Capítulo final - El encuentro de dos mundos

Todos los duendes encabezados por el viejo druida se pusieron a revertir todos los hechizos maléficos que el Señor Cuervo había creado. Primero disiparon la tormenta y acto seguido se fueron al valle dónde está la aldea.

Las pequeñas hablaban con Tiana como si fuera una hermana más, el farol mágico las seguía ahora acompañado de otro igual. A veces estos se ponían a jugar en el aire y a las pequeñas les causaba gracia.

Cuando llegaron a la aldea se encontraron con una sorpresa, los aldeanos habían vuelto, los padres de Galani y Liana las estaban buscando desesperadamente.

El primer paso para acercarse a ellos lo quiso dar el viejo druida, pero el duende papá de Tiana que estaba juntos con las pequeñas le tiró de la túnica para detenerlo. El viejo druida lo miró fijamente y con una leve sonrisa asentó con la cabeza.

El duende con su señora, Galani, Liana y Tiana se acercaron lentamente a la multitud que buscaban desesperadamente a las niñas.

El primero en divisar entre la niebla tóxica a unas siluetas fue Alexander, el papá de las pequeñas.

El viejo druida con la ayuda de los demás duendes disiparon la niebla tóxica y le devolvieron la vida a esa tierra maldita.

Los aldeanos quedaron sorprendidos y a la vez asustados, no entendían lo que estaba pasando. Las plantas comenzaron a brotar nuevamente con su verde característico y todas las plantaciones volvieron a cobrar vida.

Los papás de las niñas corrieron hacia donde estaban ellas, y las pequeñas hicieron lo mismo.

El duende le pidió a su señora y a Tiana que se quedaran un paso atrás.

- Un placer conocerlos, ya nos conocemos por cartas y sus ricos panes de maíz. - Dijo el duende agachando levemente su cabeza.

Alexander baja una rodilla al suelo para quedar a la altura del duende y le dice

- Es un placer para nosotros al fin conocerlo, gracias por cuidar de nuestras hijas todo este tiempo. Y gracias a ustedes por volver a darle vida a nuestra aldea. - Decía Alexander mientras miraba al viejo druida y a todos los demás.

Con un fuerte abrazo, estrecharon un vínculo muy fuerte que los uniría como pueblos. Esa noche prepararon una fiesta con un delicioso banquete. Que obviamente no podía faltar el estofado del duende.

Juntos juraron proteger ese hermoso lugar y al gran bosque mágico. Las pequeñas Galani y Liana fueron nombradas protectoras del bosque y enseñarían a futuras generaciones a usar magia, naciendo así los primeros magos humanos.

Tiana fue nombrada princesa de los duendes y juntas con Galani y Liana vivirían aventuras que quedarán para otra historia.

Y colorín colorado, este cuento por acá se acabado.

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