#5 [La Casa de los protectores]
Lo único que hice después de lograr escapar fue correr como loca por toda la escuela y más allá, ya que me había equivocado gravemente al confiar en Vera luego de tantos años, pues la muy sin vergüenza seguía siendo la misma bruja de siempre y ahora no tuve otra alternativa más que salir despavorida de ahí debido al inminente peligro que estaba viviendo si continuaba junto a ellas porque era muy probable que más pronto de lo que creía ellas dos se enterarían de mi grandioso poder como la Elegida por Anubis.
Finalmente logré cruzar todo Bluebellein en un santiamén mientras corría por todo el bosque estando completamente desesperada, temerosa y con los pies llenos de heridas por culpa de mis incómodos zapatos, no obstante, nada de eso importaba más que huir, pues si me atrapaban como pensaba sería una completa desgracia para el mundo entero debido a que tanto la falsa Harriet Denby como Vera habían reconocido mi extraño don después del incidente con Roberth y lo usarían para su propio beneficio hacia el mal, así que, desde ahora cada reliquia, recuerdo, joya, pasaje secreto y piezas antiguas pertenecientes a los Frobisher Smythe dependían únicamente de mi para que no cayeran en sus sucias manos teñidas por la sangre de inocentes.
No supe cómo fue que lo logré, pero, al final llegué sin ayuda a la calle principal que daba hacia la ciudad capital mientras huía de ellas, sin embargo, Vera y la falsa Harriet Denby fueron mucho más rápidas e inteligentes que yo y lograron atraparme cuando menos lo esperé, pues ahora estaban completamente furiosas por mi escapatoria repentina y por lo tanto decidieron lastimarme aún más luego de creerme la santa heroína frente a ellas dos.
A partir de ahora, aquellos demonios terrenales pretendían esclavizarme de verdad tras denominarse como mis nuevas "jefas", por lo tanto, el odio hacia ellas empezó a consumirme el alma aunque a la bruja de Caroline aún no la conociera del todo, pero, como era evidente ambas mujeres me tomaron fuertemente del cabello apenas me lograron localizar entre la niebla a altas horas de la noche, pues mientras me arrastraban sin piedad hacia la ahora traumatizante Casa de Anubis sentía como el alma se me escapaba del pecho y en general todo mi cuerpo no respondía después de sufrir esas espantosas humillaciones.
—¡Bu! ¡Ja! ¿Enserio creíste que podrías escapar así de fácil de nosotras, eh, Nina?, vamos, ¡claro que no!, y mira, ¡ni para eso sabes pensar bien las cosas aunque hubieras caído al abismo hace años! ¡ishh! ¡eres una rata escurridiza! —dijo Vera con una expresión de dicha, placer y ego, pues el haberme capturado de nuevo hacía que destruir la casa fuera más fácil.
—¡Eso es! ¡No vas a volver a escaparte de nosotras! ¡de eso yo me encargo personalmente! —afirmó de la nada la loca de Caroline luego de tomarme del brazo cuando iba a cruzar el límite hacia la ciudad, pues tal como dijo, ambas mujeres lograron encontrarme fácilmente.
—¡No!, señoras, ¡Tengan piedad!, por lo que más quieran, ¡déjenme ir o si no les juro que solo seré un estorbo para ustedes!, de verdad, ¡no querrán ni verme luego de conocerme mejor tal como Víctor hace años!, sí, ¡lo mejor es que me permitan ser libre porque soy un pesado dolor de cabeza! —exclamé tras encontrarme desesperada mientras me llevaban arrastrada por todo el maldito bosque, pues mis palabras les eran completamente inválidas al quererme solo para atraer el poder de la casa.
—¡Vaya, vaya, Nina Martin! ¡no lo esperaba de tu parte pero veo que de verdad resultaste ser un poquito inteligente!, sí, en definitiva, ¡no eres la indefensa niñita que todos creíamos! ¡en qué buena farsa te has convertido luego de que tus incípedos amiguitos te vieran como a un extraño ídolo! —aseguró Vera estando igual de complacida por haberme atrapado, pues de la misma manera me tomó de los brazos para llevarme con ellas no sin antes revisar toda mi ropa y bolso ante cualquier otro posible intento de escape.
—Vera, ¡Por favor libérame! ¡Tú me conoces bien! ¡fuiste como una madre para todos nosotros durante el corto tiempo que cubriste a Trudy en casa! ¿o es que a caso ya saben quién soy yo en realidad? —pregunté estando aterrada de miedo y nervios ante la evidente respuesta mientras lloraba de miedo como una niña pequeña en la entrada de la Casa de Anubis.
—¡Ashh!, sí, ¡Ya lo sabemos, mocosa!, créeme, no tienes que seguir ocultándolo, ¡Tú eres una de las siete acólitas de Víctor en su absurda sociedad secreta y la actual Osarian protectora! ¿cierto? —dijo Vera con una sonrisa de oreja a oreja tras creer esa mentira sobre mi.
—¡No!, no es solo eso, ¡También tienes sangre FSM porque eres una más de las descendientes directas de Roberth aunque aún no sepa cómo diablos es eso posible si solo habían cinco personas en la antigua fotografía, ¡uff!, niña, responde, ¿Eres prima de Willow Jenks, Alfie Lewis, Jerome Clark, Patricia Williamson o la incípeda de Joy Mercer? —dijo Caroline mientras que veía fijamente a los ojos en señal de codicia y duda.
—¿Ah? ¿Sangre FSM? ¿Enserio todavía hay descendientes vivos de ese viejo asqueroso y son mis pobres amigos? ¡Ay no! ¡imposible!
—¡Ashh!, sí, ¡Yo vi tu nombre y el de algunos de tus amiguitos en el sótano hace tan solo unos meses!, es más, ¡estaban grabados en unas anticuadas monedas llenas de polvo que Víctor resguardaba con demasiado cuidado y vigilancia! —aseguró Vera con una clara mirada de maldad, pues creía que ese era el gran secreto que tenía al mi rostro decolorarse de un tono color blanco al momento en que hablaron sobre ese tema.
En ese precioso momento sentí como el aliento y la sangre volvían a mi cuerpo en seguida a pesar de aún no saber lo que significaba ser una de las descendientes de Roberth FSM o tener su supuesta sangre, pues lamentablemente solo Víctor y los chicos de Sibuna sabían de mi místico poder como la Elegida y temía que Vera y la falsa Harriet Denby me torturaran hasta el final de mis días al momento de saberlo todo por ser parte de su presunta propiedad debido a que solo me usarían como un maldito imán hacia cada artefacto oculto en la Casa de Anubis, no obstante, gracias al cielo no fue como creí y pude liberar de mi mente ese horrible miedo que me mataba.
Por desgracia, ahora ese lugar era una completa tortura para mi, pues luego de ser en donde mis más bellos recuerdos como estudiante y Elegida se habían forjado, hoy en día era una completa pesadilla y un infierno constante, pues tanto Vera como Harriet me hicieron ser su esclava personal y desde que intenté escapar en aquella ocasión solo recibía golpes, gritos, humillaciones y amenazas a diario si hacía algo mal mientras les servía en contra de mi voluntad porque ahora me tenían monitoreada las veinticuatro horas del día con ayuda de unas modernas cámaras de seguridad como Víctor lo hizo con nosotros años atrás cuando iniciamos el primer año y el Señor Millington intervino para quitarlas, más por ende, ya no había nadie que pudiera defenderme o velar por mi.
Era impresionante lo que podía hacer conmigo misma sin darme cuenta, pues luego de sufrir en carne propia la esclavitud y el sufrimiento noté poco a poco como mis heridas al principio eran grandes y dolorosas, sin embargo, conforme pasó el tiempo éstas sanaban muchísimo más rápido de lo normal, lo cual, me ponía los pelos de punta, pues desde el extraño incidente con Roberth mi vida cambió por completo partir de las súbitas y misteriosas lágrimas de oro que lloré luego de que me llamara "Eloisa" y me confesara parte de una verdad de su pasado que al menos yo desconocía totalmente.
En definitiva y a favor de mi muy mala suerte, no solo las heridas sanadas eran motivo para preocuparme, pues al principio creí que era una simple casualidad al tener las defensas muy altas, no obstante, algo peor sucedió conmigo misma, ya que la antigua güillotina de la chimenea aún estaba activa al Víctor jamás darse cuenta de que la había colocado por estar poseído por la diosa Ammut, y una tarde sin querer la activé al notar la entrada al cuarto secreto, lo cual, en definitiva me hirió de gravedad, pero, para mi muy desagradable sorpresa mi brazo se regeneró de nuevo tal cual y una reptiliana como decía Alfie, por eso me asusté aún más de lo que podía estar en aquel segundo infierno.
Gracias a Dios todo mi calvario acabó de raíz una noche en particular cuando estaba desesperada y adolorida por una de sus tantas palizas que Caroline y Vera me dieron solo por no ponerle suficiente sal a la comida tal como querían, lo cual, terminó en que a causa de esa horrenda reprimenda me fuera a refugiar en el viejo ático para medio sobrevivir, ya que ese era el único recuerdo feliz asociado con la Casa de Anubis que podía recordar, no obstante, en ese momento instintivamente abrí mi relicario luego de tantos años en silencio y me llevé una inesperada sorpresa al recurrir a él como en el pasado.
Nunca imaginé que algo así pudiera sucederme en esas circunstancias, sin embargo, esta vez la suerte estaba de mi lado, pues luego de unos cuantos minutos un evento sobrenatural sucedió frente a mis ojos al las paredes de ese lugar brillar intensamente mientras formaban un peculiar mensaje con tinta color dorada tal como con la Máscara de Anubis hace años que decía:
"Si quieres recuperar a quien su cuervo vio volar sigue a la gran estrella con forma de ojo..."
Desde luego me quedé atónita por ese fantasmagórico mensaje y supuse que se trataba de Víctor, pues Él era la persona del cuervo en el acertijo debido a su mascota Courvier, por lo que, con absoluta adrenalina, fuerza y voluntad estuve decidida a tomar el riesgo tras escabullirme nuevamente entre los mohosos túneles hasta la legendaria biblioteca Frobisher con ayuda del amuleto Ibis que aún poseía, por eso, logré escapar mediante ese lugar como deseaba.
La cuestión difícil para mi ahora era mantenerme en silencio durante ese súbito escape por debajo de la casa, ya que esas dos dementes estaban vigilándome a cada momento del día como si fuera su perro fiel, por eso, tuve que salir de manera inteligente para evitar cualquier sospecha al respecto, ya que, aunque tenía muchísimo miedo, náuseas y escalofríos debía proteger a mis amigos Sibuna, ex maestros, conocidos, al mundo y por increíble que sonara, también a todo el gigantesco universo de cualquier tipo de peligro aunque eso involucrara mi evidente sufrimiento al estar sola.
Luego de unos cuantos minutos de astusia y absoluta adrenalina pude escapar de la Casa de Anubis como planeé de improviso gracias a los túneles, sin embargo, aún estaba aterrada de miedo por ser descubierta nuevamente tratando de escapar de ahí, pues las consecuencias podrían ser muy graves para mi posterior de las múltiples advertencias de Vera y Denby que involucraban dolor y lágrimas.
Gracias a Dios pude salir por medio de la hermosa y renovada biblioteca Frobisher como en el pasado con mis amigos sibuna tras evadir las alarmas que aún permanecían activas ahí dentro, pues ese templo debía ser protegido y, como Trudy o Jasper ya no estaban para vigilarla los nuevos sistemas de seguridad eran algo difíciles de desbloquear, no obstante, para lograr huir tuve que enterrar el collar del Ibis a diez pasos de la Casa de Anubis para que nadie más lo volviera a encontrar debido a que era extremadamente peligroso que éste cayera en manos equivocadas tal como años atrás con Vera y Víctor.
Luego de cometer ese gran disparate debido a mi evidente estado de estrés y terror desmedido de que me descubrieran ahí afuera pude notar como después de enterrar el Ibis con muchísimo esfuerzo justo en el cielo, encima de mi había una bellísima estrella bastante luminosa en forma de ojo con el centro color rojo muy similar a mi relicario tal como dijo el acertijo a modo de guía gracias a la casa, por lo que, con valentía y esperanza decidí volver a arriesgarme con tal de recuperar mi libertad y a la Casa de Anubis.
Ya no tenía otra alternativa, debía seguir el enorme resplandor hasta lograr llegar a donde Dios quisiera a pesar de no tener ni idea de lo que estaba haciendo por culpa de la desesperación y la agonía que consumían mi alma, sin embargo, aquella guía fantasmagórica fue exitosa y la extraña supernova con forma llamativa me llevó hacia la carretera principal de manera misteriosa mientras la luna aclaraba el camino poco a poco para que no me perdiera en medio de la oscuridad, así que, desde ese momento ya me encontraba un poco más tranquila al no sentir más los escalofriantes pasos de Vera y Denby sobre mis espaldas.
Y sí, al final pude liberarme de quienes me mantenían bajo tantos maltratos, amenazas e intentos de asesinato como tanto le rogué a Dios después de casi cinco largos meses de esclavitud injusta y, cuando la última estela de aquella supernova brilló, vi como estaba ubicada en el centro de la ciudad en Liverpool justo encima de un moderno edificio color mostaza, por lo que, con algo de debilidad y nervios recorrí cada piso hasta encontrar a Víctor, una persona a la que anhelaba volver a ver con toda el alma, misteriosamente.
—¡Uff! ¡Este es el último piso y si no es aquí me moriré de verdad!, bueno Nina, ¡aquí vamos de nuevo! ¡DIOS!, enserio no me abandones ahora, pero cualquier cosa que suceda ahora es muchísimo mejor que estar encerrada y torturada por las locas de Caroline o Vera, ¡ánimo! —dije para mí misma mientras estaba realmente agotada luego de tanto correr durante horas, ya que me encontraba mojada, sudada y sucia a causa de la lluvia así como por los extremos lugares por los cuales tuve que cruzar esa noche sin tener ninguna visibilidad en mi turbio e incierto camino.
En ese instante, al estar totalmente desganada y sin fuerzas suficientes como para soportar nuevos desafíos extremos, pude tocar a la última puerta de la construcción que logré descifrar al azar por medio de la súpernova aunque me encontrara casi a punto de llorar sin control o desmayarme a causa del horrible dolor físico y angustia emocional, pues ese era el apartamento número treinta y siete de aquel edificio pero ya no tenía ánimo, voluntad, e inclusive aliento como para continuar subiendo más semejante torre.
—Assh! ¿Quién carajos estará tocando la puerta a estas altas horas de la noche? ¡Ah, claro!, escuche, ¡nosotros no damos limosnas!
—¡Ehhh! —exclamé con la respiración entre cortada, las piernas en un temblor y los pies ampollados luego de subir aquel inmueble.
—¡Mierda!, solo váyase sin hacer ruido o comenzar a armar alguna clase de escándalo por culpa del alcohol o las malditas drogas si no quiere que llame a la policía y a los dueños del edificio porque lo que pretente hacer aquí está prohibido!, qué vergüenza, eh. —dijeron a través de la puerta con un tono de voz muy familiar el cual me causó escalofríos de pies a cabeza.
—¡Ay no! ¡AHHH! —grité sin pensar al hallarme desesperada y sin ganas de continuar viviendo, pues después de no ser recibida por Víctor Jr como tanto anhelaba, comenzé a ver todo borroso a mi alrededor mientras mis manos temblaban y los pies no me respondían, por lo tanto, tuve que acudir al baradal más cercano al estar sola en plena noche, ya que creía haber llegado muy tarde para salvarlos a todos de las tinieblas.
—¿QUÉ? ¡Esa chillante voz! ¡Yo la conozco de algún lugar!, sí, ¡Ohhhh! ¡Dios! ¡Lo sabía! ¡mi memoria aún no falla del todo! —exclamó la Señora Andrews estando muy asustada y preocupada a la vez mientras abría la puerta con cautela junto a un arma, pues a pesar de tener miedo, ella logró recordarme a pesar de tantos años sin vernos.
Gracias a Dios la Señora Andrews dudó exponencialmente sobre la presencia de un descarada vagabunda introducida en vicios callejeros justo al otro lado de su puerta a esas horas de la noche, por eso, decidió arriesgarse a abrirla sigilosamente mientras se encontraba algo nerviosa por lo que vería o tendría que soportar, pues esa ciudad era muy peligrosa durante la madrugada al cada vez haber más jóvenes y adultos desempleados que caían en la delincuencia o grupos armados.
—¿Pero qué? ¿Nina Martin? ¡Padre Santo! ¡Sí eres tú! ¡Yo conocía esa voz porque fui tu profesora en el pasado!, pero, ¿cómo es posible que llegaras tú solita hasta aquí a esta hora? ¿de dónde vienes? —preguntó la Señora Andrews con una expresión de sorpresa, pánico y y voz entrecortada, ya que la pobre mujer estaba en shock tras verme tan de mal de salud, por eso, decidió brindarme nuevamente apoyo, confianza y calor entre sus brazos debido al horrible frío que hacía afuera.
—¡AHHH! ¡Dios! ¡Ayúdeme, por favor!, solo le pido eso y ya, nada más, ¡Ohhhh! —exclamé estando completamente insostenible mientras que por desgracia lloraba un centenar de lágrimas de oro frente a la Señora Andrews, no obstante, perdí el conocimiento justo en ese incómodo momento en media escalera.
—¿Nina Martin? ¡Ohhhh! ¿Cómo es que supiste sobre nuestra ubicación actual, ehm señorita?, no, ¡Por Dios!, a ver, ¿Qué clase de locura es esta! ¿Y eso son lo creo que son? ¡imposible! ¡no puedo creerlo! —preguntó el Señor Sweet con una mueca de impacto y el rostro pálido tras encontrarse igual de alterado y confundido al verme de frente en ese momento mientras lloraba a mares lágrimas de oro fuera de la Casa de Anubis y en estado obvio de graves maltratos físicos.
...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top