27. Presentimiento
Gun estaba en su oficina del casino hecho una furia. Después de dos días, solo habían encontrado un callejón sin salida tras otro. El hombre muerto en la casa de Off había sido tomado con la guardia baja y le habían roto el cuello en un movimiento limpio. Sin armas, sin pelea. Era increíble la limpieza en actos tan poco o nada premeditados. Una invasión así y el desorden en uno de los cuartos de la casa no eran cosas planificadas, tampoco un hombre huyendo en mitad de la noche tan cerca del casino.
Cuando Fluke le contó la mañana del día anterior que había visto a Off, casi no le creyó. El Off que conocían no huiría como un prófugo, no correría de su mejor amigo y mucho menos estaría a solo unos pasos del casino sin siquiera acercarse a nadie. Gun solo se atrevió a darle el beneficio de la duda al chico, después de que Ohm le dijera que él estuvo ahí y vio correr a un hombre al que Fluke llamaba por el nombre de Off, pero que no había visto su rostro. Una nueva vaga confirmación fue el video de seguridad del casino, que mostraba la silueta de un hombre viendo alejarse el auto de Gun.
Gun no se dejaba guiar por corazonadas o suposiciones que no fueran comprobables, pero no tenía nada más que eso en las manos.
¿Por qué huiste gatito? ¿Eres todavía el hombre que conocí, al que quiero?
Solo había una forma de saberlo y Gun tomaría lo que tenía para que así fuera. Lo había buscado por dos largos meses, teniendo casi la certeza de que había sido sacado del país y no lo dejaría de buscar ahora que estaba de vuelta.
—Me voy. No me voy a quedar aquí esperando noticias. —Gun tomó su arma con su funda y la puso en el soporte alrededor de sus pantalones con elástico debajo del suéter de talla extra grande que había reemplazado a sus camisas de seda y las chaquetas de traje. Se sentía ridículo, pero así eran las cosas ahora— Ohm, te quedas a vigilar el casino esta noche y Zee en el loft con Mamá Dararat y Fluke.
Ohm resopló, dispuesto a hacer una burla sobre la forma en que Gun se dirigía a la madre de Off, pero se la pensó mejor. Ya había comprobado que la ira de un hombre embarazado no se tomaba a la ligera, cuando Gun se había descargado en él sus frustraciones y le acomodó un puñetazo en un ojo por no haberle dicho inmediatamente que habían visto a quien podría ser Off y decidió que era mejor esperar hasta la mañana siguiente.
—¿Qué hago si viene Nodt por el pedido?
—Le dices que hasta que no pague lo que debe no le vas a entregar nada y si se queja lo matas. —Gun se estaba esforzando por concentrarse en sus negocios. Tenían un cliente que compraría parte de las mercancías que estaban en el almacén del casino. Un minorista que pagaba bien, pero que a veces necesitaba incentivos para liquidar a tiempo.
Ohm asintió y Gun se dirigió a Zee:
—Dile a Mamá que no me espere a cenar.
—¿Quién va a ir con usted señor?
—No necesito a nadie, puedo cuidarme yo solo.
—No creo que sea inteligente ir solo. Usted ya no es solo usted.
Gun puso la mano derecha sobre su vientre. Se sentía capaz de cuidar de sí mismo y de ese bebé, a costa de lo que sea.
—No va a pasar nada Zee. Vete a la casa y llama a Ohm si necesitas algo.
—¿A dónde vas? —preguntó Ohm.
—Sólo voy a dar un par de vueltas. —Gun salió con Zee detrás de él.
En el estacionamiento Gun estaba por subirse a su auto cuando la voz de Zee lo detuvo:
—Gun.
Zee nunca le hablaba por su nombre. Siempre era señor, a pesar de los años de confianza. Algo era diferente ahora.
Gun solo lo miró en silencio.
Zee le ofreció una pequeña hoja afilada.
—Nunca se está lo suficientemente seguro. Ten cuidado.
Gun tomó la diminuta hoja y la acomodó en el dobladillo elástico de sus pantalones, por la espalda. Asintió en reconocimiento y se subió al auto. Gun no esperaba nada esa noche. Solo recorrer las calles y ver si encontraba algún indicio, alguien que se viera extraño, o solo despejar el hueco pesado y caliente en el estómago que se hacía más grande conforme pasaban las horas.
Un presentimiento, tal vez, o quizás solo eran las molestias por los movimientos del bebé. Justo ese día su pequeño hijo o hija decidió que era tiempo de dar señales de su presencia comenzando a moverse. ¿Pueden los bebés sentir la presencia de sus padres? Por la razón que fuera, Gun se sintió diferente ese día. La ansiedad por volver a ver a Off y descubrir qué le había hecho Jeff, el temor a lo desconocido por primera vez y el instinto recién despierto que le decía que lo que vivía ahora dentro de él era lo más importante en su mundo y la principal razón para no dejar de buscar.
Gun sentía que la búsqueda estaba por terminar.
Se había hecho de noche muy rápido y Gun seguía dando vueltas por las calles escuras. Tan cerca del distrito Su-wut como era posible, sin dejarse ver o llamar la atención. Con Jeff de vuelta y él estando solo, no era un buen movimiento rondar descaradamente.
Gun aparcó a un par de calles del hotel de quinta del que había sacado a Off hace un tiempo cuando intentaba follar a una mujer. Era el único negocio de Satur que había quedado en funcionamiento después de que desapareció meses atrás, pero ahí no se veía nada fuera de lo común y siguió con su camino, apartando el recuerdo de lo que ahora sabía, eran celos por Off intentando tener sexo con alguien más.
Más adelante, se paseó frente al restaurante al que Off acostumbra ir con Fluke los viernes. El lugar no era extraordinario, pero se veía bien y podía imaginarse a esos dos sentados a una mesa pasando el rato. En el restaurante solo había unas cuantas personas, pero ninguna se parecía a Off.
Antes de medianoche, Gun se sintió cansado. Ahora dormía más y bebía menos —o nada— para el caso. En el departamento, el alcohol desapareció por sugerencia de la madre de Off y solo había jugo y un montón de vitaminas junto a las medicinas de la dulce señora en la alacena de la cocina. En el casino, Gun ya no pensaba tampoco en beber y no es como si tuviera un momento de soledad para pensar en siquiera oler una de las botellas del bar.
Dio unas vueltas más por las calles solitarias y se detuvo varios minutos más tarde frente a la pequeña casa de Off. Un destello de un recuerdo apareció: Off abriendo la puerta principal la primera noche, vestido todo de negro, relajado y sexy, con las argollas en sus orejas que lo hacían ver más fresco y joven, las manos temblorosas y el aroma de la colonia de Off, que parecía haberse derramado debajo de su chaqueta porque se podía oler desde la acera.
Off era perfecto. Todo sumiso y complaciente, nervioso y estremecido y Gun se había sentido caliente en el mismo momento en que lo vio, con los ojos entrecerrados y las manos temblorosas, tan lindo y mimoso como el gatito que era para Gun. Si le hubieran dicho en ese momento que terminaría enamorado y embarazado de ese hombre tan inocente e ingenuo, se habría reído de quien se lo dijera. Gun no era de emociones o relaciones. No fue así como creció, no fue así como aprendió a sobrevivir y sin embargo ya no sentía que vivía ahora que un hombre tan simple le había dado un giro a su vida.
Gun se bajó del auto y observó con atención el perímetro de la casa. Iba armado, pero también iba solo y no quería arriesgarse. Aun si era un movimiento tonto que quien sea que haya estado ahí antes volviera tan pronto, después de matar al hombre que vigilaba la casa. Nadie se expondría de esa manera. Gun tampoco quería exponerse, pero últimamente hacía cosas más por impulso que por ser racional y el impulso de conectar con Off lo había llevado hasta la casa.
Desbloqueó la puerta con su propia llave —cortesía de la dulce señora Jumpol— y se adentró con cuidado, encendiendo las luces y revisando cada habitación de la planta baja, con su arma en la mano derecha y la izquierda alrededor de su cintura, antes de subir las escaleras a la planta alta y revisar las dos únicas habitaciones ahí.
El cuarto de Off había sido ordenado de nuevo. Fluke se ofreció a hacerlo él solo después de que Gun le sugiriera que Ohm lo acompañara y consiguiera ayuda de alguien más y que Ohm dijera que tenía que supervisar la transacción de drogas con el farmacéutico. A Gun se le hizo extraño que Ohm estuviera tan distante de su conejito y que Fluke se viera como si recién volviera del funeral de su mamá, pero los problemas de esos dos no eran de su incumbencia.
Gun revisó el baño de la habitación de Off y cuando estuvo satisfecho de su inspección se sentó en el borde de la cama doble, puso el arma sobre el buró y se quitó los zapatos. Cuando no podía dormir se salía del loft y venía a la casa y se acostaba en esa cama. Lo hacía sentir más como si estuviera cerca de Off.
Gun corrió las cortinas de la ventana y apagó las luces, dejando solo la luz amarilla y tenue de la lámpara de noche junto a la cama y se recostó en las almohadas, hilando un nuevo recuerdo.
«—Eso es gatito. Lo haces tan bien, eres tan bueno. Ahh —Gun estaba de rodillas en el sofá, frente al respaldo de cuero en la sala del loft y Off detrás de él, follándolo con abandono— Más duro gatito. Sé que puedes, hazlo, fóllame, Sí, así.
Off empujaba más fuerte las caderas y se enterraba en el apretado y caliente agujero de Gun tal como se lo pedía. Inclinando a Gun hacia adelante y embistiendo más profundo con el nuevo ángulo. Gimiendo de placer, apretando las caderas de Gun como si fuera un salvavidas en el medio de un mar con tormenta.
—Gun —gimió Off.
—Eso es gatito. Dámelo todo, mete tu polla dentro de mi culo. Sé que te gusta.
Off obedecía como un cachorro y jodía una y otra vez dentro de Gun, con una mano en el colorido cabello, jalando los mechones con fuerza y con la otra agarrándolo de la cintura, mientras plantaba besos voraces en la espalda de Gun, mordía su lóbulo de la oreja y respiraba con fuerza sobre su hombro.
—Has que me corra gatito y luego podrás hacerlo tú. Me haces sentir tan bien.
Un orgasmo compartido después, Gun acariciaba la cabeza de Off, acurrucados en el sofá. Off delineaba con los dedos la piel sudorosa de Gun y besaba su costado con suaves y tibios labios.
—Eres tan mimoso después del sexo. No te imagino siendo así después de follarte a una mujer.
—No soy así con las mujeres, solo contigo.
A Gun se le calentó el estómago.
—Entonces te gusta follar con hombres y ser un lindo gatito sumiso.
—Me gusta follar contigo y que me rasques la cabeza después. Sabes que no me gustan los hombres.
—Pero te gusto yo —aseguró Gun, siendo recompensado con un ruidito suave como respuesta.
Off buscó más de las uñas de Gun en el nacimiento de su cabello en la base de la nuca. Justo como lo hacía Minimini, empujándose entre sus dedos como un necesitado de cariño hasta quedarse dormidos y enredados, donde fuera que cayeran después de follar.»
Gun se había quedado dormido mientras recordaba. Esa había sido una de las últimas noches que pasó con Off. El sueño llegaba rápido cuando Gun recordaba sus encuentros y se arruinaba aún más rápido cuando repetía en sueños las imágenes del video que le dejó Jeff antes de desaparecer con él.
Gun despertó de pronto, sintiéndose observado. La luz de noche todavía encendida en el buró junto a la cama. Se sentó de nuevo en el borde, acomodando rápidamente su suéter y buscó su arma donde la había dejado. Era un instinto arraigado, el buscar su arma cada vez que despertaba, aun si era en su propia cama en la seguridad de su casa. Ahí es donde Off la había visto tantas veces cuando estaban en su habitación. Esta noche, Gun no estaba en su casa, ni en su habitación ni en su cama y tampoco estaba su arma.
Pero Off estaba justo ahí, entre las sombras de la habitación poco iluminada, sentado en la silla del rincón. Gun podría reconocer hasta su sombra y reconocería también el arma con la que Off le apuntaba. Era la suya.
𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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