Quince
Por primera vez una sonrisa apareció en sus labios al no tener ni idea de lo que estaba haciendo, no sabía bailar y tampoco pretendía ocultarlo, pues su amo se había dado cuenta desde el momento en el que pisó la pista, simplemente moviéndose de lado a lado dejando que la música hiciera su trabajo, dejando que los mayores bebieran cantidades de alcohol que para un humano eran mortales, pero a ellos solo les hacía cosquillas. La multitud se comprimió haciendo que el menor perdiera de vista la silueta alta de Jason, perdiendo el sentido de donde estaba. Se las arregló para salir de la multitud y caminar sin rumbo por la residencia, chocando con uno que otro de vez en cuando, quedando de pie frente a los cuadros gigantescos que colgaban de las paredes, diferentes rostros a los que había visto antes, pero aún así se veía el sufrimiento en sus ojos.
—son almas en pena— la mirada del muchacho se posó en el hombre que tanto miedo le infundía, Hubert, quién lo miraba examinando las posibilidades que la vida le estaba ofreciendo en charola de plata—. Cuando las almas humanas ya no nos sirven y son tan oscuras que no se les encuentra remedio, se les plasma en la casa, y nunca podrán salir a menos de que el demonio que los puso ahí, muera, aunque claramente todos ellos se irán al infierno— se burló notando la incomodidad del chico—. ¿Y tú amo? No creo que Jason te deje andar por ahí sin correa, ¿o si?— Kyle pasó saliva y decidido a alejarse de él. Camino fuera del pasillo tan a prisa que casi cae cuando el demonio lo sujetó con fuerza por la muñeca—. No he terminado de hablar, mocoso maleducado— resopló aterrorizando al muchacho, volviéndole las piernas tan débiles que podía caerse y no volver a caminar en un rato—. Te perdiste— confirmó leyéndole la mirada de miedo que tan fascinante sale resultaba—. Camina— ordenó tirando de la mano del menor quién se resistía, chillándole que lo soltara, amenazando con llamar a Jason, pero esa idea se desvaneció al recordar que si se separaba seguramente lo castigaría. Hubert abrió una de las habitaciones del piso de abajo encontrando a una pareja humana a punto de tener relaciones, solo que el plan del demonio no era nada diferente—. Ustedes dos, lárguense— bufó con una expresión fría que heló la sangre de los jóvenes, quienes tomaron su ropa y salieron corriendo. Hubert cerró con seguro arrojando al niño a la cama, haciéndolo botar en el colchón—. Apresúrate y quítate la ropa— Kyle negó apresurándose a pensar que era lo que aquel hombre quería y sin importarle ningún castigo un grito salió de sus labios secos y partidos.
—¡amo! ¡Ayúdeme!— lloró viendo al demonio quitarse la ropa con una sonrisa maliciosa—. ¡Jason!— chilló sintiendo un agarre en su talón jalándolo al centro de la cama, encontrándose con una mirada repugnante que recordaría en sus pesadillas.
—eres un chiquillo maleducado, uno nunca debe llamar a su amo por su nombre— sonrió comenzando a desgarrar la ropa del menor, dándole vuelta con violencia, sintiendo su resistencia, pero por más que quisiera, la fuerza que tenía un demonio era sobrehumana. Sus manos apretaron sus caderas escuchando los sollozos del niño al tiempo que acercaba su miembro a la pequeña y virginal entrada del humano.
—¡amo!— lloró con todas sus fuerzas imaginándose que aquel rubio entraría por la puerta y mataría al desgraciado que estaba por violarlo, pero no sucedió, el sonido de la música era tan alto que apenas y se escuchaba un chillido de auxilio.
—cierra la boca, estupido humano— llevó su mano a la boca del muchacho mientras lo penetraba con una fuerza que podía quebrarlo en pedazos, sintiendo como su cuerpo luchaba por rechazar lo que ahora estaba en sus interiores, manchándole y profanando la inocencia de su cuerpo. Las lágrimas bajaban por sus ojos, intentando gritar con todo el aire que había en sus pulmones mientras las estocadas contra su entrada se volvían catastróficas, lo estaban hiriendo al grado que deseo morir, cerrar los ojos y dejar de respirar. El interior del niño se contrajo apretando el miembro de Hubert, desbordándose en placer, la mascota de Jason lo estaba complaciendo como ningún otro. Lo tomó con fuera del pelo como si de un perro se tratase y lo empaló con todas sus fuerzas, casi partiéndole a la mitad, robándole el acto más sagrado de amor, uno del que ahora no quería ni escuchar, se odiaba, odiaba a Hubert y más que nada a la vida, estaba siendo violado por un demonio que solo eso buscaba, tenerlo en la cama aunque fuera por la fuerza y estaba casi seguro de que nadie lo detendría de hacerlo.
El miembro palpitante del demonio se vacío en el muchacho, mirando la sangre bajando por sus muslos, mezclándose con el semen. Salió de su interior pegándole una nalgada que dejo su piel marcada.
—que buen polvo, muchachito— carcajeó poniéndose la ropa y después de un rato salió de la habitación dejando al muchacho sollozando contra la almohada.
Dulces sueños, no me odien
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top