🌈 Dejar de fingir 🎧
¡Segundo escrito sad, y enserio es desgarrador 😭💔! Cómo quedé tan picada con la última temporada de este anime, pues escribir algo de mi shipp junto a esa canción me llamaba 😭💔✋!
🌈 Categoría: "Punto de quiebre"
🎧 Canción: Fake Love
💕 Shipp: TodoBaku
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📌 Sinopsis:
Shoto debe lidiar con las consecuencias de la guerra, y con sus sentimientos también.
Todoroki sabe que no debe esperar nada de nadie, pero la indiferencia de Bakugou respecto a su relación, junto a tanta bruma en su cabeza, solo lo hace definir que entregó más de lo que debía, y ya está cansado de fingir.
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⚠️ Advertencias:
✨ El fic se narra desde la perspectiva de Shoto Todoroki.
✨ Universo canon divergente, pues se agregan cambios de la trama original, así como agregados a percepción.
✨ Se toma como base lo visto en el anime, pero tiene cambios significativos respecto a la relación de ambos personajes y sucesos posteriores.
✨⚠️ NO se hace mención de spoilers del manga original.
✨ Mucho angst, reflexiones hirientes, hurt, delirios mentales. Mención de heridas físicas y mentales.
📝 Palabras: 3,219
¡Eso es todo, disfruten de la lectura!
No quería reprimirse más, ya estaba lo suficientemente herido para hacerlo.
Fingir —una y otra vez —mientras aseguraba la fidelidad de sus sentimientos era desgastante.
El miedo a fracasar, a herir, a lastimar, siempre fueron los peones de su tablero que lo harían perder.
Estaba seguro de que hizo todo lo que pudo, estudió todo lo que pudo e intentó todo lo que pudo.
Pero pareció que, al final, todo fue en vano.
Su mente era todo un lío en ese momento, fue tanto su pesar que le pidió un momento a su familia de escaparse y buscar aire fresco. Su estancia en el hospital sería duradera, o al menos eso le hizo saber el doctor que trató las quemaduras de su piel y las heridas de todo su cuerpo.
La batalla que pareció victoriosa al principio, vino acompañado de un declive de sorpresas inesperadas que los hicieron perder fatídicamente, humillantemente y con la dignidad de héroes hasta el suelo.
Pero la bruma de su cabeza solo podía instalarse en dos egoístas cuestiones, el vivo tormento de su hermano Toya y el saber de la salud de Bakugou Katsuki.
¿Si recurría a él podría sentirse mejor?
Dejó pasar dos días antes de que alguien fuera a visitarlo a su habitación. Con la garganta aun lastimada, le pidieron hablar lo menos posible para recuperarse pronto, pero en cuanto vió la silueta del rubio asomándose por la puerta de ingreso, hizo a un lado esa petición.
—Bakugou. —su voz era tremendamente ronca y se trababa en sílabas, pero era entendible.
El chico entró a la habitación en silencio, sin mirarlo siquiera. Notó que su cuerpo le dolía ya que, al momento de sentarse en la orilla de la cama, llevó su mano derecha al espacio de su pecho donde estaban las palpables marcas de haber sido atravesado injustamente.
El silencio se instaló por un buen par de minutos. Las heridas físicas eran capaces de sanar y podían resistir el dolor unos días, pero las evidentes marcas psicológicas no se las arrebatarían a nadie ni borrando todo recuerdo.
Era lógico saber que ambos vieron y experimentaron cosas nunca antes vividas.
—Quedaste fatal.
Una voz ronca se oyó del rubio, y el bicolor tuvo que mirarlo con intensidad. Sabía que Bakugou no era expresamente de esas personas que ponían en palabras sus sentimientos —como él —al querer decir algo en esa clase de situaciones.
Pero, en esa ocasión, se sintió raro.
Ante el silencio a una respuesta, Bakugou se giró a mirarlo, su rostro herido no lo excusó de formar en su boca una sonrisa que parecía burlona, junto a un brillo opaco en sus ojos.
Todoroki trató de entender el motivo de sus acciones, pero nada encajaba con lo que ya conocía creer de él.
—Bakugou... —hizo el amago de estirarse lo que pudo, quería tocarle, sentir sus manos.
—¿Sabías que Deku aún no despierta? —y se quedó quieto, congelado.
El rubio le daba toda la espalda, sin ser capaz de mirarle la faceta que portaba su rostro ni saber si ese temblor que vislumbró era porque lloraba o quería explotar algo, prefirió creer lo segundo. Egoístamente quería aferrarse a pensar en algo que no fueran "esos" sentimientos.
—Despertará pronto. —se limitó a decir. El pánico se instaló en su garganta formándole un nudo, entre realmente desear que el peliverde despertara pronto, y en querer cambiarle ese tema al rubio.
Apretó con sus manos las sábanas de su cama. Tan solo transcurrió un día para resentir las heridas de quemaduras de tercer grado en su piel, además de las otras cortadas y heridas que —estando seguro —dejarían alguna cicatriz en su cuerpo. Sumar nuevas a un precio cuestionable, no era agradable.
Aun así, tener a Bakugou en su habitación no fue como imaginó.
Creyó que correría a verle preocupado por todo lo que había vivido, y con ello, se refería a la inesperada confesión de alguien que se creía muerto, al combate contra Toya mientras lloraba en silencio, y claro, la evidente caída de los héroes contra los villanos.
¿Si tocaba el tema, entonces, pasaría lo que deseaba?
—Sobre Dabi... —su voz tembló, realmente le dolía hablar, pero tenía la necesidad de hacerlo.
Shoto no era alguien que pedía atención de las personas, pero una vez que lo recibía, se sentía ansioso cuando esas actitudes parecían cambiar constantemente.
Cosa que, de un tiempo en adelante, Bakugou hacía diario.
Una tarde era meloso con él, y por la noche le gritaba por espacio y a la mañana siguiente lo evitaba.
—Montó un show perfecto —le dijo y Shoto lo miró consternado —, fue catastrófico sin duda.
En ningún momento volteó a mirarlo, siguió con la mirada fija en el ventanal mientras emitía sus palabras con una gravedad de voz, como si no le diese importancia.
—Él... —tragó pesado, sintiendo asfixiarse —... trató de matarme.
—Lo sé.
Y no hubo más, solo un suspiro que salió del otro. Shoto se dejó vencer sobre la almohada en su espalda, realmente no sabía que esperar o recibir al comentar ello, pero, sin duda, no quería esa clase de indiferencia de alguien como él.
Katsuki era un dolor de cabeza para cualquiera, pero fue el único que logró comprender la personalidad caótica de alguien como Shoto y aguantarlo a su manera.
¿Entonces, por qué comenzó a comportarse de esa manera con él?
Durante las clases provisionales todo parecía como magia. Si bien, el rubio no era romántico ni de lindo vocabulario, si era detallista a su modo y sabía perfectamente que palabras utilizar. Cualquiera que los viera sentiría alguna clase de envidia por su relación complementaria perfecta, o eso les confesó Camille.
Y aunque entrar juntos a realizar su servicio a la agencia de su padre fue un desastre, seguían juntos a su modo, pero lentamente comenzó a decaer su relación.
Shoto se cuestionó varias veces si los errores cometidos fueron indulgencia suya, culpa suya, exageración suya, pero nunca pudo comprobarlo en realidad y prefería acarrearse la culpa con tal de seguir ahí, con él.
Su mente nublada solo se despejó un momento cuando sintió el movimiento en el colchón y que el cuerpo contrario se puso de pie, acercándose a él.
Quizás lo cuestionó antes de tiempo, solo debía darle espacio y eso, tiempo, para que sanaran juntos.
—Iré a ver a Deku.
O tal vez no.
Abrió su boca con un expresivo «oh» que no pudo emitir. Estiró las manos tarde cuando él ya se estaba saliendo por la puerta, dejándolo completamente solo.
Entonces, miró por su ventana las inmensas pancartas de odio hacia su padre y a su familia.
En todo el tiempo que llevaba ahí, no fue hasta ese momento que decidió llorar; por toda la carga emocional de que muchas personas lo estaban lastimando y ya no era capaz de aguantar.
~~~~~~~~~~~
La semana que regresaron a la U.A, nada cambió en realidad.
Bakugou no volvió a visitarlo ni tampoco tuvo la intención de saludarlo al verlo en los dormitorios.
Shoto se había enterado, por parte de Denki, que varias veces vió y escuchó a Bakugou entrar a la habitación de Deku y hablarle con el permiso de All Might. No es como que pudiera negarle el hacerlo, era obvio que sería el mas cercano al peliverde por su vínculo extenso de conocerse, pero había coartadas que no le agradaban.
Personas como Kirishima, Iida o Momo fueron las que se preocuparon realmente por él y su mente. Su preocupación iba más allá de las quemaduras aun latentes, sino en los pensamientos que resentía su cabeza respecto a su situación familiar y la unión con un villano victorioso que los hundió como familia.
¿Por qué Bakugou no pudo preguntarle lo mismo, siquiera, un día, una vez?
—¡Midoriya se fue de la U.A!
El caos se instaló en toda la clase A cuando la noticia arribó con cartas que el peliverde les dejó a todos, sin excepción. El inesperado anuncio fue como otra bofetada que descolocó y venció a Todoroki, haciéndolo caer al suelo de rodillas sin poder comprender porque todo estaba decayendo tan rápido.
Midoriya Izuku anunció su partida, dió sus razones y le dedicó ciertas palabras a cada uno, pero Todoroki no estaba seguro de como tomarse el «lamento los inconvenientes con Kacchan y su relación» escrito en el último renglón de la hoja, antes de despedirse como el chico que era.
¿Acaso había pasado algo que no entendía?
¿Fue ciego a ciertas cuestiones evidentes?
La lluvia, los días siguientes, fue el parteaguas para ponerlo a reflexionar sobre sus errores.
Shoto no era el mejor entendiendo ni comprendiendo a nadie, ni siquiera a sí mismo, por ello, releer una y otra vez esa frase le generaba más alarma y pánico antes que el poder de intentar comprenderla.
Un día, en plena madrugada, Bakugou apareció en su habitación goteando de pies a cabeza. El chico parecía haberse quedado pasmado bajo la lluvia y acudió por ayuda al único lugar que lo recibiría a esas horas.
—¿Por qué lo hiciste? —le reprochó mientras tuvo el atrevimiento de secarle el cabello con una toalla.
Las primeras veces que lo hizo, Bakugou le golpeaba las manos reprochándole que podía hacerlo solo, luego, se dejaba mimar unos segundos antes de alejarlo, y al final, se dejaba secar el cabello sin decir ni hacer nada; solo miraba al bicolor de soslayo y soltaba algún comentario sugerente o tierno que lo hiciera avergonzarse.
Esa madrugada, no hubo nada de esas opciones.
—Quería pensar. —esa fue su respuesta, y dolió más de lo que imaginaba.
Los ojos carmín se habían opacado terriblemente desde el día que arribaron las dichosas cartas. Todoroki siempre quiso saber cual fue el contenido de la carta de Bakugou, y si esta contenía la respuesta en conjunto a la suya para entender el contexto; pero Shoto quería creerle a Bakugou, quería seguir haciéndolo.
Cuando terminó de secar el cabello, deslizó la toalla por su rostro y lo talló con sutileza, antes de atrapar sus mejillas y obligarlo a que lo viera de frente. Katsuki no pudo evitar el contacto, lo miró unos segundos antes de desviar la mirada, pese a tener su mentón atrapado.
—¿Vas a decirme qué pasa? —preguntó con miedo, aunque no lo reflejó realmente.
El contrario suspiró, y hasta entonces, lanzó el manotazo con el que alejó al otro, sin la intención de irse. Todoroki quería acercarse, tocarle, reprocharle y decirle muchas cosas que el miedo no se lo permitía.
—¡Deku se fue! —gritó, y Shoto sintió que dejó de respirar —¡el imbécil se fue cargando con todo solo, idiota!
Todoroki bajó el rostro, ocultó lo más que pudo de su cara entre sus cabellos y se limitó a tragarse el nudo en la garganta y ahuyentar el gemido a un intensificado llanto reprimido.
No quería, no debía soltarlo.
—Hablaba... —balbuceó, y la intensa mirada en su persona lo hizo temblar —... de nosotros...
Katsuki pareció reaccionar con sorpresa, inesperadamente atacado por algo que —aunque fuera obvio —parecía no ver venir. Sus ojos se dilataron en asombro, antes de fruncir el ceño y formar esos puños con los que golpeó el pecho del bicolor haciéndolo caer al suelo, absorto de lo que sucedía.
—¡Estoy aquí! —le gritó molesto —¿¡no lo ves, imbécil!?
Ahí estaban. Nuevamente las palabras fuertes y groseras que no eran un son de burla y cariño, eran la representación grata del enojo e indulgente inconformidad con algo, con su presencia tal vez.
Shoto no quería eso, regresar al inicio.
Habían ido construyendo lentamente su relación, estaba seguro de ello, o al menos podía vislumbrarse a sí mismo pidiendo consejos, leyendo y estudiando, y tratando de copiar cosas que ayudaran a crecerla, y parece ser que falló.
—¿Por qué viniste aquí? —le cuestionó, y esta vez, una sombría tonalidad emitió las palabras.
El contrario pareció ofenderse por el tono y la pregunta, así que volvió a llevar los puños en dirección a su pecho, aunque Shoto no se dejó amedrentar y los detuvo apresando sus manos con las suyas.
—¡¿Qué ya no puedo venir aquí, idiota!? —indagó con burla enojada mientras le crujían los dientes, Shoto lo miró con mayor intensidad —¡Bien, venía a pedirte ayuda para traer de regreso a Deku!
El tiempo en la habitación se detuvo, tanto como su respiración y la tolerancia a salvarse.
¿Por qué las cosas debían ser así, aun cuando lo intuyó, pero no lo creyó capaz de suceder?
¿Qué había hecho mal para terminar sufriendo de esa manera?
—No.
La obscuridad de su voz la acompañó con el amago de levantarse de golpe y cambiar de lugar con el otro.
Ahora lo tenía contra el piso, apretando sus muñecas con cierta furia que ocultaba en el crujir de su boca, el peso de su cuerpo encarceló al otro y no tuvo la paciencia de dejarlo escupir sus quejas.
—¡¿Por qué no puedes ver que yo también estoy cargando con cosas que no debería, solo!? —reprochó en un grito que retumbó en su habitación, silenciando al rubio que lo miró con sorpresa —¿¡es tan difícil hacerte ver que te lloro todos los días, porque tengo miedo!? —evidenció, quebrando la potencia de su voz, y a su vez, desaflojando el agarre de muñecas —¡¿por qué me abandonas sin decir nada?!
Sus ojos se desfundaron en lágrimas, que cayeron sobre el absorto rostro del otro sin parpadear.
¿Por qué tenía que seguir soportando su indiferencia?
¿Por qué tenía que seguir fingiendo una calma estando con él, cuando también se sentía triste?
¿Por qué tuvo que aceptar ser feliz con alguien que parecía no estarlo con él?
La niebla de sus pensamientos se despejó al instante que la fría y tersa mano del contrario acarició su mejilla.
Ahí estaban de nuevo, esos gestos ocultos que Bakugou solo evidenciaba cuando estaban solos y necesitados de hacerlo, pero había un detalle; anteriormente sus ojos brillaban con insinuación divertida y pasional, y ahora, pese a que paseaba su mano con delicadeza, no había reflejo alguno de emoción en sus ojos.
Era inútil. Estaba harto de soportar tanta indiferencia y opacidad en la vida que siempre vislumbró y vivió, entonces ¿por qué con él también debía sentirlo?
Soltó las manos del otro y se lanzó al suelo en la dirección contraria, haciéndose un ovillo mientras trataba de relajar la respiración de un pánico evidente. Katsuki tuvo que seguirlo, prosiguió estirando su mano sin la intención de tocarlo realmente.
Los actos —para ellos —reflejaban lo que su corazón sentía. Si Bakugou ya no buscaba alcanzarlo, era porque, en realidad, su corazón ya no lo quería.
—¿Fue falso? —votó a preguntar mientras se limpiaba las lágrimas. No le serviría de nada confrontarlo si estaba más destrozado ante el enemigo.
Bakugou se puso de pie con lentitud, lo oyó quejarse y lanzar maldiciones en balbuceos que claramente escuchó.
Ahora fue Shoto quien le dió la espalda, aunque sabía que no debía, pero ya no tenía la fuerza de su corazón para encararlo y mirarlo a los ojos.
La lentitud en los pasos —con dirección a su puerta —le generaron una impotencia violenta, que no lo pensó dos veces antes de golpear su mano derecha contra el suelo y generar la carpeta de hielo que se extendió y detuvo el andar del otro.
—¡¡¡Contéstame antes de irte!!! —gritó eufórico, arañando su propio hielo en una desesperación nunca antes vivida de tal magnitud.
Escuchó al otro suspirar y rendirse. Ni siquiera lo vió intentar hacer el amago de quebrar el hielo con alguna explosión para liberarse, al contrario, volteó a verlo con una sonrisa suave de lado que lo hizo temblar.
—Te amaba, Halfie.
Debió haberlo visto venir, si no fuera tan idiota.
—¡¡Lárgate!!
Los actos no evidenciaron lo que, esta vez, las palabras si hicieron.
Por última vez, decidió ayudarlo al momento en que descongeló el hielo con el abrasador fuego que arrastró como una ola de mar de su brazo izquierdo; le dió igual si lo quemó, el otro tampoco pareció quejarse antes de salir de su habitación para nunca más regresar a verlo ni buscarlo.
A Shoto le dió igual desgarrarse la garganta en gritos de horror, miedo y tristeza al quedarse solo.
Al diablo con la pulcridad de sus muebles dañados por culpa del descontrol de sus llamas en manotazos que solo lograba enfriar con el hielo, congelándolo todo.
Su habitación se convirtió en el infierno ardiendo antes de ser un nevado iceberg que, ninguno de los dos lo mataban.
Insultó como nunca, reprochó como infante y lloró como un débil hombre herido.
¿Por qué no pudo enfocarse mejor en el problema familiar?
Había sido un inepto en seguirle creyendo, fue un imbécil en seguirlo esperando.
Concluyó que era el ser más estúpido al seguir amando un amor que siempre fue falso.
Eso había sido: falso, como todo.
Pero no volvería a doblegarse de forma tan patética por alguien así, jamás.
~~~~~~~~~~
Días después, estaba postrado frente a su padre, el héroe #1 que yacía oculto del mundo por miedo a ser linchado.
Lo cual, de por sí, ya era patético.
—¿Shoto?
No acudió a él por berrinche, ni tampoco porque fuera su única alternativa.
Tuvo un día entero para hacer el berrinche que quisiera e insultar a todos los dioses por amar sin sentido.
El segundo día se obligó a asentar cabeza y preocuparse por lo verdaderamente importante en ese momento.
La expresión en el rostro del hombre al mirarle, le dió el indicio de que no se encontraba bien, y estaba en lo correcto.
Tenía los ojos hinchados, rojos y sin brillo. Su piel parecía magullada de quemaduras que frenó con el hielo de manera tortuosa e irracional, además de evidenciar las crecientes ojeras debajo de sus párpados.
—No huiré más —le dijo, aunque no concordaba del todo con la razón por la que estaba ahí.
A partir de ese momento, enfrascó su mente en lo importante. Si Deku había tomando la decisión de desertar por algo "bueno", entonces él también podría remedarlo por beneficio propio.
—¿Estás seguro? —el hombre pareció escéptico, pero asombrado del coraje de su hijo.
Algo había sucedido que lo había roto de forma cruel, físicamente se notaba destrozado y no quería imaginar el daño emocional de su tormenta. Aunque, todo lo atribuyó a la existencia de Toya, y no se equivocaba, no del todo.
Shoto era bueno bloqueando momentos traumáticos de su vida y tener la fortaleza de enfrentarlos a su manera, así que adjudicó esa última visita de su habitación como uno de ellos y tachó —con evidente coraje —a la persona que lo dañó para tener limitantes si llegaba a verlo.
Solo así podría ser capaz de enfrentarle sin tener intenciones de matarlo a puñaladas.
—Completamente.
Frunció el ceño y formó los puños en sus manos. Ahora mismo, tomó como evidente preocupación el escape de Dabi y se formuló la idea de luchar por traer a su hermano Toya de regreso a casa.
Cualquiera podía idealizar su utopía como quisiese, después de todo, el mundo de héroes había caído.
Shoto tomaría la palabra de si idealizaría el movimiento, en conjunto a su padre, como una farsa de su parte o realmente lo haría enserio.
Aunque estaba seguro de algo, mientras él no conociera su propia personalidad, nadie podría amarlo.
Quizás por eso Shoto falló y fue el culpable.
Pero, estaba bien culpar a alguien mas de vez en cuando ¿no?
Que alguien abrace a mi niño por sufrir tanto 😩💔, pero también por salir adelante a su manera, por eso lo amo tanto.
Okay, no busco odio a Deku 😂, pero Bakugou se perdió por él y abandonó a Shoto en el peor momento, ahí lo dejo 😩💔.
Este ha sido mi escrito favorito, siento que desde que escuché la letra sabía que plasmar 😩💔✋ y Fake Love es mi canción favorita de BTS ✨ así que si o si debía usarla y en mi OTP del momento.
¡Muchas gracias por leer, sigo nueva en este fandom pero me encanta!
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