Capítulo 34
Taehyung todavía se encontraba sorprendido y algo extrañado con la llamada recibida una hora atrás. Con su mirada buscó a la persona que lo citó en aquel bar y al encontrarlo, solo pudo relamerse los labios y sonreír para ir en su búsqueda. En una mesa apartada, a una esquina cerca de la barra, Jimin tomaba un trago de su vaso con la mirada perdida en el suelo.
— Estos no son los ánimos que me esperé encontrar cuando justamente tú me has llamado por teléfono.
— Estos son los ánimos de un hombre que se siente humillado después de ofrecer la tonta idea de hacer un trío y ser rechazado rotundamente. — Una parte de la mente de Taehyung deseó reír, pero el aspecto de Jimin se veía tan deplorable que mordió sus labios y se sentó. — Sin miedo, ríete.
— Nada de risas, solo estoy confundido por el hecho de que me llamaras y contaras todo esto. — Mirando al hombre que atendería su mesa calló, dedicándole una sonrisa. — Un whisky sin hielo, por favor.
— Esto solo se lo podría contar a Jungkook y sinceramente no me atrevo a decirle porque sé que escucharé un sermón. No tengo muchos amigos dejándolo a él, Yoongi y Namjoon de lado. Bueno, está Singchen, pero él se fue a vivir a China con su familia para tomar el negocio.
— ¿El chico con el que fuiste a la cocina, el que vi con ustedes también en el club?
— Sí, ese. El caso es que de alguna forma, cuando pensé en ver a alguien, solo tú viniste a mi mente. — Se encogió de hombros estirando su vaso para brindar en cuanto la bebida de Taehyung llegó. — ¿Salud y un beso? Este es un sitio discreto para artistas como nosotros. — Se inclinó para besar al peligris que sonriente se alejó. — Cierto, estamos en público y eres un hombre casado.
— Tienes aspecto de todo menos de querer enrollarte con alguien en estos momentos, ese rechazo del trío te ha pegado demasiado fuerte como para ser algo sin importancia.
— Imagínate que te guste tanto una persona que con tal de tenerlo no te importe compartir la cama con alguien más. Ese hombre por el que te desvelas en la noche, por el que estúpidamente has llorado y en algún momento tuviste en la palma de tu mano simplemente se cansa de esperar por ti y termina en una relación seria con un amigo en común. Ahí te das cuenta de que sientes envidia de eso que nunca quisiste, deseaste sexo y terminas queriendo amor, algo real y profundo, pero ya quien te interesa no te lo ofrece. Entonces, quedan migajas que intentas recoger a como dé lugar, incluso sopesas la idea de verlo ofreciéndole a alguien más todo lo quieres, escucharlo, verlo, sentirlos. Todo eso... Solo para sentir a esa persona cerca.
— Personas para sexo son las que sobran.
— Eso es así, pero de todas esas personas, ¿cuántas te sacan sonrisas sinceras, te escuchan, te tocan la piel, pero no intenta desnudarla? ¿Cuántos te miran a los ojos sin mirar tu culo, te dicen te amo y te brindan todo a cambio de nada? ¿Cuántas personas conoces que logran rozarte sin segundas intenciones y erizan cada vello de tu cuerpo? Sexo, claro que eso lo podemos tener con cualquiera y es delicioso, pero conectar mientras lo haces, hacer el amor con la mente, eso no se puede con todos.
— Sí, suena muy bonito, pero hay gente que puede lograr casi todo eso y lo único que necesitan es química. Vamos, anímate, habrá más hombres, mujeres y tríos.
Jimin no quiso responderle a eso, se limitó a sonreír y volver a brindar con él, disfrutando de una grata compañía en donde no debía preocuparse mucho por mostrar su mejor imagen, no tenía deseos o fuerza para ello. Para ambos fue agradable ese tiempo en donde entre conversaciones sin mucho trasfondo podían relajarse sin pensar demasiado en sus vidas u obligaciones, donde su entorno carecía de importancia.
Beber y conducir era una mezcla inaceptable para ellos, por ende, Taehyung terminó avisándole a su esposo que tardaría un poco más y que utilizando un chofer, lo llevaría hasta su casa. En el trayecto así como lo habían estado haciendo, su conversación se centró más en sus carreras y trabajos.
— ¿Subes? — Jimin preguntó una vez que el chofer se estacionó, buscando con la mirada al peligris que solo ladeaba su sonrisa, observándolo con cierta prudencia. — Supongo que todavía es temprano, podemos beber algo más, no sé.
— Sí, todavía es temprano. — Respondió mirando al chofer. — Me animo a ir por un trago más. — Con una sonrisa y naturalidad despachó al chofer para seguir a Jimin al interior del edificio, preguntándose si ya Jungkook habría regresado a su apartamento. Ese fue el primer lugar donde ellos estuvieron años atrás, tenía buenos recuerdos de ese lugar en el que su hijastro compartía cama con su pareja. — ¿Cuál es tu piso? — Indagó mientras se dirigían hacia el elevador.
— Diecisiete, cuatro pisos más abajo que Jungkook. — Su contestación llegó tranquila, estudiando el semblante del peligris. — ¿Has dicho que aceptabas subir porque pretendes ir a verlo y solo soy una cortina de humo para tu esposo o realmente vendrás a mi apartamento? Me gustaría pasar el rato contigo, siéndote sincero, incluso te deseo.
— He venido por esa bebida que me has ofrecido. — Disminuyendo la distancia entre ellos, sonriéndose, fue procurando esos lindos y pronunciados labios. — Veamos lo que ese deseo me puede entregar hoy.
Sus labios se unieron mientras a ciegas presionaban el botón del ascensor para llamarlo, besándose con calma, pero con nulo hasta que las puertas se abrieron y ellos entraron sin separarse. Entre risas y la presión de unas manos sobre su trasero, Jimin marcó el número diecisiete. Escucharon el leve sonido de las puertas cerrándose, mismo si esto no llegó a ocurrir porque una mano impidió el proceso. Los dos se separaron con agilidad intentando mantenerse lo más natural posible, pero ninguno esperó ver al pelinegro que los miró fugazmente antes de presionar el número de su piso.
— Jaehyunie, ya has regresado, creí que lo harías en tres días más. — Mencionó Jimin acercándose para saludarlo. — Es bueno verte de regreso en la ciudad.
— Sí, la gira fue un éxito y moría por regresar a casa, por lo que en cuanto culminé todas las actividades pendientes, decidí venir, llegué esta tarde. — Con disimulo, Jaehyun estudió al peligris quien con un asentimiento de cabeza le saludó.
Correspondió su saludo cortésmente, procesando lo que había alcanzado a ver cuando ellos entraban a la habitación. Hasta donde tenía entendido, Jimin sabía lo ocurrido entre Taehyung y Jungkook. Él se separó de Jungkook por su propia tranquilidad y a su vez, darle una oportunidad para que aclarara sus pensamientos con respecto a ese hombre que había visto besando a uno de sus mejores amigos.
Ahora se despertaba cierta ansiedad en su interior, quizás una muy leve esperanza al ver que Taehyung estaba con Jimin y no con Jungkook. Eso podría significar que el otro pelinegro, su expareja, tal vez hubiese tomado una decisión que los podría beneficiar. No podía mentirse, echaba de menos a Jungkook cada día, lo seguía amando aunque a pesar de haber dado un paso atrás por la felicidad de Jeon y la suya propia. En silencio los vio descender del ascensor y él permaneció con muchas ideas en su cabeza hasta llegar a la planta que le correspondía, dos pisos más arriba de Jimin y dos por debajo de Jungkook.
¿Una sorpresa? Llegar a su puerta y ver al pelinegro aguardando por él. Al parecer, Jungkook se estaba debatiendo entre tocar el timbre o no, por eso quedó confundido cuando se percató de que Jaehyun no se encontraba en su apartamento, si no justo detrás de él.
— ¿Qué haces aquí, Jungie? — Preguntó pretendiendo una calma ficticia porque su corazón latía desmesuradamente con solo verlo. Era injusto que una persona pudiese revolucionar de esa manera a otra con solo su presencia. — ¿Me buscabas?
— Supe que adelantaste tu vuelo, que llegaste esta tarde y por eso quise venir a saludar, no sabía que estabas fuera.
— Estuve en la agencia hasta ahora, tuve que dejar algunas cosas en orden antes de descansar. — Comentó pasando a poner el código de acceso que hasta el momento no había cambiado. — ¿Vas a pasar?
Jungkook permaneció en silencio, sin saber si debía pasar o no, pero terminó asintiendo. Todo lucía exactamente igual a la última vez que estuvo ahí, era comprensible, no es que Jaehyun tuviese demasiado tiempo para estar ahí y hacer cambios importantes. Entró en silencio, se sentó en el sofá mientras el contrario buscaba algo de beber para ofrecerle.
— Sé que no viniste solamente a saludarme, Jung. — Mencionó sentándose frente él, viéndolo rascarse su cabeza con una sonrisa. — ¿Vienes a decirme algo con respecto a lo que hablamos la última vez?
— No, es decir, sí y no. — Al ver la confusión en Jaehyun, cerró sus ojos por un momento y suspiró. — La verdad es que vine para hacerte una invitación.
— ¿Una invitación? Jungkook, nosotros no estamos en posición de hacernos invitaciones.
— Yo lo sé, estoy consciente que me pediste espacio, me diste tiempo para que aclarara mis ideas y sé que nosotros nos debemos una conversación más. No obstante, creo que esa conversación podría aplazarse hasta después de nuestro aniversario la próxima semana. ¿No lo crees? — Jaehyun no le estaba siguiendo el hilo correctamente, pero asintió. — Mi padre ha organizado una celebración conjunta para nuestros aniversarios.
— ¿No le has dicho que nosotros terminamos?
— Solo le dije que no estábamos en nuestro mejor momento, que tuvimos desavenencias, pero a nadie le he dicho realmente que nuestra relación acabó. — En silencio, Jaehyun se inclinó para tomar una de las cervezas cerradas delante de él, procesando lo que estaba escuchando. — También habrá una fiesta doble en celebración a la nueva sociedad a la que pertenecerá Jeon's Corporation junto al aniversario de mi padre y su esposo. Me gustaría que vinieras conmigo tanto al evento como el viaje preparado por mi padre para nosotros cuatro. Pienso que tendremos tiempo para ponernos al día y conversar a fondo sobre nosotros dos. ¿No te parece?
— Jungkook, no sé si esa sea la idea más sensata.
— Por favor, me gustaría mucho que vinieras conmigo.
El otro pelinegro tensó su mandíbula levemente, asintiendo mientras recordaba lo presenciado hacía un rato. Cabía la posibilidad que las cosas entre Jungkook y Taehyung ya estuvieran resueltas, de igual forma, necesitaba hablar con él, cualquiera que fueran sus palabras, lo ayudaría a continuar su camino. Además, él ya había sido invitado al evento debido a que sus padres también formarían parte de esa sociedad y como su hijo, aunque no directamente por ellos, fue invitado.
— Te he extrañado, me has hecho mucha falta. — Se levantó de su asiento para ir hacia él, sentándose en el brazo del asiento para inclinarse a besarlo. En serio lo había extrañado, esa tranquilidad y plenitud que junto a Jae tenía, no existía en ningún otro sitio. Se sentía tan bien, le gustaba tanto, que no pudo evitar profundizar ese beso que el pelinegro de cuello tatuado interrumpió. — P-Perdona, yo sé que...
— Así no es como funcionan las cosas, al menos no conmigo y lo sabes. — Musitó sintiendo sus labios hormiguear, elevando su mirada para ver esos ojos frente a los que tan débil era. — Acepto tu invitación a ambos lugares. — Jungkook sonrió ampliamente y él negó con otra sonrisa. — Yo también te extrañé, Jungie, mucho.
En ese momento en que Jungkook volvió a inclinarse para besarlo no lo detuvo, correspondió con muchas ganas hasta que ambos supieron que había llegado el momento de separar sus labios. Con solo la mirada y pocas palabras se dieron las buenas noches, permitiendo así que Jungkook se fuera a su propio apartamento para no hacer nada de lo que ambos podrían arrepentirse.
— Eres más agresivo de lo que esperé. — Mencionaba Jimin dejando que el peligris mordiera su pecho acorralado a esa pared.
— No deberías esperar nada de mí, siempre supero las expectativas tanto de forma positiva como negativa. — Sonrió tirando de sus labios ahora con los dientes, agitando sus largos dedos en el interior del trasero de Jimin mientras este masturbaba fervientemente su erección.
No habían dejado de besarse desde que entraron en su apartamento, se fueron desnudando entre caricias precipitadas y palabras lascivas, utilizando un vocabulario un tanto soez que ambos disfrutaban. Así fue como llegaron a esa posición en donde contra la pared, ambos se masturbaban mutuamente.
La mano de Jimin era pequeña en comparación a la suya, pero el agarre sobre su miembro era implacable. Sabía lo que hacía, era agradable esa entrega física y la firmeza de sus toques. Lucía hermoso y para sorpresa de ninguno, tenían buena química.
Dejando su cabeza caer hacia atrás, apoyándola en la pared, Jimin gemía sin saber cómo desde esa posición y con ese ángulo, los dedos de Taehyung eran capaces de llegar a su próstata. Su coordinación era peligrosa, los dedos en su interior se agitaban constantemente y casi al mismo ritmo que la mano que rodeaba su pene. A su vez, él procuraba mover sus manos junto al peligris, sintiendo ese palpitante miembro contra su piel. Unieron sus labios sin besarse, solo para canalizar sus gemidos mientras vorazmente se llevaban a sus orgasmos con muy cortos minutos de diferencia.
Todavía se encontraban pasando la nebulosa de su clímax cuando el timbre de la puerta de Jimin los sobresaltó porque estaban demasiado cerca de esta. Apresurándose, Taehyung buscó su ropa, Jimin lo imitó mientras escuchaban el sonido del timbre dos veces más antes de que Park finalmente pudiera abrir la puerta. Lo que menos se esperó él esa noche, fue ver a Namjoon frente a él, actuando como un niño nervioso o al menos fue así hasta que se centró en su aspecto.
— ¿Estás ocupado? — Indagó tranquilo, debatiendo en su mente si fue una buena idea ir a hablar con el menor justo esa noche. — Lo siento si te incomodo, no sabía que estaría acompañado. Es decir, me escribiste hace un rato, creí que estabas mal y...
Sin querer, la puerta de Jimin se abrió más de lo que el propio rubio pretendía, la vista de Namjoon se centró en el hombre sentado en su sofá. Cerrando sus ojos respiró profundamente, sintiendo el olor a sexo todavía en el ambiente. Notó como Jimin no se había colocado su ropa correctamente, sus labios enrojecidos e hinchados, el sonrojo en su piel.
— ¿En serio, Jimin? Es el esposo de Dongun, alguien que estuvo con nuestro mejor amigo y que sabe no le fue indiferente como una simple follada. ¿En serio tenías que hacer algo así? — Dejando de lado lo que había ido a conversar con él e ignorando el falso desinterés que el menor mostraba sin negarle aquello que decía, el castaño se dio la vuelta para alejarse de allí sin siquiera entrar en el apartamento.
— Yo creo que es mejor dejar la noche hasta aquí. — Mencionaba Taehyung con cautela luego de ser testigo de ese incómodo momento. — Lo siento.
— No hay nada que sentir. — Le guiñó un ojo dándole su mejor sonrisa. — Más bien debería agradecerte porque gracias a ti he pasado bien este día y ahora mismo estoy en pie. Ya sabes, tienes mi teléfono por si en un futuro deseas liberarte o solo tener una charla de amigos tan patética como la que te di hoy contándote toda mi vida. — Taehyung asintió devolviéndole la sonrisa, inclinándose para darle un beso y salir de allí, dejando al rubio recostado a su puerta confundido. ¿Qué había ido a hacer Namjoon ahí a esa hora?
No, no quería seguir pensando en Namjoon. Ya incluso se había humillado lo suficiente yéndolo a buscar continuamente. S rebajó hasta el punto de ofrecerle un trío cuando tenía cero interés en compartirlo con Min. Kim Namjoon conocía perfectamente sus sentimientos, estaba en una relación con Yoongi y vivía su vida como quería, no tenía ningún derecho para intervenir en la suya. Taehyung era un simple amigo más y ambos sabían que lo ocurrido carecía de total importancia, solo se hicieron compañía y liberaron juntos, nada más. El propio Jungkook estaba al tanto de que el peligris siempre le resultó atractivo y que, si tenía la oportunidad la aprovecharía. Su consciencia estaba tranquila, no engañó o traicionó a su amigo, ya no debía pensar más en lo ocurrido.
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— ¿Cómo luzco?
—Luces hermosamente perfecto, como siempre. — Respondió con una sonrisa el señor Jeon, ayudando a su esposo a terminar de ponerse su traje. — ¿Por qué estás tan nervioso?
— No lo sé, ya he ido a muchos eventos contigo, pero sigo poniéndome nervioso cada vez.
— No debes estar nervioso cuando junto a mí, serás el anfitrión del lugar.
— El noventa y nueve por ciento de los invitados no tienen la más remota idea de que soy tu esposo, Dongun. Soy un invitado más de la fiesta aunque comparta la vida con quien la organizó. — Espetó observándose frente al espejo.
— Taehyung, ya hemos hablado de eso. A ninguno de los dos le conviene hacer público nuestro matrimonio, fue algo hablado desde que nos conocimos. — Sí, no le convenía y no quería, eso lo pondría en el ojo del huracán y cortaría gran parte de su libertad, no obstante, Taehyung no tenía la más remota idea de por qué eso le molestaba en esos momentos. Se casó con su difunta esposa para guardar las apariencias, obvio que no revelaría que estaba casado con un hombre que podría ser su hijo. — Ven aquí. — El mayor se acercó para darle un beso y palmear su trasero con una sonrisa. — Eres mi esposo y te amo, eres la persona más importante en ese lugar para mí, no lo dudes.
— ¿Tus hijos no irán?
— Deberían, pero ya los conoces, lo más probable es que no asistan así sea solo por llevarme la contraria. — Su voz se apagó un poco y Taehyung lo notó.
— Pues yo estaré ahí junto a ti, mi amor. — El mayor sonrió, asintiendo mientras se colocaba su reloj. — Ya estoy listo.
— Entonces vamos.
Dos autos elegantes aguardaban por ellos en la puerta de la mansión Jeon. No podían simplemente llegar juntos, pero ambos viajaban con el mismo estilo y nivel. Su recibimiento en el hotel Euphoria donde se estaría llevando a cabo el evento fue lleno de protocolos tanto por el personal del hotel entre los que se encontraba Park Seojoon quien había subida bastante de posición desde la última vez que Taehyung lo vio en ese lugar. Los trabajadores de la prensa que ignoraron al peligris, pero jamás a Jeon Dongun. Varios de los invitados e incluso sus asistentes.
Difiriendo de lo que creyeron, Jeon Seokjin sí asistió al evento acompañado por su esposa y, para sorpresa tanto de Taehyung como de Dongun, Yoongi estaba nuevamente a su lado, como si hubiese retomado el papel de asistente de Jin. A la distancia el peligris veía como por ellos también se causaba un pequeño revuelo a pesar de la pseudo privacidad de aquel evento. Estaba supuesto a ser pequeño y para un selecto grupo, pero no había menos de doscientas personas solamente entre los invitados.
— Minjong, has venido.— Mencionó estirando su mano para un saludo cordial al padre de Chungha, mismo que permaneció mirando a Taehyung con insistencia. — Ojos en mí.—Musitó Dongun sacudiendo de más su mano para llamar su atención. — Acompaña al personal que te guiará hasta la mesa en donde te sentarás.
— Creí que nos sentaríamos juntos, somos familia después de todo.
— Justamente por ser familia le hemos dado una de las mejores mesas muy cerca de la nuestra. — Intervino Taehyung, no sabía por qué, pero seguía sin poder soportar a ese hombre que en el pasado tuvo también sus encuentros íntimos con su esposo. Estaba muy lejos de ser celos, era simplemente de esas personas que miraba y por más que lo intentara no podía tolerar. —Por favor, acompañe al señor Park. — Terminó por decir cruzando fugazmente la mirada con Seojoon.
— Si me permite, por aquí, señor Kim... — Seojoon le indicó el camino al sujeto que le dio una mirada llena de reproche a un Taehyung que se apegó más a su esposo por el simple placer de molestarlo.
— Bueno, parece que mis hijos si vinieron después de todo. — Habló alegre Dongun cuando sus ojos divisaron a un Jungkook que llegaba al evento acompañado de Jaehyun.
— ¿No dijiste que parecía que ellos habían terminado? — Preguntó en un tono bajo Taehyung, sin comprender el motivo por el que le incomodaba la llegada de ambos juntos.
— Qué más da, al parecer arreglaron sus problemas y eso es bueno. — Alegre avanzó hasta sus hijos, quienes se saludaron y conversaban a pocos metros de ellos.
Rodando sus ojos, Taehyung bebió todo lo que restaba de la copa que tenía en sus manos, sintiéndose extrañamente fuera de lugar. Su humor parecía solo querer ir en decadencia, estaba molesto, odiando el hecho de que incluso después de saludarlo, de él haberse alejado esperando que Jungkook fuera a él, este lo saludó con total indiferencia. Todas sus miradas y sonrisas iban para ese otro pelinegro, lo miraba de un modo que era mortificante, un brillo que le incomodaba en demasía a pesar de no tener razón para ello.
Buenas, bueeeenaaaassss!!!! ¿Cómo han estado? Espero que les haya gustado el capítulo.
LORED
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