Capítulo Treinta y Uno.
¿Cómo alejarme de ti si estas tan lejos? - Ricardo A.
Observar su fotografía fue un viaje en el pasado, es tener la esperanza frente a mí y con ganas de buscarme. No he parado de llorar pero esta vez, todas y cada una de las lágrimas son por felicidad, por poder vivir algo bueno a su lado. Mis manos, mi cuerpo entero no ha dejado de temblar y me siento hasta mareada por la fuerza del momento.
Intento responder, he sentido hasta la duda de que no sea él ¿Cómo puedo saber si esa fotografía no es antes de que muriera? ¿Cómo saber si no es una trampa? Entro en desespera mientras la cantidad de interrogantes llenan mi mente. No sé qué hacer, qué escribir y estoy paralizada.
Analicé todas las posibilidades de que fuese él realmente y era casi imposible, Alex lo vio morir cuando uno de los guardias le disparo en el pecho. Necesito una prueba lo suficientemente veraz para creer en sus palabras, para confiar.
Empecé a escribir alguna respuesta con varias interrogantes, no le daría la dirección así como así. Podía ser algún personal del Dragón que quiere hacerme daño, no puedo actuar con estupidez.
Los pies en la tierra, Alicia.
Respóndeme ¿cómo sobreviviste de un disparo en el pecho? ¿Cómo es qué saliste de ahí si explotó pocos minutos después de que te abandonaron? Lo lamento no puedo creerte sin una prueba donde no quede duda que eres tú quien escribe y no un guardia de Dragón.
Me costó enviarlo, lo leí varias veces, borraba y volvía a escribir con nervios. Seque mis ojos, los cuales me pesaban por el cansancio y lo que estaba ocurriendo. Después de darle click a enviar, me quedé observando la pantalla de la laptop como una zombie. Yo deseaba una respuesta de ya para ya pero no fue así y me desvele sin respuesta.
Mis ojeras llegaban al piso y se arrastraban conmigo al baño para asearme un poco. Sentía un horrible vacío en el pecho como si lo hubiese perdido de nuevo, quizás le cuesta conectarse a Internet o no sé, en esas horas de espera infinita me creé cantidad de teorías que podía anotar y hacer un libro conspirativo.
Pensé en decirle a Alex, la emoción e incertidumbre era tanta que necesitaba decírselo a alguien o explotaría como fosforito. Pero tenía miedo, no confiaba en él con totalidad porque aunque no fue quien le disparó para asesinarlo si lo hirió antes, y aunque le pedí que me ayudara a escapar no lo hizo.
Salí del baño para regresar a la cama en busca de la laptop, esperando alguna respuesta, una señal, esto era desesperante y sentía una extraña sensación que no me gustaba en lo absoluto. Estar a la espera de algo de lo que no estas seguro es lo peor del mundo.
Actualizaba la página a cada momento como una loca sin pensar en nada más. No podía concentrarme y el mundo a mi alrededor había desaparecido. Necesitaba un respiro, mi estómago pedía alimento y decidí ir a buscar comida.
Me coloqué un abrigo porque el frío fuera de la habitación me hacía castañear los dientes, siempre me ha gustado el frío pero no a este punto tan insoportable, moría por regresar a mi pueblo. La ventana de la sala estaba completamente abierta y Alex se encontraba ahí observando hacia la calle.
Estaba ensimismado en sus pensamientos e ignoró mi presencia, no se inmutó por los sonidos de mis pies al chocar con la madera del piso. Vestía simplemente un mono y seguía sin entender como soportaba el frío, tal parece que en cualquier lugar él andaría sin camisa.
Así estemos bajo cero dentro de un iglu me lo puedo imaginar muy relajado sin camisa. Un deseo inmenso de contarle que posiblemente Mac estuviese vivo me invadieron con fuerza y me detuve unos minutos sopesando los pros y los contra pero al final decidí que no.
Pasé de largo para llegar a la cocina y encontrar uno de los desayunos favoritos de Alex; empanadas. Mi estómago rugió en aprobación y me senté a engullir como un animal, como si el mundo se fuese acabar mañana.
— Tenías mucha hambre — escuché su voz detrás de mí y me tense unos segundos dejando mi empanadita de pollo a un lado. Caminó hasta sentarse frente a mí, me observó por un instante que me pareció infinito y mi estómago se cerró como un grifo.
Sus ojos verdes aceituna me estudiaban como si esperara que le dijera algo, por un momento me creí descubierta y empecé a temblar asustada pero en mi rostro intenté no reflejar nada. No podía ser, era imposible que lo supiera.
— ¿Qué quieres? — mencioné para darle otro mordisco a mi deliciosa comida. Tenía que distraerme, quizás estoy delirando y no sabe nada, tengo que controlarme.
— Estaba pensando, analizando lo que sucedió anoche — habló de forma seductora mientras no evité fruncir el ceño en confusión ¿qué sucedió anoche? Mac me respondió anoche. La cena fue un desastre sin importancia ¿qué sucedió?
— ¿De qué hablas? — terminé de comer para limpiar mis labios con una servilleta mientras él tamboreaba sus dedos en la mesa ¿nervioso? ¿Por qué está nervioso?
— Lo del beso, al final... — vi como se irritaba por mi poco entendimiento y en ese entonces entendí. Claro, hay que seguir el plan como si estuviésemos intentando algo. Yo no tengo cabeza para esto.
Ya quería encerrarme en mi habitación y seguir esperando la respuesta de Mac ¿y si esta conectado? ¿Si espera mi respuesta? Yo aquí perdiendo el tiempo.
— Bueno fue... extraño — me levanté para largarme, quizás luego podamos seguir fingiendo pero ahorita no puedo. El tiempo es oro, y el oro en este momento es mi libertad.
Al ver que me iba me tomó del brazo con rapidez para levantarse, respiré hondo para no soltarme, no podía tratarlo mal y eso me estaba consumiendo. Me jaló para acercarme a su cuerpo dejándome contra la mesa, odiaba sentirme acorralada.
— ¿Extraño? ¿Qué significa? — sus palabras se arrastraban y yo podía sentir su rabia por encima de la seducción que quería demostrar. Me observaba fijamente a centímetros de distancia, podía embriagarme en su aroma, podía hipnotizarme con sus ojos y lo caliente de su cuerpo pero lo único que quería era huir, no pensaba en otra cosa más que hablar con Mac, verlo.
Alex había pasado a segundo plano y su cercanía no me estaba afectando, bueno no en su mayoría. No estaba muerta ¿okey? Este hombre era enigmático y era imposible que mis hormonas no se alborotaran con su presencia pero mis sentimientos eran otros.
— Pues... no lo sé ¿podemos hablarlo después? — esquive su mirada, tampoco quería un beso justo ahora. Sus ojos se entrecerraron, tomó mi barbilla con su mano para conectar de nuevo nuestras miradas.
— ¿Qué pasa? — susurró tan bajo que solo nosotros podíamos escuchar, su aliento chocó con mis labios y encendió el peligroso deseo de rozar los suyos, el cual estaba evitando. Ahora más que nunca debo ignorar esos deseos.
Me quedé en silencio, tenía que inventar una excusa perfecta para no levantar sospechas. Mis manos picaban para empujarlo y huir, me estaba sacando de mis cabales, su presencia me irritaba en este momento.
— Nada, quiero ir a ver un capítulo estreno de mi serie favorita — es lo primero que llegó a mi mente, no esta mal, puede funcionar. Sus labios se ensancharon para mostrar una sonrisa cautivadora.
— ¿Cómo se llama? — me quedé observando sus labios rosados más tiempo de lo que debía. Mis pensamientos iban hacia otro lado y no podía permitirlo.
— ¿Qué cosa? — pregunté sin analizar en las palabras y su mano derecha empezó a rozar mi cuello para ir ascendiendo hacia mi labio inferior. Me estaba provocando y lo odiaba por eso.
— La serie, de eso estamos hablando — acercó su rostro y por unos segundos creí que me besaría hasta que volteó mi cara y dejó un pequeño beso en mi mejilla, el cual hizo que todo mi cuerpo temblara y una corriente recorriera mis venas desde ese punto hasta los pies.
— Desconocidos — mencioné con la voz entrecortada para luego llevar mis manos a su pecho y empujarlo lo suficiente para alejarlo de mí — ya va a salir y tengo que verlo.
— Claro... — en su voz sentí como desconfiaba de mis palabras pero me daba igual — Quiero verlo contigo.
Se alejó unos pasos suficientes para darme espacio y poder respirar, pero el saber que Alex quería ver algo que era mentira me aterraba, el aire le costaba llegar a mis pulmones y creí que desmayaría ¿ahora qué voy a hacer?
Vamos piensa rápido, tu puedes. Usa la mentecita que tienes y di cualquier cosa.
— Eh.. no — me observó por unos segundos con sus ojos entrecerrados sopesando mis palabras. Yo estaba guindando en una fina cuerda a punto de romperse, mi cordura estaba a punto de perderse — la verdad es que después de lo de ayer quisiera un poco de espacio para digerirlo y pensar en eso con la mente fría.
Sabía que eso no se lo iba a tragar pero también que me dejaría ir en paz porque le irritaba mi presencia y para él mejor. Asintió serio y se dio la vuelta para dejarme ahí en medio de la cocina sin decir alguna respuesta, si estaba o no de acuerdo.
— Como siempre un idiota — pensé en voz alta y caminé hacia mi habitación como si de un rayo se tratara. Corrí prácticamente y cerré la puerta con seguro.
Me tiré en la cama y abrí la laptop con rapidez, la prendí y busqué la página como si mi vida dependiera del tiempo que tardo en entrar. Fui directo a la mensajería con el corazón en la boca y la cantidad de cosas que pasaban por mi mente era una locura. Tanto buenas como malas, todas llegaban en multitud para hacerme perder la paciencia.
Al abrir inevitablemente sonreí y mis ojos empezaron a rasgarse, tres mensajes esperaban por mí y me sentía la mujer más feliz del mundo. Sus palabras llegaron a mi corazón de forma instantánea para acariciarlo, curarlo como un bálsamo.
Entiendo que sea algo irreal, pero todo tiene una explicación. La verdad es que para mí fue un milagro. El disparo que me dio el guardia de tu padre fue detenido por el chaleco antibalas que estaba usando debajo de la camisa. Me hice pasar por muerto para que no volvieran a dispararme, después que los vi salir a todos me levanté como pude hasta llegar a las escaleras del sótano, me asomé por la puerta y en ese momento me di cuenta que querían explotar el lugar. Al verlos salir de la casa corrí lo más rápido que pude hacia el patio trasero pero a pesar de mi rapidez la explosión llegó a tumbarme de lo potente que había sido dejándome inconsciente.
Cuando desperté seguía tirado en el suelo y todo a mi alrededor ardía en llamas, no sé cuánto tiempo pasé sin consciencia pero en esos minutos creí que no iba a poder huir. Entonces pensé en ti y las ganas de luchar por salir vivo se acrecentaron, busqué la piscina y me lancé a ella. No sé cuánto pasó hasta que mi banda vino a rescatarme, me curaron las heridas y me mantuvieron cautivo por seguridad.
Tu padre cree que estoy muerto y así debe seguir siendo para todos, Alicia. Aunque sea hasta que pueda sacarte de ahí y nos vayamos lejos. El Dragón sigue desconociendo quién era el infiltrado y yo no delate a tu... compañero. No lo hice por ti, porque te amo y sé que es importante para ti. No sé como hacer que me creas, puedo relatarte el primer día que nos conocimos y nuestro primer beso contra la pared, eras la mujer más hermosa de esa discoteca aunque no estabas vestida para la ocasión. Te extraño preciosa.
Fue algo increíble, los sentimientos estaban a flor de piel y sentía como si me lo estuviese contando todo cara a cara. No evité llorar, si era él, no tenía dudas y estaba vivo, luchó por su vida por mí, pensó en nosotros en ese momento tan peligroso. Moría por abrazarlo, besarlo, simplemente verlo era más que suficiente, saber que está bien, completo. Ver que sus heridas curaron todas.
Le respondí rápidamente viendo que seguía activo. Estaba ahí y debía aprovechar para hablar mejor, ponernos de acuerdo. No sabía si íbamos a volver a hablar, Alex podía descubrirme y no sabría como iba a tomarlo.
¿Estas? Te creo, creo todo lo que dices y me emociona saber que sobreviviste, muero por verte, abrazarte, besarte, verte bien. No puedo dejar de pensarte y quiero pasar mis días a tu lado, felices cumpliendo nuestros sueños. No sé dónde me encuentro pero prometo que pronto lo descubriré y te lo enviaré por aquí. Te lo haré llegar de alguna manera. Yo también te extraño, Mac.
Visto 12:15 pm.
Ya era medio día, que rápido pasó la mañana, aparece que esta escribiendo y mi corazón se acelera a tal punto que creo me dará un infarto en cualquier momento. Sonrio como una tonta y coloco las manos en mis mejillas para sentirlas hirviendo. Le quiero.
Me responde y casi salto de la cama, estas sensaciones son tan abrumadoras y desconocidas para mí pero me encantan.
Si, que bueno que puedas creer en mis palabras amor.
Eres todo en mi vida, lo mejor que he conocido y quiero
hacerte feliz, claro que lo seremos. Solo necesito la dire-
cción del lugar donde te tienen y que me des tiempo
para crear el plan perfecto para rescatarte, veras que
todo saldrá bien para ambos princesa.
Pronto tendré la dirección, lo prometo. Por cierto, gracias
por no delatar a Alex, él no tiene la culpa sino mi padre, solo
recibía órdenes. En ese plan ¿habrá heridos, muertos?
Visto 12:21 pm.
Haré todo lo posible para que nadie salga lastimado.
Yo no confio en él, no me gusta como te mira ¿le gustas?
¿Estaba celoso? Eso me dio un ataque de risas, imposible lo que pudiera estar pasando por su mente. Alex tiene su enamorada y la maldición le prohíbe sentir algo si es que pudiera sentirlo.
No estés celoso, él está encerrado en contra de su voluntad
y todo lo que hace es porque está amenazado por Nicolas pero
Alex tiene a su enamorada esperando por él. No tienes que pre-
ocuparte, mi corazón te pertenece.
Visto 12:24 pm.
Pensé en el beso que nos habíamos dado y un sentimiento de culpa me invadió, no quería decirle, tenía miedo de decepcionarlo y perderlo por ese suceso. No podía ni imaginar si llegase a descubrir lo que Nicolas nos obligaba a hacer pero peor es decirle que ese beso lo había disfrutado mientras lo creía muerto. Eso me quema por dentro, me destruye y tengo que respirar profundo para no desmoronarme.
La verdad es que si sentí celos pero si me dices
que no debo que preocuparme, todo esta bien.
Tengo que irme antes de que me descubran,
te amo mucho, Ali. Pronto vuelvo a conectar-
me y espero la dirección de tu nuevo hogar.
No te preocupes, cuídate mucho y espero pronto
volver a verte, muero por eso. Te quiero, Mac.
La tendré, es una promesa.
Visto 12:30 pm.
Después de eso se desconectó y me quedé observando la conversación todavía sin creer lo que había sucedido. Una y otra vez para guardar sus palabras en mis recuerdos, lo extrañaba demasiado y hablar a través de una máquina no me era suficiente, lo quería a mi lado, siempre.
Cerré la laptop después de unos minutos, tantas emociones envueltas me habían agotado. No dormí nada la noche anterior y el cuerpo me estaba exigiendo dormir aunque fuese de día. Muy rara vez dormía por las tardes como algunos acostumbran a hacer, a mi no me gustaba. Esta vez tendrá que ser uno de esos días.
Me acosté boca arriba y en cuestión de segundos perdí la consciencia de todo, caí rendida en los brazos de morfeo.
No sé cuánto tiempo descansé pero el sueño y agotamiento habían desaparecido como por arte de magia. Abrí mis ojos adaptándome a la leve oscuridad de la habitación, rápidamente la conversación de Mac volvió a mi mente y me sentí emocionada, ansiosa y con ganas de verlo pronto. No quería esperar.
Nunca he creído en el destino, que un hilo rojo indestructible une a una persona con otra por el resto de sus días, tu media naranja o lo que sea. Me parece absurdo, ilógico, en mi caso resultaba imposible. Pero con Mac lo creo todo, es un milagro que haya sobrevivido, que nos hayamos encontrado y podamos seguir nuestro plan, como si eso tuviese que suceder si o si, como si alguien escribiera nuestras vidas y se divirtiera haciéndonos sufrir para luego darnos la felicidad que tanto esperamos, por la cual luchamos. Hay quienes no lo logran, pero en mi caso tengo la gran esperanza de llegar a vivirla.
Mi estómago exigió ser alimentado y me causa risa que lo único que me motivaba a levantarme de la cama para enfrentar a Alex fuese la comida, su comida. No lo niego, hace cosas exquisitas y no se queja nunca de ser él quien se encargue de cocinar la mayoría de las veces.
Fui al baño para darme una ducha y luego me coloqué algo cómodo super abrigado, un conjunto rosado opaco, peine mi cabello que seguía corto y sin forma. Tengo que ponerme un día a arreglar ese desastre de pelo, algo tengo que hacer. Sin embargo, hoy no será.
Me dirigí a la sala para llegar a la cocina y me encuentro con la cena. Veo el reloj de la pared, 07:12 pm. Dormí siete horas, que locura, por eso es que mi estómago me quiere comer viva, no es para menos.
Tomo el plato y me siento en la mesa para empezar a disgustar de la deliciosa comida mientras con la mirada busco al creador, no está por ningún lado, se encuentra en su habitación. Que bueno, pensé. Pero así como la paz comienza así terminó al verlo cruzar la sala para ir al ventanal, abriéndolo de par en par haciendo que me estremezca por la brisa que se cuela por todo el lugar.
La irritación de su existencia se hace presente en mi sistema arruinando mi cena, terminé de comer como pude y lave el plato para ir de nuevo a mi lugar seguro antes de que note mi presencia.
Camino rápido pero en silencio aprovechando que él está de espaldas viendo la buena vista que da la ciudad de noche. Entonces pensé; quizás Alex sabe nuestra dirección o puede descubrirla más rápido que yo, debería persuadirlo, sacarle información. Es el único al que puedo acudir, no puedo estar huyendo.
Devolví el camino y me dirigí a su encuentro, empecé a ponerme nerviosa maquinando lo qué le diría y cómo lo haría, la verdad es que me estaba aventurando sin una estrategia, con la mente en blanco. Estaba loca.
Me coloqué a su lado pero ni se inmutó ignorándome, se veía impresionante con el reflejo de la luna en sus facciones, sus ojos brillaban aunque estaban rojos, había llorado de nuevo y eso me partía el alma, me hacía sentir miserable por no poder ayudarlo. Esta vez si estaba usando un abrigo negro y le quedaba perfecto. Lo odiaba por verse tan bien con cualquier cosa.
Desvíe mi vista a la luna y el cielo en general, las estrellas se veían preciosas alumbrando todo el lugar ¿Mac estará viendo la luna en este momento? ¿Qué estará haciendo? Una opresión en el pecho se hizo presente pero la ignoré, tenía que concentrarme en sacarle información a Alex.
— ¿Qué escondes? — lo escuché decir a mi lado y empecé a perder el control. Mi mente decía alerta, alerta — Ten cuidado con lo que sea que estés haciendo, que no nos vaya a perjudicar a ambos.
— No sé de qué hablas — asintió con un semblante inescrutable, serio. Hermoso.
— Bien, pajarito — él sabía que estaba ocultando algo pero no quería indagar más de la cuenta. Alex quería que yo decidiera contárselo y eso lo agradecí. Pensé en contarle todo pero, como ya varias veces, me contuve.
Nos quedamos observando el paisaje y respirando el aire fresco mientras que el silencio calmaba nuestras almas, un intento de paz.
— ¿Dónde crees qué estamos? — solté de pronto como si fuese una pregunta cualquiera y no una que me dará pase a la libertad.
— La ciudad se llama Hatwer, según vi en uno de los avisos cuando fuimos a la cita — mencionó como si nada y mi corazón se aceleró de felicidad, así como si nada me había dado la respuesta que creí difícil. No sabía el edificio pero algo es algo.
— Nicolas la descubría distinto, más alegre, aunque quizás solo estamos viendo la parte oscura de la ciudad — analicé queriendo distraer la pregunta como cualquier cosa. Él se encogió de hombros en silencio.
Los minutos se volvieron horas y seguíamos parados frente al ventanal contemplando la noche, con cada hora la luna y las estrellas se acentuaban más, brillaban con más fuerza, algo maravilloso.
Cuando volteo para decirle algún dato curioso, lo encuentro observándome fijamente, no sé por qué ni por cuánto tiempo. Mis mejillas se timbraron en cuanto se unieron nuestras miradas y el frío empezó a sentirse con más intensidad, mi cuerpo se congeló en cuestión de segundos. Realmente creí que desviaría su vista a otro lado, como las personas hacen cuando los cachan pero no le importó.
Me tomó del brazo para cortar la distancia entre los dos, distancia que me agradaba pero ahora me sentía aterrorizada, sabía lo que iba a ocurrir y no sabía a ciencia cierta si quería detenerlo. Los dos estábamos sensibles, extrañábamos cada quién a alguien y la noche nos hacía recordarlos con nostalgia.
— Pajarito — susurró a milímetros de mis labios. Yo no sabía si esto era fingido o real, me fui por lo primero. Aunque su mirada demostrara un deseo intenso y puro, malicioso.
Con su otra mano tomó mi cuello y estampó sus labios como si estuviese hambriento de días y solo así podría saciarse.
Volvíamos a lo mismo de la otra noche, esto no era correcto, coloqué mis manos en su pecho para empujarlo pero entonces perdí la razón y cualquier lógica cuando mordió mis labios haciendo que abriera la boca dándole paso a su lengua y, de esa manera, el beso se profundizó, volviéndose imposible de controlar, ya no pensaba.
Me perdí.
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Alicia consiguió la dirección, eso significa que el plan de Mac para rescatarla está pronto en comenzar.
En el próximo veremos las cosas desde la perspectiva de Alex y habrán descubrimientos bastante importantes.
No les voy a mentir yo también amo a Mac ¿pero cómo no? Si es perfecto.
Dentro de poco las cosas darán un giro bastante loco y espero estén preparados corazones.
No olviden regalarme sus estrellistas y comentar sus teorías conspirativas que me encantan. Besos infinitos.
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