CAPÍTULO 54 : EL MISTERIO DE LUMINEX


André cayó al suelo gritando de dolor, una espada le había desgarrado la espalda con un corte profundo, que sangraba mucho, había sido Ragnarog el que le había herido:

-Maldito, me has traicionado.-gemía André.

-No, yo no te he traicionado, veo que no te has enterado de nada, has sido víctima de mi plan, necio.- le corrigió Ragnarog.

El guerrero le cortó las cuerdas a Kakarot:

-Perdona por haberte atado, pero necesitaba hacerlo para colocarme detrás de él sin levantar sospechas, así he podido quitarle sus poderes.-explicó Ragnarog.-Bueno, ya va siendo hora que sepáis la verdad, André ni siquiera te has dado cuenta cuando dije Scina Taus Minitex. ¿Tú lo sabes verdad?-preguntó mirando al niño.

-Claro, significa la luz se ha refugiado en la sombra, lo supe en cuando me ataste, lo entendí todo.-contestó el niño.

-Sí, pero es más que eso, es una contraseña para que los guardianes supieran que el plan estaba funcionando, por eso me tacaban antes que lo dijera. Dame tu espada elemental niño, vais a ver toda la verdad.

El niño se la dio y éste la cogió con las dos manos. De repente la espada brilló con mucha intensidad y tras una explosión alrededor del guerrero, cuando esta se fue un rayo se elevó hacia el cielo y luego se dispersó en cuatro luces: azul, verde, rojo y marrón.

Entonces el niño miró a Ragnarog pero se sorprendió, no era el mismo. En su espalda llevaba unas grandes alas amarillentas, era más alto e iba vestido con ropas amarillas, además la cara le había cambiado, era totalmente moreno y con ojos marrones, la nariz era más pequeña y el pelo corto.

-Luminex-exclamó André.

-Así es, te contaré la historia, pero antes-dijo Luminex-te mantendré atado con mi técnica para que no huyas.

Entonces Luminex hizo varios sellos y luego gritó:

-Rombo de luz.

Una especie de rombo tridimensional atrapó a André y lo elevó por encima del suelo, ya no se podía mover.

-Todo empezó en la batalla de hace más o menos unos cinco años y medio terrestres-empezó a hablar el guerrero de la luz-cuando te tenía atrapado en tu castillo con mi espada en tu cuello y lanzaste tu ataque ahí activaste mi plan, no podía matarte, ya que eras casi invencible, preparé un plan de emergencia por si acaso, y me sirvió cuando lanzaste esa técnica que pensabas lanzar a Kakarot y me distes a mí junto con Ragnarog pero no viste que hice mi técnica, me mataste aparentemente pero mi técnica me permitía conservar el alma y como le distes a Ragnarog, tu robaalmas me metí en su cuerpo, pero mi espada perdió su poder.

Entonces los guardiane huyeron.

-Pero el traspaso me hizo mucho daño, ya que me transmití a un cuerpo oscuro, me produjo muchas heridas pero conseguí llegar a Tauri, con mucho esfuerzo, para encontrar a mi descendiente por las dos partes. Los habitantes me curaron y fui a buscarle, su abuelo lo comprendió todo al escucharme hablar. Entonces comenzamos nuestra aventura.

-Entonces mi abuelo lo sabía todo, y todos los guardianes ¿no? El único que no lo sabía era yo.-razonó el niño.

-Así es, en realidad ese era mi plan, darte mi poder para que pudieras devolverme mis poderes ya que en ese cuerpo-señaló al suelo dónde yacía el cuerpo de Ragnarog-no podía utilizarlos, en realidad la espada elemental era una llave que absorbió parte de tu espíritu para resucitarme. Y devolverme los poderes, además engañé a André haciéndole creer que estaba su lado y dándole falsas informaciones, que los reyes de todas las regiones se encargaron de hacer relativamente ciertas

-Ahora lo entiendo todo, por eso ibas a hablar con los reyes, por eso me defendías, y tenías razón.

-¿En qué?

-Cuando me dijiste que tu alma cambió, era por que cambió de verdad y por eso cuando hablabas del pasado, cuando Ragnarog mató a mis padres, decías este cuerpo.

-Exacto, y además le arrebaté mucha información a André gracias a los recuerdos de Ragnarog, por ejemplo supe que iba detrás de Oberá para poder cubrir el planeta de agua de almas, y de la de Arcadis para invocar al espíritu de la inmortalidad.

-Caramba, así que tú me utilizaste transformándome en guerrero ¿no?

-Exacto, sin ti nada de esto habría pasado, no habríamos podido ganar esta guerra, gracias a ti vuelvo a tener mis poderes y podré luchar una vez más por la defensa del universo.

-Hay otra cosa que no entiendo, ¿la espada elemental ha desparecido?

-No no ha desaparecido, mira.

Luminex desenvainó la espada de la luz.

-Se ha dividido otra vez cada espada irá su propietario, así es la magia.

-¿Y cómo pudiste hacer que se unieran en una?

-Con el poder de los sabios que aceptaron mi plan, pero bueno tenemos una guerra que ganar.

Entonces Luminex elevó aun más al inmóvil André y exclamó:

- ¡Juicio final!

Entonces el cristal explotó en mil pedazos con André dentro y un pequeño cristal oscuro cayó del cielo, de él salió una figura un holograma:

-Hermano, me has salvado ahora sé que estaba equivocado.

La figura desapareció entre el humo entonces Luminex se dio la vuelta pero Kakarot quería preguntarle algo así que se volvió:

-¿Qué quieres?-preguntó Luminex. –los demonios ya se desvanecen hay que ir a celebrar la victoria.

-Si eso lo entiendo al matar al jefe se desvanecen todos los demás, pero no era eso lo que quería comentarte, ¿Quién era la figura tu hermano?

-Sí, mi hermano Ydgrasill, al que corroyeron las sombras he rescatado su alma y ahora podrá vivir en paz.

-¿Ya no volverán a haber más demonios y seres oscuros?

-Solo te diré que sin la oscuridad no existe la luz, es una eterna lucha.

El niño lo comprendió, entonces fueron corriendo hacia los guardianes que ya habían acabado de luchar, la guerra había acabado todos lo celebraban y Arcadis se sorprendió mucho al ver a Luminex.

-Así que era Ragnarog, espera por eso lo sentíamos constantemente y por eso oías la voz era él quien hablaba.-razonó la niña.

-Si así era.- corroboró Luminex.

Todos celebraban la hazaña, muy pocos estaban heridos. Mientras Arcadis y Kakarot celebraron la victoria con un beso. Había muerto mucha gente tanto buena como mala, pero había servido para devolver la paz en el mundo, aunque esas muertes apenaban mucho a Luminex.

Todos los cuerpos de los demonios desaparecían uno tras otro, gracias a la luz del juicio final de Luminex. El héroe de la luz, se giró hacia el cuerpo de Ragnarog, el cuerpo que había sido su contenedor. Había desaparecido, Luminex murmuró para sus adentros:

- Lamento que todo haya acabado así, no deberías haber jugado con almas, ni tú André haberle hecho caso. Menos mal que conservaste mi cuerpo como trofeo de guerra, para reírte con tus demonios, si no podría haberlo recuperado. Tan insensato como siempre.

Los guerreros subieron a sus naves, Kakarot contempló Resat, un planeta de demonios, que ya no lo era.

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