Capítulo Veintidós
Recuerdo que no está editado :)
Oscuridad. Miedo. Frío. El ruido del agua gotear en el suelo. Soledad. Sangre. Mi propia sangre. Dolor. Mucho dolor. Querer acabar con todo, las ganas de desaparecer, querer rendirme... Cerrar los ojos y no volver a abrirlos...
Centro mi vista en el horizonte, intentando fijarme en un punto en concreto, queriendo evitar ese tipo de pensamientos. Pero no sirve de nada, mi mente está en otra parte. No puedo con todas estas sensaciones, no de nuevo. Ya tengo suficiente cada noche antes de cerrar los ojos, en los que el miedo me invade, en los que sé que por mucho que no quiera, me transportaré de nuevo a esa habitación, volveré a estar retenida en contra de mi voluntad y volveré a revivir todo lo que había pasado.
Por inercia hago que el fuego se cierre más alrededor del cuerpo de Carlin, que ya ha tomado forma, para que no pueda moverse aunque lo quiera, y si lo hace, será con dolor, va a quemarse.
—Veo que has aprendido muchas cosas desde la última vez que estuvimos juntas—se mofa. No suena alterada, ni tampoco preocupada, es como si no le importase estar atada. Todo lo contrario, intenta focalizar toda la atención en mí, y por la forma en la que me está mirando espera que haga algo fuera de lugar.
Que esté ella a mi lado me hace pensar que el ataque ha sido cosa de Kier y sus secuaces, que por eso está aquí, para supervisarlo todo y que salga como el vampiro quiere. Por lo poco que conocí a Kier, era un buen estratega y debería ser una de sus técnicas para debilitar el enemigo, hacerle ver que nunca estaba a salvo y que lo sabía todo.
La sola presencia de Carlin ya me ha desestabilizado, me está costando mucho mantener a raya mis emociones y no quemarla de inmediato, que sería lo fácil, lo que mis instintos me están pidiendo que haga. Con el tiempo, y con todo lo que me había sucedido, sabía que si me dejaba llevar, no obtendría información, que ahora mismo me resultaría muy útil, podría obtener una ventaja de todo esto. Además, mi venganza no va a ser tan rápida e indolora, no. Me deleitaría con ella.
—¿Has observado lo suficiente para decírselo a Kier? ¿O te falta algo?
—Veo que sigues con ese carácter, aunque ahora ya no hay esa actitud sumisa de cuando estuviste encerrada, sobre todo en los últimos momentos. Como cambian las cosas, ¿no?
—La situación no es la misma, quizá no deberías ser tú la que tuvieras esa actitud.
—Ni estando a punto de morir, mi actitud varia —me mira, intentando convencerme y no pestañea en ningún momento—. Te lo puedo asegurar. Yo no me rompo.
—¿Segura? Te recuerdo que leí tu diario —de nuevo, justo como cuando se lo dije la primera vez, intenta disimular su reacción, pero a mí no me engaña—. Te rompiste.
—Al igual que tú. Qué sorprendente, ¿no? Ambas estuvimos al borde del abismo y en ese momento algo cambió en nosotras —rebate de inmediato, haciendo que volvamos a estar empatada—. ¿Por qué no llamas a tus protectores?
—Puedo defenderme por mí misma.
—De hecho sí, puedes, pero no sueles hacerlo, ¿por qué no están a tu lado?
—¿Quieres que los llame?
—Intento entenderte, hada de fuego. Pero no lo consigo... Me resultas un misterio.
—Somos dos —admito.
Ella podría haberme atacado si hubiese querido. Ha hecho que supiera que estaba ahí al hablar, si no, podría haberme dado un golpe prácticamente mortal antes de que pudiese reaccionar. No es que me preocupe su bienestar, ni mucho menos, pero es... extraño.
—Te sigo afectando, ¿verdad? —lo da por hecho y no se equivoca— No intentes negarlo, tu reacción ha sido muy obvia para mí. Tu respiración se ha acelerado, aunque la has intentado controlar y podría decirte muchas otras cosas...
—¿Y qué si así lo fuera? —No cambio de tema, lo abordo, si quiere jugar, lo haremos. A mí no me importa mostrarme tal y como soy. La ventaja por el momento la tengo yo al tenerla atada.
—Es una pena.... —niega con la cabeza— Has estado con Godrik, ¿no?
—¿Te importa?
—Ni siquiera intentes ocultarlo, sé que has estado con él. Sé cuáles son sus técnicas de lucha, es la única persona que conozco capaz de quemar a alguien con solo una mirada, y tú lo has hecho sin ningún tipo de esfuerzo. Él te tiene que haber enseñado. —Abre los ojos de repente, como si supiese algo nuevo—. Ya sé dónde has estado durante todo este tiempo, con los Tark —eso parece que le causa algún tipo de emoción, aunque no sabría diferenciar cuál—. ¿Cómo has sido tan inconsciente?
—¿Perdón? —ahora estoy aún más pérdida que antes.
—De volver, ¿cómo no te has quedado ahí? Estar con hadas de tanto poder debe ser... increíble. Además, estabas a salvo. Podrías haber visto cómo el mundo cambiaba y tú seguías ahí, como si nada, impasible. Nunca antes un hada había estado con los Tark si no pasaba a ser parte de ellos.
—Tampoco le dejaste otra opción a Godrik.
—A muchas otras hadas las hubiera dejado a su suerte, no le hubiera importado que hubiesen muerto —lo intenta decir como si nada pero veo el dolor camuflado en sus ojos. Lo basa en lo que le ocurrió a ella, se nota que no lo ha superado.
—¿Hablas por experiencia propia?
—¿No leíste mi diario? —que se ponga a la defensiva me da más información de lo que ella se piensa— Sabes la respuesta. A mí Godrik me dejó a mí suerte, no le importó que muriese... Después de todo yo creí que... Pero me equivoqué, supongo que esa es una de nuestras maldiciones, ¿no? Una que repiten las hadas de fuego; equivocarse y cometer errores que nos joden la vida de una forma u otra.
Por un momento creo que se va a romper, aparta la mirada y se centra en el horizonte, al igual que he hecho yo antes. No obstante, no lo hace, parpadea varias veces y después vuelve a mirarme, como si no hubiese ocurrido nada. Y con esos gestos me doy cuenta de que Carlin tiene una dependencia emocional hacia Godrik. Por eso le afecta tanto hablar de él.
Y tampoco ha superado su pasado, está anclada en él.
—¿Kier está aquí? —intento saber.
—¿Por qué no te quedaste con los Tark? —repite— Hubieras tenido la eternidad.
—Y aquí, si quiero, también —rebato muy convencida y con optimismo.
—Oh, hada de fuego, por mucho que te convenzas de ello eso no ocurrirá. Kier va a ganar esta lucha absurda. Tarde o temprano lo hará, ¿qué son unas décadas para alguien que es inmortal? Nada, es un simple pestañeo.
—¿Lo hablas con conocimiento de causa?
—A mí la inmortalidad me aburre, pero no tengo otra opción.
—Sabes que sí la hay.
—¿Y dejar que Godrik me mate? —ella ríe— Sé que quiere hacerlo, ¿te ha hablado de ello?
—¿Crees que te contaré lo que hablé con él?
—Hay una cosa de Godrik que nunca me gustó, solo mira por él, por sus beneficios —alzo una ceja y eso no le pasa por alto—. También lo piensas, ¿verdad? Que hayas estado tanto tiempo con él no creo que haya sido elección propia... A ti también te la jugó.
—Solo me ayudó en un mal momento.
—Ya... —ella ríe— Jake lo dejó claro, tú no hubieses desaparecido tanto tiempo de forma voluntaria, no hubieras dejado a tu hermana tanto tiempo sola, a no ser que estuvieras muerta. Él creía que lo estabas.
—Qué poca fe en mí tiene mi progenitor.
—Quieres matarlo, ¿verdad? —por enésima vez, Carlin me sorprende con su actitud y sus comentarios, no me los espero— En tu lugar yo también lo querría. Si tienes la oportunidad, y estoy cerca, no te lo voy a impedir, todo lo contrario, te ayudaré.
—¿Por qué?
—Porque merece morir —se limita a decir—. Una persona que asesina a sangre fría a una niña indefensa no merece otra cosa. Además... a su hija. No lo pude entender en su momento y sigo sin hacerlo ahora.
—¿Tú no hubieras hecho lo mismo?
—Yo no asesino a hadas, y menos aún a las que son pequeñas y no han desarrollado su poder. No soy así.
¿He conocido a Carlin de verdad? Lo dudo, esta conversación me está haciendo replantearme la opinión que tenía de ella. Delante de mí ya no solo veo a una vampiresa que está loca, veo también lo rota que está y lo anclada al pasado que sigue. Es cruel, sí, pero creo más que es por las circunstancias que ha tenido que vivir.
—Pero Kier sí... —Mató a su familia para obtener el poder, y si hubiese tenido que asesinar también a niños, lo hubiese hecho.
—¿Qué me quieres decir con eso? Sé lo que Kier hace, soy perfectamente consciente de ello, pero mi opinión no cuenta para nada.
—¿Entonces qué haces a su lado?
—Seguir viva, ¿es poco para ti? Con Kier tengo asegurado eso, la supervivencia. Y si sigo viva, puedo vengarme. Que es lo único por lo que quiero vivir. No me gusta lo que soy, de hecho odio ser una vampiresa. Echo muchísimo de menos mi poder, el fuego —mira el que he creado para que no se pueda mover—. Era parte de mí... Una que noto ahora vacía. Es una herida abierta, no hay día que no quiera usarlo.
Cuanto más hablo con ella más me doy cuenta que entre nosotras no hay tantas diferencias. Ambas cometimos errores por los que pagamos un precio muy alto. Ella perdió su vida mortal y yo a mi hermana. Y no solo eso, la venganza es lo que nos impulsa.
—Que no me digas si Kier está aquí es que sí. —Dirijo la conversación de nuevo a ese foco. No sé por qué pero no me apetece indagar más en ella—. ¿Cuánto tardará en hacer su aparición?
—Aerith —escuchar mi nombre en su boca suena extraño—. ¿Todavía no te has dado cuenta de que he venido aquí sola?
—¿Por qué debería creerte?
—Porque si Kier sabe que en lugar de atacarte he decidido ponerme a hablar contigo me hubiera castigado. Al igual que si me ve ahora mismo, no le gusta la debilidad.
—¿Entonces qué haces aquí? No te entiendo.
—Yo tampoco sé las razones por las que hago las cosas muchas veces —se calla y es como si se hubiese instaurado una tregua entre ambas—. No me voy a disculpar por lo que te hice. Lo disfruté de hecho, muchísimo.
—Se notaba.
—Aunque no te hubiera matado. ¿Herido de gravedad? ¡Por supuesto! Pero ¿matar al hada de fuego? No, no te hubiese hecho lo mismo que me hicieron a mí.
—Me hiciste lo mismo que te hicieron a ti —la contradigo. Estuve encerrada al igual que ella, fui torturada hasta llevarme a los límites y casi me volví loca—. Es más, yo sufrí más que tú.
—¡Tú sigues siendo un hada! —chilla. Y sus ojos rojos vuelven a estar llenos de locura— Y te vinieron a rescatar, todo lo contrario a mí. Mientras que Gael se jugó su vida para salvarte, a mí... a mí me dejó morir. Al igual que tu familia y los lobos, todos fueron a por ti. Y yo... ¿Qué tienes tú que no tengo yo?
Envidia. Tiene envidia de lo que por mí sí hicieron, pero yo no tengo la culpa de nada de eso. Yo no quería que me rescatasen, no cuando lo hicieron. Y lo de Gael tiene razón, es obvio. Sin embargo, me faltaba una parte de la historia, él no me la había contado nunca con claridad, asumía su error.
—¿Crees que no se arrepiente por lo que te hizo?
—¡No lo defiendas! —toda la calma que estaba aparentado al hablar de Gael se esfuma— ¡Me usó! Por él lo perdí todo. ¡Todo! Por eso disfruté tanto al hacerte daño, porque sabía que se lo hacía a él, que es lo que quería. Hacer daño a lo que más le importa...
—¿No sería más fácil matarme? Así seguro que le causas el dolor que quieres.
—¿Quieres morir? —está sorprendida— ¿Eres tan idiota para querer que te mate? —me examina intentando saber la respuesta— No, solo me estás tentando. Además, no mato a hadas, lo he dicho. En realidad, cuando mate a Gael me será igual si después de eso sigo con vida o no.
—No te dejaré hacerlo, ¿eres consciente? No te dejaré que mates a Gael.
—Boba enamorada, ¿crees que no hará lo mismo contigo que conmigo? Por tu mirada sé que no, y quizá tienes razón —concede—. Le importas. Voy a matarlo, Aerith —repite.
—Y yo te lo impediré.
—Si has estado con los Tark has aprendido muchas cosas. Eres más poderosa que antes —quiero negárselo pero no me deja—. Sé que sí, no va a servir de nada que quieras hacerme cambiar de idea... Ahora entiendo muchas cosas —empieza a reírse a carcajada limpia—. ¡Por eso Godrik te salvó! ¿Eres como él?
—No soy una Tark.
—Sabes que no es eso. Eres un hada elemental. Y ahora sabes usar bien los que sean tus otros elementos... Eso lo hace todo mucho más interesante —aprieto más el fuego a su alrededor—. ¿Crees que le diré eso a Kier?
—¿No es lo que hacéis sus secuaces?
—Todavía no has entendido que solo estoy a su lado para seguir viva. No soy una subordinada suya. Sí, me acuesto con él, sí, disfruto muchas veces haciendo lo mismo que él. Pero es lo que he aprendido a hacer, soy una superviviente. Haría cualquier cosa para durar un minuto más que Gael y ver cómo el brillo de su mirada desaparece gracias a mí.
—Entregándome o diciéndole mis nuevos poderes seguirías viva.
—Mi verdadera lealtad sigue siendo hacia las hadas. Aunque ellas me dejasen morir... Sigo siendo un hada, aunque mi cuerpo no lo demuestre.
La rabia y las ganas de hacerle pagar todo lo que me hizo sufrir ha quedado atrás. En su lugar siento pena por ella. Creo que si no tuviese gente a la que le importo a mi alrededor sería igual que ella, rencorosa, obsesiva y hubiera sucumbido a la locura. Ella no tuvo a nadie que le dijera que no estaba yendo por el buen camino, alguien que se preocupase por su bienestar. Nunca trató bien a su familia, eso lo sé por el diario, y ellos tampoco lucharon para que cambiase de opinión. Cuando creyó que tenía a esa persona, en la que vio a un referente paterno, le falló. Godrik no la ayudó. Vio en ella todo lo malo y no se lo remarcó...
Camille no se hubiese rendido conmigo, me lo demostró. Chocamos en muchas ocasiones, pero era porque buscaba lo mejor para mí.
Lo que le faltó a ella, fue una persona que hiciera lo que mi madre hizo por mí.
—En el fondo me caes bien, hada de fuego. —Empiezan a haber gritos de los demás buscándome, deben haber acabado de pelearse por tonterías—. Te reclaman. ¿El lobo sabe que no tiene ninguna posibilidad contigo? Creo que sí. Y si no se da cuenta de lo que hay entre tú y Gael es estúpido. Sin embargo, quizá tiene una oportunidad cuando asesine a Gael, sí, mejor tenlo cerca.
Alzo el vuelo y estoy a punto de alejarme, pero me giro para observarla. Mirarla es verme reflejada en un espejo, si sigo así, me convertiré en Carlin. En alguien tan aferrada al pasado que es incapaz de disfrutar de la vida.
No quiero ser como ella, lo tengo claro. Y una parte de mí, la que siente pena por ella, la cree. No sé por qué, o si me estoy equivocando, pero hago desaparecer el fuego. Quiero confiar en que no dirá nada de mis nuevos poderes.
Porque yo podría convertirme en ella si sigo así.
Muchos besos xx
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