Capítulo 3: El ataque de los Oscuros

(De vuelta, en el reino de los dragones...)

(En el templo del dragón...)

Drago y Aurora estaban practicando con una pelota para su próximo entrenamiento de Skyball. Solo esperaban a sus padres para estar listos y reunirse con sus demás amigos Skylanders en la ciudad.

"Papá y mamá ya se han demorado mucho" dijo Aurora un tanto aburrida, "¿Qué estará pasando?"

"No lo sé, pero he notado a papá un tanto preocupado" mencionó Drago, "No sé lo que le pasa"

Al instante, Edel apareció detrás de la puerta acompañada no por Jhonny, sino por Thorr.

"Drago, Aurora... ¿listos para ir a la ciudad?" preguntó Edel.

"Sí, mamá..." dijo Drago, "Pero, ¿y papá?"

"Bueno... hay un problema con él... está en la cámara de meditación"

La cámara de meditación era una nueva habitación contigua a la cámara de gemas espirituales. Los guardianes la utilizaban esencialmente para entrenarse mentalmente y despejar algunas dudas.

"¿En la cámara de meditación?" preguntó Drago algo indignado porque no este con ellos, "¿Se va a poner a meditar? ¡Nos prometió ir juntos!"

Drago corrió y salió por la puerta por la que habían salido Edel y Thorr.

"¡Drago!" gritó Edel.

"Yo lo traigo, mamá" dijo Aurora y se fue tras su hermano.

Drago había llegado a la puerta de la cámara de meditación y exhaló fuego para abrirla, pero este fue bloqueado por una exhalación de hielo procedente de Aurora.

"A pesar de que entres allí, sabes que no reaccionará" le dijo su hermana, "Cuando un dragón entra en meditación no se moverá hasta que haya encontrado su concentración"

"Ah... sí, lo había olvidado. Pero, ¿por qué tiene que hacerlo justo ahora?" preguntó Drago.

"Tu mismo dijiste que estaba preocupado por algo. Quizá debemos darle un tiempo hasta que todo vuelva a ser como antes"

"Esta bien... vamos. Solo espero que no sea nada malo para él..."

(1 Hora Después...) (En la ciudad...)

Era un día normal en Warfang, y los dragones salían a colaborar con los topos en los deberes habituales: había trabajos de mensajes con cartas, otros a embellecer la ciudad, otros topos ayudaban a dragones de fuego a forjar herramientas y algunas armaduras (sin embargo, ya no había necesidad de las armas, pues ahora reinaba la paz).

Sobre el cielo de la ciudad, Nina estaba compitiendo en contra de su primo.

"Oye, eres muy lento tortuga" se rió Nina.

"No me compares con una tortuga, solo te estoy dando ventaja por ser mi prima" respondió Ash.

"¿De verdad? ¿Las otras 29 veces anteriores también me diste ventaja?

"Bueno yo..."

"¡Eh chicos!" gritó Flint, que venía acompañado de Drago, Aurora y Rayla, "Ya estamos todos juntos"

"Muy bien, al juego" declaró Nina.

En la ciudad, habían construido un pequeño campo parecido al que tenían cerca del templo del dragón. Algunos jóvenes dragones también iban a practicar ya que era un juego muy novedoso y educativo. En el campo Spyro y Cynder estaban hablando con Edel.

"Um..." dijo Spyro pensativo, "De modo que Jhonny también tiene esa preocupación y por eso necesitaba despejar las dudas"

"Me dijo que nos adelantáramos, que el iría en cuanto termine su meditación" dijo Edel.

"Bueno, el tiene sus asuntos..." empezó Cynder, pero al notar que Nina y los demás jóvenes llegaron, se calló inmediatamente.

"Ya llegamos mamá..." dijo Nina, "¿El campo está listo para nosotros?"

"En realidad, aún hay un par de dragones jugando en..." empezó a decir Edel, pero de repente, una fría frisa les hizo temblar a todos.

"Esta sensación..." pensó Edel y luego vio al cielo.

El día era un día claramente despejado, pero ahora estaban volviéndose excesivamente nublado. Y eso no era lo peor: las blancas nubes se convertían en negras y el cielo también se oscurecía, como en un eclipse. Luego, empezaron a oírse rayos.

"Maná oscura..." musitó Cynder, quien conocía perfectamente la oscuridad.

Todos los dragones de la ciudad también estaban muy preocupados, y los más pequeños se ocultaban detrás de sus padres o en sus casas. En el cielo, bajaba lentamente una capa de nubes negras y, una vez despejadas, apareció un dragón negro.

A diferencia de Cynder, este dragón negro era mucho más robusto, tenía marcas de símbolos extraños en las membranas de sus alas. Además, su cuerpo estaba rodeado por cadenas negras que lo marcaban como una "X".

Muchas voces de los dragones murmuraron en la ciudad, como: "¿Quién es ese?", "¿Un dragón oscuro?", y la peor de todas que causaba más miedo era: "¿Es Malefor?". 

Por supuesto que para Spyro y Cynder la respuesta era "no", ellos habían visto a Malefor en persona, pero había algo en él como si fuera una parte del mismo maestro oscuro.

Con un movimiento de su garra, el dragón oscuro ordenó a su ejército de gárgolas atacar. Y, en menos de un instante, se desató el caos: dragones y gárgolas empezaron a luchar en cada esquina de la ciudad y en el cielo de la misma.

"¡Vamos!" gritó Nina a sus compañeros, y se unieron a la lucha.

Drago exhaló una ráfaga de fuego que incineró a media docena de gárgolas. Nina utilizó su poder de sombra para esquivar y sorprender a las desprevenidas criaturas y atacarlas mientras era respaldada por Ash. Aurora y Flint lucharon juntos con hielo y tierra combinados apoyados por Rayla que electrizaba a una cantidad enorme de gárgolas.

Se supone que no sería ningún problema para una ciudad entera de dragones, pero había algo extraño mientras los dragones más grandes aplastaban y acababan con el ejercito: parecían no tener fin.

"¡Nina, cuidado!" gritó Drago.

Nina estuvo a punto de ser atacada por una de las gárgolas que le había tomado de sorpresa, pero Spyro apareció justo a tiempo y la rechazó con un fuerte golpe de cola. A continuación, exhaló una gran cantidad de fuego y derribó a por lo menos quince o veinte gárgolas.

"Nina, ¿te encuentras bien?" preguntó Spyro.

"Sí, gracias papá"

Esta vez, Spyro se distrajo un poco y no notó un súbito ataque de otra criatura: un Wyvern. Esta vez, fue salvado por Cynder, quien utilizó un grito tan fuerte que le rechazó con facilidad.

"Yo los cuido a ambos..." se burló ella.

"Spyro, parece que van aumentando en número" dijo Ray con dificultad mientras electrizaba a un grupo de Wyverns.

"No podremos acabar con tantos..." dijo Nina al ver la cantidad de enemigos que habían llegado en una segunda oleada.

Spyro tenía que pensar rápido: ¿cómo librarse de todos ellos? Y entonces, tuvo una idea: el dragón negro que les comandaba.

"Ustedes quédense aquí y protejan la ciudad" dijo finalmente, "Yo lo detendré"

"Ten cuidado, Spyro" le pidió Cynder, "Él no es un dragón ordinario"

Spyro asintió antes de tomar vuelo en dirección al dragón. Sin embargo, antes de llegar, se vio rodeado en el aire por un buen número de Wyverns.

Spyro se pudo a la defensiva, pero ocurrió algo que no se esperaba: una de las cadenas del dragón negro atacó con ferocidad y derribó a varios de sus aliados y, por un centímetro, Spyro solo resultó herido con un rasguño.

"¿Te gustó, dragón?" se burló el enemigo.

"Atacaste también a los tuyos..." dijo Spyro.

"¿Esos? Bah, no eran más que basura, tengo otra caza aún mejor..."

"¿Caza? ¿De qué hablas?"

El desconocido solo se rió mientras decía:

"Mi nombre actual es Rea y, digamos que... soy un fanático de especies raras, y un dragón es la más rara de todas..."

Spyro entendió a qué se refería, pero algo no encajaba:

"Pero, ¡tú también eres un dragón!"

Las cadenas que le rodeaban el cuerpo se desprendieron.

"¿Será verdad?" dijo antes de atacar.

Inmediatamente, las cadenas se alargaron tan rápido que Spyro tuvo que moverse antes de que lo atraparan. Justo cuando pareció haberlo logrado, las cadenas giraron rápidamente y se lanzaron de vuelta, obligándolo a moverse de nuevo.

A penas Spyro esquivó el ataque, pasó a la ofensiva: lanzando una bocanada de fuego, atacó a Rea. Sin embargo, las cadenas inmediatamente le protegieron. Cuando se dispuso a lanzar un segundo ataque, sintió un apretón en su pata: la cadena lo había atrapado. Ates de que pudiera exhalar algo más, le cerraron la boca y las cadenas lanzaron un fuerte toque eléctrico que lo paralizó. Además, poco a poco, sentía como le extraían maná.

"¡Mi premio del día! Me llevaré el cuerpo de vuelta a casa, después de que Malefor lo deje seco..."

"¿Malefor?" pensó Spyro al escuchar eso, pues estaba amordazado.

Rea lanzó otro ataque con su cadena, y Spyro tuvo que cerrar los ojos por el ataque. Sin embargo, el golpe no llegó y tuvo que abrir los ojos; la cadena negra estaba siendo retenida y un dragón se interponía entre el arma y su presa: Jhonny.

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