29

Tumbado en el pasto, Error jugaba con el anillo de su collar, aquella joya que debía simbolizar el lazo de unión que mantenía con Ink, se había convertido en una pesada carga. Aquel joven esqueleto tenía muy presente los golpes y humillaciones que tuvo que soportar durante un mes en casa de Ink, “si hubiera sabido que en eso consistía casarse, nunca me hubiera casado” pensaba Error mientras los cálidos rayos del mediodía lo cegaban. Después de un rato, Error decide entrar a la casa, sus hijos descansaban en el cuarto, ambos pequeños ahora tenían un mucho mejor semblante que antes, incluso habían ganado algo de peso, sobretodo Paper Jam que parecía querer alcanzar en tamaño a su hermano.

La madre de Iris acompañaba a Error la mayor parte del tiempo, le enseñaba a cuidar a los niños, a atenderlos, prepararles adecuadamente su comida y a bañarlos, en especial de eso ultimo ya que Error no había bañado a los niños desde que estaban a su cuidado en casa de Paint, le daba miedo y por ello solo los limpiaba con un trapo humedecido con un poco de agua tibia. El menor estaba contento de que por fin alguien le explicara todas esas cosas.

Iris llego del trabajo algo tarde, ya habían pasado tres días desde que Error y sus hijos vivían en su casa, su padre regresaría pronto a ocupar su puesto en el municipio, ya se había solucionado los problemas con respecto del río y en pocos días iniciarían los trabaos para quitar la regresa improvisada que habían hecho los del otro pueblo para desviar el curso del río que alimentaba al pueblo donde ella vive. Al preguntar por Error, le responden que este se encuentra en su habitación, casi nunca salía de ahí más que unos minutos al pario a tumbarse en el sol.

-- ¡Buenas tardes! ¿Cómo están las criaturas más bellas y adorables del mundo? – Pronuncio Iris mientras ingresaba a la habitación.

-- Hola…

-- ¿Qué sucede linda? ¿Ocurrió algo malo?

-- No… No es eso, es solo que…

-- ¿Hay algo que te preocupa? Puedes hablar conmigo sin problemas – Dijo Iris mientras tomaba asiento en la cama al lado de Error.

-- Mi taita regresara pronto y… Cuando lo haga tendré que volver a casa de Ink…

-- ¿Por qué piensas eso?

-- Porque Ink es mi esposo… Tengo que estar con él.

--… Es cierto que Ink es tu esposo, pero eso no significa que tengas que regresar con él si no quieres hacerlo.

-- Pero tengo que volver con él. No quiero que mis hijos crezcan sin un papá.

-- ¿Esa es la única razón por la que volverías con tu esposo? ¿Solo por tus hijos?

--… Y-yo… Estamos casados…

-- Entiendo que estés casado y que sientas que lo mejor es mantener a la familia junta, pero no quisiera que volvieras con él solo porque crees que es tu única opción.

-- ¿No debo regresar con Ink?

-- No he dicho eso. En realidad me agrada que quieras volver con él, eso significa que realmente lo quieres, pero me preocupa que sea solo por tus hijos. Quiero que entiendas que no estás sola.

-- Si yo volviera con Ink y algo me pasara… ¿Mis hijos se podrían quedar contigo?

--… ¿Crees que algo malo te pasara?

-- Si… Ink estaba muy enojado y seguro estará aún más molesto por haberle atacado…

-- Tú no lo atacaste. Tú te defendiste, a ti y a tus hijos. Estabas en todo tu derecho, es más, era tu obligación hacerlo. Si realmente crees que tu marido se va a querer vengar de ti… Lo mejor sería que te mantuvieras alejada de él hasta que sientas que es seguro para ti. Tus hijos no necesitan que seas una mártir. Necesitan un papá y una mamá que los cuida y proteja. Necesitan un hogar e Ink debe entender que ahora sus hijos necesitan que él sea un padre responsable ¿Qué te gustaría en Ink?

-- Me gustaría que Ink sea un buen papá para Gradient y una buena mamá para Paper Jam.

--… Realmente me cuesta ver a Ink como la mamá, pero… ¡Es verdad! ¡Él es la mamá de Paper Jam! ¡Me había olvidado por completo! – Exclamo Iris imitando “El grito”

-- ¡Jejejejejejeje!

-- Había escuchado de personas “flexibles”, pero nunca creí que fuera hasta ese aspecto.

-- Iris… ¿Puedo salir de la casa?

-- ¡Claro que sí! Puedes salir cuando quieras, no necesitas pedir permiso ¿Quieres que te acompañe?

-- No, pero…

-- Dime. No tengas miedo.

-- Es que… Vi una ropa en tu ropero y…

-- ¿Quieres que te preste algo de mi ropa? ¡Ah! ¡Eres tan linda y apapachable!

-- Bueno…

-- ¡No se diga más! ¡Vamos a mi ropero!

La madre de Iris se quedó con los niños, mientras Error e Iris iban al cuarto de la mayor para buscar el mejor atuendo para Error. De entre toda la ropa, Error escogió una blusa roja con cuadros negros que le quedaba tan grande como un vestido, un pantalón negro y unos zaparos simples también negros.

-- ¿Te gusta eso? Creí que querías usar algo más… ¿Femenino?

-- ¡Esto me gusta! Además es un poco tarde, voy a salir y regreso rápido.

-- Esta bien. Me quedare para cuidar de los pequeños. No vallas muy lejos y no tardes ¿De acuerdo?

-- Sí.

Error salió de la casa, caminaba tranquilo y con calma por las calles del pueblo, hace mucho que no daba un paseo solo por diversión, se detuvo en la vitrina de una tienda en la que pudo apreciar mejor su imagen, se miró a si mismo preguntándose “soy un hombre o una mujer”, en realidad nunca se había hecho esa pregunta antes, esta duda nunca cruzo por su mente, siempre fue tratado como un “niño” pero nunca como un género en específico, sin embargo amaba verse en vestidos, amaba usar ropa que le hiciera ver más lindo, la ropa de hombre era fría y plana, la de mujer llamativa y con adornos ¿Era tan malo que quisiera usar esas ropas? ¿Era malo que le gustara que le digan lo lindo que se veía con esas ropas puestas? Él amaba verse lindo, en realidad se sentía lindo cuando usaba vestidos y ropa de mujer, pero ser mujer le había traído problemas, ser mujer hacia que lo vieran como alguien débil y siempre necesitase de ayuda, ser mujer había hecho que se sitiera débil. Con la charla de Iris comprobó algo, a pesar de él ser el “padre” de Paper Jam, nunca seria visto por los demás como tal, siempre seria la mamá, aun cuando Ink fue quien dio a luz al menor de sus hijos. Ink siempre seria visto como el “hombre” “el proveedor” “el encargado de cuidar de él y de sus hijos” mientras que Error siempre seria visto como la “madre”.

Los pocos días que tuvo de tranquilidad le ayudo a ordenar sus ideas y a darse cuenta de cómo lo veían los demás y como eso influyo en cómo se veía a sí mismo. Creía que debía ser débil y dócil si quería ser una mujer y usar esa ropa bonita que lo hacía sentir bien, pero no quería ser dócil, no quería ser débil, no se sentía débil. Todo ese tiempo soporto a Ink porque creía que no tenía otra opción. Ink le había dicho que solo con él podía ser el mismo, que solo con él podía ser quien realmente era, pero la verdad ni siquiera el propio Error entendía lo que eso significaba en realidad, el miedo no lo había dejado pensar con claridad.

Siguió caminado, la luz del día y el calor de los rayos del sol lo fortalecían, paso por su casa, aquella en la que vivía tranquilo con su hermano, totalmente ignorante a lo que se entendía ser un hombre o una mujer, de cierta forma extrañaba el no tener que preocuparse por aquello y estar comiendo chocolates todo el día mientras veía sus novelas, su vida se había vuelto más confusa que esas novelas. Comenzó a recordar cuando Gerson le hablaba de cómo debía ser una mujer, recuerda claramente que nunca dijo que una mujer era débil, él dijo que eran delicadas y elegantes, pero nunca dijo nada sobre ser débiles, al contrario, cada vez que hablaba de su esposa la mencionaba como una mujer de carácter fuerte y dominante, una mujer que no daba su brazo a torcer ni dejaba que alguien la detenga, ni aun postrada en cama dejo de ser fuerte ante los ojos de Gerson, entonces ¿Cuándo comenzó a asociar el ser mujer con ser débil? ¿Cuándo comenzó a creer que necesitaba a alguien más para ser feliz? Por más que pensaba no podía recordarlo o quizás no quería hacerlo.

El dolor nunca fue agradable, aquellas cosas que hacía con Ink nunca le gustaron, pero aun así siguió con él hasta el punto de casarse y parir al hijo del mayor de ambos. No se sentía mal por aquello, sabía que estaba mal, pero no podía arrepentirse, no se arrepentía. No lamentaba haberse casado con Ink y tener hijos junto a él, mas no podía decir que lo amaba a él, al menos no como se supone que debe hacerlo al estar casados.

El menor siguió caminando, era firme en su caminar, tenía un destino fijo, en poco tiempo se encontraba a las afueras del pueblo, en aquella vieja iglesia con la gran torre, entro en ella sin demora y subió las estrechas escaleras que daban a la parte más alta de aquella estructura. Empujo levemente la puerta y ahí lo vio, Ink espera ahí dentro por él.

-- Hola. Me alegra que aceptaras venir.

-- Hola Ink. Tienes suerte que haya encontrado tus notas en el jardín de Iris antes que ella o su mamá.

-- Acércate.

-- No te acerques. Mantente donde estas.

--… ¿Estás enojado conmigo?

-- Enojado es poco.

-- Lo siento.

-- Una disculpa no solucionara esto Ink. Realmente me diste mucho miedo. No quiero tener miedo. Se supone que debemos cuidarnos y cuidar de nuestros hijos ¿Por qué cambiaste tanto?

-- No lo sé… Estoy muy confundido – Menciono Ink mientras tomaba asiento en el suelo – Es confuso.

-- ¿Qué es confuso?

-- Se supone que debo quererlos, son mis hijos, debería amarlos, pero… No puedo… Los miro y no siento nada. Ellos están ahí esperando que yo los ame y no puedo hacerlo… A veces siento que solo están alejándote de mí. Sé que no lo entiendes…

-- Si te entiendo – Pronuncio Error mientras se acercaba a Ink y tomaba asiento a su lado, apoyando su cabeza en el hombro del contrario – Es así como me haces sentir. Se supone que debo amarte, pero la verdad no soy capaz de hacerlo como tú esperas que lo haga, me confundes y molestas, me haces daño, me lastimas y duele cuando me tocas, pero… La verdad no quiero dejarte… No quiero alejarme de ti y no lo digo porque tengamos hijos. Cuando me propusiste matrimonio ese día… Fue muy hermoso y supe que quería estar contigo toda mi vida. Pensé que los hijos vendrían mucho después, pero cuando supe que estaba esperando un hijo tuyo… No sentí miedo porque sabía que tu estarías ahí y estuviste conmigo todo el tiempo, tal y como lo prometiste ¡Nunca me mentiste!… Perdóname por no haber estado ahí para ti. Debiste haber tenido mucho miedo.

-- ¡Debiste estar ahí! ¡Dijiste que estarías ahí! ¡Me dijiste que no dolería! ¡Fue horrible! ¡Era como si algo me desgarrara por dentro! ¡Y no estabas ahí! – Pronuncio Ink llorando mientras abrazaba a Error.

-- Lo siento – Correspondiendo el brazo – Realmente lamento no haber estado ahí ¡Yo quería! Pero… Deje que alguien más decidiera por mí. Sabía que debía estar a tu lado, pero… No pude mantener mi promesa… No tengo excusa para ello.

-- Ahora estas aquí… Eso es lo que importa ¿Verdad?

-- Sí. Ahora estamos aquí.

-- ¿Y ahora que haremos? ¿Seguirás en casa de Liz?

-- Se llama Iris. Y si, seguiré en su casa hasta que mi taita regrese. Pero no porque este enojado contigo, lo hare para poder aprender cómo cuidar de nuestros hijos. Su mamá me está enseñando y aún hay muchas cosas que no se y necesito aprender.

-- Entiendo.

-- Quiero cuidar bien de ellos, pero no porque sea la mamá. Si no porque son nuestros hijos.

-- ¿Crees que algún día llegare a amarlos?    

-- No lo sé, pero no importa. Yo los amare por los dos, así que no tienes que preocuparte por eso. De lo único que tienes que preocuparte es de estar ahí para ellos y para mí. Te aseguro que si lo haces ellos te amaran, aunque tú no puedas hacerlo. Además, el hecho de que no puedas amarlos no significa que no puedas quererlos.

-- Y yo te amare el doble por los dos – Pronuncio Ink mientras besaba la frente de Error – Porque el hecho de que no me ames no significa que yo no pueda hacerlo. Mientras estés a mi lado, con eso me basta y sobra.

-- Debo irme. Quiero volver antes de que el sol se oculte.

-- ¿Puedo acompañarte?

-- Sí. Si puedes.

-- ¿Y podemos ir tomados de las manos?

-- Je. Claro que si – Pronuncio Error mientras se ponía de pie y estiraba su mano hacia Ink – Pero primero sécate la cara que das vergüenza.

-- ¡Eres cruel!

-- Y tú un llorón.

-- Así me quieres.

-- No puedo negar eso.

Después de unos minutos, ambos salieron de aquel lugar y caminaron tomados de las manos, fueron por el trayecto más largo hacia la casa de Iris y se detenían a cada momento cuando veían que algo llamaba la atención del otro, y para variar el chocolate estaba incluido. Recién ahí ambos cayeron en cuanta de una cosa, nunca pudieron salir de esa forma antes, su relación siempre fue a escondidas y cuando se hizo público no podían pasear por el embarazo.

-- ¿Por qué nunca hicimos esto antes?

-- Recuerda que me costaba caminar. Mi panza era muy grande y termine tropezándome y cayendo por las escaleras cuando fui a ver a mi hermano.

-- Es verdad. Realmente me asustaste mucho.

-- Sí. Yo también me asuste. Sé que no debí salir y menos intentar subir las escaleras sin ayuda, ya me había tropezado antes, pero quería ver a mi hermano.

-- Lo veo en la universidad ¿Quieres que le diga algo?

-- Solo dile que espero que este bien y que sus sobrinos tienen ganas de conocerlo.

-- De acuerdo, se lo diré ¿Y has pensado que hacer? Me refiero a la escuela.

-- Por ahora quiero centrarme en cuidar de los niños. Y quiero dejar muy claro que no es porque sea la “mamá”. Es porque realmente disfruto estar con ellos y cuidarlos. Me gusta atenderlos, aun cuando son ruidosos. Me recuerdan mucho a ti. Quizás sea por eso que quiero estar con ellos. Voy a volver al colegio cuando sean un poco más grandes y pueda encargárselos a mi taita. Estoy seguro que él me ayudara mientras retomo los estudios y así tu no tendrás problemas en continuar la universidad y acabar tu carrera.

-- Dios… Si esa no es una declaración de amor, no sé lo que es.

-- Cállate.

-- Si eso es lo que quieres.

-- Sí. Eso es lo que quiero y ya no voy a dejar que otra persona decida por mí. Y eso te incluye a ti.

-- Me enamoras mi Ruru. 

-- Payaso.

-- ¿Saldrías conmigo mañana? Hay un circo y me gustaría que me acompañes.

-- Es para protestar por el oso que tienen en el circo ¿Verdad?

-- ¡Dios! ¡Qué bien me conoces! ¡Ese animal merece estar en su habita natural! ¡El pobre oso debe regresar a las montañas! ¿Sabías que los osos de anteojos están en peligro de extinción?

-- Sí. Iris dijo lo mismo y se puso como loca cuando supo que el circo tenía un oso de anteojos en cautiverio. Mañana va a ir personal de la municipalidad a clausurar el circo para tomar custodia del animal. Eso escuche que hablaba por teléfono ayer.

-- Wow. Me impresiona. Nada mal para ser un humano.

-- Ella es amable, pero no me gusta que se quite la ropa en mi delante ¡Su mamá hace lo mismo! Es raro y no se para dónde mirar… aunque me gusta tocarle los pechos…

-- Los humanos tienen costumbres raras. Bueno… Parece que ya llegamos.

-- No me di cuenta. Pensé que aún faltaba mucho.

-- Igual yo. Entonces ¿Es una cita mañana?

-- Voy a preparar mi cartulina.

-- ¡Sí! – Haciendo una señal de victoria.

Error e Ink se despiden, el menor entra a la casa mientras que el mayor retoma el camino a su casa en donde su hermano aguardaba por él. Iris lo veía alejarse, ella había seguido a Error todo el tiempo hasta que entro a la iglesia y se quedó cerca de ese lugar por si algo malo pasaba, al ver que salían tomados de las manos supo que habían solucionado sus diferencias, a veces el tiempo ayuda a ordenar las ideas y darse cuenta de las cosas que realmente importan y eso Iris lo sabía muy bien.

Patín estaba en la sala, acababa de regresar de la casa de Gerson, había alimentado a los animales y se aseguró que las aves estén en los corrales. Ink regresa a casa, tenía una sutil sonrisa en el rostro, aunque se veía algo cabizbajo.

-- ¿Todo esta bien Ink?

-- Si… Siento como si… Al fin me hubiera liberado de un gran peso.

-- Me alegro, te ves algo más relajado ¿Paso algo bueno?

-- Sí, creo que sí.

-- ¿Has pensado ya en cómo te amistaras con Error?

-- Voy a dejar que Error decida lo que quiera hacer y respetare eso – Pronuncio Ink mientras tomaba asiento al lado de su hermano mayor.

-- ¿Y si decide no volver? ¿Has pensado lo que le dirás al señor Gerson?

-- Le diré la verdad de lo que ocurrió y… Aceptare el regaño que me dé.

-- B-bien… Bueno… Quieres comer algo o prefieres dormir.

-- Supongo que comer. No recuerdo cual fue mi última comida.

-- Almorzamos garbanzos.

-- ¡Es verdad! No me gusto y por eso los tire por debajo de la mesa.

-- Ink…

A partir de ese día, Ink dejo de usar el aniño como colgante y se lo coloco en el dedo, mientras que Error lo siguió usando con un collar, pero ya no lo ocultaba debajo de la ropa.

Hay más de una forma de ganar una pelea.
 

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