Capitulo 11: Muerte (✔️)


Aquella mañana se presentó con un cielo notablemente nublado, una manta gris que presagiaba la llegada de una inminente lluvia. A pesar de las condiciones climáticas, la misión no fue cancelada. Me encaminé hacia el establo, llevando a Kiwi al exterior y comenzando los preparativos para la misión . Al alzar la vista hacia el cielo, la preocupación se apoderó de mí, transformando en mi mente una simple lluvia a la de un gran temporal.

De repente, una voz rompió el silencio.

— ¡EY! —Era Petra, quien se acercaba con gesto amable— Te deseo todo el éxito en esta misión.

Sonreí en respuesta.No era común recibir buenos augurios antes de una misión, especialmente cuando se trataba de una de Hange, conocida por su naturaleza arriesgada. La ironía en las palabras de Petra daba entender que en el fondo, agradecía no haber sido elegida para afrontar aquel desafío.

Cuando estábamos todos alineados en grupos arriba de nuestros caballos, Hange se colocó delante para darnos las instrucciones finales.

—Recuerden, enfoquen sus ataques exclusivamente en las extremidades de los titanes seleccionados —su voz resonaba, captando la atención de todos, quienes asentían en silencio—. Si por error llegan a matar a uno de los titanes designados, tendrán que vérselas conmigo.

Antes de emprender la marcha, eché un vistazo hacia atrás y divisé a Eren observando esa misión aparentemente suicida. A su lado se encontraba el capitán, con su expresión imperturbable de siempre. Si pudiera leer mentes, juraría que estaba rezando por nuestras almas. ¿Realmente me había recomendado por confiar en mis habilidades? Aparté esos pensamientos inciertos de mi mente y me enfoqué. No era el momento de divagar.

La misión comenzó.

Estábamos divididos en seis grupos de siete personas cada uno: tres grupos de ataque y tres grupos de cazadores, estos últimos equipados con herramientas especiales para la captura de titanes. Después de unos minutos, apareció en el horizonte un pequeño titán, marcado como nuestro primer objetivo.

—¡Grupos dos y tres, encárguense! —gritó Hange.

Yo formaba parte del grupo número cinco de ataque. Mientras los grupos dos y tres se ocupaban del titán más pequeño, nosotros continuamos avanzando, siempre con la mirada hacia atrás para asegurarnos de que los grupos en operación no tuvieran problemas.

De repente, aparecieron tres titanes más: dos medianos y uno peligrosamente alto. Hange dio la instrucción de eliminar a uno de los medianos y capturar a los otros dos.

—¡Grupo cinco, matar al titán mediano que sobra que se aproxima por la izquierda! —ordenó Moblit antes de unirse al grupo de cazadores del titán alto.

Todos nosotros obedecimos y nos convertimos en carnada para atraer al titán mediano sobrante. Sin embargo, me di cuenta de que algo extraño sucedía, ya que el titán no nos seguía y, por el contrario, quedó inmóvil en medio de la llanura.

—¿Qué pasa? ¿Por qué no se mueve? —preguntó un soldado de mi equipo.

Seguíamos galopando en nuestros caballos, esta vez rodeándolo para entender qué pasaba. Cuando estuve en el ángulo correcto para divisar su rostro, pude ver que el titán estaba efectivamente inmóvil, pero sus enormes ojos nos seguían mientras rodeábamos, como si estuviera esperando el momento adecuado para atacar.

—¡Mierda! —grité— ¡¡Aléjense de él ahora!!

Demasiado tarde. Como lo presentí, el titán se lanzó contra nosotros con una velocidad increíble, dispersando al grupo y haciendo que algunos soldados cayeran al suelo.

— ¡Es un excéntrico! ¡Cuidado!— gritó mi compañero— ¡¡ALEJENSE DE ÉL!!

El maldito titán se acercó a tres de mis camaradas que yacían en el suelo por la caída y los devoró con sus dientes sin dudarlo. Escuchar sus gritos mientras el monstruo devoraba su carne con sus poderosos dientes me provocó escalofríos. Llena de rabia, me anclé a su cuerpo y, con mi equipo de maniobras tridimensionales, me acerqué a él lo más posible con mis cuchillas, lista para eliminarlo. Pero cuando estaba a punto de llegar a su nuca, el titán comenzó a correr tan rápido que empecé a tambalearme en el aire, como si estuviera tratando de evitar que me concentrara en su punto débil. Corrió tan deprisa que llegó a un bosque de árboles gigantes que habían en los alrededores. Al entrar en él, choqué directo con una rama en mi estómago , haciendo que el ancla se saliera de su cuerpo y comencé a caer desde una altura considerable.

Gracias a mis reflejos me incorporé rápidamente y pude saltar a una rama contigua antes de tocar el suelo.

—Maldito gusano —gruñí, sintiendo un incómodo dolor en mi estómago por el impacto de la rama. Agradecí no haber desayunado, ya que estaba seguro de que, de haberlo hecho, habría expulsado todo en ese momento.

Exploré el entorno con la mirada y no divisé a nadie. ¿Dónde estaban todos? ¿El titán había corrido tan rápido que aún no nos alcanzaban? Encogí los hombros y continué siguiendo su rastro por donde había desaparecido.

Después de unos minutos, finalmente localicé al objetivo en medio del bosque. Permanecía en la misma posición inmóvil que minutos atrás. Sabía que él ya me había detectado y estaba preparando la misma estrategia que antes para atacarme. Sin embargo, no le di la oportunidad de ejecutar su plan y me lancé a toda velocidad hacia su nuca para matarlo sin que pudiera reaccionar. Al cortar su carne, una sonrisa de satisfacción se formó en mi rostro, al fin lo había eliminado y comenzó su proceso de desintegración con vapor. Pero mi alegría fue efímera, ya que de repente, una sombra se proyectó sobre mí, bloqueando la luz del sol. Al mirar hacia arriba para investigar la razón de esta oscuridad repentina, vi cómo dos titanes caían desde las ramas más altas con sus dientes dirigidos hacia mí. No tenía oportunidad.

¿El titán inicial se había sacrificado para darles a los otros dos la oportunidad de eliminarme?

¡¿Qué tipo de titán era ese?!

Mierda, demasiado tarde,  iba a morir.

Instintivamente, crucé ambos brazos sobre mi rostro en un intento desesperado de protegerme. Sentí cómo uno de los titanes, con sus dientes afilados, alcanzó a morder mi brazo antes de que intentara alejarme. Aunque el titán en ese instante intentó atraparme, no tuvo éxito y, casi con frustración, me lanzó lejos con una de sus manos, haciéndome chocar violentamente contra un árbol.

Un grito escapó de mis labios.

Una vez en el suelo, luché por incorporarme rápidamente. Miré horrorizada mientras mi brazo herido sangraba en forma alarmante. Afortunadamente, el titán que me había mordido era pequeño, pero la herida era considerable. Gemí nuevamente de dolor al tratar de moverme y me di cuenta de que estaba empezando a perder la vista. Los titanes que habían caído se estaban levantando y se dirigían hacia mí, listos para atacar una vez que estuvieran completamente en pie. El miedo se apoderó de mí, ya que no podía moverme adecuadamente y mi brazo ardía como el mismo infierno.

—Mierda... mierda...—murmuré entre dientes mientras luchaba por ponerme de pie, pero mis esfuerzos eran en vano— ¿Es así como voy a morir? ¿De verdad?

Los titanes avanzaban lentamente hacia mí, como si supieran que ya no podía escapar.

Una sonrisa irónica se dibujó en mi rostro. Este era el final. Cerré los ojos y recordé el libro de mi padre. Me iría de este mundo sin haberlo leído por completo. Un sentimiento de culpa se apoderó de mí mientras esperaba lo inevitable.

" Si Levi te recomendó es porque confía plenamente en tus capacidades y sabe que estas a la altura y que por lo tanto no morirás."

Comencé a reír. Terminé siendo lo puesto a lo que él pensaba, hasta en eso le llevaba la contra.

"La razón por la que existe el viento en mi vida es para recordarme todos los días la libertad que sentí al salir de aquella ciudad por primera vez."

¿Por qué me acordaba de esto ahora?

"Creo que al menos tenemos una cosa en común."

Que desperdicio, justo cuando comenzaba a llevarme bien con el capitán...

...........................

......................

.............

.......

...

No, no deseaba morir todavía.

De repente, experimenté una poderosa corriente en mi interior. Algo fluía con fuerza por mis venas, y la sangre circulaba tan ardiente que parecía que perdería la razón. Una explosión resonó fuertemente, y no supe en qué momento me desvanecí.

**************************************************

Abrí mis ojos lentamente, pero todo era un borrón de colores indistinguibles. Solo percibía vagamente el cálido sol acariciando mi piel. ¿Qué día era? ¿Qué hora? Mis oídos se agudizaron, captando el distante canto de los pájaros. El recuerdo de los titanes me invadió, y el miedo se apoderó de mí. Traté de observar a mi alrededor con mis ojos desenfocados para asegurarme de que no estaba en peligro, pero no vi nada.

Después de unos cinco minutos, finalmente pude moverme y mis ojos recuperaron la visión. Con dificultad, me incorporé, y me sorprendió ver a mi lado el esqueleto de un titán eliminado, aún emanando vapor de sus restos.

— ¿Hola? ¿Hange? —pregunté en voz alta, esperando que mis compañeros estuvieran cerca. Tenían que estarlo; después de todo, había un cadáver de titán allí.

Pero nadie respondió.

Sentí un ruido proveniente de unos arbustos, y mi corazón se sobresaltó. Mi brazo herido aún me dolía , y mi debilidad me impedía correr o incluso usar mi Equipo de Maniobras Tridimensionales.

— ¿Quién está ahí? —pregunté con temor evidente en mi voz, esperando fervientemente que no fuera otro titán.

El ruido se intensificaba, indicando que algo se aproximaba. Tragué saliva y traté de ponerme de pie, pero mis fuerzas flaquearon; me sentía terriblemente mal. Al borde del colapso y a punto de perder la poca cordura que me quedaba, vislumbré a una persona emergiendo de los arbustos. Para mi alivio, era un miembro del equipo cinco. Sonreí.

— ¡Camus! —le grité con una sonrisa de alivio. Las lágrimas brotaron de mis ojos sin poder contenerlas—. Oh, dios... qué alivio... gracias...

Volví a dirigir mi mirada hacia mi compañero, esperando que me ayudara a ponerme de pie. Sin embargo, quedé paralizada al observar su expresión, como si hubiera presenciado a un titán, o algo aún peor. Instintivamente, me di la vuelta para examinar lo que estaba detrás de mí, pero no encontré nada.

Una lluvia torrencial comenzó a caer de pronto sin previo aviso, y el aire se volvió denso, como si algo estuviera terriblemente mal.

— ¿Camus? ¿Estás bien? ¿Qué pasa? —mi voz temblaba de nerviosismo, ya que sentía que estábamos perdiendo un tiempo valioso para escapar.

El soldado seguía mirándome con un increíble pavor.

—Tu....tu....—se acercaba sigilosamente, y por un momento temí por mi vida. No se veía nada bien— tu... eres...

— ¡¿ME PUEDE DECIR QUÉ CARAJOS PASA?!—le grité. Ya había perdido la poca paciencia que me quedaba y me estaba asustando de verdad.

—Tú eres un maldito titán, ¿no es verdad?

— ¿Qué?

Quedé helada. ¿De qué estaba hablando? Quedé analizando su expresión y movimientos corporales; eran erráticos, lo que significaba que se encontraba en un estado de shock, pero eso no produce alucinaciones ni le da derecho a decir estupideces.

— ¡¿De qué mierda estás hablando?! ¡¡SOY YO!! —Le grité mientras me tomaba la cabeza con ambas manos. Estaba desesperada; teníamos que salir YA de ahí— Vamos, Camus, ayúdame. ¡Estamos perdiendo el tiempo acá abajo!

Su cara seguía perturbada y comenzó a acercarse más y más a mí. Noté que no tenía sus cuchillas, y eso me alivió un poco.

—Se lo has ocultado a todos y al comandante, ¿no es así? Eres igual a Jeager....

—Camus, ALÉJATE. ¡No sé qué diablos te pasa, pero no estás pensando correctamente! —Traté con dificultad de alejarme, pero no logré nada. Mi brazo aún no paraba de sangrar por lo que estaba imposibilitada de hacer cualquier tipo de movimiento. Frente a él Sentía mucho más miedo que a un titán— Sé que viste cosas horribles en esta misión, ¡pero debes reponerte!

Si fuera por el shock de las misiones, todos los del cuerpo de exploración estaríamos locos.

Quizás, para seguir en ese regimiento realmente lo estábamos.

De pronto él se abalanzó sobre mí y comenzó a hacerme presión en mi cuello con ambas manos.

—¡¡S-SUEL-SUELTAME!!—Grité.

Trataba de zafarme con mucha dificultad, ya que no tenía fuerzas. La situación resultaba surrealista; un camarada que se había vuelto loco después de ver a sus compañeros morir me asfixiaba para matarme, algo que nunca había sucedido antes. Todos habíamos pasado por momentos difíciles, pero esto estaba fuera de toda lógica.

—Eras tan bonita... ¿Por qué tuviste que ser... un monstruo?... Lo eres....

Las palabras de mi compañero seguían siendo incoherentes mientras ejercía más y más presión en mi cuello. Observé cómo lágrimas fluían de sus ojos. ¿Lágrimas de qué? ¡Si me estaba asesinando! Intenté hablar, pero mi voz no respondía, y una sensación de mareo se apoderó de mí debido a la falta de aire. Mis extremidades empezaron a perder fuerza, y una somnolencia inevitable invadió todo mi cuerpo. Sentía las gotas de lluvia caer sobre mí como agujas penetrando mi piel.

Qué absurda muerte, sucumbir a manos de un camarada que había perdido la razón.

En un instante, las manos de Camus se aflojaron y, de manera automática, inhalé aire de forma brusca. Tosí y aspiré todo el aire que mi cuerpo necesitaba, recuperándome de la privación que había sufrido momentos antes.

Entre todo el caos, noté cómo el cuerpo de Camus caía al suelo, víctima de un corte en su espalda provocado por una cuchilla. Los refuerzos habían llegado. ¡HABÍAN LLEGADO! La alegría se mezclaba con la dificultad para respirar, y mi desesperación aumentó . De repente, sentí cómo alguien me tomaba por la espalda y me inclinaba hacia adelante, permitiendo que mis pulmones tuvieran un mejor ángulo para recibir el aire.

—Tranquila, ya estás bien —me dijo una voz familiar. Cuando dirigí mi mirada hacia él, me di cuenta de que era el capitán. — Respira.

Obedecí sin decir palabra, inhalando profundamente mientras intentaba normalizar mi respiración agitada. La presencia del capitán me aportaba calma en medio de todo ese caos.

—¡Por Dios, ¿qué pasó?! —escuché la voz de Hange a lo lejos. Pasaron unos agonizantes segundos hasta que la sentí llegar a mi lado— ¡¿ESTÁS BIEN?!

—Sí, solo necesita recuperar más oxígeno —le respondió el pelinegro. Cuando notó que me calmaba y respiraba con mayor normalidad, me levantó un poco más para que quedara completamente sentada— ¿te sientes mejor?

—Sí... —miré hacia mi lado y vi a mi compañero, asesinado por las cuchillas del capitán, y el descontrol me invadió— no...no-no sé qué le pasó, yo... yo no-no le hice nada... —comencé a llorar.

—No te preocupes por eso, nadie sabrá que lo matamos.

—¡Levi! —le regañó Hange.

—Se lo merecía, nosotros matamos titanes, no humanos—La voz del capitán sonaba firme y justificativa, aunque Hange no parecía estar conforme.—Vamos, devolvámonos al cuartel —volvió a hablar.

Hange me colocó una venda, apretando mi brazo a modo de torniquete para detener el sangrado, mientras yo tomaba agua para reponer algo de energía. Cuando terminé, el capitán, sin consultarme, me tomó en sus brazos. Me sorprendí y traté de bajarme haciéndole saber que podía caminar, pero él, con su fuerza sobrehumana, me lo impidió.

—No te muevas, será peor.

—Tengo frío... —le susurré casi en su oído. Comencé a temblar debido a mi ropa empapada por la lluvia, y sentí que colocó algunas capas del cuerpo de exploración encima de mi cuerpo.

Increíblemente, no me di cuenta en qué momento me quedé dormida en sus brazos. Sentía que aquel cuerpo podía protegerme de todo en cualquier momento.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top