Capitulo 30

La parálisis luego de despertar de una de mis habituales pesadillas se a vuelto algo familiar, incluso me he acostumbrado a ella.

Me toma un minuto recuperar la movilidad del cuerpo. Me digo una y otra vez que todo estará bien, que ellos no aparecerán como espectros en el Granero e intentarán comerme. Ya no tengo la cabeza apoyada sobre la pierna de Ruby, es más, ella ya ni siquiera está aquí a mi lado. La busco con la mirada, dándome cuenta que Rick, Michonne y Carol siguen en la misma posición frente a la fogata. Debo haber dormido tan sólo unos minutos.

Ver a Sasha correr logra poner mis sentidos alerta. Maggie, Ruby, Sasha y Daryl están en las puertas luchando para que estas no se abran.

—¡Oigan! —llamo al resto.

Corro ayudar. En segundos los demás se nos unen. Una horda de caminantes intenta entrar. La tormenta empeoró. Nuestros pies resbalan con el lodo al intentar mantener la puerta cerrada. Hago todo lo posible por no ceder, mis brazos duelen por el esfuerzo.

Intercambio miradas con mi amiga, luce igual de aterrada que el resto, yo también lo estoy incluso más que ella.

—Vamos —murmuro entre dientes.

Levanto la vista encontrandome con la mirada de Daryl observandome. Sus ojos me piden una disculpa, me toma más de un minuto darme cuenta que se refiere al hecho de que quizá ya estemos muertos. En el bosque, hace unas horas, aseguró que ninguno que ya no morirían personas de nuestro grupo.

Los llantos de Judith, los gruñidos, el ruido de la tormenta me aturde tanto que sólo pienso en seguir luchando hasta que esos sucios y asquerosos zombis se den por vencidos. Si voy a morir, moriré igual que mi padre; peleando, protegiendo a los que amo.

Cada segundo es un año y cada hora un siglo, así es como siento la espera. La tormenta va serenándose de a poco. Los forcejeos igual.

Libramos esta, la próxima quién sabe. Agotados, volvemos a recostarnos. Esta por amanecer en cualquier segundo, deben estar bien descansados para volver a nuestra travesía en la carretera. La mayoría duerme excepto yo. Con mi cuchillo hago figuras sobre la tierra suelta, busco con que entretenerme para no volver a dormir. Lo que sea. Me sorprendo a mi misma dibujando su nombre con una caligrafía que bien podría hacer que a mi maestro de gramática le dé un infarto.

Repaso el granero en su búsqueda, y allí está justo donde lo vi la primera vez. Lleva despierto toda la noche, de todo el grupo es el que menos a dormido, comienzo a creer que es una copia adulta y sexy de Edward Cullen. Alcance a leer los libros antes de que el mundo se fuera a la mierda.

—¿Está ocupado? —pregunto refiriéndome al gran lugar disponible a su lado. Hace un gesto de negación sin siquiera voltear a verme. Cruzo las piernas y acomodo un mechón detrás de mi oreja.

—¿No deberías estar durmiendo? —dice después de unos segundos de silencio.

—Lo mismo te pregunto yo a ti —objeto—. Has estado despierto toda la noche, Daryl, debes dormir un poco. Yo me encargo de la guardia.

—Si te duermes...

—Créeme, Bombón —sonrío sarcástica—, no volveré a dormir nunca más.

Apartó la mirada cuando nuestros ojos conectan. Quiero evitar todas la preguntas posibles sobre el tema. Se rinde y deja de mirarme.

—¿Y bien? —insisto.

—Tal vez duerma un poco.

Asiento. Estiro las piernas y palmeo mi muslo, indicando que puede apoyar su cabeza si quiere.

—Es lo más parecido a una almohada que vas a encontrar hoy en día —digo. Duda en si acotar mi oferta o no, así que bromeo un poco—. Ayer te veías muy cómodo tocándolas.

Eso lo hace sonreír un poco... muy poco. Usa el chaleco como cubrirse y apoya la cabeza en mi muslo, se gira para mirar al frente. Quiero masajearle la cabeza, pero si lo hago puede que se levante y se vaya; este hombre es tan cambiante de humor que me vea difícil saber con lo que se sienta cómodo.

No pasa mucho cuando el primer integrante se despierta. Maggie luce desorientada hasta que nota mi presencia, sonríe y camina para acá.

—Pensé que estarías dormida —ocupa el lugar libre a mi izquierda.

—Dormí lo suficiente —miento.

—¿En verdad Daryl Dixon esta dejando que le des un masaje? —inquiere con cierta gracia en su tono de voz.

Frunzo el ceño sin entender a que se refiere. Con su mentón señala hacia mi pierna donde justamente estoy haciendo el gesto que no quería, lo sorprendente es que Daryl parece cómodo con que le masaje la cabeza.

—¿Qué puedo decir? Mis manos son mágicas —bromeo.

Pregúntale a Daryl si no me crees.

Maggie se queda en silencio mirando al frente. Yo quedo embobada mirando a mi dulce angelito durmiendo. Se ve tan tiiiiieeeerno, apartó unos cabellos de su rostro, me da un manotazo dando a entender que odia que haga eso.

—Saldré un momento con Sasha —avisa.

—Esta bien, Maggie —aparto la mirada del hombre gruñendo fastidiado. Contengo una risa al escuchar las quejas entre dientes de Daryl.

Ambas salen del granero. Apoyo la cabeza en la pared de tablas, inconscientemente vuelvo a masajear su cabeza. El siguiente en despertar fue Rick a causa de los llantos de la bebé, Carl también se despertó.

Nadie parecía notar mi presencia, se ocupan de sus cosas que no tienen tiempo de siquiera echarle un vistazo a su alrededor. Un leve ronquido apenas audible hizo que pegara un brinco en mi lugar. De verdad se había quedado dormido, lo compruebo cuando se incorpora e intenta limpiar disimuladamente un pequeño rastro de baba.

—¿Dormiste bien? —elevo una ceja con cierta burla.

En lugar de responder maldice entre dientes y se va a revisar que su ballesta este en buenas condiciones. ¿Por qué pensé que por el hecho de haber tenido sexo haria que las cosas cambiarán entre nosotros? Digo, esto no es una estúpida novela romántica, creí que al menos me dejaría de gruñir.

Sigues siendo tan pendeja e ingenua, Betty.

Tomo mi mochila, camino al pequeño cuartito aquí dentro. Necesito cambiarme de blusa, apesta horrible y está salpicada de sangre que por suerte no es mía ni de ninguno de mis amigos. Tomo una blusa color durazno de manga que llega a la mitad del brazo con unas franjas dobles que rodean las mangas, el cuello es en V y un listón del mismo color lo atraviesa. Juro que cuando la encontré no me quedaba tan holgada.

Tanto mi sudadera como la sobaquera donde tengo las dos pequeñas armas lo guardo dentro de la mochila. Admiro la cicatriz que dejó aquél disparó: una linda línea de seis centímetros de largo. Dejo conmigo la pistola en mi pierna y la camiseta de cuadros atada alrededor de mi cintura. Sigo acostumbrando a los pantaloncillos cortos.

—Amigos... él es Aaron. Lo encontramos afuera —la voz de Maggie se hace presente. El sonido de los otros levantando sus armas me deja en claro que este tipo no es bienvenido—. Le quitamos sus armas y mochila.

—Dame su arma —demanda Rick.

—Quiere llevarnos a su campamento y que hagamos una audición para entrar —agrega Sasha.

¿Campamento? Quiere decir que hay comida. Necesitamos mucha comida.

—Es una comunidad —esta vez habla el tipo "Aaron" pues su voz me resulta desconocida. Demasiado serena para mi gusto, o sea le están apuntando seguramente y su voz ni tiembla—. Creo que todos nos serían muy útiles... Pero no lo decido yo.

La plática se puso interesante. Decido salir de mi vestuario/escondite con mi arma apuntando a su pierna, mantengo el dedo cerca del gatillo. El tal Aaron no es más que un hombre con la apariencia de ser el vecino perfecto que está dispuesto ayudarte a cortar tu césped. ¿En verdad está pasando esto?

Daryl esta detrás de él, tan inquiero como un niño que acaba de comer ocho barras de chocolate. Su mirada se desvía hacia mi persona un segundo, finjo no darme cuenta y continuó analizando a Aaron.

—Mi trabajo es tratar de convencerlos de venir conmigo —prosigue. Rick da un paso al hacia Aaron, tiene la mirada más intimidante, escalofriante que le haya visto jamás. Por poco me hago encima—. Lo sé, yo en su lugar tampoco iría... no hasta saber exactamente en qué me metería. Sasha, le entregaría a Rick mi mochila, por favor.

Enfundo mi arma. Tocó su hombro en señal de que yo me encargaba, con lentitud saca la mochila de sus hombros y la extiende en mi dirección.

—Hay un sobre adelante. —dice cuando la mochila llega a manos del líder. Rick busca el sobre, permanezco cerca para alcanzar a ver lo que sea que contenga el dichoso sobre. Al final la curiosidad me ganó—. No hay forma de converselos de venir conmigo, sólo hablando de nuestra comunidad; así que traje éso. Me disculpo de ante mano, las fotos son de mala calidad. Encontramos una cámara antigua...

—A nadie le importa —dice Daryl con brusquedad.

¿Por qué tiene que ser un idiota? Entiendo que Aaron es un completo desconocido y quizás quiera matarnos para robarse nuestros órganos... bueno lo último quizás no. Pero no es razón para que se comporte como un imbécil, Aaron hace lo que puede para dialogar con nosotros como una persona normal lo haría y Daryl se comporta así. ¡Agh! Que si estuviera cerca suyo le doy un pellizco.

La primer fotografía es de lo que parece ser un enorme muro, Aaron continúa el discurso, detalla el material de los muros, asegura que nada ni nadie puede cruzar ésos muros. Veo a mi amiga, quiero saber que opina de todo esto, la verdad me convenció con lo de los muros salvo por el pequeño detalle de que en las últimas semanas el último grupo con el que tratamos casi nos come vivo... deberá esforzarse si de verdad nos quieren allá. Ruby tiene un brillo en su mirada, esperanza, una parte quiere creer en las palabras de Aaron.

—... Como dije, la seguridad es obviamente importante. De hecho solamente hay un recurso más crítico para nuestra supervivencia —hace un énfasis en la palabra "más"—: las personas. Juntos somos fuertes; ustedes nos pueden hacer más fuertes.

Lo siguiente jamás lo habría visto venir:

Rick se le acerca dándole tremendo derechazo. Hasta a mi me dolió. Los que están más cerca atan de pies y más al inconsciente desconocido.

—Que conste que esa no fue una morada de: vamos atacar. Fue una de: no parece malo —replica Michonne.

—Escuchen, necesito ojos en todas direcciones. Vendrán por nosotros —mira a todos.

¡Guau! ¿Qué?

—Rick, escucha —me paro frente a él—. ¿No crees que estás un poco/muy paranoico? Claramente él no vino aquí con un equipo SWAT. Solamente está ofreciéndonos un lugar en su comunidad. El golpe no hacia falta, con un simple y ordinario "No gracias" bastaba.

—Había que estar seguros —defiende sus hechos con esa absurda frase.

—¡Mírale la cara! ¿Crees que es un mal tipo? —señalo al hombre inconsciente. Es clara mi molestia hacia el trato que le estamos dando al pobre—. Los muros son altos, se ve que es seguro y sobre todo es un lugar donde Judith y Carl no volverán a pasar hambre. Rick, date cuenta por Dios.

—¿Y que ocurra lo mismo que en Terminus, ah? —objeta.

—Por favor, no todos los grupos son caníbales, y no todos son malos.

—Con Sasha no lo vimos llegar. Si nos hubiera querido matar, lo habría hecho —argumenta Maggie.

¡Genial alguien de mi lado!

—¿Alguno vio algo? —pregunta en general. Ignoró por completo lo que dijimos.

—Hay demasiados escondites —le contesta Glenn.

—¡Sigan mirando!

Me rindo con este hombre cabeza de piedra. Michonne lo ve incrédula.

—Sé que piensas igual que yo —le digo—. Hazlo entrar en razón, eres a la que más escucha en el grupo.

Intercambiamos miradas, asiente. Voy por mi mochila y mi espada. Aaron no tarda en despertar, siento pena y vergüenza por como lo estanos tratando. Sigue insistiendo en que vayamos con él, que la comunidad será más fuerte, cosa que puede sea cierta. Grimes nada más repite la misma maldita pregunta y concuerdo con Aaron, no importa que cifra diga Rick nunca va a creerle; así que tomaré la iniciativa.

Agarro mis cosas, camino hasta la puerta pasando entre Tara y Rosita.

—Betty, ¿a dónde crees que vas?

Paro en seco al escuchar la dominante voz con la que habla. Mas estoy harta, esto y cansada de escuchar esta mierda, ¡tenemos una maldita oportunidad frente a nosotros y él la esta dejando pasar!

Doy vuelta para enfrentarlo y le respondo sarcástica:

—Iré a buscar al equipo SWAT que trajo. La vaya a ser que entren a la fuerza y nos coman vivos.

—No irás a ningún lado —interviene esta vez Daryl.

—¿Quién va a impedirlo? ¿tú? —ironizo.

Recuerdo haber mencionado que me enojo con facilidad. Bueno esto es uno de esos momentos en los que me enojo de la nada.

—Es peligroso —dice Glenn, en un tono más calmado que los demás.

—Ya lo sé, Glenn. Sé en lo que me estoy metiendo, lo comprendo de verdad; pero prefiero estar allá afuera —señalo la puerta— que seguir viendo como dejamos ir una oportunidad de que Judith y Carl, de que nosotros no volvamos a pasar hambre.

Piensa lo mismo que yo; Rosita, Tara y Carol igual. En verdad necesito irme porque voy a explotar y si lo hago quizás sea la última vez que vuelva hablar con Rick Grimes. Puedo decir cosas muy ofensivas a veces.

Tiran de mi brazo impidiendo que dé un paso más. Volteo, lo empujó para que me suelte y no parece moverse ni un centímetro.

—Te dije que no irías a ningún lado —sentencia, más enojado que hace un momento—. Vas a quedarte y punto.

—Intenta detenerme, bombón —gruño.

Si es un concurso de miradas vamos empatados. Ambas son severas y ninguno dará su brazo a torcer: yo me quiero ir y él quiere que me quede. Su agarre se hace más fuerte hasta el punto que comienza a lastimarme, ni siquiera con éso voy a ceder, tendrá que esforzarse más.

—Daryl... -Carol hace acto se presencia en nuestra silencio guerra, su voz es un leve susurro casi arrullador. Posa una mano sobre la mano de él, haciendo que se percate de que su maldito agarre dejara una marca— déjala ir.

Esas últimas palabras tienen cierto impactó en Daryl, sus facciones de relajan un poco, su ceño se desfrunce un tanto, por inercia muevo mi brazo para liberarme. Baja la vista a dicha zona, aleja su mano despacio. Suficiente para mi.

Aún con el enojo pintando mi rostro, abro la puerta fuertemente anunciando cuán enojada estoy. No me preocupo por cerrarla, me importa un huevo si se queda abierta, todos allí saben cuidarse solos.

Las palabras de Carol se repiten en mi cabeza una y otra vez mientras recorro los alrededores. ¿A qué se refería con que me dejara ir? ¿Qué me dejará ir afuera o a que sí me pasaba algo se hiciera a la idea? ¿o solamente estoy loca y estoy buscando mensajes ocultos donde no los hay?

Reviso cada posible lugar donde podrían ocultarse. Trato de pensar como ellos; sí sigo a un grupo y no quiero que me vean, ¿dónde me escondería? Yo en su lugar subiría a un árbol, me escondería entre la maleza. Escucho alboroto detrás de mí, preparo mi arma.

A la distancia veo a Carl y Noah; detrás suyo van Sasha y Tara; Eugene y Gabriel van en otra dirección. Cierta cabellera medio rosa capta mi atención, Ruby se queda de pie mirando de todas las direcciones obviamente buscando a su amiga pelirroja de mecha corta.

Salgo en su encuentro. Al divisarme avanza hacia mi caminando rápido.

—¿Todo bien en casa? —bromea aunque delata preocupación.

—Cállate —paso un brazo sobre sus hombros.

—Un grupo fue a comprobar si Aaron dice la verdad, según hay dos autos estacionados cerca de la carretera a un par de kilómetros de aquí —informa.

—¿El resto vigilara los alrededores? —inquiero.

—Astuta, éso fue lo que dijo Rick —me da la razón.

—Siento que esta haciendo que dejemos pasar esta oportunidad, ellos pueden ayudarnos —vuelvo a retomar el dilema inconcluso del granero.

—Oye, veremos si es seguro cuando vuelvan para corroborar que Aaron no miente. Y cuando pase eso podrás restregarle a Rick que tenias razón.

Fuerzo una sonrisa. Revisamos la zona otros quince minutos más, como sospeche: ni una persona aquí afuera. Se lo dije, le dije que no había nadie que viniera por nosotros como aseguraba y perjuraba. Algunas veces nos encontramos con otras de las parejas, Gabriel luce aterrado por el hecho de estar acá con Eugene que en su vida a logrado matar un caminante.

—Tienes el arma al revés —le dije cuando pasamos a su lado.

Detenemos la marcha para descansar. Caminar en círculos es agotador, si lo sabre yo. Hay un tronco tirado perfecto para sentarse un par de minutos. Ruby suspira aliviada al ver un lugar donde poner el trasero un segundo. Sigo sus pasos para imitar su acción, apenas pongo el trasero sobre el tronco cuando Ruby se levanta de golpe gritando, por instinto me pongo de pie.

—¡Mierda! algo mi mordió —salta sobre una pierna.

Me inclino para ver su pantorrilla y algo se mueve entre las hojas, volteo para ver de que se trata encontrándome con una repulsiva serpiente huyendo de nosotras. La respiración me falla, siento un sudor frió resbalar por mi frente.

Una serpiente mordió a Ruby.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top