a casa, con ganas de descansar.
Pero nada más llegar, extrañada porque todas las luces estuvieran apagadas a pesar de ser temprano, abrió la puerta provocando que las luces se encendieran automáticamente y un gran número de personas gritara ¡Sorpresa! mientras ella gritaba del susto. ¿Le habían hecho una fiesta sorpresa? Fue tal la emoción que no pudo evitar llorar por aquello. Naruto la abrazó con fuerza mientras que Rin, Obito y Kakashi le tendían un regalo alegres. Sakura intentó tranquilizarse, aún en shock por la sorpresa y comenzó a reír. Se alegraba de tener los amigos que tenía, aunque echaba de menos a los de su tiempo.
Así, Sakura pasó una maravillosa noche llena de música, risas y alegrías. Agradeció a todos por aquella fiesta y, ya llegada la media noche, la gente comenzó a irse a sus casas. Finalmente, sólo quedaron los tres miembros del equipo 7, tirados en el sofá con cansancio. Sakura se lo había pasado genial y miró a sus amigos con una sonrisa.
—No sé quién ha tenido la idea, pero gracias—habló la pelirrosa divertida—. Por un momento pensé que os habíais olvidado de mi cumpleaños y estaba un poco deprimida.
—¿Cómo no íbamos a hacerle una fiesta a la persona que hace todo lo que puedes con nosotros? Como dijo Obito, estamos mi ninjutsu, el genjutsu de Sasuke y la mejor kunoichi médico de la historia. Incluso podría asegurar que más que Tsunade-baa-chan, 'ttebayo.
—Gracias, Naruto—sonrió.
—¡Oh, acabo de recordar que tengo que hacer algo! ¡Ahora vuelvo!—dijo saliendo del apartamento y dejando solos a la pelirrosa y el azabache.
La incomodidad surgió en el salón pero Sakura no estaba dispuesta a aquello.
—Sasuke, yo... Lo del otro día...
—No me importa...—murmuró sin expresar ningún sentimiento.
—¿Ah?
—Que no pasa nada, no me molestó—comentó sorprendiendo a la pelirrosa mientras se levantaba.
Sakura no sabía qué hacer o qué decir, así que se quedó sentada en el sofá con la mirada gacha, algo incómoda. Entonces, Sasuke volvió con una caja de regalo en la mano. Se colocó al lado de la pelirrosa y le tendió la caja un poco ruborizado. Ella cogió la caja con cuidado y comenzó a abrirla poco a poco hasta encontrar un par de guantes, muy parecidos a los que ella llevaba en la lucha. Ella sonrió. Sus guantes estaban ya demasiado desgastados, incluso uno de ellos se había roto durante la última misión.
—Como los otros se rompieron, pensé que te serían útiles—comentó Sasuke haciendo sonreír a la pelirrosa, que miraba embobada los guantes de color granate.
—Son muy bonitos—le dijo—. Muchas grac...
Al alzar la cabeza mientras daba las gracias, Sasuke la interrumpió posando sus labios sobre los de ella, sorprendiendo completamente a Sakura. La pelirrosa notó como la sangre subió a su cara rápidamente al sentir los suaves labios del Uchiha encima de ella. Era la segunda vez, pero la primera en la que el chico que ella amaba con todo su corazón daba el esperado paso. Sasuke, también algo sonrojado, se separó de ella un poco, dejando unos pocos milímetros entre ellos y provocando que sus respiraciones se unieran en aquel pequeño espacio.
Finalmente, poseída por el impulso de besarlo de nuevo, Sakura se acercó de nuevo al pelinegro y unió de nuevo sus labios de forma más pasional. El Uchiha siguió el beso con euforia y dejó que la pelirrosa se echara hacia atrás, quedando tumbada en el sofá mientras él la besaba por encima, intentando no aplastarla apoyando su cuerpo en su único brazo. Ambos compañeros sintieron entonces el cambio de temperatura tan repentino que se había dado en el salón. Entonces la pelirrosa recordó a Naruto.
—¿Y si llega Naruto?—preguntó ella algo entrecortada.
—Olvídate de Naruto... Yo le dije que se marchara y dormirá en casa de Obito.
La risa de la pelirrosa hizo sonreír a Sasuke, que volvió a unir sus labios con los de ella en un pequeño beso. Pero antes de que volvieran a la acción, la pelirrosa lo paró un poco confusa.
—¿Y... esto? La verdad me sorprende un poco que hagas esto tan a la ligera.
—En un principio... sólo iba a darte un beso. Quería comenzar con algo simple... Pero cuando he probado tus labios, quería darte más... No sé qué me estás haciendo, Sakura... Yo no soy así...—confesó sorprendiendo a la pelirrosa.
—Creo que estás empezando a darte cuenta de que hay más sentimientos que el odio... Como ya te dije en otros momentos, yo quiero darte amor, hacerte sentir como en casa...
Aún en la misma posición, Sasuke suspiró sabiendo que era cierto. Todavía no entendía los nuevos sentimientos que, desde hacía un tiempo, notaba cada vez que veía a la pelirrosa o personas queridas como Naruto o Itachi. Sentimiento de amor, alegría, de saber que ellos estaban allí para él al igual que él podía estar allí para ellos como Mikoto e Itachi le habían demostrado. Sin decir nada más, besó de nuevo a la pelirrosa, que lo siguió a su ritmo, mientras lo atraía a ella poniendo sus manos en la espalda de él.
—Te quiero, Sasuke. Con tu carácter..., tus pensamientos..., tus cicatrices... Quiero que sepas que..., decidas lo que decidas..., en cualquier cosa... yo estaré apoyándote—hablaba ella mientras correspondía los besos de su compañero.
Sasuke la miró fijamente y asintió, agradecido.
—Yo quiero estar ahí, para todos. Quiero hacer las cosas bien, de una vez por todas... Y quiero que tú me ayudes en eso... Cada vez que te veo, siento que no estoy solo, me siento... querido... Como he querido sentirme desde la masacre de mi clan... Siento que tú y Naruto sois... como mi familia... Si os pierdo... seguramente caeré de nuevo en la oscuridad...
—Me alegro que nos consideres familia a los dos, pero tienes a más gente que te quiere, Sasuke... Si algo nos sucediera... no me gustaría que cayeras en la oscuridad de nuevo. Si se da el caso de que no volvamos a nuestro tiempo... tienes a Mikoto, a Itachi... a Kakashi-sensei, a Obito... Estamos cambiando la historia para que nuestros yo de este tiempo vivan felices...
—Dejemos de hablar... No quiero pensar en eso ahora...—comentó antes de incorporarse.
Sakura también se incorporó y acarició la mejilla del pelinegro con una sonrisa. Él, se sintió de maravilla con aquel suave toque y sonrió ladinamente. Así, decidieron irse a la cama para descansar. Los dos necesitaban dormir y reposar. Él por sus heridas y ella por su trabajo. Entonces, antes de que el Uchiha cerrara su puerta, ella lo llamó. Estaba un poco avergonzada al pedirle aquello, pero quería hacerlo.
—Sasuke... ¿P-Puedo dormir contigo?—le preguntó sonrojada.
Sasuke se sorprendió por la propuesta, pero asintió haciendo sonreír a la pelirrosa. Ella se puso el pijama rápidamente y se dirigió a la habitación de él viendo que quedaba sin camiseta y se terminaba de poner los pantalones con algo de dificultad. Sasuke se tumbó en la cama boca arriba y dejó un hueco a su lado para que ella se tumbara, algo avergonzado. Ella se tumbó de espaldas a él y, con una sonrisa, dejó que el brazo de Sasuke la rodeara de forma protectora mientras cerraban sus ojos.
—Buenas noches, Sasuke-kun...
—Buenas noches, Sakura...
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