Bon no tardó en robarle otro beso a su novio, acariciando sus mejillas mientras movía sus labios con dulzura sobre los del pelimorado, quien le correspondió con las mejillas rojas, pero sin quejarse. El sudor aún corría por su piel pero no le importaba, estaba perdido en el sabor a papitas de la lengua del contrario que jugaba en su boca, era embriagador y quería que durara para siempre.

"Es tan dulce y atento", pensaba Bonnie mientras una de sus manos viajaba por la fuerte espalda del moreno llegando al dobladillo de sus bóxers verdes, metiendo su mano por dentro para sentir más de su tersa piel.

Ambos soltaron un jadeo al separarse del húmedo beso, mirándose a los ojos con los rostros sonrojados sin percatarse del hilo de saliva que unía sus lenguas rosadas como testigo del intenso momento en el que sus lenguas habían danzado juntas.

"Me dan ganas de comérmelo a besos" pensamientos tanto tiernos como indecentes viajaban por la cabeza del peliturquesa, quien se había inclinado de nueva cuenta para empezar a lamer el cuello de su amado, arrancando tiernos y adorables gemidos de su boquita.

— A-Aaawn~— salió de los labios rosados de Bonnie mientras dejaba que su maestro recorriera su piel con su húmeda caliente, haciendo que un gran escalofrío le recorriera la espalda.

Mientras Bon se encargaba de estimular aquella zona erógena, el mayor de edad aprovechó la posición para empezar a bajar cada vez más la poca ropa que le quedaba al más alto, pues también quería verlo en su máximo esplendor; no le hacía gracia ser el único desnudo en la cama.

"Q-Quisiera devolverle el favor".

Pero lo que no esperaba es que Bon había estado probando su cuello con pequeños besos y lamidas, pero no era suficiente. Abrió la boca para luego atrapar una parte de su cuello, mordiendo suavemente y comenzando a succionar lentamente.

"Empezando por... aquí~".

Bon estaba satisfecho de su acción, pero Bonnie se había sorprendido tanto que no evitó soltar un chillido de dolor, aunque también de placer.

— ¡A-Aah!