🌺Día 7🌺

[Burlas en cosplay]

.
.
.

La música resonaba a gran volumen en aquel gimnasio bien decorado para la considerada fiesta. La verdad es que todos los invitados estaban disfrutando plenamente del ambiente que inundaba en la sala, ya sea bailando en el centro de la pista, comiendo la comida repartida en las mesas o simplemente charlando con los amigos. Lo típico en cualquier fiesta de adolescentes, salvo por un ligero detalle.

— ¡Vaya, qué gran disfraz llevas, Golden!— una rubia vestida con una cola de sirena y conchas adornando su rubia cabellera—. ¿Aunque no es ese tu disfraz de Halloween del año pasado?— preguntó con una pequeña gota en su frente admirando la toga que portaba el rubio.

— No es del todo cierto— rió corrigiendo levemente a su amiga—. Era un disfraz de romano, y ahora voy disfrazado de griego~— se mostró con sus manos apuntándose completamente.

— Hum... Oki, de todas formas te queda bien— sonrió amablemente, cuando en eso alguien la tomó de la cintura, causando que se sobresaltara—. ¡Ah! Aah... Fox, me asustaste.

— ¿Pasó algo en mi ausencia?— miró con molestia al rubio que estaba hablando con la chica, a pesar de mirarle solo con su ojo descubierto, pues el otro estaba tapado por el parche que llevaba.

— Nada que te interese, pata palo— le sacó la lengua con irritabilidad por haberle quitado la posibilidad de hablar con Chica.

— ¡¿Cómo me dijiste, yogurt griego?!— y así comenzaba otra típica pelea entre amos, la cual la de ojos magenta no le apetecía presenciar, así que los dejó allí entre ellos mientras ella se acercaba a su amigo castaño.

Ciertamente, la idea de una fiesta de disfraces era algo que nadie se esperaba, pero al parecer a ninguno le desagradó realmente.  Había algunos disfraces realmente bien logrados y casi todos pertenecían a series muy conocidas.

— Vaya, Freddy, sin duda eres clavadito a Marco Díaz— la rubia admiraba el disfraz del de ojos azules, quien escondía sus manos en los bolsillos de su sudadera roja, perteneciente al disfraz que llevaba.

— ¿De verdad lo crees?— rascaba nervioso su nuca—. Si hubiera tenido más tiempo me habría puesto lentillas marrones...

— No pasa nada, de todas formas se ve fácilmente de quién vas vestido— le sonrió igualmente, mirando hacia la puerta que recién se había abierto—. ¿Uh? ¿Ese no es... Bonnie?

Por la entrada había aparecido el pelimorado con una coleta alta, decorada con un lazo rojo. Llevaba un antifaz que cubría sus ojos, igualmente rojo pero con cinco puntos negros en este. Todo su cuerpo estaba envuelto en tela roja con más puntos negros alrededor. Creo que era realmente fácil saber de quién iba disfrazado.

— No. Digáis. Nada— calló a sus amigos antes de que incluso estallaran en risas al verle, no porque no le quedara bien, que sí le quedaba bien, pero no esperaban ver al pelimorado con esas ropas—. Perdí una apuesta con Fox y... la estoy pagando.

— ¿Y el precio de la apuesta era disfrazarte de mariquita?— su amigo castaño no evitó soltar ese comentario con una risa de acompañamiento.

— Se supone que voy disfrazado de "Ladybug"— marcó las comillas del nombre con sus dedos—, una superheroína que combate el mal con un yoyó mágico.

— Sí, sé de qué serie hablas— se tapaba la boca la rubia al reír—. ¿Y Bon va a venir disfrazado como Chat Noir~?— le preguntó con una pícara mirada, haciendo sonrojar al pelimorado, quien desvió la mirada con sus brazos cruzados.

— N-No lo sé— respondió en susurros—. No me quiso decir, dijo que me esperara para verlo, que sería sorpresa...

La verdad es que estaba intrigado por ver el disfraz de su maestro, pues si había algo que le caracterizaba era su tremenda curiosidad, más si se trataba de temas que involucraran al peliturquesa. Se quedó un rato hablando con sus amigos, esperando entre todos a que tanto el rubio como el pelirrojo se calmaran de insultarse para poder pasar el resto de la fiesta en tranquilidad, o al menos hasta anunciaran a los ganadores del concurso de mejor disfraz. Obviamente debía haber uno siendo una fiesta para eso. Bonnie ya estaba más tranquilo al estar rodeado de sus fieles amigos, pues llevaba muerto de vergüenza al llevar aquel disfraz, no sólo porque sabía que era de chica, sino porque se le ajustaba bastante al cuerpo y le ponían nervioso ciertas miradas hacia su persona.

— ¿Entonces te está yendo bien con el juguetito?— preguntó con una sonrisa burlona el más alto del grupo, llamando la atención del de coleta alta.

— Mmm... Si te refieres a Bon, pues sí, la verdad es que no está tan mal ser su novio de mentira— sonrió con su típica ternura—. Es muy atento, y siempre me deja tomarle la mano— contaba sin darse cuenta de que alguien se estaba acercando a ellos—, aunque sigue poniéndose un tanto nervioso cuando me acerco mucho, o incluso cuando le beso la mejilla— rió inconscientemente al venírsele una imagen del rostro sonrojado del moreno a la mente—. Además, también me acompaña a mi casa, y se preocupa mucho por mí, pero eso creo que ya lo hacía incluso antes— todos miraban hacia la espalda del pelimorado, pero él ni cuenta se daba—. ¡Realmente quien sea su pareja real será muy afortunada de tenerle como novio!— confesó con las mejillas teñidas de un leve tono rosa, casi imperceptible gracias al antifaz que cubría la mitad de su rostro.

Cuando quiso percatarse de todas las sonrisas de sus amigos, que no le veían a él, sino a algo que estaba detrás de él, no le dio tiempo a voltearse por culpa de unos brazos que le rodearon la cintura, asustándolo por un momento, pero... aquel inconfundible olor a menta con un toque de canela le hizo relajar los músculos, pero empeoró su sonrojo.

— No creí que llegaras a pensar así de mí, bichito~— canturreó feliz el chico que vestía un traje oscuro con orejas de gato falsas sobre su cabello despeinado, con un antifaz negro que cubría también parte de su nariz.

— ¿B-Bon?— trataba de girarse para ver el rostro del más alto, y lo logró en cuanto este le soltó la cintura, pero no quitó sus manos de ahí, mientras el pelimorado, por inercia, puso sus manos en el pecho del contrario—. ¿C-Cuanto tiempo llevas escuchando?— le miró haciendo un pequeño puchero.

— El suficiente como para saber que estoy haciendo un buen trabajo como novio— rió al ver cómo el contrario se tapaba el rostro totalmente avergonzado y se escondía en su pecho—.  Pero oye, acabo de llegar y no me has dicho nada sobre mi disfraz.

El de mirada rubí levantó la cabeza para conectarla con la del moreno, dándose cuenta de que iba disfrazado como el compañero de lucha del personaje que él encarnaba. Se sonrojó aún más, si es que aquello era posible. ¿Cómo supo que iba a ir él como Ladybug para que él se vistiera como Chat Noir? O a lo mejor fue coincidencia, hasta que las risas del pelirrojo le sacaron de su trance, haciéndole ver que fue todo un plan suyo. No evitó dejar que la rabia lo consumiera.

— ¡Has sido tú, maldito zorro!— el más alto, al ver la cara del menor se fue alejando lentamente, hasta luego empezar a correr por todo el gimnasio mientras era perseguido por el más bajito, que trataba de lanzarle su yoyó—. ¡Vuelve aquí, maldito!

Todo el grupo de amigos rieron a la vez, deleitándose de esa estúpida persecución la cual tal vez sería ganada fácilmente por el de mirada dorada. Cuando ambos se cansaron de correr, y tras la venganza que le juró el de cabello morado al contrario, estaban con los demás descansando en una esquina del gimnasio, hablando tranquilamente.

— ¿Así que os habéis presentado como participantes del concurso de disfraces?— le preguntaba el pelimorado a la rubia de los Toys, quien vestía un vestido de manga corta, medias a rayas y una diadema roja con un par de cuernos en ella.

— Sipi, será divertido— respondió la chica, abrazando el brazo del castaño, quien se sonrojó levemente—. Además, fue idea de Freddy que participáramos, tú también deberías presentarte con Bon— comentó, haciendo que ambos adolescentes se sonrojaran al compartir miradas asombradas.

— Joy, no creo que haga falta, sólo hemos venido a pasar tiempo entre amigos, ¿verdad, Bonnie?— miró al de piel clara quien asintió con la cabeza mientras terminaba su vaso de ponche.

Se excusó un momento para poder ir a por un poco más, acercándose a la mesa para tomar el cazo del ponche para servirse en su vaso. Cuando en ese instante escuchó unos cuantos comentarios que le hicieron helarse.

— Vaya, nunca creí que el rarito podría ser más raro aún, pero míralo— un chico comentaba con su grupo—, va vestido de mariquita, como lo que es— hizo reír a todos.

— ¿Por qué está vistiendo un disfraz de chica?— preguntaba otra alumna a sus amigas—. ¿Será travesti?

— Valor hay que tener para venir así vestido— soltaba otro más, causando aún más disturbios en todo el gimnasio—. Se nota que es un afeminado.

Apretaba con fuerza su vaso de plástico, terminando por tirarlo al suelo, derramando el poco ponche que se había servido, para luego retirarse al lavabo más cercano, saliendo del gimnasio. Necesitaba estar a solas un momento.

(...)

El peliturquesa se había adentrado en aquel oscuro lavabo, encendiendo la luz para ver mejor. Había estado buscando a su "novio" por media hora, pues ya llevaba mucho rato desaparecido y estaba preocupado. Si llegaba a pasarle algo, no se lo perdonaría. Llamó al pelimorado por su nombre, y al no recibir respuesta chasqueó la lengua, y estaba por salir de ahí, de no ser por un pequeño sollozo que le hizo parar en seco. Lentamente, escuchó cómo el seguro de uno de los cubículos se abría, dejando salir así a un pelimorado temblando, con el cabello suelto, y con la máscara de su disfraz en sus manos, dejando sus ojos rojos al descubierto, en los cuales descansaban grandes gotas de lágrimas. Bon no evitó acercarse lo más rápido y cauteloso que pudo hacia el contrario, preguntándole al instante qué le había pasado.

— B-Bon...— el más bajo, al sentir la voz del peliturquesa cerca de él, se abrazó a él con fuerza, tratando de no llorar más de lo que ya había hecho—. P-Perdón por irme sin avisar...

— Pero, ¿qué te pasó?— el peliturquesa le acariciaba sus cabellos para tratar de calmarlo, tomando entonces su rostro para poder quitarle las lágrimas que amenazaban con mojar sus mejillas sonrosadas—. ¿Alguien te hizo daño? 

— Mmm... N-No...— se pasaba las manos por sus ojitos tratando de quitarse las lágrimas que no le dejaban ver bien el rostro del contrario—. M-Maestro... ¿tú crees que soy... f-femenino?— le preguntó algo inseguro, sorprendiendo al moreno.

— ¿Qué?— le miró algo sorprendido por la pregunta—. Claro que no, ¿por qué lo dices?— le preguntó.

— Hmm... Todos piensan que... parezco una chica, no sólo por el pelo largo, sino porque llevo.. ropas de chica— confesó con la mirada baja, avergonzado de hablar con esto con el peliturquesa, pues pensaba que se burlaría de él.

Se quedó un rato en silencio, para luego sentir cómo lo abrazaban por la cintura, causando que él envolviera el cuello del otro, escondiéndose en su cuello. Al separarse, el de mirada esmeralda le regaló una pequeña sonrisa al más bajito, quien se sonrojó al verla. Los dedos del contrario acariciando sus mejillas y un pequeño beso en su frente le hicieron cerrar los ojos levemente. 

— Bonnie, no eres femenino, y tu pelo no lo demuestra, ni las ropas que llevas, ni nada de lo que haces— le dijo manteniendo su sonrisa y con sus manos en las mejillas contrarias—. Sólo son unos tontos de mente cerrada que se meten con las personas  que sólo hacen lo que quieren, porque ellos no pueden. Tú eres tan hombre como el resto, y nadie puede decirte lo contrario. Llevar el pelo corto o largo, llevar pantalones o falda. Nada de lo que hagas te quitará lo hombre, da igual lo que los demás digan o piensen.

Bonnie se mantuvo en silencio en todo momento, sin apartar la vista del contrario, escuchando atentamente cada palabra que pronunciaba el moreno. Al terminar, una sonrisa asomó por sus finos labios, sintiéndose un poco mejor, sonrojando al peliturquesa.

— Y bueno...— carraspeó un poco su garganta—. Si quieres podemos irnos ya, puedo invitarte a unas gomitas para hacerte sentirte mejor— le sonrió.

— Tú siempre sabes cómo animarme, maestro— pronunció más calmado el pelimorado—. Pero quisiera ver si Freddy y Joy consiguen ganar el concurso de disfraces— tomó la liga que tenía atada en su muñeca para hacerse la coleta de nuevo, pero el moreno le ofreció hacerla él—. Gracias, maestro.

Frente al espejo, Bonnie miraba cómo el peliturquesa acariciaba sus cabellos con cuidado y le hacía una coleta perfecta, atándola con la cinta roja. Le ayudó con su máscara igualmente, acariciando también sus mejillas. Le gustaba sentir su suavidad.

— Muchas gracias por ayudarme, maestro— le agradeció cuando ya estaban fuera del baño, otra vez en marcha hacia el gimnasio.

— No tienes que agradecerme, bichito— rió ante el apodo que su personaje tenía hacia el contrario, pero el puchero que hizo no pareció que le gustara.

— No me llames así, suena raro...— se cruzó de brazos.

— Vale, vale, lo siento~— levantó las manos en son de paz—. ¿Entonces cómo debería llamarte?

— Me gusta que me llames por mi nombre, gracias— una pequeña sonrisita asomaba por su rostro.

— Como quieras, Bonnie-to— sintió un golpe en su hombro por la mala broma.

Justo antes de entrar al gimnasio, el pelimorado paró al de piel morena, dándole un beso en la mejilla, con una mano sobre su pecho. La cara de sorpresa de Bon no tenía precio. Al parecer, después de todo, había sido una buena fiesta de cosplaying.

— Debía agradecerte de alguna forma— ser rió al ver su mueca de asombro—. Vamos, maestro, no vayan a decir los ganadores sin estar presentes.

Tomó su mano para ir corriendo hacia el escenario, mientras el contrario seguía con su mano en su mejilla, con corazones alrededor de su cabeza. Realmente no creía que el pelimorado fuera femenino, pero era cierto que más de una vez se lo había imaginado vistiendo alguna falda o vestido. No podía evitarlo, admitía que tenía una bonita forma curvilínea.

De momento iba bien la primera semana de novios.

——————————————————

Día 7: Cosplaying

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top