Cap 3- Controlando poderes.

Sky sabía que no podía ir al orfanato así como estaba, con la ropa desgarrada y sangrando. Por lo que se dirigió a casa de Madelyn, la anciana. Cuando llegó estaba a punto de desmayarse, estaba dolorida y el olor a sangre le provocaba nauseas y un fuerte dolor de cabeza. Había estado andando durante quince minutos, pero a ella le habían parecido eternos. La gente la miraba y se apartaba cuando pasaba. Suspiró y entró en la casa sin molestarse en llamar, se sentía fatal y lo único que deseaba era dormir. Avanzó un par de pasos antes de detenerse tambaleándose, de repente se le nublo la vista y cayó al suelo, donde unos brazos la recogieron. Fue vagamente consciente de como la llevaban y la acostaban en una cama. Abrió un poco los ojos y vio como la anciana la miraba con dulzura.

-Maestra- pudo susurrar.

-Duerme- respondió ella cerrándole los ojos- duerme.

Sky no pudo hacer otra cosa que obedecer. Así, poco a poco, se fue metiendo en un sueño con jóvenes malignos, gente muerta y todo congelado. Se despertó con un grito sudando a mares. Se apoyo en la cama jadeando. Notaba como las lágrimas le quemaban la cara y todavía tenía el sueño muy presente. Poco a poco se fue calmando y empezó a notar más cosas, estaba en una habitación vacía excepto por la cama en la que se encontraba. Las paredes eran de metal, de un color gris oscuro, y solo había una pequeña ventana. Pero lo que más la sorprendió fue las vendas, su cuerpo estaba completamente vendado, incluyendo las manos y todo el torso y el abdomen, también tenía una que le cubría la cabeza. Iba a volver a cerrar los ojos cuando se abrió la puerta. Se incorporó sobresaltada. Un chico de unos trece años entró para dejar una bandeja de comida en el suelo. Sky se levantó a gran velocidad y empezó a comer con ansia. El chico retrocedió un poco, seguramente incómodo ante esa falta de modales.

-La señora te espera en el salón cuando comas- dijo con un fuerte acento.

El chico se retiró a un lado y esperó a que Sky terminase de comer. Cuando esta terminó y se levantó, el chaval habló con su fuerte acento.

-Sígueme.

Sky siguió al chico a través de una serie de laberintos. La chica estaba confundida, ¿de veras estaba en casa de la maestra? Nunca había ido por allí. El chico llegó a un camino sin salida y accionó un botón oculto. De repente, la pared se abrió dejando un hueco sospechosamente parecido a un ascensor.

-Entra- indicó.

Sky obedeció. Nada más entrar, el ascensor se cerró y de repente empezó a bajar. La velocidad de la reacción ocasionó un grito ahogado por parte de Sky, pero al ver que el chico sonreía ampliamente, acabó por relajarse y disfrutar de la caída.

El ascensor poco a poco fue bajando su velocidad hasta quedarse completamente quieto.
El chico que la acompañaba salió y al ver que la joven no la seguía. Se giró extrañado.
-¡Vamos!- la apremió. Sky se dio cuenta por primera vez de que seguía en el ascensor y se apresuró a seguirlo.

El joven la guió por unas extrañas galerías, hasta llegar a una puerta de color cobre, el chico alzó la mano para llamar, antes de que pudiese hacer nada, la puerta se abrió sorprendiendo a la chica.

-Sky-dijo Madelyn, la cual era quien había abierto la puerta.

-Maestra- exclamó la joven y se fue a refugiar a los brazos de la anciana, al sentir su calor, Sky no pudo evitarlo y al fin liberó toda la tensión que había guardado desde que descubrió su secreto, los sollozos se hicieron presencia y la lágrimas cayeron por sus ojos azules.

-Calma- susurró mientras le acariciaba la espalda- ya todo ha pasado.

Sky se separó de la anciana y la miró con los ojos enrojecidos debido al llanto.

-Yo... no entiendo nada.

-Lo sé, ven, siéntate y te lo explicaré.

Madelyn entró en la habitación y Sky la siguió.

-Ya puedes irte Enzo- el chico que la había acompañado asintió ante las palabras de la maestra y se retiró.

Ambas mujeres se sentaron en un sofá, una enfrente de la otra, con una mesita entre ellas.

-Bien, ¿por dónde puedo empezar?- dijo la anciana para sí misma- sé que tienes muchas preguntas- dijo esta vez para que lo oyese la chica- sin embargo, las responderé todas a su debido tiempo, por ahora solo puedo decir que ha aparecido un enemigo, uno que, aunque ahora no sea nada, el odio y la venganza lo llevaran por el camino equivocado.

Sky no se sorprendió de que su maestra supiese que había pasado, de hecho, creía que ya nada podría sorprenderla.

-Es hora de que aprendas a controlar tus poderes- terminó, haciendo que los ojos de la joven se abriesen con incredulidad.

-¿Cómo?

-Es cierto que siempre te he dicho que no los uses pero...- alzó la mirada con determinación- es la única manera, la única manera que tienes de sobrevivir.

Sky agachó la cabeza, tenía razón, había ganado contra Leo porque no hubo armas de por medio, si hubiese habido quizás las cosas hubieran sido diferentes para el otro.

-Está bien- dijo bajito pero con valor. Madelyn asintió.

-Sígueme- la llevó por unos pasillos parecidos a los que había pasado con Enzo. Tras dar unas cuantas vueltas llegaron a una amplia sala.

-¿Qué es esto?- preguntó asombrada la joven. Parecía un dojo y en el centro del mismo había una especie de ring, y muy cerca de él había un saco de boxeo. Además, en una de las paredes de la sala había una increíble colección de armas: cuchillos, espadas, hachas...

-Esto es la sala de entrenamiento.

-¿Entrenaré aquí?

-Sí- respondió con simpleza Madelyn, provocando un gruñido por parte de Sky.

La chica se acercó un poco más y observó todo con detenimiento.

-¿Y qué se supone que entrenaré?

-Tu físico y habilidad con armas.

-¿Armas?- preguntó sorprendida.

-Claro, siempre vienen bien.

Sky dudó, pero terminó aceptando. La anciana continuó.

-Y obviamente tus poderes de hielo- se quedó un momento pensativa- no me gusta llamarlos así, habría que buscarles un nombre, que te parece, Ice Make.

La joven tuvo que admitir qué era un buen nombre, por lo que asintió.

-Me parece bien, por cierto, ¿cuándo empezaré?

-Mañana mismo, toma, aquí tienes tu horario- dijo entregándome una hoja y, antes de darla tiempo a responder se marchó.

Sky suspiró y miró la hoja, tenía la sensación de que los próximos días iban a ser muy duros.


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