Bien y Mal
Somos almas duales, bien y mal se unen y crean a los humanos.
Los mismos humanos que creamos una sociedad, unos códigos y una ética. La cual va variando con los años, juzgamos lo que ha de hacerse, como hay que actuar en cada situación. Qué hacer y qué no. Y en base a eso te tachan de malo o bueno.
Pero la maldad y la bondad están muy lejos de ser un simple prejuicio.
Pues cada uno en su interior es malo y bueno a partes iguales. Tenemos libre albedrío y cada cual elige que parte utilizar, cómo y cuándo.
Por eso decir que alguien es malo por haber cometido una mala acción, es lo mismo que decir que todas las fresas están malas simplemente porque encontraste una podrida.
Y lo mismo ocurre al revés, no porque una persona cometa una buena acción es buena.
Tal vez decidió ser buena en ese momento. Pero puede no serlo en otro, al igual que quien hizo una mala acción, puede no hacerlo en otra situación.
Y sí esto lo trasladamos al tema amoroso, todo se complica, pues las líneas del bien y el mal se difuminan todavía más en los ojos del enamorado. Llegando a confundirse las malas acciones con buenas y viceversa. Pues el amor actúa como una neblina, que no nos deja percibir la realidad tal cual es.
Podríamos decir que el amor “maquilla” a la persona de quién nos hemos enamorado para que pasemos por alto los defectos de dicha persona, pero también las malas acciones… y es aquí cuando un amor puede ser dañino. Tóxico, y hasta autodestructivo.
Si la persona en cuestión no logra perder ese enamoramiento probablemente estará toda su vida al lado de alguien siendo infeliz, sin entender porqué esto es así.
En cambio y como suele suceder, llega un momento en que esa neblina del enamorado empieza a disiparse, la persona empieza a percibir la realidad y entonces se pregunta: ¿quién es la persona que tiene a su lado?. Llega a la conclusión de que esa persona cambió, que no es la misma de la que se enamoró.
Pero nada más lejos de la realidad, esa persona no ha cambiado, siempre fué así pero su percepción estaba alterada por el enamoramiento.
Y llegados a este punto, y aunque queramos que la relación prospere. Llegará el momento en que no podamos más. Sintiendo que todo el tiempo fué perdido. Pero no fué así.
Porque no hay persona lo suficiente mala para no merecer amor, ni persona lo suficiente buena para no merecer sufrimiento.
Y lo que uno no quiso darle, otro se lo regaló, y lo que la vida le quitó, el karma se lo recompensó. Volviendo así a empezar, a dar otra vuelta en el ciclo de la vida.
Esa es la dualidad del ser humano, bien y mal a partes iguales en la vida.
Opuestos que se atraen y repelen dependiendo de la situación.
Pero que no son nada el uno sin el otro.
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