Capítulo 10
Entramos en el piso cero. Todos estaban reunidos en el centro con Kano en medio dando instrucciones de que todos nos reuniremos por equipos en nuestro lugar. El piso estaba dividido en seis partes: cada una tenía un número y un color:
1.— Verde.
2.— Azul.
3.— Negro.
4.— Blanco.
5.— Amarillo.
6.— Rojo.
Me acerqué junto con Cetta al lugar negro. Ahí también llegaron las otras tres estrellas del equipo. Entre ellos, Lordo, el último que hubiese deseado para mi equipo, estaba aquí, el otro gerlo era Den Tes, y una gali, Sia Len. Había unos chalecos del color de tu equipo, con tu nombre en la espalda. Todos nos pusimos el que nos tocaba.
Definitivamente ya tenían esto planeado con anticipación.
Kano se puso su amplificador de ruido cerca de la boca.
— Bueno. Ahora lo que tienen que hacer es atrapar una bandera. La bandera de color naranja que será colocada en la punta de un mástil, en la cima de una colina.
¿Qué? Me pregunté a mí mismo.
No había ninguna colina, y se suponía que debíamos hacer esto en el piso cero, por lo que asumí que no íbamos salir en ningún momento.
— ¿Eso qué tiene que ver con telepatía? —preguntó Cetta— otra cosa, ¿saldremos de La Planta?
— Buena pregunta, Perseto. No saldrán de La Planta, y sí tendrá que ver con telepatía, porque ajustaremos esto. Ya verán cómo.
Él sonrió hacia Astón, que asintió con la cabeza y toco unos botones de la puerta. El piso cero se convirtió en un campo azul y negro, había unas cuantas barras de metal fijadas al piso, todas en dos líneas, a partir de la mitad. Un camino rojo en medio que conducía a una gran colina donde en la sima había un mástil con una bandera naranja. Tal como lo dijo Kano. Nosotros estábamos en el borde contrario. El piso cero ahora era tres veces más largo que antes
— Bien —continuó Kano— ahora, todos los equipos deberán perseguir esa bandera, el primer equipo en obtenerla gana. Podrán usar sus otras habilidades si así lo desean y...
Cetta interrumpió con un grito.
— ¿Y eso qué tiene que ver con telepatía? —repitió frustrado.
Kano lo fulminó con la mirada.
Cetta lo miró directo a los ojos con gesto retador para no verse apenado.
— Pueden golpear a sus compañeros si es necesario —continuó Kano volteando la cabeza lentamente— Usar su telequinesis, todo excepto el control de emociones a terceros.
— ¿Pero eso que tiene que ver con telepatía? —repitió Cetta gritando.
— ¡No pueden hablar! —Gritó Kano—. El que hable, incluso sea un ligero susurro, un rayo los tocará y los desintegrará. Si mueren, pasará lo mismo —todos suspiraron de asombro—. No morirán de verdad —dio un resoplido— no se preocupen por eso. Pero saldrán del espacio de juego. —Kano apuntó a un cristal donde al otro lado estaba Proteo, que saludó a los que estaban adentro— aparecerán allá.
Cetta rió.
— ¿Ya lo vez, Perseto?
Cetta asintió.
— Bien, comenzarán cuando yo lo diga. Que es en tres... dos... uno... Ahora.
Kano desapareció.
Al principio no sabíamos que había pasado. Vimos a Kano desaparecer pero nadie reaccionó en realidad. Después Mus Pis comenzó a correr y luego todos comenzamos a hacer lo mismo que él para conseguir la bandera. Todos. Ni siquiera entre equipos estaban apoyándose, sólo queríamos llegar.
Cuando nos acercamos a la mitad del espacio de juego, comenzaron los verdaderos problemas.
Fuego.
Fuego apareció desde debajo. Dos galis gritaron, un rayo azul turquesa apareció y las desintegró en pixeles.
Había unos lanzallamas en el suelo. Se activaban en intervalos, pero nadie se detuvo a averiguar cuáles eran. Unos corrieron alrededor, otros corrieron cuando pensaron que era buena idea... no lo era.
"Ficseto, ven de este lado" llamó Cetta por telepatía.
Corrí con él. Intentando no gritar cada vez que las llamas se hacían presentes de nuevo. Llegué con Cetta y él seguía corriendo. Intentamos llegar hasta el borde de los lanzallamas, había un gran espacio entre ellos y la pared.
"Vamos" dije.
Justo en el momento en que decidimos pasar, una flecha cayó. Había varias de ellas. Retrocedimos y con la cabeza Cetta dijo que vallamos al otro lado. Había aún más estrellas de ese lado, así que nos quedamos parados.
No había otra manera de pasar, sólo teníamos que brincar los lanzallamas. Analizamos por un minuto. Y nos dimos cuenta de que los intervalos de los lanzallamas eran de cinco segundos de fuego, y cinco de libertad.
Cuando los lanzallamas se apagaron, corrimos para brincarlos, pero se reactivaron, perdimos nuestro tiempo. Lo intentamos de nuevo. Uno. Dos. Tres. Cuatro. Cinco. Y se pagaron. Uno. Corrimos. Dos. Cerca. Tres. Salto. Cuatro. Caída. Cinco. Llamas.
Las llamas estuvieron a punto de alcanzarnos, una parte de mi pantalón se quemó. Pero Cetta lo golpeó hasta apagarlo. Volteamos a ver al otro lado. Ahí seguían Sia, Lordo, y Den. Por mucho que deseara dejarlos y avanzar, no podía, ellos eran mi equipo.
Así que conté. Al segundo cinco, los lanzallamas se apagaron, doblé el meñique y cargué a Sia con telequinesis. La atraje hacia nosotros. Cetta hizo lo mismo con Den. Luego corrí, y dejé que él se encargara de Lordo.
Sia se veía enojada. Ella era Rojo, acostumbraba a hacer las cosas por ella misma. Pero eso no me importó.
"Necesitamos correr antes que los demás" dije y fue así que comenzamos a ir a la colina.
Las otras estrellas hacían lo mismo que nosotros. Saltaban los lanzallamas, y luego corrían. Al momento en que corrimos en el camino rojo, más cerca de la colina, un rayo turquesa en horizontal se acercó a nosotros. Detrás de él venían dos más, arriba y abajo. Tratamos de no hacer mucho caso a eso. Seguimos corriendo, pero en el momento en que uno de los rayos alcanzaron a Den, y lo partió a la mitad. Todos nos detuvimos.
Saltamos fuera del camino. Nos escondimos en una de las barreras de metal. Los rayos no las atravesaban. Otros dos rayos turquesas aparecieron y se llevaron las dos mitades de Den que reapareció completo tras el cristal.
En cuanto pasaron los rayos, volvimos a correr. Cuando nos dimos cuenta de que venían más, y esta vez también había tres en horizontal. Nos escondimos en la siguiente barrera de metal.
Así como a nosotros nos quitaron compañeros, a otros equipos les pasó lo mismo: valientes que creyeron poder esquivar los rayos, partidos en dos, tres o más partes, que posteriormente eran transportados detrás del cristal.
Los rayos pararon. Corrimos más, era un enorme camino tomando en cuenta lo pequeño que era el piso cero en realidad. En ese momento en que me detuve a pensar, aparecieron nuevos problemas: Rocas.
Había rocas, enormes rocas, cayendo del techo. Retrocedimos. Las rocas caían cerca, o en las barreras de metal. Después desaparecían y las barreras estaban ahí. Una de ellas cayó encima de Sia. El rayo se la llevó y después la roca desapareció.
"Las sombras de las rocas se proyectan en el piso" les dije a los dos que aún quedábamos.
"¿Eso de qué nos sirve, inútil?" preguntó Lordo.
"Nos sirve mucho" contesté "Si las vemos antes de que caigan, podremos esquivarlas"
"Él tiene razón, Lordo" Apoyó Cetta.
Miramos al piso, y nos dimos cuenta de que una roca caería justo encima de nosotros. Lordo corrió, y yo me quedé parado junto con Cetta.
— ¡Ficseto! —gritó él. Apretó el puño. Volé fuera del alcance de la roca.
Metí mi meñique e hice lo mismo que Cetta conmigo. Justo cuando la roca cayó y Cetta estaba a salvo, el rayo turquesa lo pixeleó y se lo llevó como a casi todos. Sólo quedamos Lordo y yo.
"Corramos ahora" dijo él "Ten cuidado con las rocas, yo no te salvaré como Perseto"
"Gracias" respondí enojado "pero no lo necesito"
Corrimos una vez más. Todos venían detrás de nosotros. Muy atrás. Íbamos haciendo zigzag. Las rocas caían unas tras otras, después la velocidad se intensificó. Y comenzaron a caer rocas más pequeñas, pero en mayor cantidad, y en menor tiempo.
Una roca estaba a punto de caer en la cabeza de Lordo. De un momento a otro estaba detrás de él, lo empujé hacia adelante y yo me moví a la derecha. La roca cayó tan fuerte que incluso hizo un agujero en el suelo.
"Gracias" dijo.
"No me agradezcas aún" dije "Nos falta llegar a la bandera"
Salimos del área de las barreras. Ahí ya no había rocas cayendo, pero sí mucha distancia entre nosotros y la colina. No había ningún peligro a la vista. Lo cual me preocupó aún más.
Miré a Lordo, y supe qué él pensaba lo mismo que yo.
"¿Sabes qué hacer?" preguntó.
"No"
"¿Ahora qué?"
"Sólo corramos" dije "Esperemos que nada malo pase"
Y eso hicimos.
A toda prisa, íbamos dispuestos a llegar a la colina. De pronto algo invisible golpeó mi cara y me hizo caer. Sentí que se ponía encima de mí. No podía moverme.
"Lordo" grité en pensamiento.
Él estaba corriendo, pero se detuvo.
"¿Qué pasa?" preguntó "¿por qué no te mueves?"
"No puedo"
Regresó por mí. Jamás esperé eso. Justo cuando llegó conmigo, él también fue derribado. Pero se movió a la derecha cuando la energía invisible debía caer encima de él. La energía se estrelló contra el piso, y levantó algo de polvo.
Lordo, muy dispuesto, saltó encima de esa cosa, y apareció algo. Era una especie de criatura azul con garras y colmillos. Creí que Lordo lo había aplastado, porque no se movía.
Lordo pateó a la criatura encima de mí. También apareció lo mismo que lo estaba atacando a él. Por fin pude empujarlo. Me levanté y seguimos caminando, esta vez lento para evitar ser atacados. Y no pasó. Pudimos llegar a la colina.
Miré hacia atrás y me di cuenta de que las otras estrellas estaban más cerca de lo que creí, ahora se enfrentaban a las rocas.
Subimos a la colina, era muy alta, mínimo unos veinte metros. El resto de las estrellas estaban llegando con nosotros, entre ellos el gigantesco Mus Pis, derribando criaturas y ayudando a su equipo, que aún estaba completo. De un momento a otro todos estaban subiendo la colina.
Aquí no había más peligros, más allá de caer. Estábamos casi a punto de llegar a la sima, cuando Mus Pis, tomó a Lordo con sus manos. Éste pataleó para intentar soltarse, pero no lo logró. Doblé mi meñique. Mus voló hasta la falda de la colina, gritando, por eso se lo llevó el rayo. Igualmente atrapé a Lordo. En el aire e intenté subirlo hasta la cima, pero una fuerza externa me lo impedía.
"¿Qué pasa?" gritó Lordo "¡Súbeme!"
Miré a mí alrededor. Sóltar Mirco, el Rojo del equipo uno, estaba frunciendo el ceño, y mirando a Lordo.
"Detente" le dije
"Jamás" respondió "No subirán antes que mi equipo"
Seguí subiendo, aún con mi meñique abajo. Todos estaban subiendo, Lordo era el único que estaba arriba.
En ese momento lo entendí.
Solté a Lordo. Y comenzó a caer. Volví a doblar mi meñique y lo dejé en una roca, cerca de la cima. Solté y doblé mi meñique en un segundo y ya no me preocupó Lordo: detuve a las otras cinco de las estrellas.
"Sube"
"Bien hecho, Ficseto"
Subió hasta la cima y luego volteó a verme. Yo estaba agotado por detener a todos, era un trabajo duro. Lordo metió los labios en su boca y comencé a elevarme. Llegué hasta la cima.
"Hagámoslo" dijo
"Bien"
Y tomamos la bandera.
Todo se volvió blanco. Tuve que cerrar los ojos, porque sentí que si no lo hacía quedaría ciego. Lordo hizo lo mismo.
No supe cómo, pero cuando la luz se apagó, estábamos él y yo de vuelta en nuestra sección. Las veintiséis estrellas que habían muerto, estaban todas en el centro, junto con Kano e Proteo.
— Todos vallan de vuelta a sus secciones —gritó Kano.
Estaba tan desconcertado como las seis estrellas que compartieron conmigo los últimos momentos.
— Sí, chicos —continuó Kano— Todo fue una ilusión, pero nosotros sí lo vimos. Por lo tanto, quiero que pasen al centro, el equipo negro.
Hubo aplausos desganados, y caras de disgusto. Pero con ellas acompañándonos, pasamos al centro, donde Proteo nos recibió con una sonrisa. Hasta que miró a Cetta. Creo que no es tan malo como se veía en la escuela.
— Chicos —dijo él— con ustedes los ganadores de la competencia de telepatía número uno. —Miró a Lordo y a mí y levantó nuestros brazos— Bueno ahora sus puntos. Señor Kano.
Kano hizo su típica proyección, pero esta vez en el techo.
Estábamos por jerarquía de puntos, Andrómeda Ger y Leo Fun estaban en ocho puntos, por lo tanto iban debajo de mí. Y yo estaba en el antepenúltimo lugar, con nueve puntos, los otros veintisiete estaban en diez puntos, y acomodados por signo.
— Como les dije, los ganadores reciben cinco puntos, por lo tanto todo el equipo negro tiene cinco puntos más. Los buenos desempeños dan puntos extra, lo que significa que las ocho personas en combate al final del juego, reciben un punto. Los últimos participantes del equipo ganador, que también demuestran buen desempeño, se llevan otro punto, por eso Lordo Can y Ficseto Hesra, se llevan un punto más. Antes de que acabemos, Lordo Can, por demostrar gran desempeño en sus habilidades físicas, se lleva dos puntos. Y por último, por sus habilidades telepáticas, telequinéticas, de liderazgo, y físicas, Ficseto Hesra se lleva cinco puntos.
Cetta se emocionó más que yo. E incluso me abrazó.
— Doce puntos extra amigo —me dijo—. Eso es genial.

— Jóvenes, el resto de ustedes no están porque aún tienen sus diez puntos.
— ¿Qué eran esas cosas azules de allá adentro? —preguntó Leo Fun.
— Los llamamos T-210 —respondió Kano.
— ¿Por qué no Engendros Azules? —preguntó alguien entre nosotros. No supe quién.
— Es un buen nombre —dijo Proteo—. Eso es todo por hoy —agregó—. Pueden irse a tomar un descanso.
Me encontré con Lordo antes de salir.
—Felicidades —le dije.
—Mira, somos equipo, y más allá de eso, nada, así que no me dirijas la palabra.
Por mí estuvo bien, porque no quería hacerlo, sólo era cortesía.
Salimos del piso cero.
Ahí me encontré con Lífsero, Sonos, y los entrenadores.
Yo estaba agotado, así que cuando llegué a mi cama, junto con los otros, que también se dejaron caer en distintos lugares. Excepto Lífsero.
— Y tú no estás cansada, y por eso te sientes la mejor estrella del mundo —dijo Cetta.
— No —respondió—. Estoy muy decepcionada. Es decir, se suponía que no iba a hacer ruido alguno, y fui la primera en salir.
— No es así —tercié— Salieron otras dos galis antes.
— ¿Y quién crees que era una de ellas?
— ¿De verdad, Lífsero? —preguntó Sonos.
— Sí. ¿Sabes que furia sentí cuando me vi fuera del cristal, Y que ustedes estaban jugando aún? ¿Sabes el enojo que tenía cuando vi que Andrómeda Ger, seguía dentro?
— ¿Quién fue la otra chica que salió junto contigo? —pregunté.
— Fly Volt. Ella era la única esperanza de ganar si yo no estaba. Y salió junto conmigo. Eso fue de lo peor de todo.
— Eso me hace sentir muy bien, Lífsero —dijo Sonos.
— Oh... lo siento, no era mi intención ofenderte, pero tú estabas que morías de miedo cuando salió el fuego.
— Yo morí con ese fuego.
Es raro pensar que nunca te das cuenta de que son otros los que tienen problemas, cuando tú los tienes. Alunas personas tienen el mismo problema que tú, y jamás te enteras por intentar solucionar lo tuyo, y te olvidas de tu sentido altruista por pensar sólo en ti.
— Ah... bueno... no quería...
— No importa —Dijo él—. Estoy acostumbrado a que me subestimen.
Al parecer Sonos nunca fue el mejor en algo. Si de verdad estaba acostumbrado a ser subestimado, significaba que había tenido bastantes problemas. Y cuando se acercó a nosotros lo hizo con intención de olvidarlos. O eso quise creer.
— Cambiando de tema —agregó—. ¿Qué clase de "complicaciones" creen que se presentaron? —preguntó haciendo comillas.
— No lo sé —dije—. Pero me gustaría saberlo.
Lífsero me miró.
"¿Sabes que lo haremos? ¿Cierto?"
"Sí, Lo sé"
— ¿Y si se quedaron sin fondos?
— Tal vez. Todo puede pasar.
— Oigan —interrumpió Luna— es hora de la cena. ¿Quieren ir?
— No —respondí— estoy demasiado cansado.
— ¿Sí? Yo no —contestó Lífsero.
— Bueno, no se querrán perder de un manjar, ¿o sí? —preguntó Lored.
— ¿A qué te refieres con manjar? —Pregunté— ¿A la porquería extraña que nos dan todas las tardes y las noches?
— ¿O esta vez cenaremos el desayuno? —Preguntó Cetta—. Eso es mejor que lo que nos dan de comer.
— No en realidad —contestó Luna— se refiere a que por ser el primer día de Los Combates, nos darán un banquete especial. Y los ganadores podrán comer especialmente más. Todo lo que deseen, los demás sólo una vez.
— ¿Eso es en serio? —pregunté entusiasmado, parándome.
— Así es.
— ¿Y qué estamos esperando?
— A ti —se rió.
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