La conveniencia del guión
Los copos de nieve caían levemente sobre su rostro.
Algo realmente extraño para ser final de la primavera, aún más extraño de un lugar que asemejaba las cualidades de un bosque húmedo. Además, en ese mundo no existía ni el cambio climático debido al calentamiento global o máquinas de nieve falsa, así que era imposible un cambio tan drástico de la nada. Claro de no ser que esa sensación de los copos de nieve contra su cara era algo tan común que era hasta cierto punto reconfortante.
Bueno, claro lo seria si su cuerpo no doliera como si le estuvieran quebrando cada hueso y clavando agujas por todas partes. Sus huesos se sentían como si estuvieran ardiendo desde dentro y su piel sentía un terrible frio que le hacía quejarse terriblemente del dolor por el choque de las temperaturas.
Giyuu agradecía a quien sea que estuviera en el cielo que Rengoku Kyojuro tenía una cara bonita y que él estuviera tan adolorido como si hubiera abrazado a una fogata, porque o si no habría pateado su trasero hasta el siguiente reino y eso que no era fan de ir del camino de la violencia.
Pero, ¿A qué persona con cerebro se le ocurría meter de inmediato a alguien no solo con fiebre, si no con quemaduras aun si curar al agua fría?
Tenía un buen rato tratando de decirle que lo sacara del agua, que le estaba poniendo peor por el shock que fue para su cuerpo en ese estado meterse en agua fría que parecía que a cada segundo se congelaba.
— Ren... Ahhh — De su boca solo salían pequeños quejidos y de sus ojos lágrimas, pero más que por el dolor, era de la impotencia de no poder decirle que parar de ayudarlo.
Estaba empeorando todo.
Entendía que no era culpa del chico, era el sistema precario de conocimientos de primeros auxilios y cuidados de ese mundo porque todo se basaba en tener a alguien con magia de Luz o brebajes de plantas naturales que jamás serian igual a uno de los remedios del mundo donde provenía. No podía dejar que eso siguiera sucediendo, abriría un club de Primeros Auxilios, no imputaría que le vieran como la burla, necesitaba evitar que futuros eventos como eso sucedieran de nuevo a él.
— ¡¿LO METISTE AL AGUA DE INMEDIATO QUE SUPISTE QUE TENIA FIEBRE?! — Los gritos de Kocho los entendía por completo.
El agua se enfriaba más y Giyuu solo quería que lo alejaran de ahí.
— ¿Qué se supone que debía hacer? Estaba hirviendo y si sobre calienta para alguien con su magia sería peligroso — Habló desesperado el rubio.
— Sí pero no así Rengoku, tienes primero que ir poco a poco, aparte que tiene... ¡JESUS, ¿Por qué tiene quemaduras?!.... ¿Y TU PORQUE CARAJOS LO DEJASTE HACER ESO? — Había más gritos de la chica que parecía que iba a explotar por el estrés de la negligencia que estaba presenciando. — Hakuji, What the fuck!
Por fin unos brazos fríos lo alzaron del agua y lejos de agua fría. Estaba temblando tanto y tan adolorido por todo que no podía ver a la persona quien lo sostenía fuera del agua, pero por el frío casi polar que expendía la persona que le sostenía le hacía sentir un poco mejor, al menos Sabito lo había cuidado antes con Hitomi, pero estaba realmente preocupado por lo conocía.
Rengoku Kyoujuro estaba tan muerto.
— Pensé que lo había aclimatado primero para el agua.
— Esta bien no es culpa de Kyoujuro, él no es mago de Luz para saber cosas como esas — Uzui trababa de defender a su amigo.
— ¡Son conocimientos básicos! — Kocho soltó respirando profundo para tranquilizarse y no perder los estribos de nuevo, pero aún se podía oír la ira en sus palabras — Esta bien relajados, primero a curar a los heridos, después preguntas.
— ¡UROKODAKI, NOS VAS A MATAR DEL FRÍO! — Se quejó alguien.
Sabito no hablaba, solo lo sostenía como si se fuera a romper en cualquier momento. Puede que él no le apretara o algo por el estilo, pero bastaba con sentir su aura y el frío que expendía por la magia para saber que todo el claro del estanque debía estar más que congelado a ese punto. No se calmaría fácilmente.
— Solo relájate, le puedes hacer daño si continuas así — La voz de Kocho sonó cercana.
Solo un chasquido escuchó de su esposo y el frío disminuyo un poco.
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— ¿Qué mierdas les ha pasado? — Las pequeñas manos de Kocho estaban en sus costados.
No podía acostarse de espalda todavía, seguro que cuando descubrieron todas sus heridas más de un sonido lleno de horror salió de la boca de los recién llegados.
¿Tan mal se veía?
Si se había caído por una montaña, apuñalado con una flecha en su pierna, quemado por la magia de su amigo, perdido una cantidad considerable de sangre y sin mencionar la infección de sus heridas. ¿Cómo era que estaba vivo? Milagro puro.
— Fue ayer justo cuando anocheció, estábamos cenando para descansar y Giyuu salió corriendo colina abajo como loco — La voz del príncipe llenaba la tienda, debía estar acostado del otro lado esperando su turno — Cuando logre encontrarlo tenía una flecha clavada en su pierna y trato de advertirme, pero ya era demasiado tarde. Ya había caído en el hechizo de las sirenas que vivían en el pequeño lago que vieron.
Sintió la mano de Sabito apretar la suya levemente, no se había separado de él ni un segundo.
— ¿Qué hacían en esta maldita zona? Tú mismo sabes que esta montaña es uno de los más peligrosos — Escupía sus palabras con furia, culpaba a su amigo.
El de cabello rosa no sabía que el príncipe estaba tan perdido como él y el que los guio todo el tiempo era Giyuu con Kazanburo. Le había pedido a su familiar que los guiara a los monstruos y este lo había hecho, para el ave solo siguió a los monstros y los guio confiando en la magia de su amo. Si hubiera usado magia negra las sirenas no habrían sido un problema, pero apenas había salido del hechizo ya tenía a Hakuji atrapado en el hechizo y todo paso tan rápido que no le dio tiempo de reaccionar.
Todo había sido su culpa.
La magia de Shinobu empezó a recorrer su cuerpo como un infinito alivio al infierno de dolor que sintió toda la noche, pero en un momento las manos de la menor pararon justo en la quemadura de su espalda. La mano impresa de Hakuji estaba en su espalda y probablemente Sabito la acababa de ver por como bajo la temperatura.
— ¿Cómo sucedió esto? — La voz de Shinobu temblaba de horror de ver como se había formado una costra horrenda en su espalda, fresca, pero ya era una costra.
— Cuando... encontré a Giyuu caí en el hechizo de las sirenas — La voz de su amigo era débil y llena de arrepentimiento — Yo no quería, te lo juro Nobu. Sabes que nunca haría algo así...
— ¡¿QUÉ CARAJOS SUCEDIÓ?! — El gritó de Sabito incluso hizo temblar un segundo a Shinobu de la impresión o al tal vez del frio que volvía con más fuerza.
— ¡Escuche la voz de Koyuki pidiendo ayuda! — La desesperación en la voz del príncipe no era debido a que le tenía miedo a Sabito, era porque el recuerdo que él había causado esa herida le aterraba completamente — ¡ELLA ESTA GRITANDO COMO SI LA ESTUVIERAN ASESINANDO Y NO PODIA QUITAR CALLAR ESO! ENTONCES GIYUU TRATO DE DETENERME DE IR AL LAGO...
Su voz se quebró, probablemente como Giyuu el recuerdo les llego a ambos. El olor a carne quemada llenaba sus pulmones y las voces de las sirenas volviéndolos locos de a poco en su mente le atacaban como si estuvieran ahí todavía. Más que en su piel, aquello había quedado impreso en la mente de ambos de la peor manera y la cicatriz ardería por un buen tiempo.
— ¡TÚ! — Exclamó con furia su esposo a punto de lanzarse al príncipe en busca de venganza.
Pero sostuvo su mano con la fuerza que de a poco volvía gracias a la magia de Kocho sobre él. Por más que la maga lo intentara como lo estaba haciendo en ese momento, esa marca en su espalda jamás se iría y todos ahí tenían que aprender aceptarlo.
— Sabito... Basta — Logró decir abriendo sus ojos con dificultad.
Era como si las arenas del Sahara estuvieran sobre sus ojos y lo hizo con dificultad a pesar de eso. No vi el rostro de alguien, todo era borroso aun y solo estaba mirando una mancha azul con algo de carmesí, aun bastante oscuro porque apenas los primeros rayos de sol empezaban a calentar todo.
— Yuu... — La voz del de ojos lavanda era un contraste enorme al que había sido segundos antes — No hables, guarda fuerzas por favor.
— Solo basta — Pidió suavemente.
Parpadeo varias veces tratando de enfocar su mirada y quitar lo borroso de ella, de apoco la mancha azul y carmesí se volvía más clara ante sus ojos. Eran los pantalones y la camisa de Sabito los que había estado observando, Azul rey había sido el color de sus trajes cuando entraron al bosque y las manchas carmesí era sangre, conocía bien la sangre para saber que eso lo era. Sabía que Sabito era imprudente, que haría hasta lo imposible para llegar ahí y su mente pensó que estaba herido en un lugar.
— Descansa, por favor — Las dos manos de Sabito sostenían la suya.
Pero trato desesperadamente sentarse para poder ver mejor todo y buscar la herida del otro preocupado.
— Tomioka, ¿Qué haces? Quédate tranquilo por favor — Pidió Shinobu apretando su brazo con algo de fuerza para que se volviera acostar.
Pero vio que ella también tenía su bonita ropa llena de sangre y gran parte de su cabello que siempre estaba bien arreglado, desvió su mirada de nuevo a Sabito y este no estaba mejor, su cabello rosado tenia partes rojas, la mayor parte de su pecho y pantalón, era como si ambos se hubieran bañado en sangre.
— No puedo... Espera... ¿Eso es sangre? — Luchaba con los brazos de ambos que buscaban acostarlo de nuevo — ¿Por qué están tan llenos de sangre? — Estaba en un ataque de preocupación y como siempre ponía a los demás sobre él.
Movia sus manos y brazos tratando de evitar estar acostado de nuevo, no podía descansar sabiendo que los demás estaban posiblemente heridos. Sus ojos y manos se movían nerviosos, temblando no solo por la fiebre que le aquejaba, estaba luchando contra los otros.
— Giyuu, ¡Basta! — Las fuertes manos de Sabito agarraron sus brazos — Deja que la señorita Kocho haga su trabajo.
— Pero están heridos, caminaron toda la noche. Deben estar cansados y...
De un segundo a otro estaba en el regazo de Sabito sentado y este la abrazaba pasando sus brazos por la parte alta de su espalda, casi sus hombros para no tocar sus demás heridas. Este lo había sentado ahí para sostenerlo con fuerza y hacer que dejara de luchar.
— Sabito... — Susurró avergonzado, dejando luchar porque estaba en una poción bastante comprometedora.
— Señorita Kocho puede continuar, yo lo sostendré. — Su voz era firme, seguro que ni siquiera había pensado mucho todo eso aparte de inmovilizarlo para que la menor continuara su trabajo.
El silencio reino en la tienda, incluso si no podía verlo probablemente que sus amigos pensaban lo mismo que él sobre lo cercano que había sido eso incluso para unos "Hermanos". Al menos ese lazo lo haría menos raro de lo que era, pero no evito sonrojarse un poco.
— Esta bien... — Kocho alargó las vocales en sus palabras — No falta mucho para terminar así que solo tendrá que sostenerlo unos minutos más.
— Pero no están heridos, ¿Verdad? — Trató que cambiar la atención de todo eso.
— No, solo Shinazugawa no encontró otra manera de acabar con unos lobos que cortarlos mientras estos estaban saltando a nosotros y nos bañó con ella — Las manos de la chica otra vez estaban en su espalda y el solo estaba con su cabeza en el hombro del de Cabello rosa — Bueno, Urokodaki casi se mata casi rompiéndose el cráneo.
— ¿QUÉ?
Se exalto un poco de nuevo y ya iba a comenzar a buscar la herida de nuevo, pero Sabito le sostenía fuerte.
— No pasó nada, estoy bien — Le dijo el mayor contra su oreja de manera suave y casi se derrite con eso, pero mantuvo la compostura lo mejor que podía — La señorita cuido de mí y estoy bien, no fue la gran cosa.
— ¿Seguro?
— Claro que sí, no me duele nada te lo juro — Siguió hablando de esa manera suave y con cariño.
— Gay — Escuchó susurrar por debajo a Hakuji desde el otro lado de la tienda.
Otro silencio lleno la tienda.
— ¡Oh, Dios! ¡Qué asco, Hakuji! Son hermanos — Se quejó Kocho con cierto asco — Como te atreves a decir eso.
Se sonrojo más, menos mal que estaba de espaldas a la chica. Porque según las leyes de adopción eran hermanos, aunque no eran ni de la misma raza y cuando se criaron juntos Giyuu no lo recordaba porque no era sus recuerdos o algo, incluso si el nunca vio a Sabito como hermano, todo el mundo lo veía así y lo hacía tan malo lo que tenía.
Ninguno dijo nada más después de eso, pero podía sentirlo en la manera que el mayor se aferraba a su cuerpo. No estaba contento con las palabras de la chica, aunque tenían cierta verdad en ellas, lo que hacía que doliera un poco más.
— Urokodaki, deberías ir a descansar — Escucho una voz afuera de la tienda, era Uzui — Shinazugawa ya cayó rendido y algo me dice que se quedara ahí hasta después del mediodía.
— Primero deberíamos comer algo
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Un viaje de toda la noche.
Giyuu comía su pedazo de pescado asado pensando en las implicaciones de lo que le había contado Kocho sobre cómo habían llegado a su campamento desde que vieron la señal en el cielo.
— ¿Las bestias muertas alrededor de la montaña? — Pregunto a su lado aun sosteniéndolo para comer, sin separase mucho de él.
— Una linda noche haciendo guardia, esa antorcha los atrajo como si fueran moscas a la luz — Comentó Uzui con una sonrisa en su boca — Todos tuvimos algo de diversión.
— Parece que hicieron un cementerio — Shinobu arreglaba las vendas en el cuerpo de Hakuji.
Curado, era mejor no extenuar mucho la zona y tenerla protegida con algo del tónico de Avellano que hizo Kyoujuro por mayor seguridad. — ¿Cómo rayos contuvieron el derrame toda la noche? ¿Cómo es que estas vivo?
Todas las miradas se dirigieron a él y el elfo miro a las murallas de roca alrededor del campamento evitando la atención. No había pensado en las implicaciones de Kocho sabiendo sus métodos, seria todo tan milagroso que sería raro que fuera una coincidencia que lo hiciera de la nada. No había hecho magia negra, la verdad ni él estaba seguro de lo que había hecho, pero era muy peculiar para pasarse desapercibido.
— Actuó como su corazón por 11 minutos seguidos controlando la sangre para que no se saliera de su cuerpo, una manera bastante extravagante de hacer magia de agua. — Claro que Uzui Tengen lo haría sonar como si descubrió el Santo Grial — Al parecer la sangre es agua.
— Es parte agua, no agua — Corrigió Gyuutaro y no ayudaba en nada.
— Alto, alto — Alzo sus manos del vendaje y miro directamente a él — ¡¿Hizo Sangre control?!
— Sí, ¿No estas prestando atención, Kocho? — Respondió el segundo Príncipe como si no era la gran cosa.
— Sí, solo puso su mano en su pecho y la sangre no salió si no que paso del lado roto al otro. Para después hacer esa mierda mística con las rocas, sospecho — Iguro se unió a la conversación y Giyuu sentía como si otro enemigo lo tenía contra las cuerdas.
— ¿Mierda mística con las rocas? — Sabito preguntó confuso.
— Alquimia — Corrigió Rengoku salvándolo un poco, lo empezaba a perdonar por casi matarlo con agua fría más temprano — Lo he visto antes pero no a este nivel, es impresionante. Sabía que Tomioka era un genio con la magia, pero no a este nivel. Invento una nueva manera de curar sin utilizar magia de Luz.
— ¡Oh! Ese era el libro que estabas leyendo antes de la cacería — La voz de su esposo estaba llena de orgullo y asombro.
Giyuu solo quería que la tierra se lo tragara.
— ¡¿QUÉ LIBRO?! — Kocho alzó su voz de la nada.
Seguro pensaba que era el libro que los dos conocían.
El elfo estaba tan jodido.
— Alquimia de primer nivel, voy a entrar al curso de Alquimia en Verano — No mintió, pero esa no era la verdad.
— ¡Ah sí! ¿Quiero ver ese libro? — Dijo ella dudando que existiera, seguro intentaba atraparlo — El capítulo de donde sacaste todo esto, si es algo de magia curativa me interesa — Tenia esa sonrisa ganadora, sentía que lo había atrapado.
Oh Dios, ella era tan buena con su juego de palabras y actitud. Por algo era la protagonista después de todo, era lo suficientemente inteligente para notar lo que estaba mal y señalarlo sin armar revuelo. Kocho era consiente que si actuaba de manera fuerte contra él acusándolo de magia negra se llevaría no solo el odio de Sabito, si no que la incomodidad de los otros personajes y que perdieran credibilidad.
— Oh creo que yo lo traje también — Dijo Rengoku para ir a su tienda y buscar en su bolso.
Menos de un minuto Shinobu tenía el libro en sus manos y un leve tic en su ceja, mientras mantenía su sonrisa.
— ¡Qué conveniente! — Dijo ella manteniendo la mejor sonrisa que podía — En una cacería el señor Rengoku trae un libro de Alquimia, tan único y diferente.
— Es que también me inscribí en ese curso y pensé leerlo en los tiempos libres de la cacería y aprovechar cada segundo — Él tenía una gran sonrisa y no noto las palabras malvadas de la chica.
Hasta Giyuu tenía que admitir que esa conveniencia era casi ridícula, ¿Qué coño hacia Rengoku con ese libro entre sus pertenencias? Obviamente eso era un guionazo de segunda que por mucho que le hacía salvado, era el poder del guion en su máxima expresión y lo iba aprovechar
— Solo leí que algunos magos logran sacar las cualidades especiales de las rocas con su magia y pensé que podía hacer algo con las joyas que tengo yo — Se inventó la mejor excusa que se le ocurrió, aunque sabía que el libro se refería a la energía de las emociones de las gemas y no como en el libro de Sombras explicaba de sus cualidades mejor. Solo le abrió el libro justo en la página con esa información demasiado vaga — Era una idea idiota, solo pensé que podía pasarle algo de energía al príncipe, no pensé que serviría para hacer un poco de curación, aunque no era nada comparado a su magia señorita.
— Como era de esperarse, siempre has sido un genio con la magia, Yuu — Soltó Sabito y su voz estaba llena de orgullo que le hacía sentir algo de vergüenza.
— Sí, que suerte que justo cargaba unas gemas con esas cualidades — Como siempre ella pensaba en muchas cosas y dio en uno de los huecos.
— Son de Kazanburo, le gustan las cosas brillantes y así Giyuu lo atrae — Completó Hakuji mintiendo por él, con una sonrisa segura.
— Si, esa ave le encantan las cosas brillantes y las rocas. Aún recuerdo como salió en medio del invierno a buscar un cuarzo rosado — Sabito prosiguió recordando ese extraño momento de su vida.
— ¡Que suerte! — Murmuró ella de mala gana, había aceptado que esa batalla ya estaba perdida — Voy a quitarme la sangre de encima y dormir en tu tienda, Hakuji. Ha sido una noche larga.
Ella ni siquiera preguntó o pidió permiso, solo tiro la espina del pescado en la fogata y se levantó para ir a la tienda donde estaba su bolso.
— Es mejor descansar, después tenemos un camino largo de regreso. Te acompaño para que no vayas sola — Dijo el primer príncipe para seguirla.
A Gyuutaro y Giyuu le daba igual lo que acababan de hacer y decir. Ellos sabían que Hakuji solo tenía corazón para Koyuki y era muy respetuoso de las mujeres, por eso Kocho no dijo nada y apreciaba que la acompañara para su seguridad. Él era el segundo hombre que más confiaba en ese grupo, después del elfo por supuesto, pero ella no sabía que la recordaba.
— Ellos son muy cercanos — Su esposo tenía una mirada de desaprobación en su cara — Son unos desvergonzados.
Sí, que un chico y una chica estuvieran solos sin un chaperón y sin ser de la misma familia estaba muy mal visto y para el santurrón de Sabito eso debía ser un acto sinvergüenza.
— Es un asco, él está comprometido con la señorita Koyuki y aun así él y la señorita Kocho — Como siempre Rengoku miraba con mal ojo todo lo que hacía el príncipe.
— El príncipe es un hombre de verdad, nunca haría algo contra la señorita Kocho y ella lo sabe — No pudo evitar defender el honor de sus dos amigos.
— Cierto, ustedes son el asco por hablar de mi Bro así, cuando es él es un hombre de honor — Gyuutaro también alzo su voz en defensa.
— No es muy honorable de su parte — Continuó Sabito sin cambiar de opinión. — ¿Por qué ella una mujer no casada, ira con un hombre también no casado solos por el bosque?
— ¿Entonces es más honorable que vaya sola en un bosque lleno de monstros a limpiar su cabello? — Preguntó Giyuu a ver si le hacía entrar en razón.
— Las mujeres no te deben explicaciones de lo que hacen o no, Urokodaki — Hakuji había regresado de la tienda con la señorita Kocho y ella mantenía su sonrisa con su bolso al hombro — Vamos, Kocho que también quiero dormir pronto. Ha sido una noche asquerosa.
Las palabras del príncipe callaron a todos. Él tenía razón, Kocho no le debía explicaciones a nadie de lo que hacía o dejaba de hacer.
Giyuu solo se levantó cuando terminó de comer para ir a su tienda, Sabito le siguió, pero nadie dijo nada. La tienda del mayor estaba empapada de sangre y compartir una no era tan difícil, Sanemi estaba utilizando la de Iguro solo porque fue la primera que encontró para dormir.
Cerró la entrada de la tienda para que no entrara tanta luz de la mañana y se acostó sin pensarlo mucho, por fin podía acostarse de espalda al piso, la quemadura en su espalda estaba totalmente curada, con una cicatriz, la de su pecho era más pequeña porque Shinobu pudo salvar más piel ahí y junto con la de su cara, ni se notaba que había sido quemado, solo alguien que se le acercara demasiado y se pusiera a examinar su rostro notaria de la pequeñísima cicatriz en su rostro. Supuso que eso se debía a las leyes de ese mundo que no le permitía que su cara fuera dañada de alguna forma y si lo hacía aún se veía bastante bien.
— Ángel...
Sabito iba a empezar a hablar, pero el solo alzo su mirada contra su rostro donde estaba y abrió sus brazos para recibirlo entre ellos. No había pasado ni un segundo de eso cuando el mayor ya le abrazaba con fuerza, como si tuviera miedo de perderlo.
— Estoy bien — Dijo pasando sus dedos por las hebras color melocotón y disfrutando de la frescura que era en ese momento abrazarlo — Ya estoy bien.
Era cierto ya estaba bien.
— Lo estarías más si hubieras aceptado venir a la cacería conmigo — parecía un niño pequeño quejándose de eso, pero le parecía tan tierno que no pudo evitar sonreír.
— Seguro pasaste buen tiempo con Kocho y Shinazugawa.
— Sí, una maravilla — El sarcasmo de su voz le saco una risa pequeña y Sabito se separó un poco del abrazo para estar cara a cara.
Era como un pequeño momento de felicidad después de toda su travesía por el bosque lleno de criaturas que querían matarlo y con dos maniacos que por mucho que fueran sus amigos, había pasado mucha tensión emocional que exploto en el peor momento. Había sido demasiado por un buen rato y la paz y seguridad que sentía en los brazos de su amado le hizo darse cuenta que lo había extrañado más de lo que había pensado y solo habían sido dos días sin él.
— Bueno, seguro mejor que yo — Dijo para llevar su mano a la mejilla del mayor — Tengo buenas noticias para ti, volveré al bordado después de esto — Se lo había planteado seriamente durante toda la noche y unos cuantos pinchazos en las manos no era nada comparado a lo que había pasado.
Una risa suave y un beso en su mejilla calentaron su corazón de una manera abrumadora, tenían meses juntos ya y todavía se sentía como la primera vez amándolo que hacía que se volviera loco.
— Menos mal, porque no ibas a creer que te dejaría volver a participar en una cacería — Dijo contra su mejilla dejando besos por su cara y posiblemente sobre su nueva cicatriz que hacía que se sonrojara bastante — No creo que pueda soportar de nuevo el pensamiento que algo pueda pasarte de nuevo, sentía que me volvía loco toda la noche pensado que estabas en mal estado y mira cómo te he encontrado.
— Mi culpa... Ayer en la noche yo escuche tu voz...
— ¿Qué? — Preguntó el de ojos lavanda confuso por su confesión.
—El hechizo de las sirenas... No parabas de gritar y pedir ayuda, por más que te busque todo estaba oscuro y no te encontraba. — No había lágrimas en sus ojos, pero si estaban llenos de dolor y cansancio — Sé que tú tienes más experiencia y no es tu primera vez aquí, pero... Eso no hace que me preocupe menos... Esas cosas eran aterradoras, todo aquí es aterrador y no puedo evitar querer protegerte también.
El corazón de Sabito se encogió viendo a su querido tan temeroso y preocupado por él, ni siquiera se puedo imaginar el miedo que debió haber sentido. Si hubiera estado en su situación, si él hubiera caído en el hechizo de una sirena y hubiera escuchado la voz de su precioso ángel desesperada y gritando auxilio por él; era un hecho que iba estar igual o peor que el menor. Así que lo abrazo con fuerza tratando de reconfortarlo.
— Ya, todo está bien. No me paso nada y tú fuiste muy valiente, incluso detectaste que estabas bajo el hechizo de una sirena y actuaste correctamente — Dijo para dar un beso cariñoso en su frente — Eres muy valiente, estoy tan orgulloso de ti, incluso salvaste a su alteza real.
— Solo tuvimos suerte, ni siquiera sé que hice para ser sincero, solo estaba desesperado y había sangre...
— Él está bien, salvaste su vida dos veces. Incluso a costa de tu bienestar — Soltó con enojo mirando la pequeña cicatriz en su cara que casi ni se notaba.
— Yo creo que está bien, siempre he pensado que las cicatrices en la cara son bastante guapas — Le dijo para tranquilizarlo.
— Giyuu... — Soltó en un quejido lastimero escondiendo su cara sonrojada en el hombro del menor.
El elfo no pudo evitar sonrojarse también dándose cuenta de lo que había dicho, Sabito tenía una cicatriz en su rostro también. Pero seguro eso explicaba muchas cosas.
— Pero en serio no lo vuelas hacer — Habló el mayor tratando de recobrar su compostura, aunque sus mejillas estaban rojas todavía.
— Es su alteza real, Sabito ¿No todos deberíamos ofrecer nuestra vida por él?
— El Rey tuvo 3 hijos, así que me parece que no hay problema si le pasa algo al primero. Por otro lado, yo tengo un solo esposo y es cuestión de lógica y matemáticas, ángel. No eres para nada reemplazable por más que lo piense — Habló con tanta seriedad sobre el asunto que Giyuu solo le dio un leve golpe.
— Agradece que estoy débil todavía y quiero un abrazo, o si no te enviaría a dormir con los perros de Shinazugawa en este mismo momento — Trato de actuar lo más molesto que pudo, pero no fue mucho en ese momento no podía por más malas que fueran sus palabras.
— Pero Giyuu, si me he portado bien. Ni siquiera he alzado ni un hechizo contra ellos.
— La verdad esta vez si tú nos los golpeas, yo los voy a golpear — Confesó el elfo aun recordando el baño de agua fría — Sabito solo no quiero que tengas problemas con estas personas, eso es todo.
Vio la mirada iluminada del mayor y llena de amor por sus palabras que Giyuu no pudo evitar reír, los dos estaban riendo en voz baja por todo eso. Incluso en ese momento hacia frío por la piel de Sabito que era helada, pero aun así Giyuu se sentía que estaba más cálido que al lado de cualquier fogata. Por lo tanto, encontrar sueño no le fue difícil, tenía que descansar, después de todo todavía quedaba el camino de regreso.
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Banda ya vamos terminando el arco de la caceria, la verdad fue más largo de lo que pense porque otra vez cambie cosas. Si cambio cosas la verdad, pero siento que asi esta mejor aunque hubo cosas que no inclui, se supone que no habia tanto drama en este arco y era más alegre. Pero si pensaba bien las cosas no podian pasar así.
Quedan como dos o tres arcos más, el siguente que si es largo y los otros dos que se que son más cortos para dar puente al gran punto de cambio de todo en esta historia y entrar al final. Nos vemos en otro capitulo, aun nos queda fic por un largo rato, lo lamento por hacerlo tan largo.
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