EXTRA ₁: Sol entre nubes
Zee entró en el despacho de Gun, con el ceño fruncido y un claro gesto de disgusto en su no menos que perfecto rostro. Llevaba una navaja suiza en la mano derecha, jugando con ella entre sus dedos tratando de mantener la compostura. Estaba enojado y confundido, sobre todo se sentía de alguna manera traicionado o menospreciado.
Desde seis meses atrás, habían hecho muchos cambios en el distrito. Su-wut se había convertido en una especie de sucursal de los negocios de Gun en Phana-dul, siendo una especie de territorio de negociaciones con otros distritos y pandillas independientes, pero administrado, si se podía decir así, por Mew.
Eso estaba bien para Zee. Gun había ganado más respeto de parte de los enemigos, desde que se enteraron que su marido y padre de su hijo había matado a Jeff, luego de que este intentó matarlos a ellos.
Off, era ese marido y aunque muchos quisieron saber si este hombre representaría un peligro o una alianza en cuanto las mafias de distritos, él simplemente prefirió quedarse al margen, aún si se le veía siempre al lado de Gun, era como una sombra que servía más de consejero que de guardián o subordinado. Obviamente los que eran cercanos, sabían que, si hubiera un peligro, Off sería el primero en dar un paso adelante. Defendió una vez a Gun y a su bebé no nato en ese entonces, pero tenía un valor agregado mucho más aprovechable en cuanto a cerebro. El hombre era licenciado en leyes y sabía cómo manipularlas y evitarle más de un inconveniente a Gun. A Zee le gustaba, Off podría parecer tonto, pero no lo era ni de cerca y se acoplaba perfecto al entorno, además de ser la causa del buen humor de Gun todo el jodido tiempo y un meloso consagrado con el pequeño bebé de aproximadamente dos meses de nacido. El pequeño Win.
Zee estaba más que bien con todo eso. Gun se merecía una familia y el amor de su hombre, su hijo y su suegra.
Esa señora que, una noche, meses atrás, había intentado tenderle una trampa con NuNew en el vivero y terminó mandándolo al hospital por una ingesta excesiva de ajo. La señora no sabía que Zee es alérgico al ajo y se disculpó durante una semana después de eso. Zee no estaba enojado con la señora Dararat, pero hubiera preferido evitarse la vergüenza de empezar a rascarse como un mono pulgoso delante de NuNew, que había tenido que prepararle una infusión con sus benditas plantas para reducir los efectos y pudiera llegar al hospital.
Zee agradeció por eso a NuNew. El chico había sido muy atento con él aún después de que Zee le destrozara las ilusiones en la entrada del casino aquella vez. Se apresuró a atenderlo y luego se hizo a un lado sin decir nada y Zee se maldijo a si mismo por la falta de brillo en el bonito chico. Sabía que él era el culpable de eso, pero sabía que era lo mejor. Zee era un hombre mayor y malo, NuNew era un alma pura y joven. Zee solo lo minimizaría.
Zee dañaba lo que tocaba, como hizo justo cuando él y Gun se conocieron. Zee era un asesino. Mató a su padrastro de una docena de puñaladas, cuando era un adolescente. Su madre lo echó a la calle en lugar de agradecerle que la había salvado de un abusador. En las calles, Gun se acercó a él y le ofreció una vida, aún si Gun era años menor, él ya tenía un propósito de vida junto con Ohm y le ofrecieron ese mismo propósito a él.
Ahora Zee le entregaba a Gun su lealtad y aprecio incondicional. Gun podría ordenarle que bailara en una uña y lo haría sin dedicarle un segundo pensamiento. Fue por eso que aceptó ser el intermediario entre los dos distritos que ahora eran territorio Atthaphan, sin hacer demasiadas preguntas.
Pero, aunque Zee no desconfiaba de Gun, fue extraño que le diera una tarea a ciegas. La de supervisar las entregas y manejo de las nuevas drogas que estaban produciendo en Su-wut. El restaurante irlandés se convirtió en un laboratorio y tenían un cocinero especial para eso. Era la cosa más lucrativa que habían hecho nunca. Dejaron de comprar a proveedores para producir y la mierda era buena, porque cada vez había más y más compradores del producto, pero ahí era donde comenzaba el problema y la verdadera razón de que Zee estuviera delante de Gun en el despacho del casino.
Estaban en una situación bastante mala ahora mismo y Zee se sentía estúpido por tener que informarle a Gun lo ocurrido, porque era algo que se pudo haber evitado si Zee supiera los pormenores. Algún idiota llegó hasta el antiguo restaurante e hizo de las suyas, ahora Gun no estaría de buen humor de ninguna manera, sin importar que estuviera cargando a la pequeña cosita con pies y manos que era su hijo, ni que Off estuviera justo a un lado, haciendo lo suyo desde una tablet. Era un cuadro adorable, que Zee tenía que romper y de paso conseguir un poco de información.
—¿Por qué tu cara de perro apaleado? —preguntó Gun.
—Porque tenemos problemas que se pudieron evitar si me tuvieras más confianza. No sé qué fue lo que hice para que decidieras ponerme a trabajar de cerca con el nuevo laboratorio sin decirme de donde viene la materia prima y que fueras tan hermético sobre quién es el cocinero. No puedo ni siquiera entrar al local, solo supervisar el producto en el estacionamiento y luego despacharlo ¿Por qué? —Terminó por preguntar Zee, dejando de lado la formalidad de llamar a Gun "señor"— ¿Hice algo por lo que ya no merezco ser alguien de confianza?
Zee pensó que Gun se molestaría con él. Lo vio ajustar al bebé en sus brazos y luego girarse y entregárselo a Off para prestar más atención a la conversación que estaban teniendo.
—¿Qué problemas Zee?
—Dime primero ¿por qué no puedo entrar a ver el laboratorio o saber quién es la persona que prepara las drogas? ¿Es una cosa de mantener en secreto la fórmula? Porque sabes que no voy a traicionarte y robarla para dársela a algún enemigo. Me conoces mejor que eso.
Gun se enderezó en su silla y cruzo los brazos sobre el gran escritorio de madera oscura.
—Confío en ti con mi vida, Zee.
—¿Entonces?
—Fue una solicitud del mismo cocinero. Mantener su identidad y su receta en secreto y di mi palabra. Mew aceptó administrar el distrito a cambio de eso. Él fue quien contrató a esta persona directamente.
Zee se puso de pie y se acercó a una ventana lateral para ver hacia la calle, cómo contemplando cuál sería la reacción de Gun a lo que diría a continuación.
—Bueno. Eso es una completa jodida mierda, porque no puedo buscar a una persona que no conozco.
—¿Qué significa eso? —preguntó Off con curiosidad, dándole una mirada extraña a Gun.
—Significa que alguien descubrió dónde están las instalaciones del laboratorio. Alguien de la competencia, mientras yo vigilaba el cargamento que acababa de salir hacia los límites de la ciudad. Se llevaron casi todo lo que había dentro y a esta persona misteriosa también.
Gun se levantó de su silla de un salto y le gritó a Zee algo que ya sabía, pero que aun así le sorprendió la frustración con que lo dijo.
—Tienes que buscarlo y encontrarlo ahora mismo.
—No puedo buscar a ciegas Gun. No sé a quién debo encontrar y probablemente ya estén tratando de hacer que revele la fórmula. Es obvio que quieren adueñarse del negocio de las nuevas drogas.
Antes de que Gun dijera algo más, la puerta del despacho se abrió y golpeó la pared con tanta fuerza que rebotó de regreso con un golpe sordo. Mew entró como un torbellino y se paró en el medio de la habitación.
—Se llevaron a mi hermano, Gun. Quiero de vuelta a NuNew. Me prometiste que estaría seguro.
Gun le dio una mirada a Zee y Zee lo entendió de pronto.
El cocinero perdido era NuNew, su niño bonito. Estuvo delante de sus narices todo el tiempo y no lo sabía. No tenía ni idea de que su sol estaba trabajando tan de cerca en los negocios de Gun. Nadie le dijo nada y fue porque NuNew no quiso que lo supiera. Era toda su maldita culpa.
Había alejado a NuNew, le dijo que era un niño del que no quería cuidar y que no lo quería y lo único cierto en todo eso era que Zee realmente no quería al chico, más bien, lo adoraba con el alma. Desde el primer momento en que lo vio, asustado e indefenso a merced de gente casi tan mala como el mismo Zee, hombre que quisieron robarle la inocencia. Zee cayó rápido y duro por el chico pegajoso que se aferró a él por su vida y Zee haría lo que sea para salvarlo ahora, así como lo hizo la primera vez.
—Mierda —espetó— ¿Cómo pudieron no decirme nada de esto? Si querían que me mantuviera lejos de NuNew, simplemente lo hubieran dicho. Yo mismo me encargué de alejarlo y él entendió el mensaje.
Mew miró con exasperación a Zee. Cómo diciéndole idiota, pero en silencio.
Zee sí era un idiota.
—Te lo dije, —se burló Mew— aquella noche te advertí que mi hermano cambiaría. Pero si me lo traes de vuelta otra vez, estaré en deuda contigo para toda mi vida.
—No tienes que deberme un carajo. Debieron decirme que era él.
Ahora ya no importaba. Lo único en la mente de Zee era encontrar a su bonito y traerlo de vuelta sano y salvo, con sus hermanos y con él. Zee ya había tenido suficiente de solo pensar y fantasear con NuNew por meses. Seis largos meses en que no lo había visto, porque Zee evitaba la casa, la librería y el vivero de los hermanos Suppasit, sin saber que todo el maldito tiempo lo tuvo a unas puertas de distancia. Zee lo iba a encontrar solo para encerrarlo de nuevo, pero en su casa, en su cuarto, dónde pudiera vigilarlo y cuidar que nadie se le acercara.
—¿Dónde deberíamos buscar? —preguntó Gun.
La puerta abierta se llenó con la vista de Ohm y Fluke parados bajo el marco. Ohm tomaba de la mano a su conejito que sostenía la mano libre sobre un pequeño vientre de unos pocos meses. Zee pensó en que a él le gustaría algún día ver a NuNew así, con el vientre lleno de vida, una que él pudiera poner allí. Más adelante, después de encontrarlo y ganarse su cariño de nuevo.
—Supimos lo de NuNew —dijo Ohm. Todos lo sabían, menos Zee. Incluso Off no parecía sorprendido, sino más bien preocupado— Y mi conejito podría saber quién fue.
Ante las palabras, Zee, Mew y Gun se pusieron tensos, esperando a lo que Fluke diría.
—La otra noche que vine al casino a ayudar con Win, vi a unos tipos en el estacionamiento. —Dijo Fluke— Hablaban sobre las nuevas drogas y lo lucrativo que sería tener la fórmula o a quien las elabora. Eran los hombres de Nodt, el comprador de armas. Lo sé porque los reconocí de la vez que Ohm les hizo una entrega en una de las bodegas mientras yo esperaba en el auto.
—¿Por qué demonios llevas a Fluke a esos lugares? —regañó Off.
Ohm se encogió de hombros sin culpas porque sin importar qué, Fluke estaría siempre seguro con él.
Zee no esperó órdenes o pretextos, salió hacia Suay. El barrio era demasiado tranquilo a la vista como para que cualquiera imaginara que se traficaban armas tan cerca de las residencias, pero era el territorio de Nodt. Ahí iría Zee a buscar a su chico.
Vio a Ohm seguirlo, sin Fluke a cuestas. No lo habría hecho si no supiera que en el casino estaría a salvo. Sin necesidad de hablar, Zee sabía que Ohm, su amigo y compañero sería un buen respaldo.
»Cuando llegaron a Suay, surcaron la calle de los clubes hasta llegar al último establecimiento, ahí era la base de Nodt.
Rodearon el local de aspecto elegante, con un letrero en neón con el nombre del bar y unas puertas de cristal. La entrada principal no era el objetivo. Entrarían por la puerta lateral y tomarían a quien sea desprevenido.
Zee llevaba la navaja suiza en la mano izquierda y el mismo cuchillo karambit de la noche en que Off mató a Jeff, en la derecha. No eran sus únicas armas. En la bota derecha llevaba un puñal, en compartimentos especiales del cinturón llevaba pequeñas hojillas cómo la que le dio a Gun una vez e incluso tenía un bisturí dentro de la faja del reloj. El filo de una hoja de metal era más práctico que el peso de un revolver. Esas eran las armas de Ohm y Gun.
Cuando Ohm empujó la puerta de servicio, la trastienda estaba vacía y entraron en dirección a la siguiente puerta. En lo que parecía una oficina, se escuchaban voces amortiguadas desde el otro lado de la puerta.
Nodt le estaba gritando a alguien, Zee reconocía la voz gruesa e irritante y sabía que al final de la noche, el bastardo terminaría sin la lengua en la boca. Si era a NuNew a quien le gritaba, desearía haber nacido mudo cuando Zee le cortará de un tajo las malditas cuerdas vocales.
Por el rabillo del ojo, Zee vio a Ohm disparar su arma con silenciador y luego un cuerpo cayó al suelo como un saco de papas. Preparándose para todo, Zee metió el cuchillo entre los dientes y uso la mano libre para abrir la puerta, despacio, lo suficiente para ver el interior sin ser visto aún. Ohm ya había disparado a dos tipos más en el pasillo.
Con cuidado, Zee se asomó y vio a Nodt de espaldas a la puerta y NuNew, su NuNew, atado a una silla con la cara roja y los labios fuertemente apretados. Zee suavizaría esa boca con un beso cuando lo sacara de allí. El temor a perderlo definitivamente, hizo que Zee se sintiera egoísta y quisiera atar a su pequeña florecilla a su cadera, amarlo y disfrutarlo sin remordimiento. No iba a alejarlo de nuevo, aún si el mismo NuNew lo quisiera. Zee no le iba a preguntar si lo quería todavía, se ganaría su afecto de nuevo si fuera necesario.
—Habla, pequeña mierda. —Gritó Nodt— Dime la fórmula de esas drogas que fábricas o te mataré con una de las armas que el mismo Atthaphan me vende.
NuNew apretó más los labios.
Precioso chico valiente y caprichoso. Era tan leal que no soltaría ni una palabra. Zee se llenó de orgullo por eso, pero era tonto de parte de NuNew ser tan obstinado. Podría terminar muerto. Suerte la suya que Zee estaba ahí para evitar eso.
—Debería obligarte a decirme esa fórmula. —Volvió a gritar Nodt— ¿Te gustaría eso? Puedo divertirme en el proceso. Quizás jugar con ese cuerpecito bonito que tienes y hacerte hablar mientras te follo.
Zee vio a NuNew ponerse pálido de terror por la amenaza y él mismo supo que había cambiado de color, pero por la ira que lo golpeó. Nadie tocaría a NuNew. Nadie más que él, después de conseguir que el chico lo perdonara por ser un cabrón.
Zee entró por completo en la habitación y NuNew abrió muy grande los ojos cuando Zee fluyó sobre sus sigilosos pies y apretó la navaja suiza contra la garganta de Nodt.
—Estarás muerto, antes de que intentes tocarlo —amenazó.
Nodt de congeló en su sitio. Lívido y sudoroso de miedo.
—¿Cómo demonios...?
—Tienes un séquito de imbéciles —fue toda la respuesta de Zee.
—Maldito de Atthaphan. Está vendiendo su mierda a un precio muy elevado.
Nodt trataba de justificarse. A Zee le valía un carajo. Nodt ya era un hombre bien muerto y enterrado. Sí el idiota intentó sabotear el negocio de Gun, no contaba con que tenía a un mercenario para cuidar de ese negocio y del chico que producía su mierda. NuNew era bueno con las mezclas y Zee haría que Gun duplicará el precio actual si alguien quería consumir lo que él hacía, porque era excelente.
—A Gun le importa un carajo la razón por la que hiciste algo tan estúpido como secuestrar al chico. Es, más bien el hecho de que lo hayas tocado y amenazado. El chico es su protegido, el hermano del encargado de Su-wut y es mío. Sobre todo, mío, nadie lo toca y se libra de mí.
Zee vio a NuNew y el destello en su mirada por sus palabras, ahí había una esperanza de que todavía lo quería. Zee esperaba que lo quisiera o de todas maneras lo encerraría en su cuarto hasta que lo volviera a querer.
—Es solo un mocoso que sabe jugar con las cosas de adultos.
NuNew tenía solo diecinueve, pero no era un mocoso. Tenía temple, aunque fuera asustadizo a veces y demasiado ingenuo otras veces. Zee lo supo cuando se puso en peligro por proteger a su hermana gemela la vez que lo conoció. Era valiente, por sobre el miedo.
—El mocoso juega mejor que cualquiera, mejor que tú. Cometiste un error al atacarlo sin pensar en quien lo respalda. Quisiste meterte con Gun y terminaste metiéndote conmigo y lo que yo quiero; y eso, para ti es peor.
Nodt se retorció entre el cuerpo de Zee y la navaja. Vio a NuNew con odio.
—Pequeña mierdecilla-
Zee arrastró el filo de la navaja de un lado al otro de la garganta de Nodt, presionado lo suficiente para sentir como el filo cortaba el tejido y la arteria explotaba en un chorro de sangre caliente al ritmo de los latidos del corazón que pronto se detendría. El maldito no volvería a insultar a NuNew ni a nadie, nunca más.
El cuerpo cayó sin fuerza al suelo y Zee se agachó a limpiar sus manos y la navaja en la ropa del hombre muerto, para después usar la misma navaja para cortar las ataduras de NuNew.
NuNew no sé movió, aun cuando estuvo libre de las cuerdas en sus manos y pies.
—¿Estás bien? —le preguntó Zee.
NuNew solo se le quedó viendo por un largo par de segundos.
—Otra vez... Me ha salvado otra vez.
—Y lo haría mil veces más.
—Pero yo... Phi, usted dijo que yo no le importaba, que no quería tener que lidiar con un niño.
—¿Por eso no quisiste que supiera que eras tú quien trabajaba en el laboratorio?
NuNew asintió sin saber dónde poner las manos. La primera vez, por instinto se abrazó a Zee. Ahora, no sabía si eso sería algo bueno que hacer.
—¿Por qué trabajas en esto? Este no es un mundo para ti. Mira el peligro en el que estabas hace un momento.
Si Zee no hubiera llegado.
Mejor no pensar en eso.
—Quería ser útil y hacer lo que me gusta. Conozco las plantas y sus propiedades. Mezclar amapolas con un poco de esto y aquello no es gran cosa y mi hermano dijo que era una mala profesión, pero no me detendría si era lo que quería. Y lo quería, quiero ayudar y hacer lo que sé hacer. Quería entender este mundo y saber por qué Phi Mew me decía que usted solo trataba de protegerme.
—¿Lo entiendes ahora? Tu hermano tiene razón en que trato de protegerte, pero creo que no hice el mejor trabajo con eso y con cómo te lastimé cuando trataba de cuidarte.
Zee acarició la mejilla de NuNew y se deleitó en el sonrojo y la sonrisa de hoyuelos que lo recompensaron.
—También trataba de impresionarlo, Phi Zee, —confesó el chico, mientras su cara enrojecía un poco más— aunque supongo que mantener mi identidad en secreto no fue la manera correcta.
Zee estaba de acuerdo. Si hubiera sabido que era él todo el tiempo, lo habría cuidado, mantenido el peligro alejado.
—Hora de irnos —murmuró Ohm desde la puerta.
Estaban en un barrio muy concurrido y pronto llamarían la atención de alguien afuera.
Zee tendió la mano a NuNew para ayudarlo a ponerse de pie y salir de ahí pronto.
NuNew le tomó la mano casi tímidamente.
Zee había extrañado el agarre de NuNew en su mano, el tacto tibio en su piel. Lo que daría por poder besarlo y apretarlo contra su cuerpo.
—Vámonos a casa, bonito. Tu hermano te está esperando.
—¿Phi Zee?
Zee lo vio a los ojos, para que supiera que escuchaba.
—¿Es verdad lo que le dijo a ese hombre?
La cabeza de Zee se inclinó con duda. Le había dicho más que algunas cosas a Nodt antes de degollarlo cómo a un pollo.
—Usted le dijo que yo soy suyo. —la ilusión en los ojos de su bonito, hizo a Zee gruñir de emoción— ¿Lo dijo en serio?
—Muy en serio bonito. Y si no quieres, te voy a atar a mi cama hasta que quieras.
—Sí quiero —apuró NuNew las palabras— Pero... si me ata a su cama, significa que quiere tener sexo conmigo ¿Verdad?
Zee empujó a NuNew contra la pared más cercana, esquivando el cuerpo casi frío de Nodt en el suelo.
—Vas a ser mi muerte —le dijo Zee en un susurro áspero contra el oído y luego lo besó.
NuNew envolvió sus brazos alrededor de Zee y trepó sobre él con las piernas, cómo la pequeña ardilla que era desde la primera vez, probando su boca, su sabor, su calor. Sediento y necesitado.
Zee era un árbol feliz y excitado.
Antes de que Zee pudiera sacar un par de dulces sonidos de la boca de su chico, Ohm volvió a asomar por la puerta.
—Oh, vamos. Llévalo a tu casa y fóllalo sobre una cama. La policía llegará pronto y Off no es el abogado del diablo como para librarnos de esta.
NuNew se rió en el cuello de Zee y Zee caminó hacia afuera con él todavía envuelto en su cuerpo. No bajaría de ahí pronto, cuando por fin lo llevará a casa. Pero primero tenía que llevarlo con Mew para que no se preocupara.
La noche era joven y la luna brillaba del mismo modo en que NuNew brillaba a los ojos de Zee, como un verdadero sol entre las nubes.
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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