Capítulo 4
Capítulo 4: Lindo Gatito no te comas mi rostro/Ya no quiero ser un semidiós, no quiero morir, la paga es mala y los dioses son una basura/Un hombre toro abraza una Harley
La ventaja de tener una gran falta de memoria es que no recuerdas todos los momentos donde alguna vez sentiste miedo, una reacción humana tan poderosa que puede hacer al hombre más fuerte temblar como gelatina mientras orina sus pantalones o hacer que ejércitos desistan de atacarte por aquella emoción tan simple pero a su vez poderosa.
Dicen que el miedo mantiene los sentidos alerta y te ayuda a sobrevivir. Pero yo puedo debatir esa teoría.
Al ver a ese león ridículamente grande y sorprendentemente más peligroso que ningún otro león que haya existido, es fácil notar que no se trata de una rara coincidencia de que este tren llevara un león alimentado con esteroides en su carne. No podía ser tan fácil.
A mi cabeza llega el nombre de aquella criatura y en ese momento el miedo me hizo incluso imposible poder pronunciar una simple palabra o tan siquiera un mísero sonido, pero parece que no soy el único que paso por eso. Pues a mi lado el gorila se quedó tan quieto como yo, al parecer incrédulo de lo que estaba frente a nosotros.
Suena como una reacción normal ¿Verdad? Lamentablemente nada de eso paso, o al menos la última parte, pues Apolodorus si se congelo un segundo pero nada espero antes de lanzarse como un gladiador de la antigua era mientras yo estaba aún paralizado por el miedo. Ver como su sacaba una especie de abrecartas de bronce y que de un segundo para el otro se convertía en una gran y afilada lanza de bronce celestial lista para lastimar a aquel león.
Y ojala eso hubiera sido posible, pues tal y como lo imagine cuando la punta del arma impacto contra la piel de ese león no paso absolutamente nada, ni herida, ni sangre o siquiera un mísero rasguño. La piel de la bestia estaba completamente intacta.
El león no tardo demasiado en reaccionar para con una impresionante velocidad casi arrancarle la cabeza al hijo de Ares de un zarpazo, afortunadamente el gorila logro agacharse y rodar por el suelo tratando de atacarlo por la espalda con su lanza de nuevo, pero solamente obtuvo el mismo resultado, pues el león en está ocasión logro quitarle su arma de las manos.
– ¡¿Por qué no puedo herirlo?!
–Es el león de Nemea, tremendo idiota –Hablo mientras alzo mis armas- tiene la piel más dura que ningún arma puede atravesar su piel. –Bramo molesto por su tontería de haberlo atacado-
El león al parecer escucho como lo llamaba pues se volteo para mostrarme sus hermosos y mortíferos dientes, estoy seguro que esa sonrisa atraería a bellas leonas pero no a mí, yo solo tengo ganas de escapar.
Pero cuando se lanzó con toda la intención de hacerme su almuerzo no dudo en dar un giro hacia adelante para rodar por el suelo viendo como aquella bestia pasaba por encima de mí hasta caer justamente enfrente de la puerta por la que habíamos entrado.
–Muy bien, si sabes tanto dime como mato a esa cosa ¡Debe tener un punto débil!
–Hércules lo asesino estrangulándolo porque ninguna de sus armas pudo penetrar su piel, sus propias garras fueron las únicas capaces de poder hacer posible quitarle la piel cuando lo degolló.
Hace un tiempo me habría preguntado cómo es que monstruos como el león de Nemea seguían con vida después de haber sido asesinados ya hace miles de años, sin embargo Quirón me comento que los monstruos se regeneran en el Tártaros, son capaces de morir pero pasarán un tiempo en ese lugar regenerándose para volver al mundo de nuevo y joderle la existencia a alguien más. La única ventaja es que me comento que incluso pueden tardar años en regresar, así que si tenías suerte sería el problema de alguien más y justamente ahora era problema nuestro.
–Entonces estrangularlo, fácil. –Hablo el gorila a mi lado haciéndome verlo completamente desconcertado-
– ¿No escuchaste nada de lo que dije? Un león con una piel impenetrable a las armas, garras que podían partir un auto y unos colmillos que te destrozarían de un solo roce ¿Eso te parece fácil?
–Si tienes una idea mejor soy todo oídos, no podemos simplemente quedarnos para que nos devoren. –Habla con voz enojada-
A pesar de sus palabras veía como sostenía con manos temblorosas su lanza (que no sé en qué momento recupero) hacen que las palabras de Stoll regresen a mi cabeza, a pesar de ser el hijo del dios de la Guerra y al parecer tener un gran manejo de armas punzo cortantes, no tenía experiencias en misiones.
Los monstruos cazaban a los semidioses incluso en lugares públicos aunque eran rara vez que llevara a una pelea como la que estábamos teniendo, así que supongo que experiencia en matar monstruos debe tener, pero nunca uno tan fuerte como este.
Mi mente trato de maquinar un plan, no contábamos con las garras del león, mucho menos la super fuerza que poseía Hércules, lo que significaba que tendía que encontrar otra forma de matarlo o en el mejor de los caso tratar de que se aleje.
Pero no pude pensar demasiado antes de que de nuevo se lanzara contra nosotros, logre levantar mi escudo que para detener su embestida que seguramente no era como la de un cachorro recibiera a su dueño. Quisiera decir que pude resistirla como todo un campeón, pero para desgracia mía soy solo un chico de 12 años delgado contra un león mitológico con esteroides, así que como resultado caí al suelo golpeándome la cabeza contra la madera del suelo.
Quede aturdido un par de segundos, donde pensé que sería devorado por esa cosa, pero solamente escuche los rugidos del león y los de Apolodorus, al parecer luchando o se lo estaba comiendo.
Cuando el dolor se hizo tolerable me levante algo mareado para ver con sorpresa como el gorila trataba de ahorcar al león con su lanza mientras estaba encima de su espalda, no sé cómo logro subirse sin morir pero el león se comportaba como un toro de rodeo tratando de tirarlo y en lugar tan pequeño como el vagón donde estábamos, no era lo más recomendado. Debía pensar en algo cuanto antes o si no Apolodorus se convertirá en un bocadillo de gatos gigantes y no sé qué es lo que más me preocupa, sí que se lo coman o que al león le dé indigestión por comérselo.
Por eso mismo cuando reviso a mí alrededor tratando de encontrar algo que pudiera ayudarme, cuando mi mirada se vio atrapada por unas cadenas que se encontraban entre los destrozos que estaba dejando el león. Una idea absurda llega a mi cabeza pero al no tener muchas opciones en ese momento así que tomándolas me dirijo a la otra puerta del vagón escuchando como el león de Nemea estaba sacudiéndose por todo el lugar tratando de sacarse a Apolodorus, eran segundos con los que contaba sin bien me iba.
Por lo que cuando intente abrir la puerta llevándome con la mala suerte de que estaba atorada con mi escudo golpee la manija para romperla y así poder salir del vagón.
Tomando uno de los extremos de la cadena la empecé a amarrar en el acople entre los demás vagones de la mejor manera que pude para jalarla unas cuantas veces asegurándome que soportara aunque sea unos pocos instantes y al confirmarlo corro con la cadena de regreso al interior del vagón para justamente ver como mi compañero gorila era lanzado contra una de las paredes haciendo que no se levantara y aunque no lo dijera en voz alta llego a preocuparme. Por lo que dirigí mi mirada hacía el león retrayendo mi escudo a su forma de reloj.
–Ey! Bola de pelos ¿Por qué perder tu tiempo con un insípido gorila sin cerebro? Yo soy comida más fina. –Le grito mientras llamó su atención mientras-
Ojala mis planes no funcionaran tan bien, pues logre llamar su atención provocando que saliera cargando contra mí y de inmediato llevo mi mano a mí bolsillo justo cuando abría sus fauces para tragarme, fue un segundo o la fracción de uno el tiempo que tuve para hacer mi movida. Pues de mi bolsillo saque una de las granadas de los Stoll para quitarle el seguro y lanzarla al aire para lanzarme a un lado para que el león devorara la granada.
Debido al poco tiempo me golpee muy fuerte contra la pared pero estaba sorprendido que me hubiera dado tiempo para que funcionara mi plan y ahora solamente veía como el león empezaba a soltar humo verdoso de su boca y nariz mientras soltaba algunas arcadas y estornudaba.
Mi sonrisa se borró cuando el olor del gas llego a mi nariz y me hizo querer vomitar. Okey fue mi error pensar que no sería una granada de olor tan potente, pero no podía quedarme a pensar eso.
Por lo que mientras el león se estaba ahogando con los gases malévolos de la granada tome la cadena empezando a atarla entre las patas del león que no podía reaccionar ante mi acción, sus gruñidos y rugidos ahogados solo demostraban que estaba luchando para no devolver el desayuno que tenía.
Por lo que al completar mi tarea me apresure a ayudar a Apolodorus a levantarse, para tratar de salir de ahí cuanto antes.
– ¿Q-Qué estás haciendo idiota? ¡No lo hemos matado!
–Vive hoy para pelear otro día –Le digo haciendo un gran esfuerzo para ayudarlo a caminar a pesar del dolor de espalda y de cabeza que me estaban matando- no podemos pelear con esa cosa aquí.
El gorila sigue despotricando sus tonterías por lo que no entiendo cómo es que pude llevarlo hasta el siguiente vagón para azotarlo contra el suelo cuando lo solté, para sin perder tiempo tomar su lanza mientras trataba de acercarme al acople de los vagones empezando a tratar de romperlo. Todo mientras escuchaba el sonido de unas cadenas tensarse y eso solo me hizo darme cuenta que aquel monstruo ya debió haberse dado cuenta del regalo que le hice con las cadenas y no debía ser experto en criaturas como esa para saber que no tenía más que unos segundos antes que las rompiera.
Así que no perdí tiempo tratando de romper el artefacto que mantenía los vagones unidos, la verdad admito que no es la mejor idea e incluso estoy poniendo en peligro a los demás pasajero de los vagones al momento que los desconecte con el resto del tren, pero en ese momento nuestra supervivencia era lo importante y además, si enserio estas cosas eran de guiarse por nuestro aroma, el león de Nemea estará tan furioso que nos tratara de perseguir.
Al escuchar el sonido de las cadenas romperse hizo que algo se activara en mi cabeza para alzar el arma una vez más y esta vez con el mismo arranque de fuerza que he tenido a veces, logre romper el enganche del tren haciendo que se empezara a separar del resto del tren. Estaba por agarrarme de nuestro vagón cuando un mareo me hizo casi caerme a una segura muerte en las vías del tren de no haber sido porque me jalaron del cuello de mi ropa y de una forma nada amable me azotaron contra el suelo del vagón al que el tren seguía llevando.
Cuando mi cabeza se logró centrar me di cuenta que el gorila había sido el responsable de aquella acción sorprendiéndome, pero regrese mi vista cuando escuche algo romperse y fue en el momento que vi al león de Nemea romper la puerta del vagón que se estaba alejando de nosotros.
Admito que por un segundo tuve la idea de que solo se quedaría viendo como nos alejamos de él, pero tal y como un animal que solo vive para matar saltó de su vagón empezando a correr por las vías tratando de alcanzarnos, pero lamentablemente muy mítico puede ser este león pero su velocidad no lograba igualar a la de un tren por lo que poco a poco su imagen se fue convirtiendo en una mancha hasta finalmente desaparecer de nuestras vistas.
Creo que tanto el gorila como yo soltamos un suspiro de alivio, antes de escuchar como la puerta detrás de nosotros se abría de golpe haciéndonos voltear exaltados, solo para encontrarnos a Connor que estaba viéndonos con una ceja alzada mientras comía una barra de chocolate.
–Chicos, los he estado buscando ¿Dónde se habían metido? –Nos pregunta con la boca llena-
Es en ese momento cuando mi mente no pudo aguantar más y me desmaye.
...
Tenía la esperanza de no tener otro sueño raro como los últimos, gracias al cielo no fue uno raro pero si muy confuso. Pues me encontraba en el mismo lugar que apareció en mi cabeza cuando el león de Nemea nos atacó.
Pude detallar de mejor manera está vez y el patio donde me encontraba era más grande de lo que pensaba, por lo menos del tamaño de un patio de alguna escuela o algo así pero a pesar de haber bastante espacio estaba muy vació, incluso lo único que podía observar era que había una banca marrón, un pequeño lago con rocas a su alrededor, el árbol gigante que entre sus ramas colgaba un columpio y nada más, no habían flores, no habían estatuas o alguna fuente, parecía tan pobre en cosas que era un desperdicio en espacio.
Aunque de cierta forma me daba un sentimiento de tranquilidad, de hecho si yo estuviera en un lugar así me tiraría al suelo para poder dibujar...
Un segundo ¿Me gusta dibujar?
Sacudo mi cabeza terminando esos pensamientos pero dejándolos pendientes por si acaso, me acerque a uno de los grandes muros que habían alrededor de tan bello lugar, estaban hechos de una piedra oscura que no pude saber con exactitud que material se trataba pero parecía ser muy duro, aunque tenía cierta incomodidad al verlas. Pues ese tono de negro me provocaba esa sensación de algo que debería saber pero por supuesto la amnesia solo me arruinaba esos pensamientos.
Sacudí mi cabeza para seguir mi recorrido hacía el pequeño lago que se encontraba, era de agua muy cristalina demostrando su limpieza y pureza, las rocas a su alrededor le daban cierto detalle remarcando su esplendor, pero no habían peses en él lo que de cierta forma era decepcionante, tener a unos peces nadando ahí sería buena idea, le daría más belleza. Luego me dirigí hacía el árbol que estaba en medio de todo, su madera era de un café tan oscuro que casi parecía negro, sus ramas se veían fuertes mientras se mecían con una suave brisa de aire con unas cuantas hojas que proporcionaban una sombra bastante agradable. Apuesto que si lograra escalar el árbol podría tener una buena vista de donde sea que me encontrara, pero lo deje pendiente para acercarme al columpio que estaba hecho de madera pintado de un rojo vino que me saco una sonrisa involuntaria.
Pase mi mano por la madera perfectamente pintada hasta que mis dedos se detuvieron en algo grabado en el asiento, me agache para verlo de mejor manera frunciendo el entrecejo al notar como era una especie de grabado hecho con algún tipo de navaja y quien sea que lo haya hecho le habrá costado pues lo que estaba grabado estaba muy mal hecho pero podía entenderlo perfectamente, era una palabra que aunque mal hecha podía leerla, o mejor dicho en vez de una palabra era un nombre, un nombre que salió de forma inconsciente de mi boca:
–Érebo. –Susurre-
El nombre me hizo fruncir el ceño pero antes de poder hacer algo más sentí un escalofrió recorrer toda mi espalda y de repente el aire me falto provocando que perdiera el equilibrio cayendo de rodillas. Como pude trate de ver a mi alrededor pero en ese momento me encontré con que ya no estaba en aquel patio, sino que en la misma nada.
Oscuridad pura, era lo que tenía a todo mi alrededor.
Intentaba moverme pero no sabía siquiera si estaba respirando, sentí una sensación similar antes en mi sueño en aquella habitación escalofriante, sin embargo esta vez era un miedo mucho más profundo, como si todo el miedo a la oscuridad de la humanidad se hubiera juntado en mí justo en ese momento.
Justo en ese momento me desperté empezando a respirar agitadamente mientras me sostenía el pecho tratando de comprobar que seguía respirando, que mi corazón seguía latiendo y que no seguía en aquel lugar tan horrible.
Cuando vi a mi alrededor me di cuenta que me encontraba en el vagón-habitación, estaba en mi cama mientras mis dos compañeros estaban profundamente dormidos, Apolodorus estaba durmiendo con una navaja en su mano lo cual no consideraría la mejor expresión de dormir tranquilo, Connor estaba incluso roncando lo que me sacó una sonrisa ya que estaba en una posición que parecía que un camión lo atropello.
Me baje de la cama pero al tocar el suelo tuve que sostenerme de nuevo para no caer debido a un mareo que me ataco.
Gracias a que me lleve una mano a la cabeza me di cuenta que tenía una venda en ella lo que demostró que me habían atendido mientras estaba inconsciente. Pero no me detuve a pensarlo demasiado para buscar mi reloj de bolsillo para ver la hora y casi se me sale un grito al ver cómo marcaban las siete, lo que me confundió ya que la última vez que había visto eran las 12 o 1 de la tarde, ¿Había dormido seis horas?
Sin embargo ese pensamiento se esfumo cuando vi el reloj digital de la habitación que marcaba que eran las siete de la mañana. Por un demonio había dormido 19 malditas horas ¿Cómo es que no sentí ni siquiera eso?
Al parecer mi primer combate con un monstruo me dejo más exhausto de lo que pensé.
Solté un suspiro para tomar mis cosas e ir a comer algo, el dolor de cabeza había desparecido pero aún me dolía un poco la espalda por lo que mientras buscaba el vagón del desayuno aproveche para comer algo de ambrosía.
Cuando finalmente lo encontré pedí huevos revueltos con pan tostado, pero a pesar de eso mi mente no estaba centrada, el recuerdo de ese sueño en verdad me dejaba desconcertado, sobre todo con ese nombre.
Sé que lo escuche en algún lado pero no recordaba donde, pero eso no era lo único en lo que pensaba sino que también en aquel lugar antes de que todo se volviera oscuro, era un lugar que me transmitía nostalgia, como si hubiera estado ahí antes ¿Acaso era mi cabeza empezando a mostrarme recuerdos y ese lugar tenía que ver de dónde venía?
Como siempre miles de preguntas pero ninguna respuesta, enserio la amnesia en un asco.
Salí de mis pensamientos cuando escuche como algo pesado caía en el asiento enfrente de mí haciéndome alzar la vista encontrándome con la mirada del hijo de Ares que me acompañaba y que como siempre había un claro desprecio en sus ojos dirigido perfectamente hacía mí.
–Cuando no te vi en tu cama tenía la esperanza que otro monstruo apareciera y te hubiera sacado las entrañas, parece que me equivoque. –Dijo con burla tomando una manzana que había en la canasta de la mesa y darle una mordida-
-Solo rodé los ojos mientras tomaba un sorbo de mi jugo de naranja –Ese chiste se está haciendo muy gastado, me sorprende que tú no me mataras mientras dormía.
–Me lo estuve pensando pero sería demasiado fácil hacerlo, además me daba miedo que el enano de Connor me matara a mí después estaba como loco tratando de que despertaras –Dijo desinteresado- por cierto, al parecer llegaremos antes de lo planeado, así que apresúrate a comer para poder bajarnos del tren.
¿Bajarnos del tren?
–Está bien, entiendo pero ¿No sería mejor quedarnos? Digo en sí los monstruos sentirán nuestro aroma con el viento llevándolo y en un lugar más abierto les será más fácil atacarnos.
–Sería lo más sensato pero hay algo que no me gusta de este tren –Dice frunciendo el ceño mientras masticaba con la boca abierta- creo que también te diste cuenta, pero incluso estando dentro de un tren debió habernos atacado un monstro pero no paso así durante cinco horas ¿Y después aparece el león de Nemea? No creo que sea coincidencia,
Odiaba decirlo y por supuesto que no lo diría en voz alta pero lo que dice es verdad, digo a mí me atacaron harpías cuando estaba despertando en el bosque siendo solo yo, pero tres semidioses sin siquiera una reacción suena demasiado sospechoso.
Sin embargo dejo por un momento ese tema para ver al gorila terminar de comer la fruta mientras con la punta de su navaja quitarse los restos de los dientes.
–Por cierto –Hablo haciendo que me viera de reojo- lo que paso antes de que esa bestia apareciera, la verdad no entiendo que me paso pero de alguna forma me ayudaste y aunque sienta acido decir esto –Tomo una profunda respiración- gracias. –Digo haciendo una mueca-
Al parecer lo sorprendí con mis palabras pues al ver sus ojos ligeramente abiertos demostrando sorpresa solo me saca una leve sonrisa por la cara de tonto que tiene.
–Tengo curiosidad, eres un tipo que parece que solo le importa pelear, golpear y lastimar ¿Cómo sabías que hacer en una situación como esa?
Se quedó un momento en silencio, seguramente pensando si me quería cortar la garganta con esa navaja saca comida de dientes o contestar mi pregunta, al parecer se decidió por la opción menos violenta.
–Tengo un hermano –Dijo mientras guardaba con su navaja- o mejor dicho medio hermano, mi madre se casó con su padre hace como diez años y el nació unos meses después como sea, él tenía algunos ataques de pánico bastante frecuentes así que decidí saber cómo podría ayudarlo en caso de que le pasara conmigo cerca, además del hecho que algunos de mis hermanos de la cabaña se asustan un poco al hacer ciertas cosas, tienen asma o sufren de ansiedad, soy su líder así que es mi deber saber qué hacer en caso de momentos como ese, sé primeros auxilios, RCP y cosas como esas –Dijo para verme y luego volver a su expresión de enojo- quita esa cara de sorpresa o yo te la quitare de un buen golpe.
–Sinceramente no puedes culparme, jamás pensé que tú supieras cosas como esas, tomando en cuenta lo idiota que has sido conmigo y los demás que no son de tu cabaña.
–Ares no es de amistades, aliados tal vez pero nada más, la mayoría de ustedes son unos debiluchos que de alguna forma sobreviven, yo entreno para poner el nombre de mi cabaña y mi padre en lo alto –Dijo apretando los puños- los demás no lo entenderían, son muy débiles para hacer lo que se necesita para vencer.
–Vaya y yo que pensaba que solo tenías aire en el cerebro –Digo haciendo que apretara la mandíbula- pero admito que viéndolo de un punto de vista táctico eres más inteligente de lo que te ves, incluso te preocupas por los demás.
–No te creas que por contarte esto mágicamente olvidare las humillaciones que me hiciste pasar –Dice apuntándome con el dedo- te sigo odiando pero seguiré este jueguito para demostrar que soy digno de la bendición de mi padre.
Me quede confundido ante eso, pero cuando Connor llego el tema cambio a como rayos consiguió aquella granada.
El tiempo se pasó volando y cuando menos lo imagine estábamos bajando, según nuestro mapa estábamos en Tennessee, después de esto iremos directamente a San Francisco así que solo teníamos que esperar un par horas hasta que el tren estuviera listo, para no quedarnos sin hacer nada decidimos dar unas vueltas tratando de estirar un poco las piernas y si en caso que un monstruo nos esté persiguiendo matarlo de una buena vez.
–Deberíamos ir a la excursión donde nos dejan pasear en tirolesa ¡Se ve increíble! –Habla Connor mientras veía un panfleto que había en la estación-
-A su lado el gorila se lo arrebato para verlo y fruncir el ceño –No este bromeando niño, mejor vamos a comer algo ya estoy harto de la comida de ese tren.
–Pero si no hace mucho comimos y además ¡Yo quiero estar en una cuerda moviéndome a gran velocidad por el aire!
Ni siquiera tuve que ver al hijo de Ares para saber que no dejaríamos que eso pasara, este chico con apariencia similar a la de un elfo era más peligroso que una granada activa en manos de una persona que le temblara la mano. Pero no quería meterme en su pelea así que solo seguí viendo el panfleto viendo que hacer, la verdad me llamaba la atención el zoológico ya que al parecer quedaba cerca de la estación y era un área pública, así que no habría tanto problema y además aunque no lo dijera en voz alta.
Quería ver los lobos.
Pero mientras caminaba la misma sensación que tuve en la estación de tren de Nueva York me invadió, la sensación como si alguien me estuviera observando pero esta vez no me voltee o me detuve sino que solo seguí avanzando con los chicos hasta que salimos a la calle. Al parecer los dos no se habían dado cuenta de la persona que nos estaba siguiendo.
–El tonto tiene razón –Digo llamando su atención- hay que comer algo y buscar comida por si acaso, es mejor estar preparados. –Digo sin dejar de ver el panfleto-
No tengo que ver en su dirección para saber que les sorprendió mi decisión, pero era lo mejor que podíamos hacer en este momento por lo que sin que nadie objetara fuimos al primer lugar que encontramos y hago una mueca al ver la M gigante de McDonald's.
– ¿A qué viene esa cara? ¡Es McDonald! -Habla muy feliz Connor-
– ¿Sabes la cantidad de grasa que tiene una de esas hamburguesas? –Hago una mueca- Paso.
–No es que haya muchas opciones –Dijo el gorila- es lo más cercano que tenemos sin tener que tomar un transporte, además es poco el dinero que llevamos no es como que podamos exigir demasiado.
Quise decir que yo seguramente tenía el dinero para comprarme este local y posiblemente me alcanzaría para comprar una cafetería que nos diera algo mejor, pero me lo guarde suspirando resignado para entrar con ellos.
El gorila se fue junto a Connor para hacer los pedidos, mientras me iba a buscar un lugar para sentarnos. Encontré una mesa apartada de las demás personas que estaban comiendo, deje mi mochila en el asiento mientras me sentaba mientras a lo lejos veía como mis dos compañeros estaba haciendo fila para pedir.
En ese momento suspire.
–Tengo que suponer que no es coincidencia que nos haya seguido desde la estación de tren hasta aquí ¿No? No se ve como el tipo de persona.
Una risa grave sonó detrás de mí y tuve que tragar saliva llevando mi mano a mi espada, hice lo mejor que para meterla en mi mochila para que posiblemente con la niebla vieran que llevaba un paraguas o un palo de golf, sin embargo la persona detrás de mí hablo antes de poder siquiera tocarla:
–Yo que tú no haría eso, no me conocen especialmente por no destrozar a quienes me amenazan con una espada. –Hablo la voz masculina con un tono burlesco, pero claramente detecte la amenaza-
-Vi de reojo tratando de ver mejor la apariencia de quien tenía a mis espaldas, solo lo vi un segundo en la estación pero nada más y en este momento no hubo mejor suerte –No eres un monstruo, ya me habrías intentado arrancar la cabeza entonces ¿Quién eres extraño pedófilo que le gusta perseguir a dos niños y a un adolescente?
–Bueno al escuchar el mandadito que Hestia mando al niñato que humillo a uno de mis hijos y saber que estaba justamente en Tennessee no podía evitar querer pasar a conocer al nuevo recadero de la diosa más pacífica de todas ya que estaba cerca. –Habla en un tono que parecía sonar alegre pero seguía teniendo una clara amenaza en cada palabra-
Sin embargo algo de sus palabras me confundió ¿Humillar a uno de sus hijos? Antes de poder preguntarle veo como la persona detrás de mí, ahora se encontraba sentado enfrente de mí y de inmediato las ganas de desenfundar mi espada aumentaron.
¿Vieron la película de Terminator? El robot que vino del futuro para proteger a John Connor, ese que tenía una apariencia intimidante para cualquiera que lo viera, lentes, chaqueta y una cara monótona que no mostraba nada. Pues enfrente de mí se sentó la versión de terror de ese personaje.
Un hombre de no calculo que pasaba de los 26, piel clara, cabello negó recortado de los lados casi al ras como en la milicia, sus ojos eran cubiertos por unos lentes de sol negros, vestía con camisa de cuello en V de color rojo sangre que se pegaba a los claros músculos que tenía, una pantalón y botas negras de combate, pero para no faltar también llevaba una increíble chaqueta de cuero.
Como dije es la versión muy extrema de Terminator, solo que está persona no llevaba una expresión monótona sino que en su rostro tenía una sonrisa ladeada y aterradora que me pusieron todos los pelos de punta, pero por más que lo intentaba no podía ni siquiera acercar mi mano.
–Oh me gusta esa mirada de indecisión en tus ojos, te sientes como un ratón frente a un león ¿Verdad? Es normal, después de todo es mi trabajo causar esa sensación. –Dijo bajando ligeramente sus ojos-
Genial, por si no bastara su apariencia de motociclista asesino cuando se bajó los lentes ligeramente pude ver sus ojos, dos orbes literalmente en llamas que me observaban con burla y diversión.
–Eres un dios. –Supuse al verlo-
-El hombre solamente regreso sus lentes a donde estaban para cruzarse de brazos mientras se recargaba en el asiento de manera despreocupada –En efecto niñito, para ser más específico el Dios de la Guerra.
Trague saliva tratando de no demostrar los nervios que estaba sintiendo en ese momento, sé que no es el primer dios que conozco, pero la presencia de Dionisio y la señorita Hestia eran muy diferentes a la que este hombre o mejor dicho dios desprende, pues por alguna razón al ver su sonrisa burlesca dirigida a mí me dieron ganas de estrangularlo con mis propias manos, pero sabía que si lo hacía podía convertirme en algún animal o peor aún incinerarme.
Justamente en ese momento mis dos acompañantes llegaron a la mesa.
–Pero que fila más larga, hubiera sido más rápido hacerlas uno... -Empezó Connor pero al ver a mi acompañante su voz se fue apagando- mismo.
Ver la expresión de ambos en verdad fue un poema, Connor estaba confundido ya que no sabía quien era la persona que estaba enfrente mío, pero la cara de Apolodorus en definitiva fue la peor de los tres y quiero suponer porque en efecto él si supo saber de quien se trataba. Su piel palideció como si hubiera visto un fantasma, sus ojos se abrieron en sorpresa y por un segundo vi como estaba por tirar la bandeja de comida entre sus manos.
Me lo confirmo con sus siguientes palabras:
–Padre. –Habló con un medio susurro y grito ahogado-
Genial.
...
Diez minutos.
Fue el tiempo que estuvimos sentados todos en la mesa en completo sin siquiera probar la comida que habíamos comprado, o al menos el gorila y yo no podíamos probar bocado pues el hijo de Hermes estaba comiendo tranquilamente su hamburguesa justo igual que el dios de la guerra que estaba comiéndose las papas de su hijo, que en ese momento ese era el menor de sus problemas.
-Por eso tragando el nudo en mi garganta me obligue a preguntar –Entonces ¿Qué llamo la atención al dios de la guerra a venir a buscarnos? Lo lamento pero dudo que solamente sea para conocerme. –Digo seriamente pero con el mejor tono de respeto que pude-
–Eres un muchacho muy listo –Dice con una sonrisa ladeada- en efecto no solamente vine para hablar contigo, aunque si quería ver al chico que ni siquiera con una semana de entrenamiento no venció no solo a uno de mis hijos, sino que a toda su cabaña como si nada, admito que eso si me molesto.
Con ese último comentario sus ojos ardieron un poco más detrás de sus lentes.
–Padre, mis hermanos y yo dimos...
Apolodorus aparentemente trato de defenderse a él y su cabaña pero ante la mirada de su padre se tragó todo lo que tenía que decir del miedo.
–No estoy hablando contigo, pero espera a que termine porque también vine a hablar algo contigo especialmente popolorus. –Hablo el dios colocándose los lentes para que sus llamas no salieran-
Mi compañero no abrió la boca y solamente agacho su cabeza de una forma tan sumisa que me sorprendió pero no aparte mi vista del dios que solamente nos seguía viendo como simples hormigas.
–Necesito que hagan una misión para mí. –Dijo tomando una de las papas llevándolas a su boca-
-Mi entrecejo se frunció de confusión ante sus palabras – ¿Una misión? Pero en este momento nosotros estamos en una.
–No creo haber preguntado cuantas misiones tenías y tampoco si quieres hacerla o no niño –Dijo de forma relajada viendo la papa en sus dedos- creo que ya debes saberlo, pero igualmente te lo diré si un dios les da una orden ustedes los pequeños semidioses solo obedecen como lindos y pequeños soldaditos, sin objetar o rechistar –Dijo sin siquiera vernos- pero como soy tan benevolente les daré una recompensa si logran cumplirla exitosamente, una recompensa que les servirá en su viaje.
Mis puños se aprietan debajo de la mesa, las ganas de querer clavarle mi espada en su garganta se hacen cada vez más y más grandes, que incluso tengo que morderme la lengua para no decir alguna tontería.
–Vaya niño –Dijo alzando una ceja- que ojos más curiosos tienes. –Dijo desconcertándome-
Sus palabras me confunden pero respiro para calmarme lo suficiente, cuando lo logro pongo mi mejor cara seria.
– ¿A qué se refiere con la recompensa?
–Bueno si logran cumplir con su tarea, les brindare un transporte para que puedan seguir su camino hacía su otra misión.
–Ya tenemos uno. –Me limito a responder-
–Oh es verdad, los trenes son rápidos e imponentes sin embargo si de casualidad no sé –Mueve su cabeza- alguien creara un disturbio para que su transporte se vea interrumpido por un tiempo indefinido.
No estoy seguro si lo que siento en mis manos es sudor o la sangre que debí haberme sacado por estarme clavando las uñas en la piel, sin embargo debí imaginarme algo así.
– ¿Qué es lo que necesita de nosotros?
–Así me gusta –Dijo terminándose las papas- necesito que recuperen mi motocicleta.
No sé qué fue peor, verlo como lamía sus dedos para quitarse la sal o su ridículo que sonaba su pedido.
–Su motocicleta. –Repetí lentamente para saber si había escuchado bien-
–Pero padre puedes crear una motocicleta en cualquier momento ¿Por qué...?
De nuevo se calló ante la mirada de Ares.
–No es una simple motocicleta niño tonto, es mi carruaje –Soltó un gruñido de molestia- la mande para que el deforme de Hefesto le hiciera su servicio, pero el muy desgraciado se le ocurrió hacerme la tontería de robármela y esconderla, así que ustedes semidioses tendrán que devolvérmela antes del –Ve el reloj- bueno, antes que se ponga el sol.
Casi se me cae la mandíbula ante su pedido ¿Acaso su carruaje no debería ser algo que cuiden de que no los roben? Aunque creo que cualquiera que haya oído sobre la mitología griega sabrá que la relación con esos dos dioses no es exactamente la mejor.
–Okey hay que encontrar su motocicleta/carruaje, eso lo entiendo pero ¿Cómo quiere que lo encontremos en tan poco tiempo? Tennessee no es exactamente una pequeña manchita en el mapa. –Digo alzando una ceja-
El dios se me queda viendo fijamente de una forma que no sabía identificar por los lentes negros.
-Antes de que alguien dijera algo o nos matáramos, el hijo del dios frente a mí se metió –S-Se refiere a que no quiere hacer que pierdas tu valioso tiempo padre, no queremos que por esperar a que lo encontremos evites ir a crear algún conflicto para que una nueva guerra te pueda entretener. –Dice con una sonrisa nerviosa-
Al parecer eso calmo al dios pues soltó una risa realmente repugnante a mis oídos, enserio no sabía cómo lo había aguantado tanto tiempo.
–Muy bien supongo que puedo ser más comprensivo con ustedes, se encuentra en el zoológico de este lugar ya el área dependerá de ustedes encontrarla y más les vale que no tenga ni un rasguño o en verdad lo lamentaran.
El hambre se había extinguido completamente en mi estómago por lo que solamente lo vi, listo para lanzársela en la cara pero un pisotón en el pie de parte de mi compañero me hizo tragarme mis palabras.
Al final ese tipo termino por tragarse nuestra comida completamente para después prepararnos para irnos en busca de su maldito vehículo. Sin embargo cuando estábamos por hacerlo Ares dijo o mejor dicho, ordeno que Nicotatopulus se quedara con él unos minutos, la verdad estaba inseguro de dejarlos solos y más por cómo parecía que al gorila le daría un ataque cardíaco pero no pude negarme y salí junto a Stoll.
Ambos estábamos recargados esperándolos.
–No puedo creer esto –Suelto un gruñido molesto- solo para recuperar su estúpida motocicleta.
–No debería sorprenderte –Habla Connor a mi lado mientras jugueteaba con un bolígrafo que estoy seguro que se lo robo a alguien- jamás he ido a una misión antes, pero misiones como estás son las que normalmente, recuperar cosas que normalmente pierden o se las roban otros dioses, desde cepillos de dientes hasta incluso su loción favorita –Se encoge de hombros- tuviste suerte que te dieran una misión como la de esas manzanas, sin embargo esas misiones son las que los semidioses nos dan digamos que somos los recaderos de los dioses.
Suspiro para ver de reojo por la ventana del local y ver como padre e hijo parecían estar en una típica escena donde hablan, pero me recuerdo que no se trata de algo tan normal pues el padre del chico es un dios que es conocido por crear conflictos solo por divertirse y que al ver como el gorila tenía la cabeza gacha mientras su padre le hablaba me hacía notar que no quería estar ahí.
–Sí, a veces conocer a nuestros padres no es exactamente algo bueno. –Habla Connor-
Momentos después ya estábamos los tres en camino al zoológico a través de un autobús, la verdad era que por más raro que suene estábamos sumergidos en un silencio incómodo. Sé que eso no debería ser raro en un grupo tan raro como el nuestro pero la verdad es que desde que el gorila salió del restaurante parecía que todo en él se hubiera apagado, sus ojos, sus ánimos e incluso su actitud petulante.
Connor y yo estábamos preocupados por eso, o al menos eso creo ya que en ningún momento hizo alguna broma, comentario burlón o algo que normalmente haría. No es que me agrade después de lo del león, pero la verdad me apiado un poco de él pues sé que a ninguna persona sea niño, adolescente o adulto le gusta que sus padres le den una reprimenda y que un dios se la diera es mucho peor.
Así que cuando llegamos al zoológico y pagamos las entradas nos quedamos viendo a las familias, parejas y amigos ir por todos los lugares de aquel lugar, solamente nos quedamos pensando en lo mismo seguramente.
–Bueno ¿Cómo sabremos donde está la motocicleta? –Pregunta nuestro compañero bromista-
–Hefesto se la oculto, por lo que significa que debería ser en un lugar donde Ares no la encontrara fácilmente. –Deduzco-
–Hefesto odia a mi padre, más bien haría una estrategia para atraerlo hasta el lugar donde estuviera su motocicleta para emboscarlo con una trampa –Habla el gorila de manera casi inexpresiva- ellos dos no se llevan bien desde hace siglos por lo que es normal que la llevara a un lugar donde a mi padre se le haría el primer lugar para buscar en un lugar como este.
Me sorprendo por sus palabras y aunque no quiera admitirlo la verdad si suena algo que haría alguien que de verdad odias, no le bastaría con esconder su vehículo, así que haría otra cosa que lo haría escarmentar o lo que sea que hagan los dioses.
–Muy bien, siendo Ares ¿Dónde sería eso? Imagino que un lugar que diga en todo su ser "Peligro". –Opino-
Sin embargo el gorila se queda callado y solamente mantiene su mirada perdida en la distancia, en verdad me estaba preocupando ¿Así reaccionaría yo al conocer a mi madre o padre divino? Espero que no.
–Puede ser la jaula de los leones o los tigres o cualquier animal con garras y dientes que puedan destrozarte. –Dice Connor mientras toma el mapa del lugar-
–El animal sagrado de Ares es el jabalí ¿No? Puede ser ahí.
–Nop, no hay jaula de jabalís pero si granja con cerdos mhm ¿Podría robarme un cerdito? –Pregunta Connor-
Sin embargo lo ignoro mientras me pongo a pensar, Connor solamente pensara en robarse un cerdo ahora y el gorila estaba en modo reposo así que tenía que pensar por los tres. A ver si fuera un dios herrero y quisiera esconderle la motocicleta al tipo con el que mi esposa me engaña para tenderle una trampa y hacerle...lo que sea que vaya a hacerle ¿Dónde lo haría? Si fuera yo lo haría en un lugar donde el cerebro de esa persona pensara en ir primero, en donde no pudiera evitar ir sin desviarse por otro lugar.
Ares es un dios de la guerra, la ira y no sé qué tanto, algunos mitos dicen que era la representación de toda la crueldad, ira y odio que habían en las guerras, pero con solo estar sentado con él puedo decir que es alguien orgulloso, se enoja fácilmente, confiado y seguramente muy tonto para cosas que no tengan que ver con la guerra y que seguramente subestimaría a los demás pensando que tiene la ventaja sobre ellos.
– ¿Hay algún lugar con alguna cueva aquí? –Le pregunto a Connor-
-Se pone a revisar –Pues está la cueva de los ojos y la de los murciélagos, oh y la de los búhos.
–Las últimas dos no, si fuera a ponerle una trampa a mi enemigo sería en un lugar donde para él sería muy obvio, un lugar oscuro, silencioso y por supuesto con animales que evitaran que alguien se acercara, la jaula es lo que viene a mi cabeza sinceramente.
Ninguno pareció querer contradecirme así que empezamos a caminar, aunque si nos tardamos un poco en recorrer todo el lugar debido a que Nasville que era el nombre de la ciudad donde nos encontrábamos tenía más de 2, 000 especies de animales en este zoológico o al menos eso dice la guía que lleva mi compañero en sus manos.
Pasamos por varios animales, incluso en algún momento terminamos en el acuario esperando la mejor hora para que no hubiera tanta gente en el zoológico, justamente ahora nos encontrábamos en el habitad de los osos, donde eran asegurados por una gran verja de metal, un pequeño foso para que nadie pudiera ser lo suficientemente tonto para querer tocarlos. Veía cuatro osos en el habitad, dos adultos y dos cachorros jugueteando entre ellos mientras que los adultos dormían tranquilamente. Pero deje eso de lado para fijar mi vista a su cueva, estaba ubicada a unos pocos metros de donde estaban los ojos.
– ¿De verdad crees que esté ahí' –Me habla finalmente el hijo de Ares, viendo también la cueva-
–La verdad no lo sé –Me sincero- pero no tenemos muchas más ideas y ya esperamos bastante a que la gente despejara el área para poder acercarnos, Connor está tratando de conseguir la llave de servició y pregunte a algunos encargados, solo son cuatro osos así que al menos podremos descartarlos en caso de pelear.
Solamente asiente y es cuando nos sumimos en un silencio algo incómodo así que solamente suspiro.
–Oye, no sé qué que te dijo ese tipo pero..
–Exacto, no lo sabes –Responde frunciendo el entrecejo- no sabes quién es tu padre o madre, no sabes ni de dónde vienes por lo que no tienes la menor idea de que es el sentimiento de decepcionar a tu padre o de siquiera tratar de hacerlo sentir orgulloso, mucho menos que cuando crees que estás a punto de lograrlo un niño tarado llega como si nada para arruinarlo todo y hacerte ver cómo un estúpido –Me dedica una mirada de enojo- no sé quién rayos sea tu padre o madre divino pero estoy seguro que no es ninguno del campamento.
Mi corazón se detuvo un segundo que él aprovecho para ponerme uno de sus dedos en mi pecho.
–En el restaurante tus ojos brillaron en rojo, al igual que lo hicieron durante captura la bandera, al principio pensé que había sido una alucinación mía pero hoy la vi de nuevo mientras hablabas con mi padre, puede que te ayude en esta misión y evite que te maten algunas veces pero eso no significa que confíe en ti o que seamos amigos, en lo que a mí respecta solo eres otro niño llorón que sus padres lo dejaron.
Quise darle un puñetazo en ese momento, pero el tipo me doblaba el tamaño y lo máximo que llegaría a golpear sería su hombro y posiblemente me rompa la mano. Por lo que simplemente me quedo callado junto a él, hasta que llega Connor, seguramente notando la tensión entre ambos pero ya que nadie le dijo nada solamente nos limitamos de forma discreta ir a la puerta de servicio y ver como nuestro experto en ladronería abría la puerta con las llaves.
Cuando ingresamos nos escabullimos en el segundo que no había ningún visitante observando el lugar y que las cámaras giraran dejándonos en su punto ciego, para hacer una carrera de escalada hasta la cueva, donde el gorila tuvo que llevarse a Connor en su espalda.
Cuando entramos lo primero que nos recibió fue el olor a pescado, oso mojado, humedad y lo que supongo que era aromatizante con olor a bosque. Lindo.
De mi mochila saque una linterna para caminar por la cueva que con cada paso que dábamos parecía hacerse más oscura.
–Es una cueva de osos, no debe ser tan grande ¿Verdad? –Pregunto desconcertado-
Antes de que alguno me respondiera nos detuvimos cuando mi linterna enfoco algo en medio de la cueva, una motocicleta Harley Davidson de color negra, con unas llamas de fuego pintadas a los lados, estaba seguro que lo que estaba sujeto al asiento era una escopeta pero la deje pasar por lo otro que encontramos y nos hizo a los tres sudar frío.
Una enorme criatura de tal vez dos metros o quién sabe si más, tenía el cuerpo de un hombre muy corpulento, músculos grandes y lleno de venas y cicatrices. Sin embargo poseía la cabeza de un toro de pelaje marrón, con un par de cuernos tan afilados que con solo verlos me dolía imaginar que me apuñalaran con ellos.
Aquella bestia dormía plácidamente al lado de la motocicleta soltando unos cuantos ronquidos que hacían eco en toda la cueva.
Genial, primero un león y ahora esto, el nombre de la bestia llego a mi cabeza porque también había aparecido en mi libro pero con su descripción solo me hizo querer retroceder para traer una bazuca y volarlo en pedazos pero lamentablemente habíamos pasado la tienda de armas hace varias cuadras y no creo que le dieran un arma a un niño.
Estaba por decirle a los chicos que retrocediéramos para pensar en algún plan, pero al parecer con vernos a los ojos los dos entendieron mi idea, por lo que listos para irnos y dando el primer paso siento como mi zapato pisaba algo para segundos después ver como unas grandes puertas de acero se cerraban enfrente de nosotros bloqueándonos el paso.
Oh pero espera querido lector, pues gracias a ese ruido la bestia empezó a despertarse en busca de quienes fueron los que interrumpieron su sueño de belleza.
Losiguiente que soy consciente es que el minotauro carga contra mí.
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