Capítulo 9
Alice abrió los ojos de manera abrupta y se sentó en la cama para encontrar a su lado a Kassia. Nada tenía sentido para la rubia. Ni siquiera tuvo una oportunidad contra una amante. ¿Para qué su padre le permitió vivir entonces? Una piedra tenía más valor que la supuesta princesa.
—¿Te sientes mejor ahora, Alice? —Kassia la sacó de sus pensamientos—. Estamos solas aquí, tranquila.
Alice miró alrededor y se dió cuenta de que estaban en una habitación qué no era la de ella.
—Ese Kylian... cuando yo era pequeña...
—No puedo defendernos, pero puedes estar segura de que ahora estás a salvo —la interrumpió Kassia—. No pude escuchar el resto de la historia porque vine a ayudarte. Te desmayaste por la impresión y preferí...
—¿Ustedes hacen eso? ¿Asesinan por dinero?
—No son asesinos a sueldo. Probablemente, el papá de Kylian quería probarlo, pero ninguno en la mafia asesina por un sueldo. O sea, lo hacen por cosas grandes y si ellos ven que es necesario —le explicó, levansentándose del sillón y sentándose a su lado.
A Alice se le volvieron a llenar los ojos de lágrimas al recordar como tuvo que suplicarle por su vida a ese hombre. Era un tipo alto y bastante fuerte. Si tuvo oportunidad de escapar cuando era niña, sabía que esa suerte no la tendría dos veces.
—¿Como estás tan segura de que él o alguno de ustedes me hará algo? —tuvo que preguntar, para evitar sentirse más ahogada.
—Porque Kylian no haría algo para lastimar al Sacerdocio —dijo con amargura—. Él puede ser un estúpido hombre de las cavernas, pero jamás te lastimaría.
—Soy una princesa de puro nombre...
—Y te cree un poodle. No eres una amenaza —acarició su mejilla—. ¿Escapaste de Finlandia por tu padre? Te pregunto para qué mi hermano esté preparado para cualquier cosa.
Alice la miró y no notó nada alarmante que pudiera decirle que estaba enojada o preocupada. Ella no conocía al hombre con el que se iba a casar. Solo sabía que era lo suficientemente mayor para hacerlo pasar por su padre.
—¿Puedes guardar el secreto? Sé qué debes decirle todo a tu hermano, pero quisiera un poco de privacidad con eso.
—Estoy enojada con él. Cuenta con mi silencio —prometió Kassia y miró hacia la puerta por unos segundos.
—Escapé del palacio porque mi padre me golpeaba y me entregó a otro rey. Me debía casar con un hombre de la edad de papá. Soy la hija que no quiere por ser producto de una aventura con una sirvienta. Mamá no tiene poder y fui robada de su lado. Puedo verla y visitarla, pero jamás podré volver a vivir con ella mientras papá sea rey de Finlandia.
Kassia sintió pena y rabia por Alice. La pobrecita había salido de un lugar que la atormentaba y se metió a otro mucho peor.
—Estarás a salvo aquí. No importa como lo veas. Europa le pertenece al Sacerdocio y nadie se meterá con ellos a menos que deseen la muerte.
Le dió un abrazo y salió de donde estaba. Su hermano estaba hablando con Fabrizio y Kylian la tomó del brazo.
—¿Me tiene miedo? Yo no voy a herirla, Kassi. Era joven y mi primera muerte fue celebrada. No vale la pena remover el pasado ahora —la soltó, al ver la cara de la mujer.
—Prometiste no volver a ponerme una mano encima, Kylian. No vuelvas a tocarme —le advirtió—. Estoy con Jack ahora y...
—Un hombre por el que tu hermano tuvo que rogar por su vida. Ni siquiera es digno de merecerte —se burló—. Pero conmigo ni querías casarte.
—No te compares con Jack. Jamás podrás ser como él y te falta mucho camino para llegar a ser digno de mí —cada palabra salió llena de rabia—. Tú ni siquiera le llevas la contraria al Sacerdocio.
—¿Quieres que deje algo por lo que tanto luché por una mujer que prefiere al bueno para nada del guardaespaldas de su hermano? —sonrió—. El día que te dé la gana de madurar y sepas lo que es bueno para ti y te mereces, me buscas y vemos si eres digna de domar a Irlanda.
—Deja en paz a Jack.
—Deja de creer que tienes poder sobre mí —le respondió y se fue con Maksym.
Kassia lo vió marcharse y sintió anhelo por su tacto. Ellos tenían historia. Una que jamás podía ser porque su hermano había suplicado por la vida de Jack.
Un mafioso jamás hacia eso, pero por verla feliz, Maksym lo hizo frente a su padre y ella se había amarrado sin querer.
***
Alice se había quedado sola y sus pensamientos vagaron por todos lados. Los maltratos de su padre, la agonía de su madre al perderla y también, la angustia de Pame por el matrimonio con el rey.
—Si Kylian no hubiese tomado esa decisión, yo ya estuviera muerta —dijo a la nada, cubriendo su rostro con el brazo.
Ella ya no podía llorar. El nudo en la garganta la ahogaba, pero no le permitió botar una lágrima más.
—¿Por qué no me dijiste que eras princesa? —la voz de Maksym resonó en la habitación—. Nunca pretendí secuestrarte. Solo estabas siendo detenida en mi territorio por un largo período de tiempo.
Ella quitó el brazo y se sentó en la cama para enfrentarlo.
—¿Algo ha cambiado al descubrir que soy princesa? Nunca me sentí secuestrada y creo que jamás lo pensé. Siempre acepté el destino que me diste al sacarme del bar.
—Nada va a cambiar porque tu título no me importa, pero el trato que recibiste de tu padre sí —se acercó y se sentó a su lado—. ¿Qué fue lo que te hizo, Alice? ¿Por qué dejar las comodidades de un palacio y huir a un país desconocido?
—Kylian iba a acabar con mi vida. Si así tratan a la realeza cuando les dan amor, no me quiero imaginar si papá me odiara —lo miró seria—. No estoy segura al lado de...
—No eres una amenaza para Irlanda. Kylian es el líder y no te consideró nunca como un peligro —suspiró y acarició su pálido rostro—. Te desmayaste, Alice. No me gustó verte así. Eres demasiado frágil para todo...
Ella sintió como los latidos de su corazón fueron más rápidos y decidió decir todo lo que estaba en su mente, que, casualmente, había quedado en blanco.
—Moriré de hipotermia —admitió, él sonrió de lado.
—Tienes una sola vida y tienes prohibido morir. No aceptes con tanta facilidad un destino que puedes cambiar. Eres parte del círculo del Sacerdocio y nadie te podrá tocar jamás —sus manos tocaron las de ella—. Europa me pertenece y puedes decir mi nombre en donde sea, y serás atendida como una reina.
—No quiero títulos... —algo en ambos había cambiado en ese momento—. ¿Debo ir a la fiesta que dijo Kassia?
—Serás la pareja de Kylian.
Ella se levantó de la cama y giró su cabeza al verlo entrar a la habitación.
—Por qué...
—Deben arreglar sus diferencias. Irán juntos a ese único evento y luego podrán seguir sus caminos —les advirtió.
—Yo no quiero...
—Yo si porque debemos aclarar algunas cosas —insistió el irlandés.
—¿Como dejar vivir a una niña en vez de una amante? ¿Sentiste lástima por mí?
—Lástima me das ahora porque no me dejas explicar las cosas —hizo una mueca—. ¿Le dijiste?
—¿Decirme que cosa? —preguntó Alice.
—Irás como pareja de Kylian, pero te respalda el Sacerdocio —habló Maksym—. Quiero decir que... tu padre estará en el evento, pero si te hace algo en ese instante, la vida de toda Finlandia estará en peligro.
—Por eso prefiero a los animales. Son más agradecidos y menos problemáticos —habló Kylian—. Nos vemos en un rato.
Alice no dijo más nada. Se la había tragado esa respuesta. Solo guardó silencio y esperó sucumbir ante las manos del rey de este mundo.
Y ese era Maksym.
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